jueves, 1 de abril de 2010

The Pacific

A poco que tengáis ojos, habréis visto por ahí anuncios de la serie The Pacific: “la serie del año”. Vas en metro y zas, cartel de The Pacific. Vas por la calle y zas, valla publicitaria de The Pacific. Lees el periódico y zas, página de The Pacific. Yo un día abrí un yogur de pera y zas, me salió un negro cantando la sintonía de The Pacific. Y todo así. Bueno, pues el día que se estrenó The Pacific, a mí se me pasó. Y eso que la emite la cadena en la que trabajo (CANAL +), o sea que es para matarme, pero es que se me fue la pinza porque ponían Pelotas en TVE1, y yo soy un fan de Pelotas (me encanta cómo suena esto: soy un fan de pelotas), y encima también la emiten sin publicidad, así que ahí me quedé y se me olvidó The Pacific (por cierto, el otro día le pude contar a María Botto mi devoción por Pelotas y se puso muy contenta y me dio un achuchón).
Y me dije a mí mismo: “hijo, Jose, mira que no verla”. Así que utilicé mis influencias para conseguir no sólo el primer capítulo de The Pacific, sino también el segundo. Mis influencias consisten en un vídeo VHS que graba lo que yo programo y del que se ríen mucho mis amigos Alejandro y María porque parece ser que la fantástica tecnología VHS se anticuó hace unas décadas. El caso es que por fin los vi, porque viendo dos episodios se juzgan mejor las cosas que viendo sólo uno.
Momento explicación: The Pacific es una serie de 10 capítulos producida por Steven Spielberg y Tom Hanks para la HBO. El Rey Midas de Hollywood y el actor que entregó el otro día el Oscar a la mejor película con el discurso más breve de la historia del cine, siguen la línea de megaproducciones bélicas que ya inauguraron con Hermanos de sangre, que se está reemitiendo también en el mismo canal. The Pacific es la serie más cara de la historia, con 190 millones de dólares de presupuesto (unos 220.000 euros el minuto!!!). Para que os hagáis una idea, es algo más del presupuesto del que tuvo en los 90 Taller mecánico, de Mariano Ozores, Antonio Ozores y Leticia Sabater. En España, The Pacific se está estrenando un día después que en EE.UU. con lo que se evita que a la gente le ente el mono y se las descargue, y así se pueden seguir bajando películas españolas.
Una escena de "The Pacific". Si montan este chocho para hacerse una foto, imaginaos para rodar 10 capítulos.
La verdad es que The Pacific parece una película, con la ventaja de que al no ser cine, todavía no les ha dado por el 3D y la puedo ver sin gafotas. Por cierto, si te pones las gafotas que te dieron en Avatar y te miras al espejo, te ves un cristal negro y otro no. Si miras a tu novia con gafotas y tú también, pasa lo mismo. Pero si miras a tu novia con gafotas y tú no, ahí ya ves los dos cristales iguales. Y si me miras a mí  con las gafotas, parezco Jerry Lewis en El profesor chiflado. A mí eso de verme en el espejo con un cristal de cada color me gusta, porque me siento un poco más cerca de David Bowie.
Como The Pacific es una superproducción y en ella lo cuentan todo de una manera extensa, trabajadísima y visual y narrativamente más que elaborada, pues yo os voy a resumir la historia llanamente, para que la entendáis mejor, porque sé que todos los que leéis esto sois muy campechanos, como el Rey.
  • Pues a ver: en 1942 Estados Unidos entra en guerra porque Japón le estaba tocado un poco la huevada. Antes, con lo de Pearl Harbor, ya andaban un poco así. Pearl Harbor fue el primer ataque que EEUU sufrió en su propio territorio, y por suerte Ridley Scott estaba allí ese día y lo grabó todo. Digo “por suerte” porque si llega a estar su hermano Tony no hubiéramos visto nada de lo que se le mueve la cámara al hombre.
  • Entonces un soldado bueno va y dice que se alista en los marines. El soldado se llama Vacilón. No, espera, no puede ser. Rebobino. Que sí, que se llama Vacilón. Lo busco en la web de la serie: es Basilone. Bueno, pues casi. Todo en la serie tiene un poco de tufillo patriota, pero qué queréis, son Spielberg y Hanks, y además son americanos y son los años 40, y sí me creo que en esa época se respirara ese patriotismo. Yo es que el único día que fui un poco patriota fue el del gol de Fernando Torres a Alemania. Mi verdadera patria son vuestros corazones, y mi única bandera vuestros gallumbos y braguicas, de lo que os quiero.
Éste es el Sargento Vacilón.
  • Luego hay una cena en Navidad en la que las familias les dicen a sus soldados lo orgullosas que están de ellos porque se van a matar japoneses. Y se despiden y tal. Y también hay un chico más delgado y pálido que yo, y que lo pasa mal porque el médico le declara inútil para ir a la guerra y todos se ponen muy tristes. Yo, que de joven veía menos que Stevie Wonder en un pozo, intenté que me declararan inútil para la mili (eran aquellos tiempos), pero el médico militar me dijo que veía bien, que volviera si acaso cuando estrenaran Avatar. Tuve que escapar de la mili por otras vías. Mi amigo Sigfredo, que me solía dictar lo que ponía en la pizarra de clase, sí que se libró por miope. Claro, que a nuestro amigo común y gran actor Emilio Gavira, que es enano, el tribunal que le talló le preguntó que qué alegaba. Qué raros son los militares.
  • Bueno, a lo que íbamos: el caso es que los soldados americanos se van en barco a la isla de Guadalcanal a luchar contra los japos (ellos les llaman así), pero no saben bien cuál es su misión en realidad. Dan un poco de pena. Entonces un señor muy enfadado les arenga y les dice que si ven algún japo que lo destripen y se lo coman crudo con un poco de wasabi. Bueno, lo del wasabi me lo he inventado yo, que en cuanto oigo la palabra “japo” pienso en el sushi y sus secuaces.
  • Hostias, la primera escena bélica está rodada de maravilla. La segunda también. Y la tercera. Bueno, no sigo, porque supongo que esto va a pasar con todas. En esta serie hay más pasta que en las cuentas ocultas de Luis Roldán. A los soldados les han lavado un poco el cerebro y les han pintado a los japos como unos tipos amarillos con cuernos y rabo que han envenenado todo lo que los americanos puedan comer o beber en la isla. Y lo único que hay de cierto de todo esto es lo del rabo, digo yo.
  • Van todos por la isla entre la maleza muy sigilosos porque debe de haber muchos mosquitos. Y lo pasan mal, porque piensan que los japos pueden salir por cualquier sitio, y eso que aún no habían visto las películas de Vietnam, porque claro, esto es la Segunda Guerra Mundial y Vietnam todavía no había sido. El caso es que como dice Murphy, todo lo que puede suceder sucederá, y los japos terminan apareciendo. Y en ese momento la serie se convierte en un videojuego en el que los japos, todo hay que decirlo, son un poco torpes. Parece una partida del Invaders (el antiguo) pero con chinicos. Y también hay momentos moraleja, con soldados buenos que acaban matando a sangre fría y ponen cara de tener dudas existenciales.
El caso es que la serie vuelve a conseguir que te sientas dentro de una guerra, como ya hicieron Spielberg y Hanks hace mucho en Salvar al soldado Ryan. Y nos va a seguir contando toda la historia del Pacífico hasta llegar a los 10 episodios, que por eso se llama así. Pero yo no, porque si os la cuento entera igual no la veis y porque además me aburro. ¿Algún defecto? Claro. Por ejemplo, que te hacen sentir tan dentro de la guerra que a lo mejor no te apetece porque tenías otros planes más tranquis. Y que las tramas “humanas” que te van sacando del campo de batalla son un poquito infantiloides. Pero yo os la recomiendo: es la serie más cara de la Historia y seguramente una de las mejor hechas. ¿Que prefiero Frasier? Pues claro, pero es como comparar a Messi con churras y merinas. O algo así.

No se me ocurren temas para debatir en los comentarios… no sé… por ejemplo: ¿habéis estado alguna vez en una guerra antigua? ¿chilláis al tiempo que disparáis metralla? ¿habéis visto alguna vez a un hombre adulto desnudo?