jueves, 29 de diciembre de 2011

Los que nos dejaron en 2011

Éste el momento homenaje de este blog, ese momento que la gala de los Oscar escenifica poniendo en la pantalla las fotos y los nombres de los ilustres del cine que se fueron durante el año, ese momento que los Goya suele celebrar con un montaje demencial captado por una cámara que está a varios kilómetros del escenario, en el que no te enteras de quienes han sido los fallecidos y tras el cual de los únicos muertos de los que te acuerdas son de los del realizador.
En este último post de 2011 de “Elegí un mal día” vamos a desempeñar CORRECTAMENTE esa labor homenajeadora. Porque con todo, ese momento de los Oscar y los Goya nos sirve a muchos para decir “vaya, no me enteré de que este genio había muerto”, para hacer asomar una lágrima cuando aparece ese actor, actriz o director que sí recordábamos que se había ido, y porque la gente del cine nos hace tan feliz, que nunca está de más dedicarles un penúltimo adiós. Y como nunca sabes cómo se hacen bien estas cosas, esta lista va en orden alfabético (y por el nombre de pila, que es como les conocimos).

Porque 2012 no será lo mismo sin…

Amparo Muñoz (20 junio 1954 – 27 febrero 2011). Nuestra única Miss Universo nos dejaba en febrero, habiendo rodado hasta 28 películas del cine de destape (aunque no todas) entre 1975 y 1983, y resurgiendo (sin demasiado éxito) en la famosa “Familia” de Fernando León de Aranoa.
Annie Girardot (25 octubre 1951 – 28 febrero 2011). A esta actriz francesa la pondremos cara en cuanto repasemos mentalmente películas míticas como “Rocco y sus hermanos”, “Mussolini y yo” o “La pianista”.
Augusto Algueró (23 febrero 1934 – 16 enero 2011). El hombre que le puso música al cine español de los 50 y 60, y a la tele de los 70 y 80. “El ruiseñor de las cumbres”, “Tómbola”, “Las chicas de la Cruz Roja”, “El día de los enamorados”… todas esas bandas sonoras son suyas.
Bubba Smith (28 febrero 1945 – 3 agosto 2011). Jugador de fútbol americano antes que actor, 2 metros de alto, desconocido por su nombre y famoso por su seudónimo “Hightower”, el gigantón negro que imponía respeto en 6 de las 7 partes de “Loca academia de policía”.
Carlos Ballesteros (31 diciembre 1935 – 4 septiembre 2011). Actor español, sobre todo de televisión, un habitual en las “Historias para no dormir” de Chicho Ibáñez Serrador, y el suegro de Emilio Aragón en “Médico de familia”. También era director teatral.
Elizabeth Taylor (27 febrero 1932 – 23 marzo 2011). Y qué decir de ella. La mirada violeta se nos fue dos días después de que se asomara la primavera.
Elizabeth Taylor.
Farley Granger (1 julio 1925 – 27 marzo 2011). Uno de estos secundarios que jemos visto mil veces, en películas de Hitchcock como “Extraños en un tren” y “La soga” o por “Senso”, de Luchino Visconti.
Florinda Chico (24 abril 1926 – 19 febrero 2011). Qué decir de Florinda… lo más injusto que se ha dicho siempre de ella es que fue “la chacha del cine español”. Pero también es lo más explícito. Así que hoy, con todo el cariño, somos injustos de nuevo con su recuerdo.
Francesco Quinn (22 marzo 1963 – 5 agosto 2011). El sexto de los doce hijos de Anthony Quinn también se dedicó al cine, con apariciones en “Platoon” o en la versión de 1990 de “El viejo y el mar”, en el que interpretaba al joven al que su propio padre encarnaba de viejo.
Harry Morgan (10 abril 1915 – 7 diciembre 2011). Actor de cine clásico en numerosas producciones, pero que pasó hace unos días a la eternidad como el Coronel Sherman T. Potter de la serie M*A*S*H*.
Jackie Cooper (15 septiembre 1922 – 3 de mayo 2011). En mayo se nos fue uno de los niños de “La pandilla” y de las películas “El campeón” o “La isla del tesoro”. De mayor, llegó a ser el editor del Daily Planet de “Superman” (1978), pero en su cara seguía guardando a ese chico de los años 30…
Jackie Cooper.
James Arness (26 mayo 1923 – 3 junio 2011). Actor norteamericano conocido universalmente como Zebulón McAhan en la serie “La conquista del Oeste”. Además, era el hermano mayor en la vida real de otro grande que se nos fue en 2010, Peter Graves, el piloto extrañamente pederasta de “Aterriza como puedas” (el que le cede su puesto al hombre que suda en la cabecera de este blog).
Jane Russell (21 junio 1921 – 28 febrero 2011). Uno de los primeros mitos eróticos del Hollywood de los 40 y los 50, la mujer para cuyos insultantes pechos diseño un sujetador el mismísimo Howard Hughes, la morena que competía con Marilyn Monroe en “Los caballeros las prefieren rubias”
Jeff Conaway (5 octubre 1950 – 27 mayo 2011). Mi generación (y muchas otras) echaremos de menos al chulazo, guaperas y picado por la viruela Kenickie Murdoch, el mejor amigo de Danny Zuko (John Travolta) en “Grease”.
Jiggs (1931 – 24 diciembre 2011). El último ilustre del cine en irse en 2011 fue un chimpancé, la mona Chita que acompañó al que para todos es Tarzán: Johnny Weissmuller. Chita empezó a trabajar con 3 años y era macho, no hembra. Como me decía ayer mi querido Juan Zavala: “actor infantil y travestido, ¡qué escándalo!”. Un mito de todas las infancias.
John Barry (3 noviembre 1933 – 30 enero 2011). Su nombre suena a música. El autor de las bandas sonoras de “Nacida libre”, “Cowboy de medianoche”, “Cotton Club”, “Memorias de África”, “Bailando con lobos”… y el de la música de las películas de James Bond. Sí, ESA música.
John Barry
John Howard Davies (9 marzo 1939 – 22 agosto 2011). Actor británico de cine y TV, fue otro niño actor, concretamente el “Oliver Twist” de David Lean (1948).
Jordi Dauder (5 marzo 1938 – 16 septiembre 2011). Este pedazo de actor de teatro y un enorme secundario de cine, Goya en 2008 por “Camino”, nos dejó en plena forma, como demostraron sus trabajos en “Lope”, “La caja”, “Azaña”, “Cuadrilátero”, “Caricias”…
José Conde (20 abril 1955 – 25 febrero 2011). Modelo y actor, sobre todo de teatro y televisión, conocido sobre todo por “Médico de familia”, “Amar en tiempos revueltos”, “Herederos” y “Sin tetas no hay paraíso”.
Juanito Navarro (8 julio 1924 – 10 enero 2011). No era el cómico más querido, ni el mejor actor del mundo… pero le tocó vivir una época en el que el cine y el teatro no eran precisamente un arte. Y la disfrutó, y también hizo disfrutar.
Ken Russell (3 julio 1927 – 27 noviembre 2011). El director de “Mujeres enamoradas” y “Tommy”, la ópera rock plasmada en cine de The Who. Sólo por eso hay que estarle siempre agradecidos…
Linda Christian (13 noviembre 1923 – 22 julio 2011). Actriz de Hollywood nacida en México, famosa por ser la primera chica Bond (“Casino Royale”, 1954) y por ser la mujer de Tyrone Power y madre de Romina y Taryn Power.
María Isbert (21 abril 1917 – 25 abril 2011). La hija del gran Pepe Isbert, madre de Tony Isbert y abuela de tantos y tantos personajes de cine, se nos fue también en 2011.
María Schneider (27 marzo 1952 – 3 febrero 2011). También se fue la francesita cuya carrera se vio marcada traumáticamente por una escena, una tarrina de mantequilla y la falta de delicadeza de Bernarddo Bertolucci y Marlon Brando.
Paco Maestre (2 julio 1957 – 27 enero 2011). Grande y excesivo en su físico, en su voz, en sus interpretaciones. Este actor, sobre todo de teatro, trabajó en cine con Pedro Almodóvar, Mariano Barroso, Álex de la Iglesia, Luis García Berlanga, Carlos Saura o José Luis Cuerda.
Pete Postlethwaite (16 febrero 1946 – 2 enero 2011). El actor de la cara huesuda, el secundario de lujo en tantas y tantas películas irlandesas, el padre de “En el nombre del padre”, el patriarca de “Tocando al viento”… un grande del cine pequeño.
Peter Falk (16 septiembre 1927 – 23 junio 2011). El teniente Colombo nos dejaba a principios de verano, con un legado de películas que incluían “La carrera del siglo”, “Un cadáver a los postres” o “Un gángster para un milagro”, y una gran amistad con John Cassavetes que dejó como fruto “Una mujer bajo la influencia” y “Un hombre en apuros”.
Peter Falk.
Peter Yates (24 julio 1929 – 9 enero 2011). Director y productor británico, al que le debemos la persecución más famosa de la historia (“Bullit”), “Un diamante al rojo vivo” o “Krull”.
Sidney Lumet (25 junio 1924 – 9 abril 2011). Tan grande… en 2011 se nos fue el hombre que debutó en el cine con “Doce hombres sin piedad” (!), que se jubiló con “Antes que el diablo sepa que has muerto” (!!) y que en medio nos dejó joyas como “Serpico”, “Veredicto final” o “Network” (!!!).
Sidney Lumet.
Walter Vidarte (18 julio 1931 – 29 octubre 2011). Este actor uruguayo, casi adoptado por nuestro cine y sobre todo por nuestro teatro, que nos dio tantos buenos momentos en “Akelarre” o “Mi hermano del alma”…
Y me olvido de muchos, seguro… Pero espero que me los recordéis, porque la intención de esta lista es dar las gracias a TODOS los que nos han hecho disfrutar con el cine y que se nos han ido este año. Gracias. Insisto: 2012 no será lo mismo sin vosotros.


martes, 27 de diciembre de 2011

Gérard Depardieu, feliz en tu día, fum fum fum

Normalmente, durante estas semanas, todas las felicitaciones que escuchamos van referidas a estas fechas tan señaladas, a que es Nochebuena, a que es Navidad, a que es San Arquelao o a que es San Alfredo. Pero hay gente, pizpireta e independiente, que también cumple años durante estas fechas, y no me refiero a Cristo nuestro señor amén. Y a esa gente también hay que felicitarla, y cantarle el “Cumpleaños feliz” en lugar del “Campanas de Belén”. Y hoy habría que felicitar a Gérard Depardieu, porque el enorme actor francés cumple años, concretamente 63. Y en este blog lo hacemos sin ningún problema, porque en este blog no se nos caen los anillos, entre otras cosas porque no tenemos, ni que fuéramos Frodo. Pero sí nos gustaría matizar nuestra felicitación: en estos 63 años, felicitamos a Depardieu por unas cosas, pero no le felicitamos por otras.
Gérard Xavier Marcel Depardieu.
Por nacer en Châteauroux (Francia) el 27 de Diciembre de 1948: le felicitamos, claro. Aquí cada uno nace donde le sale de la huevada.
Por llamarse Gérard Xavier Marcel: no. Es un nombre pomposo y complicado, parece el nombre del hijo de una infanta. Que no es culpa suya: pues también es verdad.
Por ser pandillero y delincuente juvenil, para intentar salir de la pobreza: pues hombre, por esto podemos compadecerle, pero no felicitarle. Es más, podríamos decirle: eso no se hace, Gérard (Cela n’est pas fait, Gérard).
Por presenciar una violación cuando era delincuente juvenil: pues no le podemos felicitar, porque no hizo nada por evitarlo (esta historia la ha reconocido él). Es el famoso incidente que una revista americana tergiversó para acusarle de partícipe en la violación, un escándalo que le quitó cualquier posibilidad de ganar el Oscar al mejor actor por Cyrano de Bergerac. Tampoco es que podamos felicitar a la revista, ni a este tipo de artimañas.
Por su papel en Cyrano de Bergerac: le estaríamos felicitando cada día de nuestra vida. Qué maravilla.
Cyrano de Bergerac, su mejor papel.
Por rodar Novecento siendo aún joven y no demasiado grueso: le felicitamos. Por mantener desde entonces (y de eso hace ya 35 años) una gran amistad con Robert De Niro: también le felicitamos, pues quiere decir que Xavier Marcel es amigo de sus amigos. Por permitir que su amigo Robert de Niro abandonara hace unos años el método del Actor’s Studio y abrazara el de “voy a poner siempre la misma cara sea esto un drama, una comedia, me dirija Scorsese o una comadreja común”: pues no, por eso no le felicitamos. Por no caer él mismo en esos métodos o vicios: por eso sí le felicitamos. Qué lío, ¿eh?
Por hablar varios idiomas, entre ellos el inglés y un perfecto italiano: pues también le felicitamos. En esta vida hay que halar idiomas.
Por ser el actor mejor pagado de Francia: le felicitamos. Por saber invertir este dinero en negocios fuera del mundo del cine y montar dos restaurantes en la Place Gaillon de París (“La Fontaine Gaillon” y “L’Ecaille de la Fontaine”): le felicitamos fervientemente. Por dar últimamente la impresión de haber devorado todas las existencias del año de los dos restaurantes: por eso no.
Por saber moverse en los años noventa en el cine estadounidense con producciones dignas como “Matrimonio de conveniencia” o “1492: La conquista del Paraíso”: le felicitamos. Muchos actores europeos pierden la cabeza cuando se van a Hollywood y sólo hacen basurillas.
Por hacer de Obélix en no una, sino varias y lamentables películas sobre el cómic de Astérix (pobres Uderzo y Goscinny, con lo contento que debe estar Hergé en la tumba con el Tintín de Spielberg): por eso no le felicitamos.
Por escribir en 2005 un libro de recetas que se llamaba “My cookbook”: le felicitamos. Por dar últimamente la impresión de haber devorado todas las recetas: por eso no. Huy, este chiste ya lo he hecho. Perdón. Es que se acaba el año y me quedan pocos chistes, como le pasó a Arévalo los últimos 25 años.
Por tener dos Premios César al mejor actor por “El último metro” y “Cyrano de Bergerac”, por ser nominado otras 12 veces, por tener un Globo de Oro por “Matrimonio de conveniencia”, una Copa Volpi por “Police”, por ganar en Cannes con “Cyrano”…: le felicitamos.
Por orinar borracho este verano en el pasillo de un avión que estaba despegando porque las azafatas no le dejaban ir al servicio en ese momento: pues no, por eso no le felicitamos. Cela n’est pas fait, Gérard.
Pero por cachondearse de ese absurdo incidente en este video: pues sí le felicitamos. Y por cumplir 63 años, pues también. Porque este hombre es grande, nos dé cal o nos dé arena. Y ojalá podamos seguir felicitando muchos años a Gérard, por unas cosas sí y por otras cosas no.


sábado, 24 de diciembre de 2011

Las 20 películas más espectaculares de 2011

Vamos hoy a repasar las películas más espectaculares de 2011. Ojo: las más espectaculares, no las mejores, ni las que tienen más efectos especiales, ni las más taquilleras, ni las que han costado más dinero… O sea: las espectaculares. Las que han sido un espectáculo por algo. Quiero decir, las que asumen el término “espectacular” en toda su esencia. ¿Lo del Barça es espectacular? Pues sí. ¿El Circo del Sol es espectacular? Pues también. ¿Lo de Urdangarín es espectacular? Por supuesto que sí.
Una vez hecha esta aclaración, vamos a empezar con mi particular y discutible lista del 20 al 1. Sólo voy a contaros por qué me parecen espectaculares, y no de qué iba cada película, pues las doy por sobradamente conocidas. Pero por si hay algún despistado, os las enlazo a la IMDB.
20. ENREDADOS. Me parece espectacular que la sección de animación de Disney, dada casi por muerta ante el empuje y la genialidad de Pixar, se marquen esta versión del cuento de Rapuntzel aparentemente ñoño (Rapuntzel parece una más de las pricesitas Disney), pero formalmente arriesgado, con un guión cachondísimo, un montaje vertiginoso, con gags de edición y con muchos más chistes para adultos que para niños. Genial.
19. SECUESTRADOS. El debut de Miguel Ángel Vivas no pasará a la historia, pero el par de huevos que le echó al rodar este thriller de terror claustrofóbico en solamente 12 planos secuencias es espectacular, amigos.
18. PIRAÑA 3D. La nueva versión del clásico “Piraña” no sería mejor que la versión 3D de “Tiburón” y que la de otros intentos de remozar películas antiguas, si no fuera por su espectacular ejercicio de autocrítica, de reírse de sí misma, de no tomarse en serio el hecho de que unas pirañas asesinas sean más listas que nosotros. Somos serie B pero en 3D. Cachondeémonos de ello.
17. MIDNIGHT IN PARIS. Es absolutamente  espectacular que un tío de 76 años, casi deportado de EE.UU. sólo reconocido en Francia, España y algún país europeo más, y considerado un creador en declive de “obras menores” (algo de lo que yo me he reído desde el primer post de este blog), se marque esta maravillosa comedia emotiva, inteligente, nostálgica y erudita; que se convierte en su película más taquillera y que vuelva al circuito de los premios en EE.UU.
16. EVA. Otra película española cuya peculiaridad radica en poner de acuerdo a crítica y público. Discreta, con los efectos especiales justos y necesarios, con robots que no están hechos en 3D ni motion capture… y con una historia sólida. Y además, es el debut de Kike Maíllo.
15. ANIMAL KINGDOM. Espectacular el mal rollo que te mete en el cuerpo David Michôd, con una mafia cutre, una familia, amenazas, muertes, venganzas… y sin pretensiones ni grandilocuencias. De lo mejor del año.
14. TORRENTE 4. El espectáculo de ser la primera película española en 3D, de ser la más taquillera del año y de volver a llevar al cine a torrentistas y no torrentistas, incluso a gente que no habrá vuelto al cine en 2011. Independientemente de la calidad de la película, Por cierto, estas navidades la ponen en CANAL+-
Torrente 4. El 3D hace que supere a las otras 3.
13. NO HABRÁ PAZ PARA LOS MALVADOS. Vamos con dos españolas más: “No habrá paz…” consiguió de nuevo algo difícil en películas españolas: sin ser una maravilla, puso de acuerdo a los que pagan por ver cine y a los que lo vemos gratis para opinar. Gustó, y José Coronado fue elevado a los altares de la interpretación.
12. VERBO. Otra película espectacular por el mero hecho en sí de ponerle a la cosa un par de cojoncetes. Eduardo Chapero-Jackson, el hombre con el apellido más envidiado por David Broncano y por mí, tiró por un lado impredecible, una especie de moralina para adolescentes con rap y estética alternativa y con animación digital. Un delirio que no secundó nadie, y que nadie esperaba que nadie secundara. Pero oye, él lo hizo.
11. INSIDE JOB. Impresionante que tenga que llegar un documental para explicarnos de un plumazo, o de un estacazo, por qué estamos sumidos en esta puta crisis. Y os aseguro que no es culpa mía, ni tuya, ni nuestra… ni siquiera de ZP. Revelador, indignante y maravilloso.
10. CISNE NEGRO. O cómo una película con todos los mimbres convencionales y pensada por y para el Oscar (que consiguió una fantástica Natalie Portman) puede ser una joyita inquietante, entretenida e inesperada.
9. EL ILUSIONISTA DE JACQUES TATI. Es espectacular que una película de animación se atreva a tomar prestado un guión de Jacques Tati con unos dibujos absolutamente alejados de los cánones de Disney, Dreamworks y Pixar. Claro, que si el autor de esta maravilla es el mismo que el de Bienvenidos a Belleville, la locura se entiende mejor.
8. CARNE DE NEÓN. La última española de la lista, lo juro. El espectáculo que nos da Paco Cabezas consiste en mezclar la estética, temática y ritmos trepidantes de Tarantino y Guy Ritchie con un envoltorio y sentido del humor muy españoles, con ciertos tintes almodovarianos. El resultado es arrollador, aunque el público, tal vez desconcertado con los prejuicios y postjuicios a Mario Casas, no respaldó este castillo de fuegos artificiales.
7. SUPER 8. Spielberg y JJ Abrams untos sólo pueden dar como resultado una película muy espectacular. Y Super 8 lo era, aunque si le quitas la patena nostálgica de las películas ochenteras tipo Goonies, E.T. y otras, la experiencia perdía enteros.
Super 8. No puedo compararla con las demás: no he visto las otras 7.
6. LA SAGA CREPÚSCULO: AMANECER (PARTE I). La penúltima parte de la saga ocupa un lugar tan alto en este ránking porque es realmente espectacular que una serie que ha tenido tantísimo público, tantísima publicidad y tantísimos fans, sea capaz de parir semejante ñorda. Y no estoy hablando precisamente de lo que tiene que parir la protagonista… O sea, que lo espectacular es su falta de espectacularidad.
5. EL ORIGEN DEL PLANETA DE LOS SIMIOS. Merece esta secuela-precuela un puesto en el top-five porque acostumbrados como estamos a que los remakes, precuelas o transformaciones en 3D de clásicos de la ciencia ficción sean tan flojos, da gusto ver una historia con sentido, lógica y que encaje tan bien con lo que planteaba “El planeta de los simios” (la de Schaffner, no la de Tim Burton, por favor).
4. X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN. Podríamos aplicar a esta película parte de las virtudes de la anterior. Hacer una precuela prescindiendo de Hugh Jackman y de Ian McKellen, aunque contemos con Michael Fassbender, e igualar o superar casi todas las otras películas de la saga, merece nuestro aplauso y respeto.
3. ATTACK THE BLOCK. En las antípodas de Super 8, esta película de serie B le da mil vueltas en sentido del humor, sorpresas, ideas y jotadés. No sé lo que significa esto último, pero me lo acaba de decir mi sobrino Alejandro, que me está distrayendo mientras escribo esto. Un lujo para la inteligencia (la película, no mi sobrino).
2. LAS AVENTURAS DE TINTÍN: EL SECRETO DEL UNICORNIO. A mi juicio, el mayor espectáculo cinematográfico del año. El 3D bien utilizado, el espíritu de Tintín presente pero no constante, Indiana Jones poseyendo a Tintín, homenajes a Hergé, puro Spielberg y diversión 100%. Y además, debo decir que fui a verla menos convencido que el Real Madrid saltando al Camp Nou en cuartos de final.
1. THE ARTIST. Y a pesar de todo, le cedo el primer puesto a The artist. Blanco y negro. Muda. En 4:3. Sobre el Hollywood de los años 30. Y con todo ello, la máxima candidata a los Globos y Oscar.

Espectacular.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Un jubilado llamado Steven Spielberg

Ayer cumplía años Steven Spielberg. Pero no una edad normal, no, no por Dios, no una edad cualquiera, no, no una edad habitual, no, no, he dicho que no.
Steven Spielberg cumplió 65 años. Eso quiere decir que, en condiciones normales, debería jubilarse. Pero claro, las cosas no están hoy en día como para que nos jubilemos así, a lo loco. Yo me imagino que a Spielberg no le habrán dejado jubilarse por dos razones:
1. Porque con la crisis que tenemos, es mejor que prolongue esto hasta los 67 por lo menos.
2. Porque tú imagínate la pensión que habría que pasarle a ese hombre.
En cualquier caso, hay que celebrar que Spielberg no se jubile todavía. Y si así fuera, habría firmado un último año laboral espectacular, con “Tintín” y “Caballo de batalla” como broche de oro. Y a un tío que hace eso en su último año en activo, no se le debe permitir la retirada. Yo me imagino de la siguiente manera el encuentro entre Steven Spielberg y el funcionario de la seguridad social de Cincinnati, a cuya oficina habría llegado Steven en su bicicleta y con su gorrita de prejubilado.
Steven Spielberg (a la derecha) con E.T.
- Hola, vengo a que me dé los papeles de lo de jubilarse.
- Muy bien. ¿Tiene usted 65 años?
- Sí señor. Es mi cumpleaños.
- Pues felicidades, pero mariconadas las justas. Los funcionarios no estamos para ir por ahí haciendo felicitaciones, especialmente los de Castilla La Mancha. Siéntese. ¿Nombre de pila?
Steven Allan Spielberg.
(Aquí el funcionario levantaría la cabeza y pronunciaría en alto su improperio de sorpresa preferido, ya sea “¡hostia!”, “¡cáspita!” o “¡lefita!”)
- ¿Steven Spielberg? ¡Su nombre me suena muy ligeramente! ¿No será usted el director de “La lista de Schindler”, “Salvar al soldado Ryan”, “Tiburón”, “E.T.”, “Parque Jurásico” y “Fofita, una foquita la mar de salada”?
- Bueno, de “Fofita” no. ¡Ya me gustaría! Pero de las demás sí.
- Oiga, pues es todo un honor. ¿Y quiere usted jubilarse, me dice?
- Sí, un poco. Es que tengo 65 años, y esta última temporada ha sido muy ajetreada y estoy un poco cansado.
- Bueno, pues vamos a calcularle su jubilación. Veamos… Ah, es usted judío… Debí suponerlo por el apellido acabado en -berg. Todos los apellidos que acaban en -berg son judíos, menos Carlsberg que es una cerveza. ¿Y le cortaron de niño el pellejito? Bueno, da igual. A lo que íbamos: ¿a qué edad empezó usted a trabajar?
- Bueno, cuando era niño hacía películas en 8 mm, y con 13 años me dieron un premio por una peliculilla de guerra, pero trabajar, trabajar… lo que se dice trabajar… Creo que con 16 años hice una peliculilla que sí que llego a exhibirse, pero sólo recaudó un dólar.
- Bueno, pero eso no cuenta. ¿O acaso lo declaró usted a Hacienda? Bueno no importa. Qué feo es usted.
- Oiga…
- Perdone, es que a veces se me escapan juicios de valor. Veamos, leo en su expediente (que acabo de sacar de la Wikipedia) que fue usted boy scout. Pero eso es una mierda, hombre. Bueno, nadie es perfecto. Entonces, ¿cómo primer trabajo remunerado cuál ponernos?
- Pues mire, en 1967 o por ahí entré en los estudios Universal en el departamento de edición. Me pagaban muy poco, pero ya me pagaban. Y era listísimo, no vea usted cómo destacaba. Mire, en 1968 hice un corto que llamé Amblin, que más tarde fue el nombre de mi productora, usted habrá visto el nombre al principio de mis películas, cuando la bici de E.T. sale volando y su silueta se recorta contra la luna. También sale en los títulos de crédito finales…
- Yo no veo títulos de crédito: soy funcionario y los funcionarios somos unos vagos, lo ha dicho Esperanza Aguirre. A ver: aquí pone que es usted director, pero veo en su expediente muchas películas que no son suyas, ¿no?: Poltergeist, Transformers, Los Picapiedra, Men in Black, La Máscara del Zorro… Yo creo que todas esas son de Garci…
- No, de Garci no son. Pero mías tampoco: es que yo además de director  soy productor. Por ejemplo: American Beauty, Gladiator, Náufrago, Shrek, Kung Fu Panda… Esas también son mías. Es que aparte de Amblin tengo una productora que se llama Dreamworks. ¿A que es para mearse?
- Uf, yo no sé si con tantos negocios le voy a poder calcular una pensión normal… Qué barbaridad, qué de movimientos habrá en su cuenta corriente, parece usted Urdangarín. ¿Tiene algún bien que deba incluir también en el cálculo de su fortuna, no sé, algún objeto de valor, algún trofeo, juguetes sexuales caros…?
Steven Spielberg con uno de sus bastantes premios.
- No sé… bueno, tengo tres Oscars, dos por “La lista de Schindler” y uno por “Salvar al soldado Ryan”.
- Hombre, ya tendrá usted más, no sé, por E.T. o por Indiana Jones…
- Qué va, por esas estuve nominado, pero Oscars sólo tengo esos tres.
- Claro, no querrá usted que le dieran un Oscar por la última de Indiana Jones, porque anda que ya le vale. ¿Y me decía usted que ha estado en activo el último año?
- Bueno sí, he hecho la de Tintín y una que se llama “Caballo de batalla” que se estrena en breve. Me la han nominado al Globo de Oro y dicen que la van a nominar al Oscar. ¿A que soy bueno?
- Sí, sí… si yo no digo que no… pero a ver, aquí leo que según la revista Forbes su fortuna supera los tres mil millones de dólares, y que el año pasado ingresó usted 80 millones…
- Bueno, igual sí, millón arriba, millón abajo.
- Hombre, pues yo no sé si le puedo a usted conceder la jubilación…
- Ya me lo temía. Por lo de la pasta, ¿no?
- No señor. Usted gane la pasta que quiera y que pueda. Porque es usted un puto genio. Y los genios no se jubilan. Los genios están obligados a entretenernos a los seres vulgares. Váyase de aquí, Señor Spielberg. Siga haciendo películas. Y siga usted haciéndonos soñar. Y nunca, nunca se jubile.

Y Spielberg salió de la oficina de la seguridad social, cogió su bicicleta y salió volando, y su silueta se recortó contra la luna.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Los 13 blufs de 2011 (y uno de propina)

¿Qué es un bluf en el cine? ¿Una mala película? Pues sí. Pero no sólo eso. Una dirigida por un chimpancé con un director de fotografía ciego y un guionista disléxico seguramente acabe siendo mala (y también seguramente mejor que algunas de las que están en la lista de hoy), pero no es un bluf. Un bluf es algo malo pero que esperábamos que fuera bueno. Si este blog no os gusta, será porque es malo, pero nunca un bluf. Porque no debéis esperar nada de él, jovenzuelos, pues su autor es un poco retrasado mental, ligeramente ciego y claramente disléxico.
Estos son, en mi opinión, los 14 blufs del cine de 2011 (ordenados cronológicamente por fecha de estreno).
1. Dispongo de barcos (Juan Cavestany). Pese a la presencia, apoyo y buen trabajo del gran Antonio de la Torre, este experimento de Juan Cavestany, rodado con una cámara doméstica, sonido ambiente y carencia de producción, intentaba ser una arriesgada propuesta underground, pero se quedaba en un triste e innecesario intento de recuperar y estirar la idea de un divertido corto anterior (“El último golpe”).
2. I’m still here (Casey Affleck). El cacareado y anunciado falso documental sobre la degradación y abandono de un actor de éxito (Joaquin Phoenix), era un artificioso y preparado cúmulo de secuencias en las que había menos verdad que un debate de La Noria. Ni pizca de interés.
Joaquin Phoenix haciendo el tontaco en "I'm still here".
3. Soy el número cuatro (D.J. Caruso). El patético intento de mezclar la fórmula de “Crepúsculo” con los alienígenas y la acción brutal no consiguió movilizar a las hordas de adolescentes con el cebo de un joven marciano guapo. Suscribo la frase del crítico del New York Post: pese a los alienígenas asesinos y las bestias con colmillos, sólo me inquietó de verdad la frase ‘producida por Michael Bay’.
4. Águila roja la película (José Ramón Ayerra). Dice un proverbio coreano que “lo que ha nacido para un medio, ha de permanecer en ese medio2. Bueno, el proverbio me lo acabo de inventar, pero la exitosa serie de TV “Águila roja” nunca debió saltar al cine. El público, sin ir más lejos, tampoco saltó.
5. Escuchando al Juez Garzón (Isabel Coixet). La entrevista de Manuel Rivas a Baltasar Garzón dirigida y fotografiada irritantemente por Isabel Coixet se presentó como un documental para cine cuando en realidad es una entrevista mal grabada para televisión. Si eso es un documental, cualquier programa de Iñaki Gabilondo en CANAL+ lo es. Y mejor.
6. No lo llames amor…llámalo X (Oriol Capel). Que me perdone mi adorado Julián López, pero el esperado debut de Oriol Capel (guionista de “7 vidas”, entre otras genialidades) sobre un equipo que rueda una película porno ambientada en la guerra civil se quedaba muy por debajo de la buena idea inicial. Pese a Julián, Adriana y otros.
7. Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos (Zhang Yimou). Zhang Yimou versionando a los Coen sonaba tan absurdo como si de repente a Garci se le ocurriera la locura de hacer un Sherlock Holmes. El resultado no funcionaba: el primer mundo de los Hermanos Coen no resultaba traducible a una tienda de fideos chinos.
8. Resacón 2 ¡ahora en Tailandia! (Todd Phillips). Como tantas veces sucede, se hace una segunda película para ver si la gente que llenó las salas con la primera vuelve al cine a ver lo que sea. En Tailandia todo vuelve a ser igual que en Las Vegas. Parece un remake, no una secuela. Una decepción.
9. Cars 2 (John Lasseter y Brad Lewis). La demostración de que en Pixar no son infallibles ni perfectos. Cars 2 es más aburrida y larga que la primera parte. Los coches de Cars venden mucho márketing, pero no consiguen ni acercarse a la magia Pixar de Up, Wall-E, Ratatouille, Toy Story
10. Conan 3D (Marcus Nispel). ¿Cómo puede una masa humana de músculos en 3D resultar plana? Pues en Conan sucede. Esa bestia parda llamada Jason Momoa (Juego de tronos) no consigue superar en ningún momento al Conan de Schwarzenegger. Y no estamos hablando de “Ciudadano Kane”…
11. Los tres mosqueteros 3D (Paul W.S. Anderson). Muchos blufs en 3D. Normal: los productores se imaginan las salas llenas de gente con gafotas pagando un euro más y se olvidan de encargar un buen guión. Estos mosqueteros intentan parecerse a los “Piratas del Caribe”, y no sólo porque en la película aparezca Orlando Bloom, pero se olvidan del espíritu del “Uno para todos y todos para uno”.
Un simpático escote luchando dignamente por salvar las planas 3D de "Los tres mosqueteros".
12. Capitán Trueno y el santo grial (Antonio Hernández). La esperadísima, por cacareadísima, versión del cómic creado por Víctor Mora dio tantas vueltas que llegó a las manos de Antonio Hernández muy mareada. El público no fue a verla, los diálogos daban risa, los actores estaban mal dirigidos (aunque precisamente Sergio Peris Mencheta salva la dignidad) y encima, por las barbas del profeta, no todo el mundo cobró lo que estaba mandado…
13. Tentación en Manhattan (Douglas McGrath). Hacer una comedia romántica con Sarah Jessica Parker en medio de un triángulo amoroso, que no se parezca demasiado a “Sexo en Nueva York”, pero intentar desesperadamente que sea el público de la serie el que vaya a ver la película no puede ser bueno. Y si la película no es buena, pues la cosa se pone peor todavía.
14. La saga crepúsculo: Amanecer Parte I (Bill Condon). La penúltima película de la saga, con la boda y el embarazo de la pareja vampiro – humana, es anodina, ñoña, machista y ajenamente vergonzosa. Le ruegas a Dios que el vampiro Cullan éste se hubiera puesto el apellido del director en su pitín antes de zumbarse a la novia. Eso sí, los fans la han convertido en el blockbuster del año. ¿Tal vez porque los fans son anodinos, ñoños…?


martes, 13 de diciembre de 2011

“The artist”: no temáis al cine mudo

Es posible que llevéis unos meses oyendo hablar de “The artist”, una joya francesa, un precioso homenaje a la época del cine mudo y el paso al cine sonoro. Pero también es posible que no, pues yo soy muy consciente de vuestras limitaciones. En cualquier caso, si no os suena este título os va a sonar en breve, porque se estrena el viernes 16 y porque en pocas semanas se ha colocado como máxima favorita para los Oscar. No para todos los premios, sino para el más importante: el de mejor película.
Y quizá la expresión “os va a sonar” no es la más correcta en este caso. Porque “The artist” es muda.
Ya ha comenzado la temporada de premios en EEUU, y se están entregando semana a semana los de las asociaciones de críticos, que son unos señores muy serios que opinan de cine por ciudades. Y así, existen los premios de los críticos de Nueva York, los de Los Angeles, los de Boston y los de Almorox, Toledo. Yo por ejemplo, hablo de cine pero no soy crítico, lo que soy es adorable.
“The artist” ha sido elegida la mejor película por los críticos de Nueva York, Washington y Boston. Para que os hagáis una idea, de momento sólo ha perdido los premios de Los Angeles (“The descendants”) y el National Board of Review (“La invención de Hugo”). Su director, Michel Hazanavicius, ha ganado en Nueva York. Y la revista “Time” la ha considerado “la mejor película del año”. Oiréis hablar mucho más de “The artist” de aquí a los Oscar.
"The artist". Como veis, la foto es en blanco y negro, y muda.
Pero… me conozco yo al público español como si lo hubiera parido, aunque por mi condición masculina resulta difícil verme pariendo a tantísima gente. Y sé que mucha gente, especialmente la más joven, va a evitar ver la película por dos motivos: es muda y es en blanco y negro. Recuerdo que hace unos años (unos 7), dirigiendo un programa precioso que presentaba Juan Zavala, hicimos un experimento con alumnos de 18 años a los que le poníamos en cine una película de Hitchcock en blanco y negro. Entre otras cosas, dijeron que era difícil de seguir porque tenías que irte imaginando los colores. Pero no, amiguitos, no hay que ir haciendo esa bobada. El cine en blanco y negro es nuestro aliado. Una película en blanco y negro no tiene por qué ser antigua (que no pasa nada si lo es pero en fin, vayamos poco a poco). Y una película muda, tampoco. Es más, cualquiera de estas dos características pueden llevarte hasta el Oscar. Os pongo unos ejemplos destinados a entrenar la mente para ver “The artist”.
El argumento de la “La última locura” (1976) nos mostraba a Mel Brooks intentando rodar una película muda con estrellas que se interpretaban a sí mismas, como Paul Newman o Burt Reynolds. La única palabra la pronuncia Marcel Marceau, el mimo que nunca hablaba, que cuando le proponen la idea contesta: “¡No!” Y Mel Brooks también dejó una perla en blanco y negro, El jovencito Frankenstein (1974), con esa pareja mítica formada por Gene Wilder y Marty Feldman. “Ah”, me diréis desafiantes. “Pero la primera es en color y la segunda es hablado, así es más fácil para nosotros, los que odiamos el cine mudo en b/n”.
Pues para vosotros, incrédulos, Pablo Berger acaba de rodar en España una versión de Blancanieves, muda, en blanco y negro y ambientada en el sur de España en los años 20. La madrastra es Maribel Verdú, y también salen Ángela Molina, Macarena Gómez, y Emilio Gavira, uno de mis mejores amigos y que hace de enano, un papel que borda.
Los que no creen en el cine en blanco y negro deberían repasar la filmografía de Woody Allen. Manhattan (1979), Recuerdos (1980), Zelig (1983), Broadway Danny Rose (1984), Sombras y niebla (1991) y Celebrity (1998) no son en color. Y no me digáis que son aburridas o algo así. Igual que los que no creen en el cine mudo creerán si ven algunas películas de Jacques Tati, léase Día de fiesta (1949), Las vacaciones de Monsieur Hulot (1953), Mi tío (1958), Playtime (1967) o Trafic (1971).
Y para ir terminando de convencer a los inconvencibles, van tres ejemplos de buen cine comercial en blanco y negro, películas capaces de llevarse unos cuantos premios pero también de arrastrar al público a los cines: 1) El hombre elefante de David Lynch (1980), con Anthony Hopkins y John Hurt, por Dios, qué bonita y qué pena se pasa en la película, 2) La lista de Schindler, de Steven Spielberg (1993), que se llevó una pila de Oscar y que tampoco era precisamente una comedia; y 3) Ed Wood de Tim Burton (1994), otra película con un par de Oscar, que contaba la vida del mítico “peor director de cine de todos los tiempos”.
Johnny Depp como Ed Wood y Martin Landau (que ganó el Oscar) como Bela Lugosi.
Y para acabar, una más extraña: Ratataplan, una comedia italiana de 1979 de Maurizio Nichetti en la que los personajes no hablan y en la que el protagonista construye un robot a su imagen y semejanza para poder vivir dos vidas.

No deberían hacer falta estos argumentos para ir a ver “The artist”. Pero yo qué sé, yo os lo digo por si acaso.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Esos genios llamados Aardman

¿Son los dibujos animados sólo para niños? ¿Somos adultos o somos nenazas? ¿Ensayar es de maricas? No lo sé, pero antes de que me quiten este blog y se lo den por ejemplo a Eddie Murphy, os aviso de que no vamos a hablar en este maduro site de “Arthur Christmas: operación regalo”, la original y nueva película de animación que acaba de llegar a los cines, sino de los padres que la han parido, léase los genios del estudio británico Aardman Animations.
Sólo diremos que “Arthur Christmas: operación regalo” es una de estas deliciosas películas para niños de la que también van a disfrutar los mayores, porque está llena de ternura, de gracia, de chistes y de guiños para adultos (para adultos sexualmente apaciguados, lo digo porque cuando uno dice “cine para adultos” tiene que tener cuidado). La temática: Arthur, el hijo más caótico de Santa Claus, tiene que cumplir una misión que tiene mucho que ver con esa pregunta que de niños nos hacíamos tantas veces: ¿cómo coño hacen Papá Noel y los Reyes para repartir regalos por todo el mundo en una sola noche? La respuesta es sencilla: porque no van a todo el mundo, sino que pasan de África, de India y de los barrios pobres. Pero la película no va por ahí. Y lo importante es que es de Aardman.
Arthur Noel, o Arthur Claus. No tengo claro cómo se apellida el hijo de Santa. 
En Aardman son conocidos por el empleo del  stop motion. El stop motion es la técnica que hizo famoso al gran Ray Harryhausen, y que consiste en filmar fotograma a fotograma el movimiento de objetos estáticos. Por ejemplo: yo cojo un muñeco de un monstruo y le muevo un poquito el brazo. Y filmo. Otro poquito. Y filmo. Otro poquito. Y filmo. Al final lo pones todo seguido y parece que el muñeco se mueve. Conociéndome como me conocéis, ya imagináis que yo jamás animaría el brazo del monstruo, sino su trabuco, pero no es ése el tema del que estamos hablando.
El caso es que Aardman elevó en los 90 el stop motion con plastilina a la categoría de arte. Peter Lord y David Sproxton, que la fundaron en 1972, y Nick Park, que se unió un poco más tarde, tardaron sus añillos en encontrar la fórmula, el dinero y el sello Aardman, pero cuando lo encontraron se convirtieron en una de las factorías de animación más divertidas del panorama cinematográfico, una de las pocas firmas capaces de discutirles el oro a Pixar y la plata a Dreamworks. Aardman, por cierto, es el nombre del primer personaje que crearon, un superhéroe que no era de plastilina. No lo busquéis en emule que el original desapareció en un incendio.
En 1989 consiguieron su primer Oscar con el cortometraje “Creature comforts”, en el que unos animalejos de plastilina contaban a la cámara su vida en un zoo, a modo de documental. Los gestos, las reflexiones y especialmente las reacciones del animal que no hablaba en ese momento, eran una delicia. Buscad este corto, compradlo, descargadlo legalmente o alegalmente, ahora que la Ley Sinde está prohibida. Y cuando Aardman deje de producir porque nadie paga por sus películas, pues ya que se atrevan a regular las leyes, si eso.
En los años 90, Wallace y Gromit, un perrete y su dueño, mucho más tonto que el perrete (que es muy listo, verbigracia) se convierten en sus personajes más famosos. Consiguieron dos Oscar en los años 93 y 95 con los cortos “Los pantalones equivocados” y “Un esquilado apurado”. Antes habían estado nominados por “La gran excursión”, pero perdieron el Oscar contra sí mismos (“Creature comforts”).
Wallace y Gromit. Tres Oscar y dos nominaciones les contemplan.
Y en el siglo XXI comienzan a dedicarse a los largometrajes: “Chicken Run: Evasion en la Granja”, una especie de “La gran evasión” con gallinas, es una obra maestra. No ganó el Oscar porque todavía no existía esta categoría, que inauguró “Shrek” un año más tarde. Pero sí que arrasó en taquilla. En 2005 sí que se llevaron un Oscar con “Wallace y Gromit: la maldición del as verduras” (que podrían ser los únicos personajes de animación que tienen más Oscars que Meryl Streep y Tom Hanks).

En 1996 se aliaron con Dreamworks e hicieron un experimento muy raro que se llamaba “Ratónpollis” y que consistía en dibujar al estilo Dreamworks muñecos que parecían de plastilina al estilo Aardman. El guión no tuvo la brillantez de los de Park y Lord y la película es absolutamente olvidable. “Arthur…” tampoco es de plastilina, pero supera con creces a “Ratónpolis”. Y Aardman estrenará recientemente “Piratas”, que sí que lo es. Y volverán a luchar con Pixar y Dreamworks. Y será todo precioso.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Attack the block (Spielberg de serie B)

Cuando empecé a escuchar cosas de esta película pensé: “ya está, nos van a atacar a mí y a todos los que leéis esto”. Pero luego no, había oído mal y el título decía “Attack the block”, no “the blog”.
Y después de este chiste, uno de los tres peores que recuerdo desde que escribo esta cosa, hablemos de una pequeña película de ciencia ficción hecha sin demasiada ambición pero con mucha coña y originalidad: “Attack the block”.
Planteamiento: se nos presenta una pandilla de adolescentes que aspira a ser en el futuro una de esas bandas peligrosas que atemorizan Londres, y que atracan a chicas solas y hacen cosas de malotes (vosotros no lo hagáis nunca, niños, ni aunque un día lo veáis en el programa de Pablo Motos). Un día ven caer del cielo una especie de minimeteorito, del que sale un bichete feo feo que les muerde un poco. Y el líder de la pandilla, que es como negro, persigue el bichete, lo mata y se lleva su cadáver colgado de la mochila para que todo el mundo vea qué valiente es.
Nudo: del cielo empiezan a caer muchos más meteoritos. Son otros alienígenas, que vienen a buscar, a vengar o a zumbarse (eso ya se verá) al alienígena inicial. Pero estos son distintos: estos son unas bolas de pelo grandes con unos dientes más grandes aún que brillan en la oscuridad, como una virgencita que había en mi casa cuando era pequeño (una figurita de la Virgen, vamos). Y persiguen a la pandilla y a quien se ponga de por medio. Y se lo comen, si hace falta.
Desenlace: no hombre, los desenlaces no se cuentan.
Los chavales de "Attack the block".
El caso es que “Attack the block” está bastante bien, caramba. Por varios motivos.
Está dirigida por Joe Cornish, que merece todos mis respetos por tres motivos: porque dirigió el making of de “Little Britain”, la serie con la que más me he reído en los últimos años, si exceptuamos el capítulo primero de “Homicidios”; porque es uno de los guionistas de “Tintín y el secreto de unicornio”, que a mí me gustó bastante; y porque ha dirigido “Attack the block”. El tercer motivo era obvio.
No busca una estética impactante. De haberlo intentado, correría el riesgo de quedarse en algo cutre. Pero al ubicar toda la historia en los suburbios de Londres, con una pandilla de estética rapera sin pasta, y sin mostrar naves espaciales, ni explosiones, ni hostias, los monstruitos no provocan risa. O sí la provocan, pero dentro de la línea humorística de la película.
Recuerda a las películas de serie B de los 70, con esos monstruos imposibles creados con muy poca cosa. Pero también al cine juvenil de los 80: hay cosas en “Attack the block” de “Los Goonies”, de “Los bicivoladores” y sobre todo de “Los Gremlins” (esa chica deslizándose sigilosamente y pasando desapercibida por detrás de un montón de bolas con dientes). Estas referencias las hemos hecho hace poco al hablar de “Super 8. Quizá no sea casualidad que Cornish haya trabajado con Spielberg en Tintín. “Attack the block” podría ser una versión (sin parecerse un pimiento) de “Super 8” en serie B.
Los dientes del bicho en sí.
El humor no sólo se limita a los ataques alienígenas. Hay dos personajes creados sólo para hacer reír, dos fumetas que mantienen diálogos que podrían haber salido de “Clerks”.
Por cierto, y hablando de “Clerks”: Kevin Smith ganó en Sitges 2011 con “Red state”, imponiéndose, entre otras a “Attack the block”. Pero nuestra película de hoy ganó el Premio Especial del Jurado, el Premio de la Crítica Jose Luis Guarner, el Gran Premio del Público El Periódico de Catalunya y el de la Mejor Banda Sonora Original.
Y si encima ves la película en buena compañía, en un preestreno en el que te regalan unas camisetas cuyos dientes también brillan en la oscuridad (y que mis sobrinos portan con más garbo que yo, pues a mí me sientan mucho mejor las levitas), y sin preocuparte del 3D (se agradece una de ciencia ficción que se preocupe más de la historia que de los efectos), pues uno se ve obligado a recomendarla.
Porque no es la mejor película de la historia.

Pero mola.