lunes, 29 de noviembre de 2010

Leslie Nielsen: descansa en paz como puedas

Elegi un mal día para dejar de fumar, de beber, de oler pegamento… hoy era un mal día para cualquier cosa, porque esta mañana nos llegaba a la redacción la triste noticia de la muerte de Leslie Nielsen.
Cualquiera que conozca la procedencia del nombre de este blog podrá suponer que aquí se apreciaba mucho a Leslie Nielsen. Porque Leslie Nielsen era uno de esos tipos con gracia innata, de estos que te hacen reír en una mala película, que te hacen creer que un chiste malo es bueno, que consiguen que llores de risa cuando el gag es ingenioso.
Los más frikis del lugar conocerán la película Planeta prohibido (Forbidden planet). El protagonista era un señor con el pelo aún negro, pero que ya se llamaba Leslie Nielsen. Y como tal, intervino en muchas, muchas series de los 50, 60, 70… todo parecía indicar que su chistoso careto se iba a quedar a vivir en la televisión o en papeles secundarios, hasta que en su vida se cruzaron los hermanos Zucker y Jim Abrahams. Y cambiaron su vida, o al menos su popularidad.
Y así nació su médico de Aterriza como puedas, que  supone una de las apariciones más antológicas de un secundario en una comedia. Ese momento en el que la azafata del avión le despierta preguntando “¿es usted médico?” y Leslie responde serio, siempre serio, “así es”, mientras de sus orejas cuelga un fonendoscopio, es impagable.
Leslie Nielsen en la saga de "Agárralo como puedas" (lamentable traducción de "Naked gun"), como el desesperante pero eficaz teniente Frank Drevin.
Igual que los ánimos que transmite al piloto del avión, ése mismo que suda a chorros en la cabecera de este blog, entrando en la cabina y diciendo “sólo quiero desearle suerte, contamos con usted”. Unos ánimos muy de agradecer, pero que se vuelven surrealistas e inefectivos cuando se repiten en el momento más crítico y peligroso del aterrizaje y cuando el avión ya lleva un buen rato a salvo. Pero Leslie anima al piloto serio, siempre serio.
Y ese teniente Frank Drevin que interpretó tres veces en Agárralo como puedas (1, 2 ½ y 33 1/3), un personaje que fue elegido como uno de los100 mejores de la historia del cine, y que nos regaló momentos tontos y maravillosos, como la parodia de Ghost, haciendo vasijas de barro con Priscilla Presley, o el ataque no intencionado a la reina Isabel II de Inglaterra, o el arbitraje sin conocer las reglas de un partido de béisbol.
O su cansino peregrinar por otras comedias repetitivas y menores: Espía como puedas, Scary movie (la 4), Mr. Magoo, etc… Unas spoof movies (películas de parodias) de serie B, todas ellas creadas a la sombra de Aterriza como puedas… y que sólo se sostenían en pie cuando Leslie estaba en pantalla. O al menos eso me parecía a mí.
Quiso el destino que su última aparición en cine fuera en la primera spoof movie española, Spanish movie. Un solo gag, una sola escena, dos días de rodaje… que bastaron para que Spanish movie basara toda su campaña promocional en la aparición Leslie Nielsen, como en esa promo impagable en la que Leslie se encuentra con Chiquito de la Calzada.
Spanish movie me hizo un regalo que nunca habría soñado: la oportunidad de entrevistar dos veces a Leslie Nielsen. Una en profundidad (hace año y medio, ya os lo conté en este blog) y otra más rapidita (hace menos de un año, cuando Leslie ya había dado un importante bajón). La primera vez, en Barcelona, Leslie sólo concedió dos entrevistas, y vete a saber por qué una de ellas fue para mí. Antes de empezar la charla, me pidió permiso para utilizar ante la cámara un aparatito de simular pedos. Cómo negarle esa petición. Y así me concedió la entrevista Leslie Nielsen, fingiendo que cada rato se le escapaban ventosidades porque, como el decía, estaba mayor. Pero siempre serio, muy serio.
Leslie Nielsen. La foto no es buena pero es mía.
Ese día de rodaje de Spanish movie, Carlos Areces dijo que iba a empezar a contar los días de su vida a partir del momento en el que conoció a Leslie Nielsen. Álex de la Iglesia no se creía que hubiera estado con él, y mucho menos que hubiera compartido escena. Me decía: “Es que he estado con Leslie Nielsen. Leslie Nielsen. El de Forbidden Planet”. Silvia Abril, Alexandra Jiménez… todos decían que ese día quedaría grabado en sus memorias. Y el director de Spanish movie, Javier Ruiz Caldera, podrá decir que él dirigió la última película de Leslie Nielsen. Qué honor.

Amigo, descansa en paz como puedas.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Ladrones en la sala de cine

Se estrena hoy una película entretenida, bien hecha, con sus momentos de acción y sus momentos de tensión… y que no pasará a la historia del cine mientras yo esté campando sobre mi caballo por estos lares de la cinefilia. Se llama Ladrones, y lo dicho, la película está bien. Los mimbres ya los conocemos de otras historias, pero como están bien utilizados, pues siguen funcionando. A grandes rasgos, Ladrones cuenta la historia de una sofisticada banda liderada por Hayden Christensen y Zoe Saldana, que asaltan bancos a lo bestia pero que no dejan ninguna pista ni huella. Y cuando se disponen a dar el supergolpe, el atraco definitivo que les permita retirarase (como en Ocean’s eleven), aparece un poli cascado que es Matt Dillon y que intenta enfrentarse a toda la parafernalia de la banda. A mí desde que hizo Crash, me parece que Matt Dillon ha medio resucitado. En Hayden Christensen sigo viendo a Darth Vader de joven, aunque se va poniendo algo más ceporro. Y Zoe Saldana todavía me parece que se va a convertir en una enorme avatar que me va a decir que su amor es azul como el mar, azul. Salvo estos problemas personales, y como diría Woody Allen, yo creo que la cosa funciona.
Los ladrones de "Ladrones", y valga la redundancia.
Eso sí, a la banda de Hayden y Zoe le falta algo. Le falta chispa, genialidad, sutileza… y podrían haber encontrado todo esto en muy diferentes escuelas de ladrones. Cito al azar 13 lecciones (mi número de la suerte) que podían haber tomado los ladrones de Ladrones:
  1. Podían haber dado clases de música con Alec Guinness y Peter Sellers para crear una tapadera y encubrir a la banda, como en El quinteto de la muerte. ¡Ojo! No confundir con los esbirros de Tom Hanks en Ladykillers, ese innecesario remake indigno de los Hermanos Coen
  2. Les falta el toque de clase (que buscan, pero no alcanzan) que Brad Pitt y George Clooney le daban a la pandilla de Ocean’s eleven, uno de los pocos casos de la historia en los que el remake supera al original, La cuadrilla de los once, que aunque contaba con el “Ratt Pack”, era bastante floja, proclamo.
  3. No tienen la planta de un ladrón de guante blanco como Cary Grant, “El Gato” de Atrapa a un ladrón. Bueno. Ni ellos ni nadie.
  4. No tienen el sentido del humor ni la ternura de la banda de ladrones más desastrosa y maravillosa de la historia del cine (en mi modesta y súbitamente patriótica opinión): la de Atraco a las tres. Irrepetibles López Vázquez, Manuel Alexandre, Gracita Morales, Cassen, Alfredo Landa, Agustín González
  5. Los ladrones necesitan una clase de estilo impartida por David Niven, y los policías un toque de genialidad infundido por Peter Sellers. Y animarse a robar joyas como La pantera rosa, en lugar de bancos. Partidiarios de los remakes de Steve Martin, abstenerse de seguir leyendo este blog, por favor.
  6. Les falta la pericia del hipnotizador de La maldición del escorpión de jade, capaz de fusionar en una sola persona al investigador y al ladrón investigado. Les falta la inteligencia de Woody Allen.
Woody Allen y Helen Hunt, dormiditos en "La maldición del escorpión de jade".
  1. Y ya que ha salido a relucir el gran genio de la comedia, podría ya de paso darles unas clases de resignación poniéndoles en DVD Toma el dinero y corre y Granujas de medio pelo.
  2. A los pobres no se les puede exigir el magnetismo de Paul Newman y Robert Redford, no me importa si asaltando bancos como en Dos hombres y un destino o timando a peces gordos en El golpe.
  3. Y ya que halamos de timos, los ladrones de Ladrones podrían aprender un poco de psicoanálisis argentino de manos de Ricardo Darín y de Gastón Paul en la maravillosa Nueve reinas.
  4. No son reinas, pero sí mujeres y también hablan en español, así que las chicas de Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto (léase Victoria Abril), podrían darles una desgarradora clase de como se roba en España, por si la lección patria de Atraco a las tres se la han tomado a coña.
  5. Y por si las cosas se ponen feas, que aprendan cómo huír hacia adelante con Al Pacino en Tarde de perros. Poco después de salir de su encierro, a Al le dio el ataque ése que sufrió también Robert de Niro y se quedó igual en todas las películas. Que eso no lo aprendan.
  6. Por supuesto, que vayan a las clases magistrales de Marnie la ladrona.
  7. ¿Robin Hood cuenta como ladrón? Sí es que sí, recomiendo las lecciones magistrales de Sean Connery, que hizo un Robin con  mucha más clase y experiencia que Errol Flynn o Kevin Costner.

Aún así, insisto, Ladrones no está mal, y no es justo compararla con todo este nivelazo. Pero quién dijo que yo tenga que ser justo…

lunes, 22 de noviembre de 2010

Las chicas de “Circuit”

Hoy os quiero hablar de una de las películas que se estrenaron el pasado viernes. Extrañamente, de una de las más minoritarias, de las que menos gente va a ver , de las que en menos salas se va a estrenar.
Bueno, es mentira. En realidad os quiero hablar de las chicas de la película: las chicas de Circuit. A su lado, Las chicas de la Cruz Roja son unas mindundis. Porque no hace demasiado tiempo conocí a las 4 chicas de Circuit y me apetecía compartirlo con vosotros y con Don Tomás.
¿Y qué es “Circuit”? os preguntaréis poniendo esos ojillos de inocentes paramecios que me desarman. Pues es una película de Xabier Ribera Perpiñá, escrito así, con dos apellidos. Una historia arriesgada, moderna, artísitica y vanguardista, sobre el mundo de la fotografía y la moda (de ahí lo de “Circuit”), y muy personal, quizá demasiado personal, tanto que casi entra en el subgénero de la paja mental… Veréis, os copio la sinopsis:
“Circuit narra a través de flashbacks y flashforwards, que forman círculos concéntricos de espacio y tiempo, una historia de amor, de error y de tiempo, de unos protagonistas que recorren esos circuitos intentando, vuelta a vuelta, aprender a distinguir lo superfluo de lo esencial”.
Ya sólo la sinopsis es vanguardista, superflua y esencial ¿no? Tal vez hayáis oído hablar de Circuit porque la protagoniza el hermano de Olivier Martinez y porque hacen cameos Jorge Lorenzo y Nacho Duato. Pero a lo que íbamos: voy a tratar de describiros a las 4 actrices que se le aparecen al fotógrafo de Circuit a lo largo de la película, y con las que tuve el inmenso placer de hablar hace poco mientras mi boca se abría como diciendo “oh, pero qué guapas son estas cuatro”:
1. Sophie Auster. Por el nombre tal vez penséis que es la hija de Paul Auster, y es que en realidad es la hija de Paul Auster. Cuando iba a entrevistarla un poco me avisaron de que no le preguntara cosas sobre su padre. Yo no sé por qué pensaron que iba a preguntarle cosas de su padre, si quisiera saber cosas de su padre entrevistaría a su padre, o iría al mercado y le preguntaría a las señoras por el padre de la muchacha. Pero cuando estás delante de esta chica elegante, guapa, educada, con la voz susurrante pero inquisidora (esto último me lo acabo de inventar y no sé lo que significa), decides que le pregunte por su padre… su padre. Sophie es la prota de la película, una de las dos mujeres entre las que se debate el personaje de Vincent Martinez (el hermano de Olivier, del que no me dijeron nada sobre si podía preguntarle o no por su hermano).
Misia Mur. Es ella.
2. Misia Mur. Actriz de cara hipnotizante, estratégico lunar y labios embaucadores. Absolutamente encantadora ella, se empeñó amablemente en hacerme de medio intérprete de Sophie Auster, cuando su inglés tampoco era tan superior al mío, y mis verdaderos problemas eran en francés con Vincent Martínez, con el que acabé mezclando español, inglés y francés. Misia es la otra chica del protagonista, afortunado él.
3. Leticia Dolera. En la película interpreta a una diseñadora de moda muy ambiciosa. Pero en la vida real, Leticia es una de las actrices más graciosas con las que he hablado nunca. Me he cruzado en su camino varias veces, y tiene un sentido del humor tan repentino, visceral y naif, que yo creo que muchas veces ella misma se sorprende de lo que dice. Puede darme una respuesta y acabar diciendo “todo esto que te he dicho… no tiene sentido, olvídalo”. O decidir que lo que te está contando no te interesa y cambiar ella misma de tema. O en medio de una entrevista ponerse a recordar conmigo (y no sabe con quién se ha topado) los tiempos del VIP Noche y las canciones de Emilio Aragón. Tiene una cara guapísima, simpática, da buen rollo… Y encima es directora, ya va por su segundo corto (os recomiendo que “busquéis” Lo siento, te quiero). Es muy grande, Leticia.
Leticia Dolera en "Circuit".
4. Michelle Jenner. La otrora chica mona de Los hombres de Paco hace un papel cortito de modelo para que se enamore un personaje. Y como es obvio, se enamora, el personaje. Michelle es la sonrisa permamente, la risa constante, hablas con ella y te ríes, no sabes de qué, de su bonita camiseta de Los Who, a través de la cual intentas entablar una conversación: “ah, Los Who… yo soy fan… ¿te gustan?” Y ella (que pensaría: “¿fan de Los Who? ¡menudo viejuno!”) responde: “no sé ni qué cantan , me han dado la camiseta en estilismo”, y se parte de risa. O le haces una pregunta larga y enrevesada (y absurda) y te contesta: “pues… ¡no sé!” y se parte de risa. Y se ríe cuando comentamos sus comienzos con el doblaje (¿sabíais que Michelle dobló al niño de La vida es bella y a la niña de Harry Potter?), y se ríe cuando esperas con ella al coche de la organización, y se ríe cuando te cuenta que tiene un tatuaje de un hada (no os digo dónde)… Pues eso, que o Michelle es un cielo o cada vez que me ve se descojona de mí.

Y este es mi póker de “chicas Circuit”. Cualquiera se atreve a hacer un descarte…

domingo, 14 de noviembre de 2010

Huérfanos de Berlanga

Te enteras de que se ha muerto Berlanga y de repente te das cuenta de que piensas que hay gente que nunca se va a morir. Pero eso es absurdo, y al final todos nos morimos, pero yo creía que Berlanga nunca se iba a morir, y no sólo porque llevara toda la vida allí, y no sólo porque Bienvenido Míster Marshall se rodara antes de que yo naciera, sino porque se rodó hace 57 años, y el señor que la hizo siempre seguía vivo, y por eso creía que no se podía morir.
A lo mejor también porque uno piensa que el coautor (con Juan Antonio Bardem) de la frase inmortal “Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a pagar”, tenía que ser inmortal. O porque con esa frase y con ese discurso de Pepe Isbert, Berlanga estaba eludiendo una vez más a esa censura a la que le preocupaban siempre las mismas cosas, pero se le escapaban tan evidentes parodias al Generalísimo. Como esa vez que no le dejaron rodar un plano de la Gran Vía porque “siendo una película de Berlanga, seguro que saca a cinco curas saliendo del Pasapoga”.
Bienvenido Míster Marsahll.
Bienvenido Mister Marshall, Los jueves, milagro o Calabuch son tres de las grandes películas del cine español (aunque Berlanga decía de Calabuch no había quien la aguantara de lo ñoña que se había quedado). Pero el mejor Berlanga llegaría años después, cuando la bendición divina lo emparejó con ese otro genio desaparecido llamado Rafael Azcona, el mejor guionista de nuestra historia. Y de repente Azcona escribe y Berlanga dirige Plácido y El verdugo. Y yo no sé si existen mejores películas en nuestro cine, porque no sé cómo se mide eso. Si se pudiera medir, imagino que la respuesta sería que no, que no hay películas mejores que estas dos.
Y luego se sacó de la manga esa trilogía de la familia Leguineche, esas películas llamadas La escopeta nacional, Patrimonio Nacional  y Nacional III, con ese Luis Escobar que no sabíamos si era un actor gracioso o un señor graciosísimo que hacía de actor. Y cómo no iba a ser inmortal un tío que se inventaba y dirigía todo eso…
Siempre me pasa cuando muere alguien: me dan ganas de decir sólo cosas buenas de él, como recordar el rato que pasé en el cine viendo La vaquilla, la ternura que me daba esa patética Guerra Civil que planteaba Berlanga y que hubiera prohibido Franco, la risa que me daba ese marqués medio impedido que hacía Marsillach. Pero tampoco puedo negar que Todos a la cárcel o París – Tombuctú, sus últimas películas, me parecieron una especie de ocaso de Berlanga. Por eso sonará contradictorio el hecho de que me pareciera justísimo el Goya a la mejor película que le dieron a Todos a la cárcel en la primera gala de los Goya a la que me tocó ir. Porque el cine español no estaba premiando a Todos a la cárcel. Estaba premiando a El verdugo, Bienvenido Míster Marshall, Plácido, Vivan los novios, Calabuch, Nacional III… el cine español no sabía, y eso que aún estábamos en 1993, si Berlanga iba a poder optar a algún Goya más. Aunque todos pensaran que era inmortal.
Todos a la cárcel.
Quien quiera saber más cosas sobre Berlanga debería leer “Bienvenido, Míster Cagada”, de Jess Franco, una biografía sobre el maestro escrita por otro maestro y sobre todo por un amigo. Cuando Berlanga terminaba de rodar un plano y decía “corten” y lo daba por bueno, solía añadir: “Qué cagada”. Por eso Jess Franco le llamaba “Míster Cagada”.

Decía Berlanga que morir no le daba miedo, pero que le cabreaba muchísimo. No creo que Berlanga esté en el cielo, ni falta que le hace. No sé si podemos ir al cielo los que no necesitamos que haya cielo, pero Berlanga, allá donde haya ido, habrá partido sin miedo y cabreado. Y a nosotros nos habrá dejado huérfanos, con una herencia en forma de sonrisa cada vez que le recordemos.
Y habrá dicho: “Qué cagada”.

viernes, 12 de noviembre de 2010

“Imparable”: trenes a distintas velocidades

Hoy se estrena Imparable, la úitima película de Tony Scott, que entre otras cosas es el hermano pequeño de Ridley Scott. Yo siempre recuerdo que Antonio Gasset, en vista del espectacular bajón que dio el cine de Ridley Scott en los años 90, decía estar convencido de que Blade Runner y Alien las había dirigido un primo suyo. Podría ser. Pero desde luego, no su hermano Tony.
Imparable es la historia de un tren que va desbocado por la vía lleno de materiales tóxicos, sin conductor y a su libre albedrío. Denzel Washington hace de ingeniero negro que tiene que conseguir que el tren se detenga. Yo creo que no hace falta que os cuente el final, es tan predecible como predecís. Pero si habéis visto Serpientes en el avión, Pánico en el túnel, Aeropuerto, Speed o Air Force One… yo creo que hasta podríais ahorraros la entrada del cine. Incluso si habéis visto las cuatro, podéis ahorraros leer este blog y emplear todos vuestros ahorros en un psiquiatra agradable.
Denzel Washington entrando en el tren como diciendo: "Esto lo paro yo aunque sea a hostias".
Pero Imparable me ha hecho pensar en algunos trenes que ha habido a lo largo de la historia del cine y que hay que agradecer que nunca nadie haya intentado detenerlos. Bueno, alguno no me habría importado que hiciera una parada para bajarme un rato y hacer transbordo. Por ejemplo:
Polar Express, del que me hubiera bajado a la altura de Suecia. El tren llegaba a la casa de Santa Claus, que hay que joderse, un tío que tiene un trineo que vuela, para qué necesita una estación en la puerta. Lo mejor era el experimento de Robert Zemeckis con la técnia del  ”motion capture” (la de que un actor se mueva y sacar de sus moviemientos un personaje animado). Y lo peor era que todos los personajes los hacía Tom Hanks. Qué cansino.
Nunca me habría bajado del tren de Con faldas y a lo loco, ni de ese vagón donde las instrumentistas convivían, fumaban y bebían, y aceptaban como si fueran dos de ellas a Tony Curtis y Jack Lemmon. Hombre, seamos hombretones y reconozcamos que lo que más mola es viajar con Marilyn y sus chicas… pero un viajecito con Tony y Jack, que tampoco están ya entre nosotros… pues no tendría precio.
Lo mismo digo del tren de Los hermanos Marx en el Oeste, ese tren que para poder usar combustible tiene que irse autosacrificando, el de la mítica escena de “¡Mas madera” . Frase errónea, por cierto. Revisad la película: lo que dice Groucho en español es: “¡Traed madera! ¡Traed madera!”
Igual es injusto comparar a Tony Scott con estos pedazo de trenes, pero es que hay por ahí trayectos como el de Asesinato en el Orient Express, pilotado por Sidney Lumet, que te llevaba de París a Atenas en compañía de Albert Finney, Ingrid Bergman, un asesino y Hercules Poirot… y ya no hay trenes como esos, o como el de Alfred Hitchcock, Extraños en un tren, o cómo pactar con un desconocido matar a su mujer y que el mate a la tuya, así, sin móviles, sin motivos, sin sospechas… Coño, eso hoy en día no pasa. En cercanías uno ya no puede hacer esos planes, porque te escucharía el chaval que va de pie clavándote la mochila en los cojoncillos.
Pero todavía se pueden coger buenos trenes, como el de Viaje a Darjeeling, de Wes Anderson, y hacer un divertido viaje por la India con Adrian Brody, Owen Wilson y un tercer actor que siempre me recordó a Ernesto Sevilla.
Jason Schwartzman, Adrien Brody y Owen Wilson, destino Darjeeling.
Mi tren favorito, reconozco la frikada, la debilidad, la falta de criterio… es El expreso de Chicago, con Gene Wilder y Richard Pryor, en el que Gene se cae del mismo tren a cada rato, y siempre por una causa superlógica. Cada vez que la dan por la tele, no puedo evitar caer en sus redes o vagones. Será por la música de Henry Mancini, será por lo que sea, pero caigo.
Por no hablar de otros trenes, como el genial de Buster Keaton en El maquinista de la general; el de la última escena de Slumdog millonaire; el de una película española llamada 14 estaciones y que si no me llega a sujetar mi amiga Susana, o yo a ella, nos habríamos salido del cine; el cansino tren de Harry Potter

En fin, que el cine ha viajado en tren tantas veces que Imparable se me antoja simplemente la penúltima estación… pero no precisamente la más interesante.

martes, 9 de noviembre de 2010

Historias de porno que no es porno

Tengo hoy uno de esos días en los que leo cosas que me dejan perplejo y las releo y sigo perplejo y hasta que un chófer negro no me pellizca en el culete no salgo de mi perplejidad. La noticia que hace que no reaccione es la siguiente:
“Se rueda una película porno basada en la historia de los 33 mineros chilenos”.
No hace mucho me quejaba yo en este blog del olvido al que habían estado sometidos los 33 mineros tras pasar sus primeros días enterrados. Una semana después comenzó el rescate, y se convirtieron en estrellas mediáticas, con el seguimiento más desproporcionado que recuerdo en televisión desde la muerte de Michael Jackson. Antena 3 anunció que iba a rodar una miniserie. Y ahora llega el anuncio de la versión porno. Coño, casi los prefería en el olvido…
La película se llamará La mina que se comió a los 33 (sabréis que en algunos países sudamericanos “mina” significa “muchacha”). La dirige un tal Leonardo Barrera, que dice que aparte de que los mineros se zumben a las minas que les salgan de la cápsula (qué bonita metáfora), la película va a tener una importante carga social. Cuánto os jugáis a que no. La protagonista será una actriz porno chilena de 20 años que se llama Ana Karenina, que es como si un hijo de Paquirrín se llamara Tom Sawyer. Y para rematar la cosa, ha salido un videojuego en el que tú manejas la cápsula y tienes que ir rescatando a los mineros. Tócate la cápsula.

Hablando de falso o extraño porno: acaba de terminar el rodaje de El alzamiento nacional. Aquí la palabra “alzamiento” tiene que ver con el 18 de julio, sí, pero también con el alzamiento de… de la cosita… o sea… del miembrecillo durito… quiero decir… alzamiento como símbolo de erección… Vamos: con ponerse palote. Es la primera película de Oriol Capel, guionista de Siete vidas, Aída, Que se mueran los feos, Fuera de carta y colaborador inseparable de Nacho García Velilla. Cuenta la historia de un director porno jubilado que vuelve a la industria para aceptar un reto: rodar una peli porno ambientada en la guerra civil. Veremos a Paco León, Julián López y Carlos Areces (de Muchachada Nui, que están en todas), Kira Miró, Adriana Ozores, Mariano Peña… La película no es porno, pero cuenta con “cameos” (nunca mejor dicho) de actrices porno como Sophie Evans.
Kira Miró y Paco León en "El alzamiento nacional", en una foto en la que no puedo apartar la mirada de los pechos de Paco.
Más porno “falso”: el público de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián ha premiado sin verla una película llamada A serbian film, que ya pasó por el Festival de Sitges. ¿Por qué? Porque por primera vez en 31 años, un juez ha prohibido en España la proyección de una película: ésta. No sucedía desde que UCD censuró El crimen de Cuenca de Pilar Miró. Y con este premio, el público de San Sebastián rompe una lanza a favor de la libertad de expresión. Ahora mismo, el juez está investigando si la película atenta contra la libertad sexual por “utilizar a menores de edad o incapaces con fines exhibicionistas o pornográficos”. Me cuentan que la película es muy bestia, que trata de un actor porno en declive que acepta una trabajo y que pronto descubre que el director es un sádico. Que hay violaciones, denigraciones, escenas con bebés (falsos, por supuesto)… Lamento no haberla visto en Sitges, ¿qué estaría haciendo en lugar de ir al cine? Estaría bajándome cosas sucias de Internet…
Un fotograma en pompa de "A serbian film".
Porque la recientemente estrenada Saw VI no estuvo prohibida, sino que recibió la clasificación de película “X” por sus escenas de violencia, y sólo podía exhibirse en salas X. Y no es que el loco éste de Jigsaw hiciera juegos porno, sino que no se puede ver una película “X” en una sala normal, porque “X” no significa “porno”, sino “para mayores con reparos”. Si yo tuviera un cine porno, habría pactado con la distribuidora exhibirla unas semanas, seguro que como empresario de cine X me habría forrado. Pero la distribuidora no, claro. Por eso el 8 de octubre se estrenó en España con serios recortes. Yo no he visto Saw V, IV, III… pero comparativamente ¿tan bestia será la VI?

Os podría contar más historias de falso porno, pero a quién le importa mi vida privada…

viernes, 5 de noviembre de 2010

Robert Downey Jr., el rebelde era un cisne

En un viejo capítulo de Los Simpson, Mel Gibson le pedía ayuda a Homer para que le ayudara a mejorar su última película. Un autobús turísitico hacía un tour para la familia por las calles de Hollywood, y en un momento dado Lisa decía: “¡Mirad, Robert Downey Jr. rodando un tiroteo contra la policía!”. Y Bart añadía: “No veo las cámaras”.
Robert Downey Jr. estrena esta semana Salidos de cuentas, de Todd Phillips, el director de Resacón en Las Vegas, una comedia divertida pero sobrevalorada a mi juicio, aunque ya sabéis que yo no tengo juicio, hasta el punto de que ganó el Globo de Oro (la película, no mi juicio). A Robert Downey Jr. le acompaña Zack Galifianakis, el barbado gordo de Resacón en Las Vegas, que casi repite su desquiciante personaje y que se encarga de hacer casi imposible que Robert Downey Jr. llegue a tiempo para ver el nacimiento de su hijo. Porque Salidos de cuentas es una road movie, una road movie con contracciones.
Salidos de cuentas. Robert Downey Jr. y el Zack Gallifantis ése.
Pero volvamos al tema de las de Robert adicciones y de sus encarcelamientos varios por escandalo, resistencia y posesión de drogas y armas. Por este motivo y otros parecidos (aunque reconozcamos que el gag de Los Simpson es buenísimo), muchos indeseables nos hemos divertido alguna vez a costa de la fama de “enfant terrible” de Robert. Sus adicciones han sido contraproducentes (para él) en según qué momentos de su carrera, así como las de, por ejemplo, John Belushi, Errol Flynn o Keith Richards parecieron provocar un efecto contrario y agrandar la admiración por su leyenda. Cabría preguntarse: ¿por qué? Bueno, cabría preguntarse muchas más cosas sobre Robert Downey Jr:
Robert Downey Jr. en una foto familiar.
  1. ¿Quién es Robert Downey Sr.? Es más: ¿Quién es Cuba Gooding Sr.? ¿Quién era Harry Connick Sr.? ¿Cantaba el padre de Juan Pardo canciones con Sénior? (Respuesta correcta: Robert Downey Sr. es un director de cine independiente que ya no hace casi nada, pero con el que empezó a trabajar su hijo Junior)
  2. ¿Por qué hemos tardado tanto en reconocer el increíble talento de Robert Downey Jr.? ¿Por qué no lo aceptamos definitivamente cuando en 1993 estuvo nominado al Oscar por Chaplin? ¿Por qué todos parecimos olvidarnos de él (o de su talento) después de una época injustamente larga?
  3. ¿Cómo es posible que un actor eleve al personaje Iron Man a la categoría de interpretación de culto? Excluyendo alguna versión de Batman, ni Spiderman, ni Supermán, ni Hulk, ni ningun bestia de éstos de los cómics han conseguido que el actor que los encarna fuera elogiado como tal. Robert sí.
  4. ¿Cómo se hace para clavar el papel de un actor blanco que encarna a un tío negro según el método Stanislavsky? Robert Downey Jr. lo clavaba, y conseguía ser lo mejor de Tropic Thunder. Lo peor era el subtítulo en español de la película: “Una guerra muy perra”.
  5. ¿Cómo puede un actor recibir el encargo de crear un Sherlock Holmes que pelea, salta, da hostias, corre… y que todos nos lo creamos? 
  6. ¿No os recuerda un poco a Xavi Hernández? ¿Sabrá Robert Downey Jr. dar pases de gol con tiralíneas?
  7. ¿Por qué en las entrevistas que da Robert Downey Jr. se porta como el chico malote de la clase, apoyando los pies en el reposamanos y las manos en el reposapiés? (la segunda parte de la postura es falsa, pero me hacía gracia el juego de palabras, a mí).

Pues porque Robert Downey Jr. es grande, muy grande, de lo mejorcito que anda suelto por Hollywood, y por eso puede alternar chorradas como Salidos de cuentas con delicatessen como El solista. Y los grandes, con sus manías, adicciones y sin ellas, podemos permitirnos lo que queramos. Perdón, pueden permitirse lo que quieran.  Mierda, a veces me traiciona la inmodestia…

martes, 2 de noviembre de 2010

Miedos

Estaba yo este fin de semana ataviado como suelo hacer en Halloween, con una calabaza en la cabeza, un canesú corto y las vergüenzas desafiando al viento, cuando de pronto me di cuenta de que aborrezco Halloween, porque me parece una tradición absurda y nueva que cuando yo era pequeño no existía en España. Y ya me dan pereza las tradiciones en general, así que como para incorporar una de otro país. Pero vamos, que se me quedó en la cabeza runruneando lo de Halloween, y en la cola un fescorcete que resolví con unas enaguas de felpa.
Acto seguido, abrí mi correo y me encuentro un mail de Liliane Meric de Universal Pictures (¿por qué me enviará estos correos el día de Todos los Santos?), celebrando que Los ojos de Julia se ha puesto líder de taquilla este fin de semana por encima de The town, de La red social y desbancando a Gru, mi villano favorito. Y también se me quedó runruneando en la cabeza esto. Y pensé: “una peli de miedo lidera la taquilla en un fin de semana ideal para pasar miedo. Qué miedo”. Y acto seguido, pues soy un voluble mental, me dije: “¿Y a qué le tendrán miedo las estrellas del Hollywood?”
Y entonces recurro a una hermana que tengo que sabe de todas estas cosas, y me dice que leyó un artículo así en la revista Images hace 15 años, y entonces bajo a preguntarle a mi vecina de abajo, que da susto verla, y resulta que tiene exactamente ese número guardado entre sus pechos. Qué casualidades tiene la vida, ¿verdad?
Así que rescato ese artículo, lo releo, y quedo en condiciones de comentaros unas cosas tan curiosas sobre el miedo como que:
Alfred Hitchcock, el mago del suspense, uno de los directores que más cague nos ha hecho pasar a todos, le tenía miedo a la policía. No es de extrañar, a mí también me da miedo, pero en su caso se debía a una coña de su severo padre, que para darle una lección por llegar tarde a casa, consiguió que la policía le encerrara toda una noche en el calabozo. A mí la única vez que me ha detenido la policía fue por hacer pis en Granada. Ya sé que no está bien, pero yo era joven y estaba beodo, nadie es perfecto, como escribió Billy Wilder.
Alfred Hitchcock, quién sabe si de niño aquella noche que pasó en tre rejas, porque pega que Alfred de niño ya tuviera cara de lechón mayor.
David Caruso, el agente Horatio de CSI Miami, el que no se ríe ni aunque vea a las hijas de Zapatero en Halloween, también le tiene miedo a la policía (paradójicamente). Más o menos como Hitchcock, pero en su caso tiene más sentido: siendo joven, alguien le propuso a él y a dos amigos atracar un supermercado. Él declinó tan generosa y pintoresca invitación, pero sus amigos aceptaron, porque parecía un plan para hacer dinero fácil con riesgo mínimo. Pero todo salío mal y la policía los mató.
Y si esta historia acojona, las dos siguientes más: Natalie Wood le tenía miedo a las aguas profundas. Murió ahogada. Y Audrey Hepburn siempre dijo que temía morir lentamente. Murió de cáncer. Vaya con el destino.
Vincent Price, maestro del cine de terror de serie Z de los 50 (por favor, intentad ver una maravillosa película producida por William Castle y que se llama The tingler), el hombre de la voz terrorífica, el tipo que nos hizo temblar de miedo con su speech y su risa al fnal de Thriller, de Michael Jackson, luego era un gallina capitán de la sardina y le daba miedo conducir. Y a Al Pacino le dan miedo las inyecciones. Buah, qué nenazas.
Una vez le preguntaron a Jack Lemmon qué era lo que le daba más miedo, y contestó que encontrarse en una cama con 12 personas. Yo depende de las personas. Si son 12 colegialas de obesos pechos, más que miedo me da agotamiento sólo de pensarlo. Si es la plantilla titular del Real Madrid y Benzema, no me da miedo, me da sorpresa. Y si son 11 japonesas y Sánchez Dragó, ahí ya sí que me da miedo. Me da miedo Sánchez Dragó, las japonesas me dan igual. Curioso temor, el del bueno de Lemmon.
Jack Lemmon. Por ejemplo, aquí no tiene miedo. Si les metes a todos en la cama, le acojonas.
Jean Claude Van Damme, que así a simple vista sólo le debería tener miedo a su filmografía, tiene miedo a no ir perfectamente afeitado. Lleva siempre una maquinilla encima. Y Marlon Brando también tenía un miedo relacionado con su careto: le daba pánico que le arrojasen ácido a la cara. Bueno, yo lo entiendo, a mí también me lo daría, pero no voy agobiado por la vida con el tema. Aunque sí que es verdad que un día me salpicaron con un limón en el ojo y jode un huevo.
Aidan Quinn le tenía un miedo brutal a las ratas. Se lo quitó rodando Robinson Crusoe. Yo no recuerdo ahora mismo esas ratas, si me dices que se lo quitó rodando un biopic de Pixie y Dixie, me lo creo más, pero bueno, será verdad. Y Billy Crystal también le tiene miedo a unos bichos, pero más surrelaistas que las ratas: las langostas. Supongo que serán las langostas de las plagas, no las de las bodas.
Y luego está el miedo más común del mundo: el miedo a volar. Doris Day, Joanne Woodward, Mia Farrow, Telly Savalas… todos ellos han acudido a especialistas para quitarse esta fobia. El recientemente desaparecido Tony Curtis recurrió a una terapia basada en convencerte de que el piloto tiene tantas ganas como tú de seguir vivo (como en el chiste de Gila en el avión: “Estos cinturones los ponen para que no se desparramen los cadáveres”. / “Señora, no… cada uno tenemos asignado nuestro día…” / “Pues como sea el día del piloto…“). Lamentablemente para Curtis, cuando se casó con Janet Leigh descubrió que ella tenía miedo al avión y al tren. Que digo yo que entonces viajaría en burrete, la mujer. Y Christopher Lee, que tantas veces voló con alas de murciélago, también tenía miedo a volar. Y eso que en la Segunda Guerrra Mundial pilotó aviones de combate.

¿Qué más os puedo contar? Pues no sé… es que no os conozco a todos, y no sé cómo vais a manejar esta información… O sea, que me da miedo.