viernes, 28 de noviembre de 2008

Julián Muñoz y el cénit de la telebasura

La verdad es que el título de este post me ha quedado muy parecido a los de los libros de Harry Potter. Pero no tiene nada que ver. Os cuento.
Hace unos años (bastantes), Jesús Quintero realizaba en TVE un magnífico programa que se llamaba Cuerda de presos. En él, entrevistaba a presidiarios, hasta ese momento anónimos, que le contaban sin ningún pudor y con toda naturalidad cómo delinquieron, robaron o mataron, argumentando con cierta y delirante lógica sus razones y sus idearios. El loco de la colina simplemente les escuchaba y fumaba.
Hace unas semanas que Telecinco parece haber intentado recuperar esa buena idea, pero llevándosela a su inseparable terreno de la telebasura. Y ha decidido hacer un show a costa de pagar y llevar al plató a los delincuentes más mediáticos y a sus putas madres (digo esto de manera casi literal, porque a Telecinco ha ido desde la mujer del agresor y ya veremos si asesino de Jesús Neira, hasta la madre de El Solitario). Dos de esos delincuentes que ya han sido invitados se llaman Luis Roldán y Julián Muñoz, y da miedo pensar en quiénes serán los siguientes. Eso sí, tranquiliza saber que la Justicia anda detrás de la cuentas y los pagos en el tortuoso camino que va desde Telecinco a la productora privada, al testaferro y al delincuente en cuestión. Yo confío en que no puedan cobrar estas entrevistas, pero tengo mis dudas. Aunque lo ideal sería que Telecinco no las pagara ni las programara, y mejor aún, que a la gente no le interesaran lo más mínimo (la de Roldán hizo una audiencia bastante baja).
El caso es que rompo este último deseo y me pongo el viernes por la noche frente al televisor, con mi vasito de zarzaparrilla y una bolsa de panchitos, dispuesto a tragarme entera la entrevista a Julián Muñoz para después comentaros y preguntaros lo que nos parece.
Pero no va a poder ser. Porque no he entendido nada.
No sé si estoy viendo un programa del corazón o de política, si el interés está en la Pantoja o en el caso Malaya, no entiendo por qué modera a medias Jorge Javier Vázquez desde Madrid, ni entiendo qué tipo de periodismo pretende estar ejerciendo Jordi González desde Málaga (el juez no ha dejado viajar a Julián Muñoz a Madrid, supongo que por miedo a que recalificara y construyera una urbanización ilegal en el aeropuerto).
Tampoco sé por qué los presentadores le tratan como si fuera un miembro de la familia real, ni por qué le dan tantas veces las gracias al delincuente, ni por qué prácticamente babean. No entiendo por qué Julián Muñoz se pone tan tremendo para hablar de la cárcel o de su hermana fallecida, si es que actúa fatal, hay un momento patético en el que simula una lagrimita, saca una flor blanca y Jordi González le entrega un retrato de su hermana (de su hermana de Julián, no de Jordi) y se quedan los dos muy tristes. No entiendo por qué dice que en la cárcel se ha encontrado a sí mismo, coño, pues anda que ha tardado. No entiendo por qué Jordi González tiene las orejas así. No entiendo que Isabel Pantoja le guste a un hombre. Estas dos últimas cosas no vienen a cuento.
Y como no entiendo nada, pues apago la tele bastante pronto: no acabo de ver la entrevista, no me quedo al debate en el que oigo a lo lejos decir no sé qué muy enfadado a José Calabuig (que fue jefe mío hace unos 15 años, antes de rendirse al star-system). Me termino la zarzaparrilla y me como los panchitos. Y me acuesto pensando en la telebasura, y el cénit que con estos programas parece haber alcanzado Telecinco. También me entra la duda sobre si habré utilizado bien la palabra “cenit”: la busco en rae.com y sí, está bien.

Lo peor de estos especiales es que Telecinco ha quitado El Comisario. Mierda.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

48 horas en Marrakech (o en su Festival de Cine)

Festival de Cine de Marrakech. Noviembre de 2008. Durante 10 días, los marrakechíes (o como se diga) han disfrutado del mejor cine americano, británico, europeo y africano. Han homenajeado a Sigourney Weaver, Barry Levinson y Michelle Yeoh. Han recibido la visita de Agustí de Villaronga, Joaquim de Almeida, Daniel Burman y Anna Galiena. Y me han invitado con un selecto equipo de mi cadena de televisión a pasar 48 horas inolvidables. En las que parece que no da tiempo a casi nada, pero no os creais. Nos dio tiempo a hacer bastantes cosas.
Pantalla gigante en la Plaza de "Llama-a-la-Fnac"
  • Horas 1 a 3. Durante el vuelo leo que la discoteca Pachá Valencia sortea unos implantes mamarios entre sus clientes. Me palpo los senos y decido acudir a Pachá Marrakech, por si acaso.
  • Horas 4 y 5. Entre las personas que venimos a entrevistar se encuentran Anna Galiena y Daniel Burman. Nos comunican por teléfono que Anna Galiena no ha llegado a aparecer por el Festival y que Daniel Burman se ha marchado del mismo esta mañana. Seguramente no les entrevistemos.
  • Hora 6. Cogemos un taxi hasta la Plaza Jama el Fena, pero yo no lo sé pronunciar y le digo al taxista que me lleve a la “Plaza llama a la FNAC”. Me entiende.
  • Horas 7 y 8. Cenamos en una terraza preciosa donde no nos sirven alcohol porque se ve la Mezquita. Les digo que no importa, que me quito las gafas y así no la veo, pero ni por ésas. Me saca de la cena Tony Aguilar al teléfono (cosa que ya me ha hecho en San Sebastián y en Valencia). Tony no perdona mi intervención de los jueves en radio, y yo se lo agradezco, aunque cuando vuelvo a la mesa ya no encuentro mi cuscús con pollo. La verdad es que durante el rato que estuve en la mesa encontré el cuscús, pero no el pollo.
  • Horas  9 y 10. Acudimos a un cóctel en el Hotel Sofitel, al que hay que ir vestido de fiesta pero al que nos presentamos vestidos de indigentes. Aún así, nos dejan pasar. Hay tanto glamour que no sabemos si estamos en Marrakech o en Cannes. Y si esto es un cóctel, nosotros debemos de ser las gambas. Nos regalan un boli y una vela que parece un vaso de leche (con leche). Qué pedo más tonto.
  • Horas 11 a 18. Duermo plácidamente.
  • Hora 19. Acudimos a nuestra cita con la directora del Festival, que se llama Melita Toscan du Plantier, unos apellidos que cuando acabe de escribir este post ya se me habrán olvidado. El nombre no, porque es igual que el de la cafetera. Durante la entrevista que le hace Cristina Teva, nuestro sonidista Javi decide agredirla (a la cafetera) con la pértiga que sujeta el micrófono. A ella no le sienta del todo bien, y yo en parte la entiendo.
  • Hora 20. Acudimos a nuestra cita con Joaquim de Almeida. A primera vista, me da la impresión de que no tiene cejas. Cristina, que es la que le ha entrevistado y ha estado más cerca que yo, dice que sí que tiene pero que muy finas, como las de un bebé. Yo me acerco todo lo que puedo y creo que lo que pasa aquí es que Almeida no tiene cejas. Pero no me hagáis mucho caso. Joaquim me dice que se alegra de que le haya entrevistado Cristina en mi lugar, porque ella es guapa y yo no. No era necesaria tanta sinceridad. Me preocupo nuevamente por mi aspecto y me replanteo lo de pasarme por Pachá.
  • Hora 21. Acudimos a nuestra cita con Agustí de Villaronga, que es miembro del jurado. Es muy amable, pero para mi gusto se mostró demasiado sorprendido de que yo fuera el director del programa.
  • Hora 22. Acudimos a nuestra cita con Michelle Yeoh, que es una señora de Malaisia muy guapa que ha hecho películas como Tigre y dragón o Memorias de una Geisha. Nada que alegar.
Michelle Yeoh, en la alfombra roja del Festival
  • Horas 23 y 24. Comemos en un hotel que es medio palacio o un palacio que es medio hotel. Todo muy rico.
  • Hora 25. Preparamos en una sala del hotel nuestro encuentro con Barry Levinson. Para adecentar la estancia, entre nuestro director de fotografía Eduardo y nuestra productora Cristina (con ayuda del resto) descuajeringan una mesa y un biombo. Los dejamos todo como estaba, pero al momento entra un empleado del hotel, toca el biombo y éste se desmorona accidentalmente.
  • Hora 26. Aparece Barry Levinson. Contra todo pronóstico, acude a la cita vestido de chándal. Y durante la entrevista que le hizo Cristina, yo diría que el hombre estaba empalmado (os lo juro). No puedo culparle por ello, pero creo que ya venía así de serie. Como yo no veo muy bien, no me jugaría demasiado dinero, pero le hice una foto y mis compañeros están conmigo, o casi. No cuelgo la foto por respeto a Rainman.
  • Horas 27 a 30. Grabamos unas presentaciones para el programa en un cibercafé y nos plantamos en la alfombra roja del Festival. Ahí es donde por primera vez tomamos conciencia de que esto es un Festival para el pueblo de Marrakech. Hasta ahora, entre fiestas y entrevistas, no se diferenciaba mucho de un Cannes o de un certamen hecho por y para occidentales.
  • Horas 31 a 33. Nos vamos a cenar a un sitio superchulo. El taxista que contratamos para que nos lleve se enfada mucho porque no tenemos reserva en el restaurante. No entendemos el rebote, pero llega a tal punto que al final se niega a llevarnos. Joder, como para pedirle que te lleve al cine sin haber sacado la entrada.
  • Horas 34 a 42. Duermo plácidamente.
  • Horas 43 a 44. Desayunamos. Conocemos a una señora marroquí que tiene una asociación en defensa de la mujer de la que me vais a permitir que hable en otro post. Conocemos a un señor que trabaja en el Hotel y que te sirve té gratis si te sientas un rato con él. Todos probamos su té discretamente, menos Javi, que se toma cerca de 8 vasos.
  • Horas 45 a 48. En el avión de vuelta, el susodicho Javi lee Gomorra, de Roberto Saviano. Simultáneamente, yo leo en la prensa que la propia Camorra está vendiendo en los quioscos de Italia copias pirata de la película homónima de Mateo Garrone. Que es como si Pedro Jota Ramírez vendiera con El Mundo copias de su famoso vídeo con la señorita Exuperancia. Vivir para ver.

En mi caso, para ver poco, porque he perdido mis gafas en Marrakech. El que las encuentre y se las pruebe se va a quedar perplejo. No importa, ya me he comprado otras que son ideales de la muerte.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Un inciso, un homenaje

Recomendación musical: leer este post escuchando la canción de los Rolling Stones “It’s only rock’n'roll (but I like it).

El post de hoy es sólo un breve inciso y un pequeño homenaje, no pretende provocar comentarios (aunque los acepta) y tal vez peque de ser un poquito personal. Pero es que vuelvo de viaje y me entero de que esta semana ha fallecido Guy Peellaert, artista gráfico.
Taxi driver, Diamond dogs, It's only rock'n'roll
Seguramente su nombre no os diga gran cosa (tampoco a mí hasta hace relativamente poco, lo confieso), pero no sucederá lo mismo con su obra. Resulta que este tío, diseñador, dibujante y fotógrafo, fue el autor de carteles de películas como Taxi driver (Martin Scorsese), París, Texas (Wim Wenders) o Short Cuts (Robert Altman); de portadas de discos como It’s only rock’n'roll (Rolling Stones), Diamond Dogs (David Bowie) o Pour nos vies martiennes (Étienne Daho); y creador de figuras del comic más pop y desconocido por estos lares como Pravda o Jodelle (dos personajes en la línea de Barbarella).
Y con permiso de mi magnífico blog vecino Mil maneras de matar al DJ, estas líneas pretenden ser un humilde  homenaje cinéfilo-musical a Guy Peellaert. En parte porque la foto que ilustra este post pertenece al salón de mi casa. En alguna de sus paredes y en algunos de sus estantes conviven con Teresa y conmigo algunos de los diseños de Guy Peellaert. Eternamente gracias y descansa en paz.
P.D.1: Querido Fermín Zabalegui: tu blog también me tiene enganchado, y tranquilo: yo mismo me acuso de ser fan de Leslie Nielsen.

P.D.2: En unas horas os cuento las miles de chorradas que me han sucedido durante una breve estancia de tres días en el Festival de Cine de Marrakech.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Cosas que hoy estarían prohibidas (y en los 80 no). Part 2

En el post anterior, hablábamos de algunas manifestaciones culturales de los años 60, 70 y 80, mayormente canciones, que en su momento no armaron ningún revuelo, pero que da la impresión de que hoy estarían prohibidas o perseguidas. La tesis es: en ciertas facetas de las libertades vamos hacia atrás. Habíamos hablado de pederastia, malos tratos infantiles, homosexualidad encubierta y machismo. Habíamos hablado de Almodóvar, de Teletubbies, de Epi y Blas… por cierto, mi amigo Rául me sopla que por lo visto el famoso monstruo de las galletas ahora come verduras, para evitar que salgan niños obesos. ¿Veis? A esas cosas me refiero. Hay que joderse.
Vamos con algunos temas más:
TEMA PELIAGUDO 5: MALOS TRATOS O VIOLENCIA DE GÉNERO
Estoy convencido de que en este tema las autoridades serían más intransigentes aún que con los que planteábamos el otro día. Sencillamente, porque este gravísimo problema lo tenemos en España ahora mismo, y que se sepa, no hay una epidemia de pederastia ni nada parecido. Una de las canciones más famosas y celebradas de Loquillo (una canción orgásmica, que diría mi amigo José Luis) se llama La mataré. Hoy habría tenido serios problemas para su difusión, opino. Trata de una mujer tan insensible que acaba desquiciando a Loquillo, que al final acaba diciendo que quiere matarla. Nunca supe si lo hizo. En cualquier caso, yo no se lo tendría muy en cuenta: en otras composiciones asegura que los gatos de su callejón maullan a gritos una canción, y que tiene una amiga (Linda) que se come la carne de los muertos. En fin, allá va una apología de la violencia de género versión Loquillo: LOQUILLO: LA MATARÉ (1987)
Pero esto no es nada. El siguiente sketch de Martes y Trece fue uno de los más celebrados de su especial de fin de año de 1991 (aquí me puede estar bailando la fecha, pido disculpas si es así). El gag presentaba a la doctora Elena Ochoa hablando con una mujer maltratada. La frase principal del gag fue recitada durante mucho tiempo por las calles con ese tonillo que utilizaba Millán: “mi marido me peggga”. Y nos moríamos de risa. No nos reíamos de las mujeres maltratadas, por supuesto que no. Nos reíamos de la gracia que tenían Millán y Josema, que fueron los más grandes durante cerca de 5 años. Como tampoco nos reíamos de Encarna Sánchez: nos reíamos del absurdo tema de las empanadillas. Porque así era el humor de Martes y Trece. Quien de verdad piense que este sketch se podría emitir hoy en TVE, vive en otro mundo. Y por favor, que me diga en cuál, porque yo también quiero vivir allí.
TEMAS PELIAGUDOS 6, 7, 8, y 9: OBÚS (UN CASO APARTE)
En 1984 el grupo de heavy metal Obús sacaba un disco que se llamó “El que más“. Si lo hubiera sacado hoy, sus miembros estarían directamente en la cárcel. En él hacían apología de la cocaína, el alcohol, la delincuencia, el machismo y algunas cosas más. Una joya de disco, que cada vez que escucho no puedo evitar acompañar con una permanente sonrisa y varias carcajadas. Igual que me pasaba en 1984. Vamos con él:
  1. “La raya”. Sí: el título se refiere a la raya de cocaína, no creáis que lo disimulan lo más mínimo. La canción cuenta que las rayas molan mucho en general (los barrotes de una prisión, las rayas de la carretera), pero que concretamente “te olvides de mí, no me cuentes batallas, que te olvides de mí cuando pillo una raya… yo me la paso por la punta de la nariz”. Blanco y en botella… coca. OBÚS: LA RAYA (1984)
  2. “Vamos muy bien”. Fue el himno de las cogorzas de los 80: “calimocho, whisky, birra, pipermín… vamos muy bien, borrachos como cubas, ¿y qué? aún nos mantenemos en pie, y ya no pararemos… hasta no poder ver”. Hoy las asociaciones de padres de niños perjudicados por el botellón pondrían el grito en el cielo y el tema llegaría al Parlamento. Pero en los 80 cantábamos esto con un pedo de órdago, al día siguiente te levantabas con resasca y no pasaba nada. O sea, igual que sucede hoy, sólo que sin un grupo de rock al que emular (aquí emular = bajarse sus canciones del emule). OBÚS: VAMOS MUY BIEN (1984)
  3. “El que más”. Es la historia de un mangui. Obús lo elogia, y dice de él que es “el que más… levantando un coche, pasándote costo, tirando de un bolso, burlando a la poli…” . Hoy la canción sería denunciada por incitar a la juventud a la delincuencia. Digo yo. OBÚS: EL QUE MÁS (1984)
  4. “Da igual”. Siempre me imagino a los chicos de Obús descojonádose mientras componían esta canción. El cantante nos confiesa que está tan salido que le daría igual tirarse a una tía fea porque, total, va a ser un minuto. “No me importa si es un callo, qué mas da … da igual, sólo un minuto será”. No quiero pensar en la reacción que tendrían las feministas de hoy, o las políticas y políticos en el poder y en la oposición, en defensa de la dignidad de la mujer. En los 80 no pasó nada. Y lo siento, pero yo me parto cada vez que oigo esta canción, igual que mi cuñado Julio. Y que mi novia, no os creaís que de esto sólo nos reímos los tíos. Allá va: OBÚS: DA IGUAL (1984)
Yo, siendo muy joven, me compré este disco de Obús. Y os aseguro que en los años siguientes no me emborraché miles de veces, ni me dediqué a tomar drogas, ni robé coches, ni recurrí al sexo con gente que no me atrayera. Maldita sea, releo esta última frase y compruebo que sí que hice tres de estas cuatro cosas. Bueno, no importa, en cualquier caso no creo que las hiciera por culpa de (o gracias a) Obús.

Pero es que tampoco he incrustado a mis sobrinos en la pared, ni me gustan los niños (sexualmente, digo), ni quiero matar a mis ex-novias (no conozco a las de Loquillo), y el otro día planché yo en casa (fatal, eso sí). No sé… ¿no creéis de verdad que en estas cosas de las prohibiciones vamos un poco hacia atrás?

lunes, 17 de noviembre de 2008

Cosas que hoy estarían prohibidas (y en los 80 no) Part I

Hace unas semanas, después de ver con mis mejores amigos un concierto de Queen & Paul Rodgers, que luego ni fue de Queen ni de Paul Rodgers ni de nada, me quedé debatiendo con Manolo y Susana sobre un asunto inquietante: si ahora se difundiera por televisión la cultura que se difundía en los años 80, seguramente asisitiríamos a una reinvención de la censura más impopular. Unos opinábamos que eso estaba mal. Otros, que tal vez eso vendría bien. Unos, que las autoridades tienen que proteger a la gente que tiene poca cabeza. Otros, que debe haber libertad y que cada uno elija si tomársela o no.
En fin: yo creo que desde los años 80 hasta ahora ha habido un retroceso bestial de las libertades en defensa de una supuesta moral. Creo que hoy, directamente, Las Vulpes no habrían podido armar el revuelo que armaron cuando cantaron“Me gusta ser una zorra”. Creo que directamente no les habrían dado esa oportunidad. Creo que Almodóvar lo habría tenido muy crudo para que Alaska orinara sobre Eva Siva, o para estrenar Laberinto de pasiones. Creo que muchos grupos de la movida hoy no podrían haber actuado (al menos tan tranquilos como entonces). Y de haberlo hecho, creo que la opinión pública se habría lanzado sobre ellos, y que Gobierno y Oposición habrían debatido sobre leyes de protección cultural al menor, al mayor, a la chica y a la grande. Y tres de dúplex.
Un disco de Almodóvar y MacNamara que igual hoy no vería la luz (si Almodóvar fuera ahora el que era en 1982)
Me explico: creo que hay canciones y programas de TV que en los 80 (y antes de los 80) no estuvieron prohibidas y que hoy sí lo estarían. Os pongo unos ejemplos y los divido por temas.
(NOTA: este post requiere algo de paciencia: contiene 2 vídeos y 9 temas musicales. Pero los temas son sólo fragmentos de 30 a 45 segundos, no desesperéis. Por eso lo he dividido en dos días, que luego mi hermana Silvia me dice que escribo posts muy largos.)
TEMA PELIAGUDO 1: LA PEDERASTIA
En los primeros años 60, Antonio Molina, el único hombre capaz de intentar hacernos creer que un minero machote puede bajar a la mina cantando: “mi mare queda resando por el hijo que se va…”  y “compañero, dale al marro pa cantar mientras garbillo” (¿qué será un marro? ¿qué será garbillar?), nos cantaba la siguiente canción: ANTONIO MOLINA: MI NIÑO CHIQUITO (AÑOS 60). Qué fuerte. Yo no dejaría que mis niños se acercaran a él ni de coña. ¿A que hoy estaría directamente en la cárcel por ser un pederasta grande? Bueno, pues entonces no pasó nada, se consideró una canción inocente, lo que en realidad es. Pero yo creo que en 2008 las asociaciones de defensa al menor no se la pasan. No en vano, mi amigo Enrique y yo poníamos este tema en un programa de radio que teníamos hace años cada vez que hablábamos de Michael Jackson.
TEMA PELIAGUDO 2: LOS MALOS TRATOS INFANTILES
En los primeros años 80, la década en la que me quiero centrar en estos dos posts, Pedro Almodóvar y Fabio MacNamara, medio travestidos, cantaban Quiero ser mamá. La canción era una coña de principio a fin. Decía cosas del niño que querían tener tales como “le vestiré de mujer, le enseñaré a criticar, le enseñaré a vivir de la prostitución”…. Y lo que es peor: “le llamáré Lucifer, le incrustaré en la pared”. En esa época, nadie llamó a su hijo Lucifer (no constan partidas de nacimiento con ese nombre de gente que hoy tenga 25 años), ni murió ningún niño travestido y emparedado. Pero me cuesta creer que en 2008, la Iglesia, cierta prensa y muchos políticos (de ambos bandos) no arremetieran contra esta canción humorística. Creo que conseguirían que se retirara del mercado, si es que llega a él. ALMODÓVAR Y MCNAMARA: VOY A SER MAMÁ (1983)
TEMA PELIAGUDO 3: HOMOSEXUALIDAD ENCUBIERTA PARA CREAR NIÑOS GAYS
Yo, dada mi respetable edad, pertenezco a esa generación que aprendió a contar con el Conde Draco, lo que es cerca y lejos con Coco, lo que es arrriba y abajo con Triqui, el monstruo de las galletas, y lo que es la amistad, con Epi y Blas. Digo la amistad, no la homosexualidad. Vale: Epi y Blas eran dos tipos que vivían juntos (y digo dos tipos porque no sé si eran niños, señores o adolescentes… ¿qué edad exacta tendrían Epi y Blas?). Aparentemente no tenían padres. Dormían en la misma habitación, con sus camitas con la “E” y la “B” (de Ernie/Epi y Barnie/Blas). Compartían baño. Y a mí jamás se me ocurrió pensar que fueran gays, aunque ciertamente Epi tenía un poco de ramalazo. Pero el año pasado, en Gran Bretaña, prohibieron (o lo intentaron) una colección de vídeos de Epi y Blas porque eran julandrones y podrían enseñar a los niños valores inapropiados. Qué manía con que es malo que los niños convivan con gays. En mis tiempos, en cambio, no importó lo más mínimo. Hala, que todos los niños de los 70 fueran maricones perdidos. En fin.
Pero esta psicosis con Epi y Blas que no se dio en los 70 pero sí en 2007, también se dio en pleno siglo XXI con los Teletubbies, mis amados Teletubbies. Como ya os conté hace unos días y no os voy a repetir, Tinky Winky, el Teletubbie morado del bolso, fue acusado de ser gay. Tremendo. De todos modos, en uno de los comentarios a ese post, Maik! me envió este vídeo en el que se demuestra que Tinky Winky un poco homosexual sí que es. Maik!, te confieso que no puedo dejar de ver este vídeo ni de partirme de risa con él. Demostraste al mundo que Tinky Winky es gay. Pero aún falta por demostrar por qué, aunque lo fuera, hay que ocultárselo a los niños.
TEMA PELIAGUDO 4: EL MACHISMO (LA PRUEBA DEFINITIVA)
La prueba definitiva de esta psicosis que hay hoy en día y que no hubo en los 70 y 80 me la dan los Payasos de la Tele. En 1974, Fofó cantaba una de esas canciones/himnos que escribían los Aragón: LOS DÍAS DE LA SEMANA, VERSIÓN FOFÓ (1974). Ya nos sabemos la historia: una niña nunca puede jugar porque cada día le sale una tarea distinta: planchar, lavar, cocinar, tender… El domingo no jugaba porque tenía que rezar, que ya es mala pata. Pues bien, todos los niños y niñas cantábamos la canción y nadie reparaba en si era machista o no. Que lo era, ojo, pero también era sólo una canción infantil, leñe. Más machista es eso de “Al pasar la barca me dijo el barquero: las niñas bonitas no pagan dinero”, o sea, que si eres fea pagas 5 euros. ¿Pensáis que la canción de los payasos habría provocado protestas hoy en día? No hubo opción. Miliki sacó una versión en 1999 y decía así: LOS DÍAS DE LA SEMANA, VERSIÓN MILIKI (1999). Hala. Ahora el que plancha es el marido y así me quito de líos. Yo creo que Miliki es la demostración pura de mi teoría.
Como queda mucha tela que cortar y esto se me empieza a ir de las manos, os emplazo a la segunda parte de este post: la violencia de género, el alcohol, las drogas y el alucinante caso de Obús. Os espero.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Qué se recomienda ir a ver al cine (y que no) II

De vez en cuando se me va la olla y en vez de hablar de cine, que es para lo que se supone que nació este blog, me pongo a hablar de cortos, de Teletubbies, de coches y de sexo con animales (bueno, a esto último todavía no me he lanzado). Por eso he pensado que de vez en cuando es bueno recapitular y repasar la cartelera, para saber lo que se puede ver y lo que no. O mejor dicho, y tal y como me corrigió mi amigo Juan Jesús en la recapitulación de hace un mes, “QUÉ PELÍCULAS SE RECOMIENDA IR A VER Y QUÉ PELÍCULAS NO”. Ahí vamos.
SE RECOMIENDA IR A VER:
  • GOMORRA. La película que ganó el Gran Premio del Jurado en Cannes, un retrato de la Mafia siciliana actual que dirige Matteo Garrone (que dirige la película, no la Mafia). Con lo de “actual” queremos decir que los capos no visten como Marlon Brando, sino más bien como Jesús Gil y GIl. El autor del libro en el que se basa la película, Roberto Saviano, está amenazado de muerte (por la Mafia).
  • LA BUENA NUEVA. Película española con Unax Ugalde y Bárbara Goenaga. Unax Ugalde tiene un gran éxito entre el público femenino. Bárbara tiene un gran éxito entre yo. Esto creo que está mal dicho. Es la historia de un joven párroco en el año 1936 que intenta dar una sepultura digna a los asesinados de su pueblo. Los que piensen que no hay que remover las heridas de la Guerra Civil abriendo fosas comunes, que vean esta película y que luego me cuenten.
"La buena nueva". ¿Reconoces al facha de la derecha? ¡Sí! ¡Es Loquillo!

  • EL CUERNO DE LA ABUNDANCIA. El reencuentro en el cine de los tres protagonistas de Fresa y chocolate: Jorge Perugorría, Vladimir Cruz y Mirtha Ibarra. Todo un pueblo enfrentado entre sí por una inesperada herencia. Muy agradable de ver.
  • BELLA. Es una película de estas independientes y pequeñitas que te dejan un recuerdo dependiente y grande. Va a ser el típico fenómeno con poca promoción pero que funciona mejor por el boca a boca. O por el boca a oído, eso del “boca a boca” nunca lo he terminado de entender. La dirige un chico mexicano que se llama Alejandro Gómez Monteverde.
  • RED DE MENTIRAS. La última de Ridley Scott está un poco peor que American gangster pero mejor que Un buen año y mucho mejor que Gladiator. Decía Antonio Gasset (qué grande) que cuantas más películas veía de Ridley Scott, más se convencía de que Alien y Blade Runner las había dirigido un primo suyo. Yo creo que con estas dos últimas, Ridley se redime un poco. Eso sí, Russell Crowe está más pelmazo que Leonardo DiCaprio, como es de esperar.
  • LOS AÑOS DESNUDOS. La pobre ha ido fatal en taquilla, porque claro, como va del destape, sale Mar Flores, la ha producido ella, es de los directores de Perdona bonita pero Lucas me quería a mí… pue claro, echa para atrás. Y todo esto es comprensible, yo también me llevé una sorpresa, pero… ¡la película está bien!
  • SÓLO QUIERO CAMINAR. La nueva de Agustín Díaz Yanes está en el límite. Hoy la he puesto en las de “se recomienda ir a ver”, pero igual mañana la hubiera puesto en las de “se recomienda no ir a ver”. Según te pille el día, porque tiene cosas buenas y cosas malas. Elena Anaya es una de las buenas. Siempre.
SE RECOMIENDA NO IR A VER:
  • DISASTER MOVIE. Tiene un problema: sólo se la puedo recomendar a los amantes de las “spoof movies”  (léase “pelis de parodias”). Pero como ese género que inauguraron El jovencito Frankenstein, Top secret o Aterriza como puedas (de las que me declaro fan) ha degenerado en Scary Movie, Epic Movie o Date Movie, pues no ya se las puedo recomendar ni a los amantes de las “spoof movies”. Así que nada, que vaya a verla quien quiera y ya está.
  • EL GURÚ DEL BUEN ROLLO. A ver: para aguantarla te tiene que hacer gracia Mike Myers. Una vez conseguido este requisito, tienes que ser capaz de soportar una película con el  tema del hockey como telón de fondo. Si también cumples este requisito, igual hasta aprecias las interpretaciones de Jessicca Alba y Justin Timberlake. Y lo que te echen.
  • HERMANOS POR PELOTAS. Pues aquí pasa algo parecido. John C. Reilly es un actorazo que últimamente anda venido a menos, y que comparte cartel con Will Ferrell, otro de los supuestos genios de la comedia made in USA. Pero si no te hacen gracia no importa: en España la han doblado Florentino Fernández y Santiago Segura. ¡Festival del humor!
  • MISIÓN EN MOCLAND: UNA AVENTURA SUPERESPACIAL. Es para niños, o sea que tampoco vamos a decir que es mala por la temática, que es una misión en el espacio y ya está. Pero es de animación, y de animación española. Y ya sabéis que todavía estamos a años luz (qué ingenioso juego de palabras) de otras animaciones. Pero igual los niños se la tragan, no sé, como yo no tengo casi…
  • QUE PAREZCA UN ACCIDENTE. Que es lo que parece la película, la verdad. Carmen Maura y Federico Luppi se salvan, pero es que a estos dos les metes en un musical sobre la Pasionaria dirigido por Urdaci y con guión de Jiménez Losantos, y salen airosos. Pero como dice mi amigo Javier Ocaña en El País, la película parece que no tiene guión, o que Gerardo Herrero ha intentado arreglar un desaguisado inarreglable. Ah, es una comedia negra con pasiones, sicarios, intentos de crímenes y celos de por medio.
Y poco más. Eso sí: ya sabéis que vuestra obligación es hacerme caso, pero muy poco. O casi mejor, ninguno. Y que algunas de las películas que he citado no las he visto todavía, pero me guío por las recomendaciones absolutamente fiables de cierta gente que trabaja conmigo o muy cerca de mí.
P.D.1: Felicidades a María y Alejandro, y especialmente a Guillermo por nacer. María es la persona gracias a la que hago este blog. Alejandro es una de las que más me alientan a seguir con él. Y Guillermo es un niño guapísimo (y finísimo) que les ha salido estupendamente. Enhorabuena.

P.D.2. Otra de las personas que más me animan con esto, y que también se llama María, ha interrumpido la escritura de este post para contarme una cosa que me ha tenido diez minutos descojonándome por teléfono. Así que he terminado de escribirlo de mucho mejor rollito. Gracias, Mary.

martes, 11 de noviembre de 2008

Cortometrajes (¡me aburro!)

Este fin de semana he estado en Alcalá de Henares, una localidad madrileña tan bonita tan bonita y tan famosa tan famosa que los madrileños no vamos nunca a verla. Allí se celebra Alcine, que es el Festival de cortometrajes que organiza Alcalá desde hace 38 años.
Vaya por delante que a mí me gustan los cortometrajes. Algunos me parecen con diferencia lo mejor de la filmografía de algunos directores, como El columpio, El secdleto de la tlompeta, Esposados, El último golpe o El secreto mejor guardado. Pero lo malo de los cortos es que la mayoría de ellos son caca. Porque claro, hacer un corto bueno es difícil, pero hacer uno malo ya no lo es tanto (y esto no es una perogrullada: hacer una película, buena o mala, siempre es difícil).
Bueno, el caso es que me planto en Alcalá para ver 6 cortometrajes. Esto supone un 20% de los que se presentaron al  certamen nacional, y un 10% de los que participan en la totalidad de concursos. O sea, una muestra considerable.
"Esto no es un western", el cortometraje de Sergio Catá.
Primero veo un corto que se llama ¡Nena!, que firma Lluís Segura. Lo protagonizan dos niños que, jugando, reflejan todos los comportamientos de una pareja tradicional. Quedaros con el nombre del corto, o si preferís me lo quedo yo y ya os aviso, porque podría estar nominado a los Goya (el corto, no yo). Tiene humor, ternura, imaginación… y una música que me puso un poco nervioso, pero esto es muy habitual en los cortos.
Luego pasaron uno documental que se llama One Goal. Se podía haber llamado Un gol, pero se llamaba One goal. El material del corto es perfecto para llegar al público: un equipo de fútbol de mutilados de Sierra Leona que juegan con muletas y que le darían sin problemas una paliza a mi equipo de fútbol-sala (este no es un gran dato: si tú, seas quien seas, montas un equipo con tus padres y tus abuelos, estén vivos o no, también ganarías a mi equipo de fútbol-sala). El caso es que el director se debió de emocionar con la cámara y grabó todo lo que pudo, lo cual es normal, pero luego nadie le dijo: “no montes todo lo que has grabado, y mucho menos en el mismo orden en el que lo has grabado, o la gente se aburrirá”. Jesús, qué rollo. One goal ha ganado este fin de semana en Tenerife el premio del público del Festival MiradasDoc, lo que quiere decir dos cosas: a) que para gustos se hicieron los colores, y b) que como en Canarias es una hora menos, igual el corto se les hizo una hora menos largo que a mí, y por eso lo votaron.
Los siguientes tres cortos me hicieron sacar una conclusión: CUÁNTO DAÑO HA HECHO JAIME ROSALES A LOS FUTUROS (O NO) CINEASTAS. A Jaime Rosales le salieron muy bien los silencios de Las horas del día y La soledad, pero porque Jaime Rosales es un genio. Y el experimento de Tiro en la cabeza, consistente en que no oigamos a los protagonistas, seguro que está muy bien, pero yo soy de los que no lo entendieron. El caso es que Natacha y El encuentro son dos cortos del subgénero éste de “los silencios”. El primero me cuenta cómo una chica del Este es traída a España para ejercer la prostitución. La historia no me dice nada nuevo. Y los protagonistas directamente no me dicen nada porque no hablan. El encuentro no lo entendí. Es un corto en el que tampoco hablan, pero creí captar que a una chica en un instituto se le muere un familiar o algo así, porque un amigo le deja un boli y da golpecitos en el baño. Ya sé, esta sinopsis es absurda, pero es lo que entendí yo. El tercero, Tres en playa, está grabado como Tiro en la cabeza, de lejos, no se oye nada, sólo el ruido del mar, y es otra historia absurda en la orilla de una playa que por lo menos se acaba pronto. Amigos, para ser como Jaime Rosales hay que ser Jaime Rosales.
Otra cosa fue Esto no es un western, un corto de Sergio Catá con fotografía de Ignacio Giménez-Rico y dibujos de Jorge Artajo. Como los tres son amigos míos, igual pensáis que estoy mediatizado, pero qué va: el público del Teatro Cervantes se rió, aplaudió, interrumpió con carcajadas, etc. Y eso que no es un corto de humor (aunque lo tiene, y mucho), es un duelo entre el bien y el mal, la cobardía y la casualidad, la sinrazón y la lógica. Qué cosas tan espesas digo a veces. Sergio ha hecho cortos cojonudos como Adiós, amor y El hombre que volaba un poquito, y ha escrito El viaje de Said, que ganó un Goya. Yo no sé por qué Sergio no hace largos, seguro que en los suyos los actores hablarían y dirían cosas inteligentísimas y graciosísimas.

Bueno, el caso es que si de 6 cortos españoles sólo me gustaron 2, de los 31 que participan me deberían gustar sólo 10 coma 3 con periodo. Y eso para un festival es muy poco. Pero da igual: como me gustan tanto los cortos, el año que viene le pediré a Enrique Catá o a Laura Olaizola que me vuelvan a llevar a Alcalá. Aunque, como a Homer, a veces me apetezca gritar en la sala: “¡Me aburrooooo!”

viernes, 7 de noviembre de 2008

En Valencia, con Olga Kurylenko… y un tal James Bond

Os pongo en situación: me han invitado a pasar 3 días a Valencia para acudir al preestreno en España de la nueva película de James Bond, 007, Quantum of solace (ver información en Menstyle), para hacer unas entrevistas al director y a los protagonistas, para cubrir la alfombra roja de la noche, y para beber unas copas. Conmigo, a 3 compañeros del programa de televisión, con los que lo he pasado pirata, y a una barbaridad de compañeros de otros medios de prensa. En nuestro mundo, esto se llama “junket”, gran “junket”. Y como el conjunto de estos tres días ha resultado ser una experiencia muy agradable, pues voy a soltar una ristra de agradecimientos que se va a cagar la perra. Eso sí, os voy a ir explicando quiénes son los aludidos, para que no os sintáis como cuando tu novia se pone a hablar con Isabel y Ana de sus antiguos compañeros de la facultad y tú no conoces a nadie. Esto es un ejemplo totalmente ficticio, no hay ningún tipo de reproche en él.
El Palau de las Arts de Valencia, la noche del preestreno de "Quantum of solace"


  • Gracias a Mandy, Juan, Toni y Elvis, de SONY Pictures, por invitarnos al evento. A Elvis no le conocía, pero desde ahora nunca olvidaré su nombre. Cada vez que aparecía en escena, me ponía a cantar All shook up y a mover el brazo y la pelvis, lo cual me amenizó bastante las jornadas de trabajo.
  • Gracias a Daniel Craig por no echarme durante la entrevista con él. Me explico: justo antes que yo le entrevistó Pilar Rubio, de Sé lo que hicisteis. Previamente, nos avisaron a todos los periodistas de que no le pidiéramos autógrafos, saludos, fotos, etc (esto es habitual que lo hagan). Pero Pilar le regaló un CD de Camela para el coche, lo que puede tener su gracia o no, y en ese momento los agentes de Daniel dieron por terminada su entrevista. Ella, ofuscadilla, se excusaba luego con que nadie le dijo que no le pudiera dar un regalo. Y Mandy, que es una santa, la tranquilizaba. Bueno, a mí nadie me dijo que no le diera patadas en los huevos, pero como no le podía pedir autógrafos intuí que lo otro tampoco. El montaje que luego emitió La Sexta era eso, un montaje: las preguntas de Pilar Rubio en un contraplano de Daniel Craig estaban falseadas posteriormente. Esto lo cuento para veais que Sé lo que hicisteis, maestro (y muy buen maestro, ojo) en destacar los errores y las vergüenzas ajenas, tampoco es infalible ni está libre de meter la pata en sus reportajes. Bueno, pues eso, como al final yo no le di patadas ni nada, a mí no me echaron del set.
  • Gracias a Olga Kurylenko por existir. Madre mía, pero qué chica más guapa. Gracias por mirarme a los ojos durante la entrevista y clavar en mis pupilas tus dos océanos azules en forma de mirada cristalina, plena de sensualidad y belleza, oh. Más que nada, por lo difícil que resulta clavar cualquier cosa en mis pupilas, que siempre jugaron al despiste. Simpatiquísima, esta Olga. Al principio de la entrevista me debió de ver tan ensimismado (no recuerdo ahora si babeé una pizca) que me dijo que si prefería que me hiciera ella las preguntas a mí. Por mí como si me cantas una copla en ucraniano, Olga Kurylenko, que más me da. Pedazo de chica Bond.
  • Gracias a Fernando Guillén Cuervo por darme las gracias por hacerle una entrevista en la que hablamos de su personaje. ¿Pero de qué diablos hablaría con los demás? Fernando borda su breve papel de malo malote en Quantum of solace, y está encantado con la experiencia, no va nada de “sí, estoy en una de James Bond, y qué”. Me cayó muy bien.
  • Gracias a Roberto Alcaraz, de Cadena Dial, por explicarme al día siguiente qué hacía Rafi Camino en la alfombra roja. Es que por la noche pasaron por ella Christian Gálvez y Almudena Cid, Tony Cantó, los Melokos (que no sé quiénes son), Amaia Salamanca, Cristina Piaget, Paloma Lago, Antonia Dell’atte, Fernando Guillén, Gemma Cuervo, Patricia Montero… y Rafi Camino. Y a mí se me había olvidado ya que existía Rafi Camino. A la mañana siguiente me lo explicó Roberto: “es que antes Rafi Camino también tenía licencia para matar”, y me hizo mucha gracia (me lo explicó a las 8:30 de la mañana, cuando me llamaron Javier Cárdenas y su equipo para que les hiciera una crónica en Atrévete, programa que acaba de ganar el Premio Ondas. Mira, lo de despertarme a las 8:30 no se lo agradezco tanto… pero ellos saben que otras muchas cosas sí).
  • Gracias a Tony Aguilar de 40 principales (con Tony también estuve hablando de 007 en su programa Internight la noche del miércoles), por soplarnos todos los invitados que iban a pasar por la alfombra roja. Es que Tony fue el maestro de ceremonias del evento en Valencia. Y nosotros teníamos que saber los famosos que venían para que Cristina Teva, la presentadora del programa que hacemos en el Plus, supiera a qué atenerse en sus entrevistas. Aunque da igual, esta chica siempre sabe a qué atenerse. Luego, en la fiesta posterior al estreno, no me encontré con Tony. Claro, él debía de estar en la “Zona VIP” y nosotros en la “Zona Vips”. Pero bueno, ya nos tomaremos algún día esas copas que nos debemos.
  • Gracias a Cristina Iglesias e Ignacio Giménez Rico por acompañarme estos tres días y hacer que en vez de dedicarme a trabajar me haya dedicado a pasar el día descojonándome. Todavía lloro de risa cuando recuerdo al taxista mexicano, Ignacio. Esto es muy largo para contarlo aquí.
  • Gracias a los que leéis este blog y lo comentáis y todo eso. De verdad, sois un amor, vuestros labios carnosos y vuestra sonrisa entre inocente y de autoconfianza hacen latir mi corazón y aflorar mis nervios, como si la adolescencia, oh, volviera a invadir mis neuronas y mis juguetones organillos del amor. Huy, perdón, creo que durante esta última frase estaba pensando otra vez en Olga Kurylenko

martes, 4 de noviembre de 2008

Fórmula 1

En uno de los comentarios al anterior post, mi amigo Wolffo decía que nunca había visto ni a los Teletubbies ni una carrera de Fórmula 1. Entonces me di cuenta de que yo he estado enganchado a ambas cosas. Así que como la Fórmula 1 se ha terminado por este año, y también se han terminado sus retransmisiones en Tele 5 (el año que viene comienzan en La Sexta), me dispongo a hablaros de lo que ha significado para mí la Fórmula 1 en estos últimos años. Y como el blog vecino de Nico Abad el otro día habló de la película de Agustín Díaz Yanes, a mí ya no me da tanto apuro lanzarme a este mundo del deporte. Veréis qué pedazo de experto estoy hecho.
A mí la Fórmula 1 hace cinco años me importaba un pimiento morrón. Pero vamos, que no diferenciaba un motor Ferrrari de uno BMW (ahora tampoco lo hago, ni de lejos, o sea, que no distingo un motor Ferrari de un freno de mano Toyota). Pero hace 5 años, de golpe, me hice superfan de las carreras de coches. Y lo hice sólo por Fernando Alonso, que para mas inri me cae medio mal. Pero es que a mí con los deportes me entra un patriotismo que el resto del día olvido que llevo dentro, y ya ni os cuento con la Olimpiadas, en las que soy capaz de animar a gritos a un español sólo porque compite en tiro o en piragüismo K-3, si es que esto existe. 
Fernando Alonso cuando ganaba campeonatos vestido de azul, con su camisita y su canesú

- Claro, porque eres un patriota y un facha.

- Que no, que no soy facha ni patriota ni nada, si yo hice la objeción de conciencia cuando nadie sabía lo que era eso, y además yo creo que la banderita rojigualda es de todos los españoles.

- Pues si hiciste la objeción de conciencia cuando nadie sabía lo que era, es que eres un viejuno.

- Mira, mejor vamos a dejarlo.
El caso es que esto del psico-patriotismo deportivo con Fernando Alonso ya me había pasado con Induráin en los 90 (no he vuelto a ver un Tour completo desde el 96), con Crivillé en el 97 (ahora Pedrosa y Lorenzo no me enganchan, aunque de Lorenzo me hace gracia que hable de sí mismo en tercera persona del singular o en primera del plural), y con Nadal estos últimos años.
- Entonces a ti no te gusta el deporte, a ti lo que te gusta es sentirte ganador.
- Pero déjeme en paz ¿quién es usted?
Me gusta cómo ha retransmitido Tele 5 la Fórmula 1. Me hacían gracia los piques entre Antonio Lobato y Gonzalo “el borde”. Me gustaban los apuntes de Pedro de la Rosa. Me encantó ver en un bar de Majadahonda a Antonio Lobato, que en persona es igual que en la tele, si es que parecía que iba a avanzar hacia mí y ofrecerme la Visa Banesto. Por eso me asusté mucho cuando me dijeron que los de La Sexta habían comprado los derechos. Es que a mí me da mucho miedo Andrés Montes, y ya me imaginaba a Alonso pilotando y al otro gritándole cosas a Salinas.
Por eso me parece que la única solución que tenía La Sexta era fichar a Lobato y a todo su equipo. Yo de esto no me había enterado, me lo adelantó mi amigo Quique, que es un señor que sabe más que yo y que tú de todos los temas del mundo, es algo increíble, excepto a la hora de comprar lotería, que es un desastre y siempre tengo que echarle una mano.
Tampoco me había dado cuenta de que, aunque me gustan mucho los comentaristas de Tele 5, no se enteran de la misa la media. Esto me lo avisó el sábado mi cuñado Julio. El domingo pasado estuve muy atento para ver si, en efecto, se les pasaba algún detalle… pero no hizo falta tanta atención. En el momento crucial, cuando Hamilton cruzaba la meta, todos, pero todos los comentaristas, dieron como campeón a Felipe Massa. Y el campeón era Hamilton. Hosti, lo que tardaron en coscarse…
También me gusta Hamilton. Quiero decir, le tengo una manía que te mueres, pero me gusta que exista.
- Le tienes manía porque es negro.
- ¿Pero qué dices? Le tengo manía porque sí, también le tenía manía a Ralph Schumacher. Y a Bill Cosby no le tengo manía y también es negro.
- Ya, pero seguro que a Hamilton le tienes manía porque es negro.
Vosotros ni caso. Me gusta que exista Hamilton porque me parece un sobrado de la vida, y aunque ha quedado campeón del mundo, es muy divertido ver cuánto le cuesta todo. Y como este año Alonso no iba a ganar ni loco, pues yo me entretenía viendo que, con todo a huevo, Hamilton no consiguió ganar hasta la última curva. Veréis qué risa el año que viene. Si es que él y Felipe Massa parecen los hermanos ésos torpes de los Autos Locos…
En fin, que ya veremos si el año que viene se puede disfrutar de la Fórmual 1 en la tele igual de bien que estos últimos años. Aunque de todos modos, sé que cuando Alonso se retire yo no voy a ver más carreras.
- Claro, porque no tienes personalidad.
- Mira, eso sí que es verdad.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Teletubbies

Leo en el periódico que el Consejo Superior de lo Audiovisual Francés (al loro con el nombrecito del organismo) ha prohibido “editar, difundir o promover programas anunciados como específicamente para niños menores de tres años”, porque “pueden frenar su desarrollo, sueño y concentración”. Toma ya. Como en el tema éste de las prohibiciones a los occidentales nos encanta contagiarnos, me imagino que nuestro Consejo Superior (si es que lo tenemos, y si es que es superior, porque igual el de España es inferior) se apuntará al carro. En principio no me preoupa. Yo de bebé no veía la tele, a partir de los 3 años no dejé de verla y ya veis, he resultado ser una persona completamente normal. Aunque sobre esta última afirmación sospecho que habrá opiniones contradictorias.
Pero sigo leyendo la noticia y de pronto llego a una frase que me toca la fibra sensible (mi fibra sensible son los huevos): “entre los programas afectados estarían Los Lunnis, Little Enstein, Pocoyó y Los Teletubbies. ¿¿¿Los Teletubbies???
Hace unos 8 años, Alicia y Alejandro, dos de las personas con las que más a gusto he trabajado y que mejor me han terminado conociendo, me regalaron cuatro Teletubbies. Sabían que yo era muy devoto de ellos. Desde entonces, me acompañan cada día colgados de la lámpara de mi escritorio. Adjunto foto para que veais que no es coña. ¿Por qué? Porque los Teletubbies son muy grandes. Me explico.
Los Teletubbies que me regalaron Alicia y Alejandro cuelgan de la lámpara de mi oficina

  1. La primera razón por la que fui y soy fan de los Teletubbies es porque mis sobrinos se quedaban absortos viéndolos y se callaban. Además, cuando acababan de verlos, no me gritaban ni me daban patadas. Porque los Teletubbies son sinónimo de paz y amor. Desde entonces, procuro que todo el mundo tenga un Teletubbie en casa. Yo he regalado varios de peluche, uno de ellos a mi novia, que lo mima con denuedo.
  2. Segunda razón: son de colores, y a mí me caen bien las cosas de colores. Quizá la única excepción sea el grupo Parchís. Iban de colores pero me ponían nervioso, en especial Tino y el niño que bailaba como un loco, que creo que era la ficha blanca.
  3. Tercera razón: los quisieron prohibir en Gran Bretaña porque Tinky Winky, el Teletubbie más alto y de color morado, era gay (eso decían). Y lo era porque llevaba bolso. Vamos a ver: a mÍ los Teletubbies me parecerían cuatro bujarrones si fueran macho. Pero no sé lo que son, es más, me extrañaría un huevo que tuvieran sexo. Me extrañaría que tuvieran sexo en el sentido de que tengan algo genital entre las piernas (que no lo tienen), pero también en el sentido de que tuvieran sexo entre ellos, o con un conejo que también sale en la serie. Por eso me parece absurdo que digan que Tinky Winky es homosexual por llevar bolso. A ver: yo llevo bolso. Mi madre lleva bolso. Loquillo lleva bolso (bueno, Loquillo no lo sé, pero me viene bien como ejemplo). Y sobre todo, no sé que daño puede hacerle a un niño que un Teletubbie sea homosexual. O sea, si es hetero, es buenísimo. Pero como sea homosexual… ¡ay! los niños la cagarían definitivamente en su formación. Claro, como los menores de 3 años tienen ese buen ojo para distinguir a los gays…
  4. Cuarta razón, y definitiva. Soy fan de los Teletubbies por razónes filosóficas. 40 siglos de filósofos dando tumbos y los Teletubbies te resumen la vida con dos ruidos guturales muy parecidos: “Ooooh” y “Oh-oh”. El “Ooooh” hay que decirlo con el tono que usamos cuando un bebé hace algo gracioso y entrañable, por ejemplo, tocarse un pie: “Ooooooh”. El “Oh-oh” denota preocupación, como cuando de pequeños se nos caía el cepillo de dientes al W.C. por hacer el tonto con él (qué pasa, a mi me sucedía a veces): “Oh-oh”.
Y a partir de ahí, los Teletubbies se cargan las teorías de Platón, Aristóteles, Kant, Hume, Sánchez Dragó o las de todo filósofo que se precie. El mundo y la vida se reducen a cosas “Oooh” y a cosas “Oh-oh”.
Ejemplos empíricos:
  • “Durante la conferencia de hoy van a hablar sobre el cambio climático”: “Oooooh”.
  • “El que va a hablar es Aznar“: “Oh-oh”.
  • Nadal se ha retirado del Masters de París”: “Oh-oh”.
  • Federer también: “Oooooh”.
  • “Han hecho una película sobre la revolución de mayo de 1808?: “Oooooh”.
  • “La ha dirigido José Luis Garci“: “Oh-oh”.
  • “Va a haber una cumbre mundial para arreglar la crisis económica”: “Oooooh”
  • “Entre los encargados de arreglarla están Bush, Blair, Sarkozy y a lo mejor Zapatero“: “Oh-oh”.
No hacen falta más elucubraciones: con esos dos sonidos los Teletubbies resumen todas las opiniones posibles sobre economía, deporte, cine, política, relaciones sexuales…
  • “Te invito esta noche a una fiesta en la que habrá un montón de tías buenas”: “Ooooh”.
  • “También he invitado a tu novia”: “Oh-oh”.
Y así con todo.

Leo que Andrew Davenport, el creador de los Teletubbies acaba de estrenar en España El jardín de los sueños, otra serie para menores de 3 años (”Oooooh”). A ver si la veo un día para contaros más conclusiones filosóficas… si no la prohíben antes los del Consejo Superior (”Oh-oh”).