viernes, 29 de octubre de 2010

Los ojos de Julia y la ominpresencia de Belén Rueda

Hay veces que una película se mete en mi vida casi sin darse cuenta, porque si se diera cuenta se metería en cualquier otra vida mil veces más apasionante que la mía, como por ejemplo la de Sánchez Dragó. Me pasa con muchas películas españolas, que por cuestiones laborales las veo nacer, asisto al rodaje, hablo entre medias con alguien que la está haciendo, me la encuentro mucho antes en un festival y acabo yendo al preestreno. Y para rematar la faena, encima las veo. No sé, últimamente me ha pasado con Spanish movie, Carne de neón, Hierro, El butanero la tiene de acero (bueno, de esta última no víví el rodaje)…
Y me acaba de pasar con Los ojos de Julia, que se estrena este viernes. Os cuento.
Hace ya casi diez meses me invitaron al rodaje en Terrassa, Barcelona. Por aquel entonces se hablaba de una película producida por Guillermo del Toro, con Belén Rueda de protagonista absoluta y que podía tener ciertas semejanzas con El orfanato. Ya os conté por aquí cuánto dio de sí esa visita al rodaje. Pero desde luego, hablando sólo un ratito con Belén, con Lluís Homar y con el director Guillem Morales, enseguida llegabas a la conclusión de que cuando la terminaran no iba a tener demasiado que ver con El orfanato. Por cierto, en la película Belén interpreta a Julia y a su hermana gemela (aunque sólo en la primera escena). Y el día del rodaje, estuvimos con la verdadera hermana de Belén, Chus, que no es su gemela pero que se le parece un huevo.
Belén Rueda haciendo de Julia.
Pasan los meses y Sandra Ejarque y Ainhoa Pernaute, que llevan la prensa de la película, reaparecen en mi vida (bueno, llevaban sin reaparecer una semana) para proponerme que Belén Rueda visite el plató del programa que dirijo con un acierto sólo visto en los jefes de tribu guaraníes del Mato Grosso. Acepto con una sonrisa de oreja a oreja, pero de la mía a la de ellas.
Total: que me invitan a ver la película. La veo en una sala vacía, porque nos hacen un pase exclusivo para Cristina Teva, la presentadora del programa, y para mí, porque os pondréis como queráis, pero esta chica y yo somos importantísimos, así que hala, toda la sala para nosotros solos. Eso está muy bien porque nadie habla, ni come palomitas ni hace ruidos. Pero también es una lata, porque de repente se para el poyector y no puedes esperar a que algún pringado salga a llamar al proyeccionista. Y como la sala está a oscuras y uno ve menos que la hermana ciega de Belén Rueda, pues no encuentra la puerta fácilmente y protagoniza una escena patética palpando el aire, pero como se está a oscuras y no hay nadie, pues sufro este ridículo en silencio, como si fuera una molesta hemorroidita.
Ah, lo de la hermana ciega de Belén Rueda es de le película, no hablo de la que conocí en el rodaje. Sinopsis: la hermana de Julia, que es ciega, se suicida aparentemente. Pero Julia, que está perdiendo la vista poco a poco por la misma enfermedad que su hermana, no cree que haya sido un suicidio y se pone a investigar la muerte como si fuera una detective loca. Y van saliendo cosas a la luz, en este caso a la oscuridad, ante la desesperación de Lluís Homar, otro que últimamente está metido en todos los fregaos.
Debo decir que la película es entretenida. Pero en mi caso, partió con un enorme lastre: los diálogos. En la primera media hora hay una cuantas frases que a mí me provocaron la risa: una que  dice el detective y gran Francesc Orella, otra que dice Lluís Homar y un par de cosas que dice Belén. También hay dos situaciones, una en un vestuario y otra en un restaurante, que me sacan totalmente de la historia. Y a mí cuando me sacas fuera, ya es muy difícil meterme de nuevo, soy como un perrete chico. Si fuera crítico de cine, o si tuviera un poco más de autoestima, o directamente algo de autoestima, me crecería y me basaría en mi opinión, y diría que la película es floja como una monja mayor que no hace gimnasia. Pero como soy un tío abierto, que le gusta oír las opiniones de los demás, que comparte sus ideas, o sea, un inseguro de los que van quedando pocos, pues no me atrevo a cargarme la película. Porque hay gente como Carlos Alonso, de Fotogramas, que sin salir entusiasmado me rescató varios aspectos positivos, entre ellos la capacidad de generar tensión que tiene una cada vez más grande Belén Rueda; o Cristina Iglesias, productora del Plus y de donde se empeñe en serlo, que me contó que en la sala de cine se gritó, se sufrió, se pasó mal (aunque hubo quien también se rió)… Y todo eso, que a mí no me sucedió, es lo que se busca de un thriller psicológico como éste. Así que algo bueno tendrá.
Belén Rueda en el plató de mi programoncio de CANAL+, con mis compañeros y a pesar de ello amigos Cristina Teva y David Broncano.
Y ahí la tenéis, a Belén con Cristina y David, el día que vino a nuestro plató de esta temporada. Pude tomarme un café con Belén antes de la entrevista, y comprobar que es tal y como como parece que va a ser, a no ser que en cuanto torciera la esquina empezara a gruñir, esputar y a estrangular ardillas con los dientes. Pero no lo creo. Totalmente encantadora ella, me hablaba de lo satisfecha que estaba con su trabajo en La princesa de Éboli, que ganó en audiencia en esa absurda batalla de contraprogramaciones que Telecinco ha iniciado estas semanas contra Antena 3. La princsa de Éboli, que no está nada mal, superó a C.S.I. y no sé a qué más, me contó. Y desde Los Serrano, decía tener muy olvidada esa ansiosa frase de cada mañana: “¿Cuánto hemos hecho ayer?”, y le daba envidia que en CANAL+ no estemos pendientes de las audiencias. Pero hay otras cosas que nos tienen siempre al borde de un ataque de nervios, Belén, bonita tú.
Hablando de lo mucho que trabaja últimamente, le decía yo poniéndole ojitos (ella no se dio cuenta, porque cuando yo pongo ojitos parece que me ha entrado una mosca en el iris) que me gustó más El mal ajeno que Los ojos de Julia. Y aunque ella no puede decirlo porque está promocionando su película y es una gran profesional,  juraría que a ella también, aunque su personaje fue víctima de los ajustes del montaje. Es que el guión de El mal ajeno (de Daniel Sánchez Arévalo) está muy bien, decía yo. Sí, sí, pero déjame ya tomarme el café en paz, hombre, pensaba ella.
Y para acabar los días de overdose de Los ojos de Julia, el martes me invitaron a la premiere. Como ya he visto la película, pues decido no ir. Entonces mis jefes me invitan de nuevo a ir, pero a trabajar. Y esta vez acepto, porque yo es que las cojo al vuelo. Y allí me encuentro con las chicas de UIP, Rocío Ester y María Clemente (qué gracia me hace esta chica que se llama casi igual que yo y viceversa), que aunque estaban controlando el preestreno, no tienen ninguna culpa de que la convocatoria de la premiere fuera la más sosa de la historia del cine reciente. Si mal no recuerdo, fueron Álex O’Doherty, María Reyes y Mabel Lozano que no se pierden una, el nuevo director de la Academia y marido de Mabel Eduardo Campoy, María Jurado, un actor secundario negro que no sé cómo se llama, Roberto Enríquez al que no vi, pero me lo soplo Cristina, unos niños de FoQ, Norma Ruiz… y ya está. Y los de la peli, claro. Nadie más.
Belén Rueda y Lluís Homar en la premiere de "Los ojos de Julia", con David Broncano. ¿Es posible sacar tan feos en una foto a dos actores que no lo son? Si la hago yo, sí.
Yo creo que si llego a posar en el photocall y grito: “¡Que yo soy el que escribe un blog de cine en GQ.com!”, los periodistas me hacen fotos y hasta lo agradecen. Pero si hasta la gente se hacía fotos con David Broncano, que es famoso, claro que sí, pero esa noche estaba haciendo labores de reportero con un micrófono en la mano.

David es un cachondo, cada vez vais a oír hablar más de él…

martes, 26 de octubre de 2010

¿De verdad hacen falta tantos remakes, señora?

La primera vez que fui consciente de que los remakes no son necesarios fue al salir del cine de ver El cabo del miedo con mi hermana Mepi. Yo por aquel entonces era joven, necesitaba el dinero y me arrrastraba por las esquinas mendigando drogas de diseño y esnifándolas vía rectal, como hacía Camilo José Cela con las palanganas de agua (o al menos eso decía). Y como yo estaba en esa etapa tan dura de mi vida, pues era un poco menos cinéfilo que ahora y había visto mucho menos cine. Tal vez había visto menos cine porque de esto que os cuento empieza a hacer 20 años, pero es mejor no plantearse esas cosas.
El caso es que El cabo del miedo (Martin Scorsese, 1991) me pareció una película excesiva, sobreactuada y exagerada en fondo y forma. Hay escenas y frases que luego se han convertido en celebradas coñas televisivas, como cuando de Niro busca al “abogadoooooo“, o ese final en el que Robert de Niro no fenece a pesar de que Nick Nolte le ha estampado varias veces en la cara una piedra del tamaño de Lanzarote. Y en mi juvenil e inocente edad, ignoraba que El cabo del miedo era un remake de El cabo del terror. Pero el hecho de que en la película aparecieran Robert Mitchum y Gregory Peck de viejunos, me hizo investigar en la Wikipedia (que en aquellos años tenía forma de enciclopedias de cine), y descubrí que existía una película de 1962 que en España se llamaba El cabo del terror y que protagonazaban Robert Mitchum en el papel de Robert de Niro y Gregory Peck en el papel de Nick Nolte. O viceversa. Y la busqué, y la encontré, y la vi, y descubrí una película sensiblemente más inquietante, sutil y aceptable que El cabo del miedo.
Robert de Niro y Nick Nolte en "El cabo del miedo".
Esto es mentira, yo ya sabía de antes lo que era un remake y no tomaba drogas supositóricas. Pero la historia bien pudo ser así. Lo que sí es cierto es que al año siguiente me pasó lo mismo con Esencia de mujer (Al Pacino) y Perfume de mujer (Vittorio Gassman), aunque esta vez ni siquiera la película original me pareció gran cosa.
Me viene esto a la cabeza porque la pasada semana se estrenaba en los cines Déjame entrar, versión EE.UU. Hace año y medio, esa película llegó a los cines en su versión original sueca, en sueco, con actores suecos que hablaban en sueco, con técnicos suecos y con chocitas suecas. La película era (es) estupenda, habla de vampiros, pero muy alejada de las modas de Crepúsculo o True blood. Porque en realidad habla de la amistad, del acoso infantil, de la lealtad entre amigos, del amor a través de los años y del primer amor de un niño (no así del de una niña). Los vampiros aquí no vuelan, no les salen colmillos como navajas de bolsillo, no follan como Nacho Vidal y no son adolescentes paliduchos que vuelven locas a las adolescentes taradas (ojo: que yo soy fan de True blood, aunque más de las temporadas 1 y 2 que de la 3). La versión americana es sorprendentemente fiel a la sueca. Casi se diría que la respeta plano a plano. ¿Y por qué la hacen, entonces? Pues porque en EE.UU. no van a ir a ver una película sueca en sueco, por muy buena que sea. Y no nos pongamos estupendos, que aquí en España el cine en V.O.S. sigue siendo una cosa minoritaria, y el público que va a verlo habitualmente es tildado de “gafapasta” o “cultureta”. El caso es que como ven una buena historia, pues la hacen igual. Es como cuando Haneke calcó plano por plano su Funny games pero con Naomi Watts y Michael Pitt en lugar de dos señores alemanes que hablaban en alemán. O cuando Tom Cruise clonó Abre los ojos (Vanilla sky) pero con él en vez de Eduardo Noriega, y Cameron Diaz en vez de Najwa Nimri. Bueno, también lo hizo para calzarse a Penélope Cruz, o lo que quiera que hiciese con ella.
Tom Cruise, contenido como siempre, en "Vanilla sky".
¿Hacen bien con todo esto? Yo qué sé. Yo estoy para contar cosas y hacer coñitas, no para juzgar al mundo, hombre.
El caso es que yo, en general, prefiero las versiones originales, y no hablo de las V.O.S., sino de las películas que se hacen primero. ¿Era necesario que Josema Yuste, Iñaki Miramón, Neus AsensiElsa Pataky rodaran Atraco a las tres y media, o habría sido mejor rodar con ese presupuesto una película nueva y dejar que las nuevas generaciones se descojonen un día en casa cuando vean por la tele Atraco a las tres, como homenaje de paso a Manuel Alexandre? No hace falta responder a esto, ¿no?
El problema, digo yo, es la falta de ideas y de dinero. ¿No hay ideas nuevas? Pues cogemos las viejas. ¿Los buenos guionistas son caros? Pues cogemos a unos normalitos y que adapten una historia ya escrita. Pero da miedo pensar que en Hollywood, ahora mismo, se estan rodando, montando o produciendo los remakes de Los inmortales, Robocop, Los siete samurais, Los Goonies, Los pájaros, Doce del patíbulo, 39 escalones, Conan, el bárbaro
Y así, este último año hemos visto cosas como Furia de titanes, una película en 3D del falso que yo definiría como un espanto, y que se basa en una historia de 1980 con efectos de Ray Harryhausen, y que aunque no es una maravilla (Javier Ocaña me decía que también era malísima, pero aun así yo la defiendo), tenía un encanto que en la versión nueva no se atisba ni por asomo. Y lo que sorprende es que se metan a hacer remakes de películas que ni en su versión original fueron un éxito.
He puesto en Google Images “Las chicas de oro” para ilustrar este párrafo y me ha aparecido esta foto de David Hasselhoff. Y no he buscado más, lo siento.
Y el caso es que esto se ha desplazado peligrosamente a la televisión. Y así vemos como, semana tras semana, se desinfla la audiencia de Las chicas de oro en versión José Luis Moreno (ha perdido más de un millón de espectadores), como el público no muestra demasiado interés por los remakes de “V” (la de los lagartos), como El coche fantástico (la versión moderna) tuvo que estrenarse en verano, como la nueva Sensación de vivir no causó tal sensación, o como lleva años aparcada una nueva versión de Verano azul. Yo creo que no cuaja porque, con el paso del tiempo, lo de Chanquete y Julia no puede abordarse sin denucias por pederastia.

Dentro de 20 años, tal vez encontréis un remake de este blog que se llamará “Elegí un mal día para dejar de fumar 3D”. No lo leáis: seguramente sea una mera copia. Eso sí, si veis lo firmo yo, hacedme el favor de seguirlo: se deberá a que estoy viejo, falto de ideas y que necesito tirar de mis antiguas chorradas.

viernes, 22 de octubre de 2010

Por fin, más de un buen estreno para el fin de semana

Quiero decir con este pomposo título que este fin de semana llega una cosecha de estrenos bastante interesante, y que hace unas cuantas semanas que esto no sucedía. Todos los viernes por la mañana, en un programa de radio, me preguntan qué es lo que no hay que perderse en el cine, y casi siempre me cuesta decir más de un título. Unas veces me cuesta porque es muy temprano, no me he tomado aún el café y estoy medio dormido. Pero otras veces me cuesta porque no veo en la cartelera nada realmente bueno o que merezca la pena que uno se gaste los cientos de euros que cuesta ir al cine con tu pareja, los niños, las palomitas para que pasen los niños y la coca-cola para que pasen las palomitas.
Pero esta semana hay varios títulos que no es que te mueras si te los pierdes, porque eso no pasa nunca, sino que merece la pena el esfuerzo de ir al cine. Por ejemplo…
Déjame entrar, una película que rompe dos tópicos: un remake no puede ser bueno y los americanos no pueden igualar a los europeos. Déjame entrar es la versión estadounidense de la película homónima sueca (homónimas en castellano, en inglés y en sueco no son nada homónimas). Y la sueca era realmente excelente, se estrenó hace un año y medio y de ella os hablé en este blog, y especialmente de mi decepcionante entrevista con su director, Tomas Alfredson. La nueva versión hace bien en una cosa: se limita a seguir las premisas de la original, sólo que en vez de ver las nieves de Estocolmo, ves Nuevo México. Más bien parece que han hecho el remake para que los americanos vean la historia, porque en EE.UU. no llevas a la gente a ver una película sueca subtitulada ni a hostias. Eso sí, en la original hay un papel maravilloso que te planteaba podía una duda interesantísima… Ahora, todos los misterios de ese papel (el de Richard Jenkins) quedan claros, claros, claros. Un amigo mío decía que la versión estadounidense de Abre los ojos (Vanilla Sky) duraba media hora más porque es el tiempo que se necesita para explicársela a los americanos. Con el papel del maravilloso Richard Jenkins sucede algo así.
"Let me in", o sea, "Déjame entrar" en americano, en sueco se decía "Let the right one in".
Ga’Hoole, la leyenda de los guardianes, que es un título que yo no sé decir bien. El pasado sábado me invitaron a un pase matinal de la película, y yo tenía esperanzas de que la viera mi amigo Luis y me diera una opinión autorizada, y que escribiera eeste post por mí y yo así descansar plácidamente. Pero al final no pudo ir, así que no he podido explotarle, aunque ahora que lo pienso mi amigo Luis tiene 9 años e igual no es legal que se ponga a escribir aquí. Pues bien: el caso es que Ga’Hoole es una nueva exhibición de ese mago de la imagen que se llama Zack Snyder (300, Watchmen), que se ha dedicado a adaptar unos best sellers muy vendidos en EE.UU. pero que aquí no conoce ni la Blasa. La película es de animación y es en 3D de la buena, o al menos eso me dicen, porque los asiduos de este blog ya saben que a mí en un cine da lo mismo cascarme las gafotas de 3D que una de éstas de coña con nariz y bigote. La historia para los mayores no suena apasionante, lo sé, trata de un búho que intenta salvar a su comunidad de las fuerzas del mal. Pero reconoced que eso de que un enano de pies peludos salga a buscar un anillo tampoco sonaba a que fuera a ser la repanocha. El espectáculo es digno de ser visto, en serio. Pero si lleváis con vosotros a un sobrino, un hijo o un señor pequeñito y afable, lo vais a disfrutar más.
"Ga'Hoole, la leyenda de los guardianes". Una crítica de EE.UU. la ha definido como "El señor de los anillos se encuentra con Happy feet". Brillante.
Héroes es la cuota semanal de cine español. No es la mejor película de la historia, pero es agradable de ver, es la típica película que los blanditos decimos que es “mona”. Si fuera más duro tal vez diría que es una mariconada, pero no es el caso, dadme tiempo. En el último Festival de Málaga ganó el Premio del Público, porque Héroes es una película muy del público, con una pandilla de niños como protagonistas, con cosas de Verano azul, toques de nostalgia tipo Los chicos del coro, arreones de solidaridad a lo Cuenta conmigo y gags de humor y drama tipo Barrio. Y también buenos actores como Alex Brendemühl, Emma Suárez, Lluis Homar o Eva Santolaia.

Pero como os digo una cosa, también os digo la otra, y esta semana os recomiendo que no os dejéis deslumbrar mucho por el reparto de Stone: Robert DeNiro, Milla Jovovich y Edward Norton. No sé cuánto tiempo hace que DeNiro no hace una buena película. Bueno, como no me apetece mirar la IMDB, porque recordad que esto es un blog y los bloggers somos vagos y no contrastamos las informaciones, matizo mi frase y por si acaso ha hecho alguna buena últimamente voy a decir que no sé cuánto tiempo hace que DeNiro no enlaza dos buenas películas seguidas. Y digo lo mismo de Edward Norton, me parece un actor cojonudo, pero lo mejor que le he visto recientemente es un breve papel en Modern family en el que hacía del miembro menos famoso de Spandau Ballet. Stone no tiene lógica, vuelve a abundar en el personaje de un policía maduro y de pasado turbio que encarna DeNiro (¿cuántos lleva así?), Norton hace de un presidiario que quiere salir del trullo (también me suena, ¿no?), y Milla Jovovich se limita a estar buena. La idea de la película no está mal, pero yo me metería antes en la de los búhos.

lunes, 18 de octubre de 2010

Manuel Alexandre, el adiós a la sonrisa y el trémolo

Hace exactamente una semana, en un día festivo o fiesta de guardar, me levanté algo tarde y mi chica me dijo con mucha tristeza: “Se ha muerto Manolo Alexandre. Yo creo que a los dos se nos humedecieron un poco los ojos, porque nos pasa eso cuando se muere gente así, a la que no conoces pero le tienes cariño de verdad.
Al rato, mi hermana cinéfila me envió un SMS: “Se ha muerto Manolo Alexandre. Porque nosotros nos avisamos por SMS cuando muere gente a la que no conoces pero le tienes cariño de verdad, yo creo que lo hacemos para irnos suavizando la noticia.
Porque cuando se va gente como Manolo Alexandre, esa gente que lleva toda la vida haciéndote reír, alegrándote la existencia, entreteniendo tu infancia, juventud y madurez… pues uno ya no sabe si se va un actor, un amigo o un familiar, y te acabas creyendo que Manolo era tu abuelo, igual que te creías que Paul Newman era tu tío de Ámérica. Y cuando se van, pues se te humedecen los ojos, o directamente lloras.
Porque a Manuel Alexandre, Alejandre de nacimiento, porque la “X” se la puso él mismo (y luego había gente que le ponía también una “i” de “Aleixandre“), hay muchos motivos para llorarle. Pero también los hay para recordarle con una sonrisa.
  • Por ejemplo, su voz. Peculiar, inconfundible, como las de sus hermanos Fernando Fernán-Gómez y José Luis López Vázquez. Ese tembleque tan cómico, tan personal, tan entrañable. Manuel les decía a los directores: “¿Te lo hago con trémolo o sin trémolo?
  • Sus secundarios, porque casi todos sus papeles eran secundarios. Algunos tan secundarios como los de Muerte de un ciclista, El verdugo o Los jueves, milagro. Tres papeles mínimos, pero que definen la importancia de este secundario de lujo: Manuel era el ciclista atropellado, el reo ajusticiado y el infeliz visionario que creía ver a San Dimas. Fijaos qué tres papeles: si los elimináis, no hay historia.
  • El maravilloso cuñado cojo de Plácido. Ése que anima las Navidades con un trino en la voz: “¡Déjese de besugo! Perdiz escabechada, foie gras, jamón en dulce… ¡Hoy vamos a comer a la moderna, como los americanos!” 
Plácido.
  • Benítez, uno de los cómplices del Atraco a las 3. Ese galán frustrado que por la calle aborda a las mujeres: “Estoy disponible, guapa” “No me extraña nada, joven”… Ése que intenta seducir a Gracita Morales en la oscuridad… “¡Benítez… que le sacudo!” (y le sacude)… Ése que cuando todos dicen lo que se quieren comprar con el dinero del atraco, culmina la espiral de optimismo: “¡Y un cortijooo! ¡Con torooos!”.
  • Sus apariciones en clásicos imprescindibles como Bienvenido Mr. Marshall, Historias de la televisión y Calabuch (él era el pintor surrealista, y no surrealista en cuanto a estilo, sino surrealista en cuanto a carácter).
  • El pobre hombre que pierde la memoria a ratos, y siempre cuando menos conviene, en ¡Vivan los novios!, en esa ciudad tan cinematográfica y maravillosa que es Sitges…
  • Su inolvidable y televisivo Estupiñá de Fortunata y Jacinta; el maravilloso abuelo anarquista de El año de las luces, casado con, pero no enamorado de, Rafaela Aparicio.
  • El homenaje que le rindió hace doce años en el teatro al gran José Orjas, interpretando en Atraco a las tres al director jubilado del banco por el que todos se unen para dar el golpe. Manuel Alexandre fue Don Felipe casi 40 años después que Pepe Orjas. 
Manuel Alexandre.
  • Su aportación a la serie de los primeros años 90 Los ladrones van a la oficina, una serie horrorosa, pero que reunió a Fernando Fernán-Gómez, Agustín González, José Luis López Vázquez, Manuel Alexandre… Todos tan grandes y todos ya desaparecidos…
  • Su primer papel protagonista (o uno de los primeros) con casi 80 años, el abuelo militar y ya demente de El ángel de la guarda, una buena película de Santiago Matallana casi olvidada.
  • Franco, su último papel para una miniserie de televisión. Qué paradójico. Tan distintos como eran y tan creíble lo que vimos… ¿Se imaginan a Franco con el trémolo y la bondad de Alexandre? “Españoooleeees…” La historia de España habría sido otra.
  • Lo agradable que hacía Manuel Alexandre el simple hecho de pasar por la puerta del Café Gijón de Madrid. Allí, junto a la ventana, tenía su tertulia con su inseparable Álvaro de Luna. Si los sábados, sobre las 7 de la tarde, pasabas por la puerta del Gijón y mirabas dentro, veías a Alexandre allí. Y si otro sábado volvías a pasar y decías: “voy a mirar hoy también, a ver si está”… pues oye, estaba. Y así fue hasta hace sólo unos meses.
  • El otro día, CANAL+ emitió el programa Epílogo dedicado a Manuel Alexandre. Epílogo es un programa espeluznante en el que Begoña Aranguren entrevista a gente famosa pactando con ella que no se emitirá nada hasta que ellos hayan muerto, dejándoselo además muy claro: “Manuel, esta entrevista se emitirá cuando usted se haya ido“. Y por si acaso no ha entendido lo de “cuando usted se haya ido”, añade. “O sea, cuando usted se haya muerto”. Esta entrevista fue hecha hace 12 años (Alexandre habla de la reciente muerte de Rafael Alonso), y aunque carece absolutamente de ritmo, conforta escuchar algunas de las cosas que cuenta Manolo. Y entre ellas, dice que le gustaría ser recordado como un hombre leal y bueno. No creo que le cueste demasiado conseguirlo.
Atraco a las tres.
Cuando murió José Luis López Vázquez, no sé en qué necrológica leí: “muere el último gran cómico”. Seguramente queden vivos muchos más, pero desde luego, aquel cronista se olvidó de Manuel Alexandre.

Y ahora Manuel Alexandre habrá tomado ese rumbo que inició el pregonero de Amanece que no es poco, ese pregonero que levitaba sin saber por qué, ese pregonero que le decía al cura. “¿Y no seria mejor que le dieras a los pobres lo que no te comes tú?”. Manuel Alexandre sabía levitar, así que esta vez no habrá parado hasta llegar al cielo de los genios, o donde sea que le estén esperando Fernán-Gómez, López Vázquez, Gracita, Cassen, Orjas, Isbert, Agustín, Rafael Alonso, etc, etc, etc.

viernes, 15 de octubre de 2010

En el Festival de Sitges (2). “La otra hija”

Aprovechando mi corta estancia en el Festival de Sitges, y alargándola en la memoria como si la vida me fuera en ello, voy a hablaros hoy de una película que se estrena este viernes y que tiene dos peculiaridades, o tres. Tal vez cuatro. O cinco. Se llama La otra hija, y entre las cosas que la hacen diferente, destacan:
  • Que es una película de Kevin Costner.
  • Que la dirige un español: Luis Berdejo.
  • Que ese español no ha hecho ninguna película antes, porque procede directamente del corto, o sea que ha debutado dirigiendo a Kevin Costner. Mola.
  • Que la co-portagonista es Ivana Baquero, la niña de El laberinto del fauno. O sea, que ha debutado en EE.UU. haciendo de hija de Kevin Costner. Mola.
  • Que en EE.UU. la película sólo tuvo en preestrenillo en el cine y después pasó directamente al DVD. Eso no mola nada.
Ivana Baquero, que es la otra hija de Kevin Costner. ¿A que da mal rollo en la foto?
Bueno, y ahora vamos a explayarnos. La otra hija en inglés se llama The new daughter, un título mucho más acertado, porque la hija ya veréis que más que otra, es nueva. Es una historia de terror paranormal, con rituales religiosos, antropológicos y creo que fantasmagóricos. Cuenta la historia de un padre dovorciado que se traslada a una casa en las afueras del mundo con su hija adolescente (Ivana) y su hijo pequeño. A éste le mola la casa y a la niña no, y entonces va y se pone rebelde (dejavú). Pero de pronto, algo cambia en el comportamiento de la niña, y ese algo parece tener que ver con una especie de túmulo funerario que hay cerca de la casa y en el que parece que podrían descansar los restos de una antigua civilización india o algo así.
Cuando la veais, me explicáis por qué Kevin Costner no se lleva a los niños de esa casa y por qué no les insiste más a unos vecinos que parecen querer contarle la terrible historia de su casa.
Y dicho esto, no debería contar más cosas de la película para no despanzurrarla. Pero sí puedo deciros que tiene demasiados elementos que no me convencen: muchos más dejavús aparte del que os he citado, un argumento a veces poco sólido y otras algo forzado, y una pérdida demasiado temprana de la posible sutileza del miedo en favor de la evidencia. Con esta maravillosa última frase quiero decir que a mí me da mucho más cague el miedo sugerido que el mostrado, me da más miedo el mal que no veo que el monstruo perfecto, me provoca más pesadillas una pantera que no se ve filmada por Tourneur que un Godzilla digital creado por Emmerich. Y La otra hija acaba perdiendo lo primero y rindiéndose a lo segundo.
Hay que decir que Luis Berdejo dirige esta película por encargo. En la entrevista que nos concedió en SItges a los de CANAL+, al alimón con Ivana Baquero e inquiridos maravillosamente por Cristina Teva (y realizados por Carlitos, que es amigo de Berdejo), resumió esta situación así: “tú haces unos cortos, los mandas a EE.UU., alguien los ve, te encarga esta peli y tú aceptas”. Así de fácil y sencillo. Ivana es más elaborada en sus palabras, tiene 16 años pero habla como un catedrático de la lengua (española o inglesa, las maneja igual). Le preguntas qué tal el rodaje y te habla de los sindicatos en EE.UU. Le sacas el tema de Kevin Costner y te habla de compañerismo y generosidad. Luis se ríe más de sí mismo: nos contaba que la profesora de inglés de Ivana (bueno, allí se dice “coach”) llegó a prohibirle que hablara en inglés con Luis, porque le estropeaba el acento. Como decía Luis: “¿y cómo la dirijo? ¿mandándole emails?” Y que Kevin a veces no entendía las instrucciones del dire.
Y también hay que decir que si bien La otra hija no es la mejor película de terror de la Historia, tampoco se merece en absoluto pasar directamente al DVD. Yo puedo ver cada año 200 películas de terror y fantásticas peores que La otra hija, Bueno, esto es mentira: no veo al año 200 películas de terror ni de coña. Creo que no veo al año 200 películas de nada. En fin, el caso es que aquí sí que se estrena en los cines, este viernes, creo haberlo dicho ya…
Dejando de lado a La otra hija, y para cerrar este cepítulo tan así del Festival de Sitges, os comentaré que ha sido sencillamente un placer estar estos días por aquí, comer más arroces caldosos que la madre que parió al inventor de los arroces caldosos, pasar en el Hotel Meliá (la sede del Festival) más tiempo que la madre que parió al inventor del Hotel Meliá, encontrarme por sus jardines con la gente que lleva la prensa de las películas para poder atender a sus peticiones o no, y que indistintamente te traten con la misma sonrisa y cariño, y hablo de Sandra Ejarque, Ainoa Pernaute, Manel, Alberto Sestayo de Vértice, Nuria Costa, Piti, Laura Olaizola, etc… Gracias a todos ellos, y a mis padres, que me apoyaron en este proyecto, y muy especialmente al equipo que viajó conmigo y a mis hermanas, y a mi chica, y a mis gatetes. Mierda, ya se me ha ido la pinza y he pensado que me han dado al Goya al mejor director de sonido novel. Dispensadme.
Y también fue un placer charlar con el director del festival, Angel Sala, de lo divino y lo humano (bueno, sólo de lo humano); reencontrarme después de muchos años con el guionista, director y hombre orquesta Antonio Trashorras, cambiar impresiones con Jaume Figueras, comer con su equipo de TV3 y esquivar por los pasillos a Carlos Pumares, al que no conozco en persona pero esquivo por si acaso.
Mi compañera Patri (del progama "Mundo X") con Bruce LaBruce, que es el tío de las gafas de sol. El otro es mi compañero Carlitos García.
Y os dejo con esta foto que habéis visto de la entrevista que le hicimos a Bruce LaBruce, mítico director de cine porno gay, del que no tengo ni idea de qué contaros, pero para remediarlo me he empezado a bajar su filmografía del emule, por profesionalidad, curiosidad y rigor periodístico, pero he puesto en el buscador “Bruce + porno + gay” y me ha bajado una película casera de un efebo de New Jersey copulando con un doble cutre de Bruce Springsteen, “The boss”. Paciencia, ya me bajará algo digno.

Cómo es esto del emule, en cuanto buscas una cosa inocente para culturizarte, te baja algo de porno…

martes, 12 de octubre de 2010

En el Festival de Sitges (1): “Carne de neón” y “Secuestrados”

Iba hablar hoy de lo que estoy viviendo estos días en el Festival de Sitges, o lo que es lo mismo, de la sarta de estupideces que se me ocurren pensar y vivir cuando estoy en un certamen de cine del que el resto de periodistas del mundo mundial sacan un jugo inteligentísimo.
Pero esta mañana me he despertado con una noticia que me ha llenado de tristeza: la muerte de Manuel Alexandre. Y a este actor se le tiene tanto cariño, nos ha hecho reír tanto con tan poco, nos ha acompañado durante tantos años (en la mayoría de los casos durante todos los años que marca nuestro DNI), que se me quitan las ganas de ponerme a contar lo que está sucediendo en un festival de cine fantástico, y el cuerpo me pide hablar sólo de él, recordarle, agradecerle, echarle de menos.
Pero esta semana estoy en Sitges, toca hablar de Sitges, así que solamente vamos a darle las gracias a Manuel Alexandre por todo lo que nos ha hecho vivir, y más adelante le recordaremos como él se merece. Perdón: no como él se merece. Desde un blog, éste o cualquier otro, no se le puede recordar como él se merece. Pero vosotros me entendéis. Descanse en paz, pero que jamás descanse en nuestro recuerdo.
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Ya sabéis que yo tengo el don de pasar unos días en un festival y luego hablar durante semanas de lo que ha pasado allí, dando la impresión de que he estado en el festival más días de los que ha durado. Me pasa hasta con el de Eurovisión. Quiero con esto decir que no voy a estar en el Festival de cine Internacional de Cine fantástico de Cataluña (así se llama en realidad el Festival de Sitges) hasta que se acabe, porque tengo que dar de comer a mis hijos, si los tuviera. Pero sí tengo la suerte de estar aquí dos días mal contados (mal contados porque son tres), de ver algunas películas, reencontrarme con algunos amigos, echar unas risas grandes como una sandía, trabajar bastante y joderme a mí mismo el puente del Pilar (que digo yo que se debería decir “de la Pilar”).
Ambientico en el Hotel Meliá, sede del Festival. Como veis, el cartel del Festival es un homenaje a las niñas de "El resplandor" o a las hijas de Zapatero.
Ya sabéis que yo soy muy de ir contando las cosas de una en una, porque si no se me agolpan, no las distingo y las intento abordar todas de golpe, me pasa igual cuando como uvas. Quiero hablaros de dos películas, pero estoy seguro de que se me va a ir la pinza con otras cosas. Así que voy a ir tema por tema, punto por punto, organizaditamente.
  • Salgo de Madrid en AVE. El productor de mi programa, Alberto, con el que a veces no se puede trabajar porque te estás descojonando, se empeña en que salga de la estación para quedar con él que está fuera, así entramos juntos, pero yo estoy tomando un café dentro, y no entiendo eso de salir fuera para volver a entrar dentro. Al final creo que no salí, o sí, no lo recuerdo, pero diez minutos más tarde estábamos los dos tomando otro café en el vagón del AVE en el que te dan café.
  • Llegamos a Sitges, me encuentro con Antonio Frutos, que ha montado Carne de neón de Paco Cabezas, me da un abrazo, yo se lo devuelvo airado, quedamos en vernos en el festival y no nos volvemos a ver.
  • Me encuentro con Paco Cabezas. Me da un abrazo.
  • Vemos Carne de neón, de Paco Cabezas. Para mí es un cañón de película. Tiene que estar Paco harto de que le digan lo de Guy Ritchie, Tarantino y Almodóvar, pero también tiene que saber que son tres comparaciones cojonudas. Con Mario Casas, Ángela Molina, Vicente Romero (enorme), Macarena Gómez, Blanca Suárez, Darío Grandinetti, Antonio de la Torre… Un reparto de órdago. La película, sí, contiene violencia, pero una violencia coherente con la historia, rodada con asombroso realismo, esa violencia que a veces te hace apartar la vista de la pantalla. Y al momento, Paco te mete un volantazo emocional con un toque de humor, un golpe, una frase, muchas de ellas pronunciadas por un actorazo llamado Dámaso Conde que interpreta a “La infantita”. Y en el cine español se hacen muy pocas cosas así, sobre todo porque las que se hacen (que ahora mismo no sé cuáles son), se olvidan de la historia. Carne de neón no. Me da muy buena espina.
  • Para mi programa de televisión, obligamos a Paco a exponerse ante tres de sus actores, y que sea  él quién les entreviste, preguntándoles lo que nosotros le digamos: qué tal les ha dirigido y cosas así. El experimento resulta muy divertido, bueno, o eso o estaban todos fumados, pero el caso es que se rieron mucho.
Blanca Suárez, Mario Casas y Macarena Gómez, riéndose seguramente de alguna barbaridad que habrá dicho Maca.
  • Asisto a una de las surrealistas y deliciosas genialidades de Macarena Gómez: me dice que no le gusta nada la Couldina que le han dado (la pobre está acatarradica), pero porque se la está comiendo como si fuera una galleta, acompañando cada bocado con un buchito de agua, o sea, efervescencia en la boca, no en el vaso. Si algún día Ferrán Adrià crea un plato con Couldinas, seguro que se come así, deconstruído.
  • Hablo un ratito con Blanca Suárez, que está encantada con el momento profesional que está viviendo. Acaba de rodar con Almodóvar (cuatro días), y dice que todavía no se lo cree del todo. Pues que se lo vaya creyendo, porque Blanca va a ser muy buena actriz. Y también es muy guapa, no me había fijado. Bueno, en realidad sí, y además hace un huevo.
  • Andá, observo que con Mario Casas no hablo casi… ¿por qué tendré yo estas preferencias para hablar según con quién? Que falta de profesionalidad.
  • Eduardo, Jaime, Inma, y el resto de mis compañeros de la tele nos comemos un arroz caldoso en el Restaurante Posit que no se lo salta un torero, primero porque no hay ningún torero cerca, segundo porque si lo hubiera no creo que saltara por encima de nuestro arroz, qué gilipollez, y tercero porque a lo mejor también está prohibido en Cataluña que los toreros merodeen cerca de los arroces, por si rematan a las gambas.
  • Me encuentro con Paco Cabezas. Me da un abrazo. Me encuentro con su mujer, Patri. Me da un abrazo. Me encuentro con la sección femenina del coro de Alabarderos de San Juan. Me dan un abrazo.
  • Vemos Secuestrados, de Miguel Ángel Vivas, otra de las sensaciones del Festival. Dicen que es la Rec de este año, y ha sido premiada como mejor película y director en el Festival de Austin. Y suena como posible premiada aquí en Sitges.
  • Me decepciona. A ver: resulta que unos secuestradores albanos muy violentos, como los que retuvieron a José Luis Moreno pero a lo bestia, encierran en su casa a una familia formada por Fernando Cayo, Ana Wagener y Manuela Vellés. El asunto no es nada refinado, como en Funny games: éstos quieren la pasta. Pero la violencia va creciendo, el padre tiene que salir de la casa con uno de los brutos ´setos para sacar dinero de los cajeros, y la madre y la hija se quedan dentro… Pero llega un momento en el que la acción no avanza, sólo parece aguardar a que se termine la película para resolver el asunto. Violencia, claustrofobia y vale, algo de originalidad formal, pero da la sensación de que la historia podía durar tres días, dos meses, una hora o siete noches.
  • Cristina Teva, presentadora de mi programa, o mejor dicho del suyo, me dice al salir del cine una frase que me gusta y que ella ya sabía que le iba a robar: “si te pones a clavar agujas a un bebé bajo las uñas, también puedes haces sufrir al espectador”. Se entiende perfectamente, ¿no? Aún así, para no dejarla mal con nadie, diré que a Cris le gustó la película más que a mí. Y ojo: no está nada mal hecha (ni la película ni Cris).
  • Hablo un poquito con Manuela Vellés. Qué fijación tienes con las jóvenes actrices hermosas, diréis. Pues no: es que Manuela es amiga de la hija de una amiga de mi hermana Susana, que es como de la familia. Bueno, y que tengo cierta fijación con las jóvenes actrices hermosas, vale.
Manuela Vellés durante la entrevista que nos concedió, pizpireta y amable. No tiene pájaros en la cabeza: es un efecto óptico.

  • Entrevistamos a Miguel Ángel Vivas, Ana Wagener, Fernando Cayo, Manuela y a Martijn Kuiper, que hace del secuestrador más malote. Carlos García, mi superrealizator-man, me sopla una frase que dijo Martijn y que yo no escuché: “yo no veo películas sólo para entretenerme: prefiero tocar un instrumento, leer un libro o mirar una pared”. No sé, yo sí que veo películas para entretenerme. ¿Prefiero leer un libro? Pues a veces sí y a veces no, depende de la película y del libro. ¿Prefiero tocarme el instrumento? Pues depende de la película: si es porno, sí. ¿Y prefiero mirar una pared? No, por Dios, eso nunca, qué coñazo.
  • Empiezan a pasarme más cosas, pero también empiezo a pasarme de espacio y de tiempo… así que os lo sigo contando otro día. Voy a ver si me como otro arroz caldoso con éstos, que me parto de risa con ellos.

viernes, 8 de octubre de 2010

Los periodistas somos unos torpes (una de erratas)

Yo soy el típico pedorro que cuando ve una errata la subraya, la destaca y se ríe de ella. Hay incluso veces que cometo erratas yo, las destaco, me río de mí mismo y como no puedo subrayarme, pues me pinto un bigote finito. Otras veces recorto las erratas y las meto en un cajón en el que guardo erratas, botellas de plástico y un cargador Nokia antiguo de pitorro gordo. Y meses más tarde, buscando un cargador Nokia de pitorro fino, abro el cajón y me encuentro las erratas recortadas, las miro, y me vuelven a llamar la atención, y me digo: “¿qué hago con ellas?” y me respondo pizpireto: “pues aparta las que tengan que ver con cine y cuélgalas en el blog”. Y me vuelvo a contestar: “buena idea”.
Porque por si no se había fijado, los periodistas somos torpes, señora. Cometemos erratas o imprudencias por diferentes motivos: por no enterarnos de las cosas, por no hacer nada por enterarnos, por suponerlas, por usar la Wikipedia como si fuera la palabra de Dios te adoramos óyenos, por entender mal una información hablada, por escribir de lo que no sabemos o simplemente por despiste, como diría Rosendo.
Os muestro unos recortes de ejemplos varios:
Errata producida por no ver una película, creo. No quisiera acusar de algo que no sé, tal vez se deba a un doble despiste. Pero en el primer párrafo (de la misma página), se nos dice que Monstruos contra alienígenas la dobla en inglés Whitherspoon. Hombre, no llamemos a los actores por el apellido, como si estuviéramos en el colegio. Digamos el nombre completo, Reese Witherspoon, igual que decimos luego Hugh Laurie y no Laurie o directamente House. También hay un dato que me hace pensar que quien escribió esta reseña no ha visto esta peli: las de dibujos se suelen ver dobladas y no en V.O. (aunque de todo hay en la viña del Señor), y en España la voz de la protragonista la puso otra famosa, Carolina Cerezuela, o si nos ponemos en plan cole, Cerezuela a secas. Yo habría dicho: “Con la voz de Cerezuela”, en lugar de “Con la voz de Witherspoon”. Pero vamos, que si nos ponemos en plan cultos y vemos los dibus en V.O., pues entonces no digo nada. Nos quedamos con la voz de Witherspoon.

Pero para el segundo párrafo ya no encuentro ninguna disculpa: alguien que haya visto la minoritaria película La casa de mi padre (hace unos meses hasta la propia Verónica Echegui se sorprendió de que la hubiera visto yo), nunca diría que es divertida. Vamos, a no ser que dos escenas con sendos atentados de ETA que acaban con éxito le parezcan divertidas a alguien… en tal caso Tiro en la cabeza, de Jaime Rosales, le parecerá el despiporre.
Errata producida por preguntar una cosa por teléfono siendo duro de oído. Rescato una necrológica de hace más de un año, cuando murió Farrah Fawcett, la pobre. Reconstruyo la posible conversación entre el joven redactor y, por ejemplo, su madre, que veía Los ángeles de Charlie en los 70.
  • Mama, cómo se llamaban las actrices de Los ángeles de Charlie, que tú te las sabías, mama…
  • Pues Farrah Fawcett
  • Ésa ya la tengo, que es la que se ha muerto.
  • Jacklin Smith
  • Huy, ésa no sé escribirla, ésa no la pongo, dime otra.
  • Cheryl Ladd
  • Ésa vale. Hala, ya están las tres.
  • No, espera, y Kate Jackson.
  • ¿Pero no eran tres?
  • Sí, pero hubo una que sustituyó a Kate Jackson.
  • ¿Kate cómo has dicho?
  • Jackson.
  • Vale, no te he entendido bien, pero ya sé quién es, ésa sí que me suena…
Y va y en vez de Jackson pone Kate Hudson, que es la hija de Goldie Hawn.

Errata por despiste, pero muy graciosa. Ésta es una tontería, pero me hizo mucha gracia recibir una invitación escrita por un becario chino, digo yo. No sé, el pobre se lo curró tanto, lo hizo todo tan mono, tan maquetadito… y al final nadie se dio cuenta de que puso en su idioma lo de “cubril”. Poble becalio mandalín…

Errata por despiste, pero mucho más gordo. Y el despiste es mucho más gordo porque la película argentina de la que nos habla este recorte (muy recomendable, por cierto) se llama Un novio para mi mujer, y no Un novio para mi padre. No dudo que si le buscáramos novio al padre la película sería más divertida, captaría público gay, si el novio es joven captaría también público gerontófilo, si el novio es muy joven captaría público pederasta… Vale, lo que quieras. Pero en la película el novio se lo buscaban a la mujer.

Errata por inercia y educación. El autor de este breve atribuye a George Clooney un Oscar por Buenas noches y buenos días. Eso no es cierto. Lo ganó por Buenas noches y buena suerte, la frase que pronunciaban el periodista Edward R. Murrow en la vida real, David Strathairn en la ficción y Zapatero en los debates de las elecciones de 2008. Pero a mí lo de Buenas noches y buenos días me parece mucho mejor, es más, yo añadiría buenas tardes, para ser educados del todo. Si se dan las buenas noches, lo suyo es dar los buenos días a las 8 horas. Claro que sí.

Y para acabar, algo que no es una errata, sino un absurdo. Un anuncio que promociona Madeira para el turismo dice: “No sólo es la cuna de Cristiano Ronaldo…”. O sea, como si ése fuera el principal atractivo de Madeira. El resto es ya como de añadido. “Venga usted a visitar Atenas. No sólo es la cuna de Nana Moskouri, sino que además parece ser que hay templos”. “Visiten Salamanca. Su principal atractivo es que allí nació Vicente del Bosque, pero ya que van, fíjense de soslayo en dos pequeñas catedrales y una Universidad de mierda”. En fin. VIvir para ver.


Y para meter la pata.