jueves, 31 de marzo de 2011

Festival de Málaga: resto de días

Me dispongo a contaros algunas anécdotas inconexas de mis días en el Festival de Málaga. Debo reconocer que ya estoy en Madrid, así que no os quiero engañar: lo que estáis leyendo es en diferido. Y las anécdotas no es que sean inconexas, sino que yo soy inconexo y todo lo que cuente también lo es. Por ejemplo, si cuento dinero, también es inconexo. Lo que quiero decir es que no busquéis un orden cronológico en este post, porque no lo hay. Creo.
- Bajo solito en ascensor desde la azotea del Hotel AC Málaga Palacio. Se abren las puertas en el octavo piso y entra Blanca Suárez. Me sonríe, me da dos besos y charlamos unos larguísmos 15 segundos de nuestras cosas. El año pasado se abrieron las puertas y entró Carlos Pumares y me soltó un bufido. Amigos, no hay color. Este año Dios existe, y el pasado igual también, pero estaría en otra cosa.
- Los del GMT cambian la hora: me dicen que son el Greenwich Meridian Time, pero que yo creo que son los Gilipollas que Miden el Tiempo. Yo adelanto una hora el móvil. el móvil adelanta otra por su cuenta. Yo no sabía que el podía hacerlo y por lo que veo el tampoco pensaba que yo sería capaz.
- Me levanto dos horas antes. No contento con ello, arrastro a mi chica al desayuno en el que, por las horas que son, sólo hay un camarero que canta muy alto. Qué molesto.
- Me meto en Twitter y compruebo que Daniel Sánchez Arévalo acaba de colgar una foto de copas con David Broncano y Julián López. Vaya, con los dos últios he quedado dentro de un rato para trabajar. Me parecen dos desconsiderados, no porque salgan de copas, sino por no avisarme.
Julián López. Que dice que quiere venirse a nuestro programa así, sin motivo. Pues vente, hombre.
- Julián López acude a nuestra cita fresco como una lechuga (fresca). Qué tío. Le entrevisto junto con Mariano Peña y Oriol Capel, director de No lo llames amor, llámalo X, película que va fuera de concurso y que no fue de mi agrado: fue de mi desagrado. Charlamos de más cosas: de la locura del público de Málaga, de si Julián López debería o no tener Twitter, de la paz mundial…
- Comemos en La Cuchara. Despuiés de dos platos, el dueño nos obsequia con un ligero guiso de arroz, sangre, tocino y chorizo. Como dijo Jaime. camarógrafo en ciernes, “yo prefiero tarta”.
- Para el programa de tele en el que trabajo, mantenemos una charla con Daniel Sánchez Arévalo, miembro del Jurado, de lo que hace y no hace un Jurado. Básicamente: ver películas, alternar y hacerme trasnochar a David Broncano y Julián López. Como es Académico, vota el 10 de abril entre Bigas Luna y González Macho. No sé si el voto es secreto o no, pero a él se la peló: votará a Enrique González Macho. Graicas, Dani, hijo, qué bien nos tratas siempre. 
Daniel Sánchez Arévalo con Cristina Teva y David Broncano, diciéndoles cosas.
- Comemos más. Es que en Málaga se come mucho. Pero comer con las anécdotas de David Broncano es como cenar en casa viendo en la tele Saturday night live. Qué grande.
- Hablamos con Fernando Tejero y Malena Alterio de Cinco metros cuadrados, película que participa en la sección oficial (la mejor que he visto hasta hoy). Malena está estupenda, y Fernando está enorme. Y humilde, como siempre. También hablo con Max Lemcke, el director, de Berlanguismo, corrupción, malaguismo y especulación. Un tipo interesante, Max.
- El festival organiza con la FNAC un concierto del grupo Cosmonauta. Magnífico. Saludamos a sus componentes y acabamos cenando con ellos y de copas en el Tolouse. Una vez allí, entrarn Santiago Segura y Mario Casas, y observo que entre ambos hay un par de diferencias físicas más que considerables. También me encuentro con Álvaro Vega, de Vértigo, que ha presentado un corto del que es productor. Tiene buena pinta. Qué glamouroso es todo.
- Títulos de crédito. estos días en Málaga han estado muy bien, pero sin Edu, Antonio, Jaime, Mario, Carlos, Andrés, Cristina (que firma estas dos fotos), Víctor, David Broncano y Cristina Teva (qué placer trabajar con ellos) sólo habrían estado bien. Y sin mi chica, a lo mejor es que ni habrian estado. ¿O es que a estas alturas todavía alguien piensa que he ido a trabajar?


domingo, 27 de marzo de 2011

Festival de Málaga. Día 1

Llevo poco tiempo en Twitter y descubro que todo el mundo en el Festival de Málaga (prensa, actores, fans, estibadores) twittea compulsivamente todo lo que pasa. Aparece alguien, lo twittean. Hacen una foto, la twittean. Echan un polvo (rapido), lo twittean. El caso es que, visto lo cual, me convierto en un individuo incapaz de expresarme en frases de más de 140 caracteres. Lo siento por vosotros. Mi primer día en el Festival (sólo voy a estar 3, no temáis) ha sido más o menos así:
Por no sé cuál año consecutivo, visito el Festival. Es una relación descompensada: el Festival luego nunca me visita a mí.
Me empiezo a encontrar con los compañeros con los que siempre me encuentro: Gonzalo de A3, Eva de TVE, vaya, no me caben más en el tweet.
También me encuentro con mi chica. ¡Qué casualidad! Bueno no, ella ha venido conmigo. No he empezado a trabajar y ya me he tomado unas cervezas.
Mis compañeros de CANAL+ llegan en el siguiente tren. Cómo corre el AVE, qué fenómeno. El mío salió después del de mis compañeros pero le adelantó en Antequera en el pit lane.
Entrevistas de ¿Para qué sirve un oso? extraña película de Tom Fernández. Tom nos explica los mensajes de la película, el lujo de trabajar con Gonzalo de Castro y Javier Cämara y la casualidad de unir a Geraldine Chaplin y a su hija Oona en la película.
Javi Cámara con Cris Teva y David Broncano en la entrevista para el programa de tele.
Edu Mangada, el mejor cámara que está pisando Málaga, se muerde la lengua para no responder a Oona (léase “Una”): “Hola, soy Una”. “Hola, nosotros cinco”.
Oona Chaplin es más alta que la madre que la parió y va sobre unos tacones más altos que el padre que los parió.
Montamos una especie de set en el Hotel AC Málaga Palacio para grabar el programa de TV en el que trabajo. Nos visita Javier Cámara. Encantador, genial. Les entrevistan Cristina Teva y David Broncano. Encantadores, geniales. Realiza Carlos García. Encantador, genial. Si fuera menos pelota con mis actores y amigos, este párrafo habría cabido en un tweet. Pero con tanta vaselina, pues se me ha quedado larguete.
Para qué sirve un oso es la película inaugural delFestival. Nos vamos para la alfombra roja, en el Teatro Cervantes.
Pasa toda la plana mayor del Festival: Julián López, Verónica Forqué, Rossy de Palma, Antonio de la Torre, Daniel Sánchez Arévalo, Carlos Bardem, Vicente Aranda, Hugo Silva, Ana Polvorosa, Paco León, Mariano Peña, Silvia Abascal, Tita Cervera… Cuando pasa Tita me acuerdo de mi querido Joaquín Reyes.
Las niñas locas gritan igual cuando pasa Hugo Silva que cuando pasa Fernando Esteso (que no pasó). Pero con Mario Casas es distinto, con Mario se vuelven locas, lloran, chillan, ponen cara de sufrimiento…
Javier Cámara y Gonzalo de Castro en la alfombra roja.
Saludo a actores, periodistas y compañeros de televisión, le pongo ojitos a Blanca Suárez que me saluda y nada más, porque cuando yo pongo ojitos parece que pongo ojetes.
Quedo con Daniel Sánchez Arévalo para el lunes. Quedo con Gabriel Calzado (Fotogramas) para beber mañana un poco. Quedo con Nacho Valcárcel (guitarrista del grupo Cosmonauta, que toca aquí mañana) para cuando acaben el concierto.
No me quedo a la gala. La presentan Antonio de la Torre y Rossy de Palma. Me voy a cenar un poco de queso.
Adelanto la hora durante la cena para que no se me olvide. Mi móvil también la adelanta por su cuenta, pero yo no sabía que mi móvil sabe hacer eso. Total, duermo dos horas menos. Qué gilipollas.


miércoles, 23 de marzo de 2011

La tristeza del tejado de zinc (ha muerto Liz Taylor)

A las 14 horas del miércoles, hora española, nos enterábamos de la muerte de Elizabeth Taylor. Y a las 14:01 ya la echábamos de menos. Por cualquier motivo. Porque existen muchas razones para echarla de menos. Porque no podríamos citar en unas líneas todo lo que nos va a faltar al irse Liz. O lo que no nos va a faltar, porque lo bueno que tienen las estrellas de cine es que su legado se queda con nosotros, sus películas, sus voces, sus imágenes, su juventud… Hoy citamos al azar 10 razones por las que vamos a echar de menos a Liz Taylor.
1. Por ser una de las primeras estrellas infantiles de Hollywood. Por enseñar a muchos niños a amar a los animales, como al caballo de National Velvet o a la perra más famosa del cine, Lassie.
2. Por ser una adolescente adorable, por ser la Amy de Mujercitas, por ser la hija de Spencer Tracy en El padre de la novia.
3. Por ser Cleopatra. Puede decirse que no interpretó a Cleopatra, sino que FUE Cleopatra. Es difícil pensar en Cleopatra y no ver a Liz Taylor. Es imposible.
4. Por Gigante, Una mujer marcada, De repente el último verano
5. Por hacer que cada vez que miremos un tejado y advirtamos que es de zinc, pensemos en una gata. Y que esa gata no sea precisamente un felino.
6. Porque nunca se le cayeron los anillos y dio lustre a películas  como Los Picapiedra y a series de televisión como Hospital General u Hotel con sus breves intervenciones.
7. Por guardar en sus vitrinas Oscars, Globos de Oro, BAFTAS, David de Donatellos… Las vitrinas de Liz Taylor son la historia del cine, del gran cine.
8. Por casarse 8 veces con 7 hombres muy diferentes, por hacernos una especie de guiño a los demás hombres que la adorábamos, un guiño que algunos ilusos quisimos interpretar como un “bueno, tal vez lo nuestro también habría funcionado”.
9. Por su labor solidaria. Por encabezar la lucha contra el SIDA tras la muerte de su amigo Rock Hudson, por participar en el concierto tributo a Freddy Mercury, por recoger el Príncipe de Asturias a la Concordia en 1992, por tener un corazón capaz de acoger al de Michael Jackson por amistad,  por una vez en la vida de Jacko sin más interés que el de la amistad…
10.  Por no dejar que la olvidemos. Por dejarnos un legado con tantas y tantas películas que hará que su recuerdo nunca descanse en paz.

Y ahora descansa tú, querida Liz.

martes, 22 de marzo de 2011

Come fly with me

Yo creía que Matt Lucas y David Walliams no iban a volver a acercarse a la genialidad de Little Britain. Y no lo creía por dos motivos: porque las dos versiones siguientes del programa no lo hicieron (LB en USA y LB en el extranjero) y porque para que yo crea una cosa tengo que pensar un rato, y cada vez me cuesta más hacer eso.
Pero hará cosa de un mes, CANAL+ estrenaba la nueva serie de la BBC creada por estos dos geniecillos del humor inteligente con toques de grosería fina: Come fly with me.  Aparte de que la cancioncilla que usaron en los teasers se me mete de vez en cuando en la cabeza con la voz de Frank Sinatra, la serie tiene una serie de ingredientes que la hacen imprescindible y loable.
La troupe (o troupulación) de "Come fly with me".
  1. La creación de personajes. La estructura vuelve a ser la de Little Britain: gags independientes protagonizados siempre por los mismos personajes, pero esta vez todos conviven en un aeropuerto. ¿Suena claustrofóbico? Probad a comprobarlo.
  2. La caracterización. David Walliams es muy grande y da el pego lo mismo como facturadora que como dueño árabe de la línea área. Pero Matt Lucas está enorme, y le sigue costando igual de poco representar a un chaval de 18 años que a un paparazzi al borde de la jubilación.
  3. El compromiso de criticarlo ABSOLUTAMENTE TODO: la homosexualidad y la homofobia, el racismo y el mínimo compromiso de algunos inmigrantes, la desgana de los empleados y la desvergüenza de los jefes…
  4. El aprendiz aspirante a piloto que de momento trabaja en la hamburguesería (Matt Lucas), y que en cada pedido mira a su supervisor para que le diga lo que tiene que hacer. Sólo por ver los gags de ese personaje merece la pena engancharse a Come fly with me.
  5. El agente encargado de controlar la entrada de inmigrantes (David Walliams), un tipo capaz de espetarle a una mujer negra que se ha inventado el nombre de su país (Liberia) o de hacerle a un caballero sentarse  hasta que le crezca el bigote porque no le reconoce en la foto de su pasaporte.
  6. Las chicas que trabajan en facturación y que tiene un pique por ver quién sustituye a su jefa durante la baja por maternidad. Son un par de hijas de puta que sonríen a los clientes de la llínea aérea mientras los desprecian.
Las responsables de facturación.
Hay otros personajes, como el impresentable magnate árabe dueño de la aerolínea, los paparazzis que prácticamente viven en el aeropuerto y que son expertos en perder las exclusivas cuando las tienen en las narices, el relaciones públicas experto en ahuyentar a la clientela… Pero lo más divertido de Come fly with me (como lo era en Little Britain) es que no se inventa una reliada, sino que caricaturiza la que hay. Los encargados del equipaje lanzan las maletas a la cinta con el mismo mimo que los basureros lanzan las bolsas al camión. Bueno, así es en la vida real, y así tenemos todos nuestras maletas de destrozadas.
Porque la realidad supera la ficción… y sobre todo desde que hay líneas de bajo coste. A mí en los últimos años me ha sucedido:

  • Tener que preguntar si “hay un médico en el avión” (¡qué momento!). En el avión sólo había una unidad del medicamento que necesitaba mi chica. El médico que había a bordo lo abrió mal y el medicamento cayó al suelo. Para compensarlo, el piloto nos dijo que si queríamos aterrizar de emergencia en Roma o visitar su cabina. No quisimos hacer ninguna de las dos cosas.
  • Escuchar perplejo como por megafonía anuncian: “y ahora, si quieren, pueden comprar nuestro famoso calendario de nuestras azafatas en bikini” (os juro que esto es cierto, fue en un vuelo Madrid – Girona, 17 noviembre 2010).
  • Ver como un señor mayor y negro parecido a Morgan Freeman le vacilaba a una azafata (vestida) diciéndole en inglés que no sabe apagar el móvil. Cuando ella estaba ya deseèrada porque despegábamos, él le dijo en español: “que sí que sé, que es una broma”.
  • Ser el primero de la cola pero quedarte el último porque antes que tú llaman a los que tienen speedy boarding, a los niños, a los mayores, a los cojos, a los grupos, a los menonitas, a los de la tarjeta Flynosequé, a los de Burgos y a un enano.
  • Comprobar varias veces los piques entre líneas aéreas y aeropuertos, a través de las pullas que lanza el piloto por megafonía cuando aterriza y no está lista la escalerilla.

Son cosas que si viera en Come fly with me, pensaría: “cómo se pasan”.

sábado, 19 de marzo de 2011

La mitad de Óscar y el cine de silencios

Julio Iglesias decía en una canción dedicada a Chabeli: “Eras niña de largos silencios, y ya me querías bien”. Pues bien, después de esta puta mierda de cita, esta entrada sólo puede ir hacia arriba. Ánimo.
Porque vamos a hablar de cine de grandes silencios. No hablo del de Chaplin, Fatty o Buster Keaton, eso es cine mudo, no de silencios. El cine de silencios es un cine pausado, calmo, lento, que no teme a planos secuencia de 5 minutos, que no se asusta de enseñar que un protagonista está pensando. Es un cine agradecible, de autor, arriesgado, no pensado para el gran público. Es el cine por el que ha optado esta semana Manuel Martín Cuenca en La mitad de Óscar. Y hoy he elegido 5 películas recientes “de silencios”, género que, a estas alturas del post, os confieso que no existe. Me lo acabo de inventar.

"La mitad de Óscar": el perfil de Verónica Echegui y el de Rodrigo Sáenz de Heredia.
1. La mitad de Óscar (2011). Primera película española que después del “Torrentazo”, y no puede estar más en las antípodas. Martín Cuenca se aleja de La flaqueza del bolchevique y Malas temporadas, que sin llegar a serlo, eran mucho más convencionales. Se habla de que se ha acercado al cine de Rosales, el más conocido autor de este tipo de cine, pero creo que Rosales maneja mejor estos ritmos. La película permite a Verónica Echegui salirse más todavía del cliché de la Juani, permite que veamos a un Antonio de la Torre enorme en sus cinco minutos a través de un retrovisor, y nos presenta a un prometedor Rodrigo Sáenz de Heredia. La historia es dura. Bien contada. Comienza con un plano fijo de un tío que viene en bicicleta desde lejos, y hasta que llega, pues no llega. Declaración de principios loable, historia que te alcanza y te hace pensar, pero reconozco que miré más de una vez el reloj. Coincidí en mis sensaciones con la productora Cristina Iglesias.
2. Luz silenciosa (2007), de Carlos Reygadas. Con Jaime Rosales, es seguramente el mejor exponente de este cine. He elegido esta película de su filmografía porque lleva la palabra “silencio” en su título y porque empieza con un plano secuencia de las estrellas girando hasta que amanece. Oye, y tu ponte a mirar las estrellas hasta que amanezca, que pasa un buen rato. Cuenta la vida, ya lenta de por sí, de una comunidad menonita, donde uno de sus miembros, con siete hijos, tiene una relación bastante adúltera. También aparece al concepto de milagro, por ahí en medio. Y me gustó, pero me resultó pretenciosa. La vi con el director Manuel Fernández, que la adoró, y me encontré con mi crítico favorito, Javier Ocaña, que me dijo una frase que se me quedó grabada: “está bien pero es un poco cargante”.
3. Uzak (Lejano) (2002), del turco Nuri Bilge Ceylan. He mirado en Imdb a ver si lo había escrito bien y sí, pero no tiene mérito porque le entrevisté una vez en Granada. Y tampoco tiene mérito el ritmo de su cine, porque qué señor tan lento y soso. Uzak también empieza con un plano secuencia de 5 minutos de un tío andando desde lejos hasta que llega. Pero la historia de dos primos hermanos que se reencuentran pero que están más lejos el uno del otro que José Luis Garci de Santiago Segura, me enganchó. Esta la vi solo. Qué raro, con la de fans que tengo.
Uzak. ¿Y que sigo pensando por qué la vi solo? ¿Dónde estaban ese día Rafa Nadal y Juan Erasmo Mochi? Qué raro...
4. Las horas del día (2003) y Tiro en la cabeza (2008). He juntado estas dos películas de Jaime Rosales porque el blog lo escribo yo, supongo. Las horas del día me sorprendió esa “chulería” maravillosa de Jaime de dejar la cámara quieta y si los actores se salen de ella pues peor para los actores, esas pausas, ese transcurrir de las horas… y ese giro bestial de la película (no lo cuento por si no la habéis visto)… Me gustó pero no me entusiasmó: con la que Jaime Rosales me conquistó definitivamente fue con La soledad. Creo que con el tiempo he mejorado su recuerdo, pero Teresa, mi chica y no os imagináis qué crítica de cine tan dura, fue menos entusiasta. Tiro en la cabeza la vi en su tensísimo estreno en San Sebastián. Entiendo el experimento pero me pareció una sobrada, a pesar del espectacular y sobrecogedor final (el susodicho “tiro en la cabeza”). Cristina Teva, la mejor presentadora de cine de Eurasia y Gondwana, coincidió conmigo en que esa horita y pico con audio de la calle viendo a los etarras en sus locales desde fuera… pues que como que no.
5. Whisky (2004). De Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll. La muerte de Rebella en 2006 fue uno de los disgustos más grandes que nos ha dado la vida a los cinéfilos, por negarnos lo que esta pareja podría haber hecho. Whisky es lenta y silenciosa porque si no no vale, esa relación (inventada) entre jefe y empleada tiene que ser así, esa rutina diaria de abrir la tienda tiene que ser así, esos sentimientos que afloran y se reprimen tienen que ser así. Whisky es una maravilla. También la vi con mi chica, pero cuando pienso en Whisky me acuerdo de Tony Partearroyo, la persona que más sabe de cine que he conocido.

¿Qué faltan Dreyer, Apitchapong, Mariano Ozores…? Lo sé, pero esto es un post que habla de 5 películas silenciosas, no un tratado sobre estilos cinematográficos. Yo es que para hacer tratados no valgo. Para escribir posts tampoco, pero es más fácil. ¿Qué por qué he citado a la gente con la que vi cada película? Pues para que veais que este cine despierta sensaciones diferentes. Y para que les haga ilusión ver su nombre y me sigan en Twitter. Y ahora, como homenaje al cine de silencios y por respeto a vosotros, me callo.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Unas reflexiones a costa de los Fotogramas de Plata

Estuve el lunes por la noche en la entrega de los Fotogramas de Plata y en la posterior fiesta en la que se celebraron los Fotogramas de Plata. Sé que es tarde para contaros quiénes fueron los ganadores, pero también era tarde cuando, agotado posé mi cabezón retumbante sobre mi almohada viscoelástica, amigos. Así, que en vez de recordaros el palmarés de estos premios, os voy a hacer una serie de preguntas que se me vinieron a la cabeza esa noche, y que hará que este post pase de ser obsoleto a convertirse en un más que actual juego de preguntas y respuestas, mucho más divertido que el Pasapalabra. Bueno, y si no lo consigo, me disculpáis y listos.
1. ¿Por qué, si todos los actores que ganan premios dicen en su discurso que es absurdo competir y comparar una actuación con otra, hay tantos premios para los actores? Ya vimos los Oscar, BAFTAs, Europeos, TPs, Goyas, Palmas, Leones… sólo faltan unos en España: los de la Unión de Actores, que son el 4 de abril.
2. ¿Por qué cuando votan los académicos los mejores actores son los de Pa negre (niños incluidos), y cuando vota el público los nominados son Mario Casas, Carlos Areces, Carmen Machi y los de Águila roja? (ojo, que no digo que no sean buenos actores, me refiero más bien a sus películas, creo que me habéis entendido, ¿no?)
3. ¿Por qué Natasha Yarovenko y yo no nos conocimos cuando yo era joven, guapo, listo, rico y ruso?
4. ¿Por qué las chicas tienen que posar medio de espaldas y con una pierna puesta así, y los tíos en cambio vale que estén con las manos en los bolsillos o posadas delante de lo que viene a ser el manubrio?
5. ¿Por qué los actores de televisión jóvenes se van a la barra como si fuera la última fiesta a la que van en su vida mientras tiene lugar la gala? ¿Por qué sé yo esto? ¿Qué hacía yo en la barra durante la ceremonia?
Una imagen de la fiesta de los Fotogramas. ¿Qué imagen en concreto? Ésta.
El caso es que no lo sé, pero da igual. Os contaré que a la gran fiesta de los Fotogramas, en la discoteca Joy Eslava de Madrid, acudieron muchos actores en una gran convocatoria glamourosa y pizpireta. También acudí yo, que estuve a ratos trabajando y a ratos contribuyendo a que los patrocinadores espirituosos se fueran satisfechos. Estuvieron casi todos los nominados: Elena Anaya, Blanca Suárez, Carlos Areces, David Janer, Gonzalo de Castro, Miriam Gallego, Mario Casas, Malena Alterio, María Castro, Luis Merlo… Pero también Maribel Verdú, Carmen Maura, Manuela Vellés, Raúl Arévalo, Hugo Silva, Alicia Borrachero, Clara Lago, Macarena Gómez, Anabel Alonso (que presentó la gala), José Corbacho (que no la presentó), Julián López, Martina Klein, Juana Acosta, Ernesto Alterio, Leticia Dolera, Michelle Jenner, Natasha Yarovenko, Paco León, etc. etc. etc. Nivelón. Ah, y casi toda la prensa especializada. Y yo.
También estuvieron los premiados de antemano: Carlos Saura (Fotogramas de honor) y Agustí de Villaronga, porque Pa negre fue premiada como mejor película del año por votación de los críticos. Y aquí es cuando llegan las reflexiones del día que os prometía en el título:
¿Por qué cuando votan críticos y académicos gana “Pa negre”, y cuando vota el público gana Mario Casas? /// ¿Por qué la crítica es tan distinta a la calle? /// ¿Por qué el público considera que Mario Casas es nominable por “Tres metros sobre el cielo”? Está muy bueno, vale, pero… ¿mejor actor? /// ¿Por qué la Academia nomina a Antonio de la Torre por “Balada triste de trompeta”, y en cambio los lectores prefieren a su compañero, Carlos Areces? /// ¿De verdad el público nomina a Carmen Machi por su actuación en “Que se mueran los feos”, o lo hacen porque la echan de menos en Aída? /// ¿De verdad los académicos piensan que 4 de los 6 mejores actores del año estaban en “Pa negre”? /// ¿Es el coatí un marsupial o un prociónido pequeño?
Bueno, venga, y lo diré por si algún despistado nolo sabe: en cine ganaron Elena Anaya (¡mi chica favorita!) y Javier Bardem (que no fue a la gala porque tenía que darle el bibe al niño, pero lo recogió su “rival” Carlos Areces argumentando que ya ha sustituido muchas veces a Bardem, y en efecto, en Spanish movie lo parodiaba en Mar adentro y No es país para viejos). En televisión, Blanca Suárez (¡mi chica favorita!) y Gonzalo de Castro. Y en teatro, Malena Alterio (que me cae muy bien, pero que no es mía) y Luis Merlo.
Blanca Suárez, mejor actriz de televisión. Está subiendo como la espuma, Blanca.
Ah, y gracias a Carlos Alonso de Fotogramas.es por patrocinar este post, y a Cris y a Teresa (¡mis chicas favoritas!) por contarme lo que iba pasando esa noche cada vez que me quitaba las gafas. Otras veces me lo cuentan cuando directamente voy ciego.


domingo, 13 de marzo de 2011

Torrente 4: Crisis letal (menos para Santiago Segura)

El viernes se estrenó Torrente 4, lethal crisis (crisis letal). Os juro que tengo un poco de complejo de obtuso porque no acabo de pillar el chiste de poner el título en inglés y luego traducirlo, me dicen que es una parodia de los títulos de las películas americanas de acción pero lo siento, ni aún así  lo pillo, yo.
Me entero por un retweet en un tweet de Gregorio Belinchón (una fuente de sabiduría cinematográfica y el periodista que más trabaja de Europa, porque firma desde las entrevistas más glamourosas hasta las necrológicas de El País) de que Torrente ha hecho entre el viernes y el sábado 5,6M €, eso es cerca de un 65% de la taquilla total (algo así como que 2 de cada 3 espectadores la eligieron, aunque no exactamente, porque la entrada es más cara por el 3D, así que sería algo así como que de cada 3 espectadores que el viernes fueron al cine, entraron en Torrente una persona normal y un señor bajito). A este ritmo, Torrente acabará haciendo este fin de semana unos 9M€ (ha costado 10), y eso es una barbaridad. Y en esto no sólo tiene que ver la gran cantidad de copias con la que ha salido Torrente al mercado (855), démosle un alto porcentaje del mérito a que Santiago Segura se ha pasado las últimas semanas promocionando como nadie su película en Sálvame, en El hormiguero, en radios, en revistas, en periódicos, incluso vino al programa en el que trabajo, Nos gusta el cine, de CANAL+ y estuvo fantástico (aunque me ha dicho un pajarito que no le hizo demasiada gracia desplazarse tan lejos).
Santiago Segura con Cristina Teva y con David Broncano, pero menos. (C) Daniel Valledor.
Vi Torrrente 4 la semana pasada en un pase de prensa. No parecía un pase: parecía una première. De hecho, se celebró en el Cine Capitol, normalmente reservado a los preestrenos por su tamaño, pero es que TODA la prensa estábamos allí. No puedo decir que me gustara Torrente 4. O sea, sí lo puedo decir, mirad: “Me gustó Torrente 4”, pero sería mentira. Pero es una de esas películas que no puedes juzgar igual que otras, porque sería ridículo. No tendría sentido que nos pusiéramos a hablar de la fotografía, de la dirección artística, del guión, etc. No tendría sentido pero se puede hablar, porque la factura de los Torrentes es buena, como dice Santiago Segura, Torrente es casposo, pero las películas no. Aunque si a Torrente la juzgaras como una película “normal”, habría que criticarle el exceso de chistes, momentos escatológicos y cameos, las concesiones al 3D, etc, etc, en detrimento de la absoluta falta de hilo argumental. Mi opinión es que Santiago ha pasado totalmente de la historia. Da la impresión de que ha dicho “¿pa qué?, si tengo más de 50 amiguetes que van a salir en ella?”. Quiero decir que da la impresión de que si cortas cualquier escena (excepto 2 ó 3 fundamentales para que se sostenga la película), lo único que pierdes es el cameo que hay en ellas. Por suerte, tuve el placer de ver la película con Raquel Santos, de C+, y ver que opinábamos lo mismo me reafirma en mi opinión, porque si no me sentiría desamparado ante los resultados de taquilla.
Santiago Segura as Torrente 4.
Pero Torrente hay que juzgarla como un producto, como lo fueron Fuga de cerebros, o sin ir más lejosTorrente 1, 2, y 3. Un buen producto y una espectacular operación de marketing. En Torrente 4 aparecen Belén Esteban, Kiko Rivera, Ana Obregón, Carmen Martínez Bordiú, Mari Cielo Pajares, Carmen de Mairena, María Patiño, Kiko Matamoros, Carlos Areces, Ernesto Sevilla, Fernando Esteso, David Bisbal, El Langui (impagable su manera de reírse de sí mismo en un partido de fútbol), Álvaro Arbeloa, Sergio Ramos, Gonzalo Higuaín, Cesc Fábregas, el Kun Agüero, Francisco Latino con el sabor de una copa de vino, Isidro Montalvo, John Cobra, Andreu Buenafuente y su señora Silvia Abril, María Lapiedra… y supongo que en su último papel, Juanito Navarro. Me dejo otros tantos cameos más las apariciones de los actores que intervienen como tales (Javier Gutiérrez, Yon González, David Fernández…). Con estos reclamos, y aunque te digan que la película es mala, machista, escatológica, que no tiene argumento… ¿quién no va a intentar comprobarlo en persona?
Pues mucha gente. Pero dejemos claros seis puntos:

  1. Torrente 4 ha recaudado más de 5 millones en sus dos primeros días. Nada que objetar, que luego criticamos que el cine español no conecta con el público.
  2. Torrente 4 tiene chistes con los que te ríes y otros en los que se pasa de rosca. No reírte es imposible. Reírte todo el rato es preocupante.
  3. Las 3D son reales, o sea, no está rodada en 2D e inflada a 3D, pero la película se vería casi igual en 2D, sólo tiene un par de escenas en las que destaca la estereoscopía. Esto me lo cuenta Raquel, ya sabéis que yo no veo en 3D.
  4. Santiago Segura NO es Torrente. NO es machista, No es homófobo, No es racista. No nos confundamos.
  5. Torrente 4 es un producto inteligente y una máquina de hacer dinero.
  6. Y tal y como terminó mi adorado Javier Ocaña su crítica en El País cuando se estrenó Torrente  3, podríamos añadir: “…pero de cine, nada”.


miércoles, 9 de marzo de 2011

Crematorio, por fin una serie española de calidad

Llevamos unos meses incumpliendo la segunda premisa que se anuncia en esta página: “un blog de cine y televisión”. Pero claro, con los Goya y los Oscar os pusisteis tan pelmazos que sólo hemos hablado de cine y de más cine. Bueno, tal vez el que se puso pelmazo fui yo, no vamos a discutir ahora por esa nimiedad. El caso es que tenía ganas ya de hablar de alguna serie de televisión, y últimamente, justo por esta sobredosis de cine que hemos tenido, sólo me había enganchado a Come fly with me, de la que hablaremos próximamente, sobre todo yo. De la que vamos a hablar hoy es de una serie que empezó el lunes en CANAL+ y que se llama Crematorio, igual que la novela de Rafael Chirbes, quizá porque está basada en la novela de Rafael Chirbes.
Digo en el titular que “por fin una serie española de calidad”. El título no es correcto, pero no os extrañe, yo titulo fatal desde la facultad, suspendí Redacción periodística en primero de carrera para junio y en tercero para septiembre. También es cierto que cuando yo estudiaba tomábamos apuntes con un cincel sobre una tablilla de piedra, que los tiempos han cambiado y que si ahora me mandan hacer una redacción sobre una vaca la haría mejor. Pero no es justo decir lo que he dicho en el titular, últimamente me he enganchado a Gran reserva, Pelotas, Qué fue de Jorge Sanz… y eran series españolas. Pero Crematorio es otra cosa.
Decía José Sancho (es que hace tiempo que se cabrea si le llamas Pepe, bueno, creo que se cabrea por muchas más cosas, pero no os lo puedo decir) que en realidad había rodado una película de 8 horas. Y en parte tiene razón: para empezar está dirigida por Jorge Sánchez Cabezudo, el autor de la considerable La noche de los girasoles. La segunda unidad la llevaba Oskar Santos, el director de El mal ajeno. Pero sobre todo, y a lo que se refiere José Pepe, es que la serie ha sido rodada a la vez, es decir, un día ruedan una secuencia del capítulo 3, a continuación otra del 5 y luego una del 2. O sea, que no van capítulo a capítulo, como en la tele. Y además, la serie tienen un principio y un fin, quiero decir, está basada en una novela y la han rodado en 8 capítulos. No puede haber segunda temporada, ni puede irse un personaje, ni puede entrar de repente Mario Casas a hacer de hijo sin camiseta.
José Sancho y sus chicas: Alicia Borrachero y Juana Acosta, de la que soy un poco fan.
De momento sólo hemos visto el capítulo primero, pero promete mucho. Tengo amigos sensatos (ya sé que no me pega, pero alguno tengo) que han podido ver ya los 8 y que me dicen que la serie promete y que además, cumple. Y luego tengo un compañero cretino que dice que la serie es una mierda, pero no la ha visto. Crematorio es entretenida, tiene su suspense, los personajes no chirrían y además tiene flashbacks de 30 años para los que no han teñido a Pepe José de negro, sino que han cogido a un actor joven que se le parece. Ole.
No os he dicho que trata Crematorio, ¿verdad? ¿eh? ¿eh? ¿eh? Pues bien, sus carteles promocionales dicen que es una serie sobre la corrupción en España. Más concretamente sobre la corrupción urbanística, el pelotazo, la burbuja inmobiliaria… ya no puedo decir más. Bueno, sí que puedo, pero estoy cansado.
Pepe Sancho con sus chicos. Atención a Vicente Romero: vuelve a bordar su papel, como casi siempre.
Estuve en el rodaje de Crematorio allá por abril del pasado año, en Alicante. Y pude ver lo bien que trabajan Jorge Sánchez Cabezudo y Oskar Santos en la unidad 2, vi el respeto que impone José Sancho, el Pepe, entre el equipo técnico y artístico, pero también me dio la impresión de que es un respeto cariñoso. Pude tomar un pichiflús con Juana Acosta, que hace de joven novia de José Sancho, y que en cuanto te descuidabas te contaba el final, y pude ver cómo sustituye su acento colombiano por el castellano con la facilidad con la que Carlos Latre pondría la voz de, por ejemplo, Michavila. También pude ver a Juana en plena demostración del “método”, despidiéndose de mí rogándome que no la hiciera reír (ni que yo fuera Chiquito de la Calzada) porque tenía los ojos rojos y estaba triste preparándose para su trágica y siguiente escena. Y también pude ver cómo se preparaba sus escenas Alicia Borrrrrachero, que hace de hija de Pepe Sancho y que odia a Juana Acosta, porque es la nueve novia de su padre y cree Alicia que lo que busca esa zorra es la pasta de su padre. Todo esto es ficción, que luego Alicia y Juana son superamigas y nos permitieron grabarles una charla entre ellas con varios vinos de por medio para esa serie documental que os conté aquí y que se llamaba Actrices

Otra gran serie española a la que me enganché, por cierto. Y por cojones, con perdón.

domingo, 6 de marzo de 2011

Bienvenidos al sur, al norte o a donde se les ocurra

Tengo un problema con los remakes. Para empezar no lo pronuncio bien, mirad: reméis. Y luego me suele pasar que me pongo en plan viejuno drástico y pronuncio aseveraciones totalitarias tipo: “pues siempre es mejor la original”, recordándome a ese otro falso tópico que dice “el libro es siempre mejor que la película”. Hasta que vi Ocean’s eleven, y me di cuenta de que un rimaik puede ser mejor que la película en la que se basa: La cuadrilla de los once, que aunque sale el rat pack es lo que en el mundo del cine los eruditos calificamos como un truñete. Ese día cambió mi vida, me convertí en alguien más abierto de mente, observé los remeiks con ojos más objetivos y me cambié de champú.
Aún así, todavía me revuelvo en mi tumba (ya sé que no puedo hacer esto, pero me gusta la frase) cuando recuerdo la versión de los Coen de El quinteto de la muerte (Ladykillers, ¿por qué los Coen hacen remakes, con lo buenos que son cuando son originales?), o cuando me pregunto a quién se le ocurrió que Psicosis y Crimen perfecto necesitaban una nueva versión en los años 90 para hacer más digestible al autor más digestible que nunca ha existido: Alfred Hitchcock.
Remix. Remeix. Nada, que no me sale.
Una comida con la gente del norte.
Viene todo esto, pequeños angelotes, al estreno este fin de semana de Bienvenidos al sur, el remake en italiano de la francesa Bienvenidos al norte. La película trata de un funcionario de correos que es destinado a la otra punta del país (el norte de Francia y el sur de Italia), un lugar sobre cuyos habitantes hay miles de prejuicios, y al que llega absolutamente intimidado por las leyendas,. Y en efecto, ese lugar es diferente, la gente no habla igual, se comporta de una manera mucho menos urbana, etc, etc… pero acaba siendo un lugar maravilloso. Esta sinopsis es la misma para ambas películas.
Bienvenidos al norte es fantástica. Si no la habéis visto, intentad conseguirla en DVD o que os la baje Álex de la Iglesia. Es una de esas películas que se ven con una sonrisa continua y varias carcajadas ocasionales. Y Bienvenidos al sur también lo es. Porque es igual, sólo que se lleva los gentilicios a Italia. Si has visto la una, cuesta ir al cine a ver la otra. Si eres español, claro.
Porque tiene escenas absolutamente iguales: la del truco del funcionario en silla de ruedas, el paseo por la playa que el protagonista se da con el compañero de trabajo que le va a servir de apoyo en el nuevo pueblo (y que en la francesa interpreta el propio director Dany Boon), la llegada en coche, desternillante en la francesa, la comida con los compañeros, brillante en la italiana…
Una comida con la gente del sur.
Ahora, la comparación puede resultar interesante y te hace entender que se haga el remake. Quiero decir: Michael Haneke hizo Funny games en en alemán en 1997. Diez años más tarde la volvió a rodar plano por plano pero con actores americanos, porque sabía que allí, si no, no la ven ni locos. Rec también sufrió esta incultura antiglobal viendo como hacían Quarantine (recuerdo que Manuela Velasco me contaba que era impactante ver a otra tía haciendo las mismas escenas, diciendo las mismas frases, rodando en los mismos encuadres). Bienvenidos al sur no es sólo eso. Las secuencias, el guión, las situaciones son casi idénticas, pero aporta una cosa: las diferencias entre el norte y el sur de Italia son más evidentes y seguramente más conocidas que en Francia. Un italiano de Milán en Nápoles provoca a priori más coña que un francés del sur en el norte (de hecho, ese norte en la película es ficticio). La italiana juega más con la política, con la picaresca del sur, con la mafia, la delincuencia, con los aspavientos, etc. Entiendo que los italianos la hayan convertido en líder de taquilla. Igual que los franceses, que aman a su cine como nadie en el mundo, también lo hicieron.
Pero… podría hacerse esta película en España? ¿Estamos preparados para que alguien viaje y se ría de Cataluña, el País Vasco, Andalucía, Madrid? ¿Cuánta asociaciones políticas, nacionalistas, centralistas, culturales, pondrían el grito en el cielo si un madrileño se bromea con la tacañería de un catalán? ¿Si un andaluz se mofa de la inseguridad en Donosti? ¿Si un asturiano se mete con la chulería y el centralismo de un madrileño? ¿Si un extremeño se cachondea de la imprecisión de un gallego o de la calma chicha de un canario? ¿O si un cántabro alucina con la vagancia de un andaluz? He soltado todos los tópicos que se me han ocurrido. ¿Se imaginan? ¿Por qué me da a mí que en España no podríamos comprar una franquicia de “Bienvenidos…”?
P.D.1 Esta semana moría Jane Russell, actriz exuberante de los años 50 y 60, la morena de Los caballeros las prefieren rubias, la mujer para cuya talla 96 de pecho el mismísimo Howard Hughes diseño un sujetador, el mito al que Bob Hope definió así. “Tener cultura es saber describir a Jane Russell sin mover las manos”.

P.D.2. En este país seguimos marcha atrás: la Fiscalía de Barcelona ha denunciado a Ángel Sala, director del Festival de Sitges y personaje admirado por todos los que nos dedicamos de alguna manera a esto del cine, por exhibir la película A serbian film. Desde aquí todo el apoyo, solidaridad y disposición a la lucha contra esta vuelta a la censura mogijata, de la que ahora es víctima un tío con la libertad espiritual y ganas de difundir la cultura llamado Ángel Sala.

jueves, 3 de marzo de 2011

Cine en espacios mínimos

El pasado domingo presentó los Oscar James Franco, que estaba nominado por 127 horas.
Ese mismo viernes, Manuela Vellés estrenó Secuestrados.
Dos semanas antes, Buried ganó 3 premios Goya.
Y al día siguiente de los Goya, Álex de la Iglesia volvía a incorporarse al rodaje de La chispa de la vida.
Ryan Reynolds en el sitio más pequeño en el que se puede rodar una película, aunque quién sabe, tal vez algún día se ruede una en un bote de Fanta.
¿Tienen estos cuatro inconexos hechos un hilo conductor? Sí. Las cuatro películas mencionadas tienen lugar en espacios muy chicos. 127 horas tiene lugar en una grieta rocosa, Secuestrados en la planta baja de una casa, Buried en una tumba y en La chispa de la vida parece ser que un personaje casi no sale de un coche. En esos sitios tú no puedes meter un travelling, una cámara, un equipo de sonido y un productor entrado en carnes. Las películas que se desarrollan en espacios reducidos están más de moda que las series para adolescentes en las que sale Mario Casas.
Pero no pensemos que esto es nuevo. Encerrar el espectador en un sitio pequeñito es una garantía, si no de terror, sí de agobio, tensión e inquietud. Y esto se ha hecho en el cine mucho antes que éste existiera. Bueno no, tanto no. Qué gilipollez.
  • Capitanes intrépidos (1937). Victor Fleming pasó de grandes exteriores y decorados en una época en la que la grandes producciones empezaban a estar al orden del día. Freddy Bartholomew y Spencer Tracy se pasaban media película en una barca. Luego hay muchas películas con barcas, pero vamos, que en Titanic había más espacio. Podríamos mencionar otra vez a Spencer Tracy en otra barca en El viejo y el mar (1958) o a Gregory Peck en Moby Dick (1956).
  • Alfred Hitchcock rodó varias películas en espacios mínimos: Náufragos (1944) en un bote salvavidas, La soga (1948) en un apartamento y La ventana indiscreta (1954) sin salir prácticamente de la habitación de James Stewart
James Stewart en "La ventana indiscreta": un hombre, una butaca, una ventana, una obra maestra.
  • Doce hombres sin piedad (1957). La alucinante ópera prima de Sidney Lumet (alucinante que sea una ópera prima) se desarrollaba en la sala en la que se reunía ese jurado al que se enfrentaba Henry Fonda. Sidney Lumet también rodó en 1974 sin salir de un tren: en Asesinato en el Orient Express.
  • La huella (1972) de Joseph Leo Mankiewicz es otro canto a la economía, no sólo de espacio (la casa de Laurence Olivier) sino de personajes (solos Olivier y Michael Caine).
  • La cabina (también de 1972), la obra cumbre de Antonio Mercero, mucho mejor que Verano azul, dónde va a parar. Hasta que llegó Buried, era el sitio más pequeño en el que se puede desarrollar una película (para televisión): una cabina de teléfonos. ¡Y con José Luis López Vázquez como personaje trágico!
  • La trampa del mal (2010). En esta película, escrita y producida pero no dirigida por M. Night Shyamalan, prácticamente no se sale de un ascensor.
  • Y ya llegaríamos a las que citábamos al principio de este post: Buried en un ataúd (sin duda la mejor de esta última tanda), 127 horas en una grieta (pero aquí Danny Boyle no se atreve a quedarse en la grieta y hace un despliegue de absurdos videoclips de sueños, alucinaciones y flashbacks: absolutamente decepcionante) y Secuestrados, en un apartamento en el que Miguel Ángel Vivas secuestra a la familia y al espectador.

Podríamos añadir El ángel exterminador, Habitación en Roma, 20.000 leguas de viaje submarino, Avatar  (huy no, Avatar no)… Porque si hay talento, no hacen falta grandes espacios para hacer grandes películas. Y cuando están bien hechas, el espectador siente que el cine también se hace pequeño, y quiere salir de él.