Es la película más esperada de
la semana, seguramente del mes, y no vamos a decir que del año, porque si nos
ponemos en ese plan tan exagerado acabaremos diciendo que la infanta es la
mujer más fea de Europa y eso no es verdad.
Se llama Alicia en el país de las maravillas
(la película, no la infanta), y es la versión de Tim Burton. Pero está mal
llamada. Se debería haber llamado “Alicia vuelve al país de las maravillas”, o
“Qué pasó con el país de las maravillas”, o “Alicia crece y regresa al país de
las maravillas y se encuentra con que ahora todo está en 3D y se tiene que
poner unas gafotas para no verlo borroso”.
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Alicia en el país de Tim Burton. |
¿Y por qué digo esto? Pues
veréis: yo es que soy superfan del libro de Lewis Carroll. Me obsesioné con él cuando
era mucho más joven que ahora, aunque ya peinaba algunos pelillos en la
huevada. Huy, qué basto ha sonado esto. Quería decir que me obsesioné con el
libro en mi adolescencia. Resulta que vi en la tele la versión de Alicia de Walt Disney, y me pareció
acojonante. Acostumbrado a Bambi,
Pinocho, La dama y el vagabundo y Peter Pan, Alicia me pareció como si Walt Disney se hubiera
vuelto loco y metido un tripi. Psicodélica, excéntrica, agudísima,
irreverente… Me encantó. Y eso que el cuento me daba mal rollo por los
recuerdos que tenía de niño en versiones infantiles, en otros dibujos animados
y en un episodio de La mansión
de los Plaff con Violeta
Cela de Reina de Corazones (trauma que luego comprobé que
comparto con Arturo Valls).
Cuando vi la película de Disney
decidí comprar el libro y leerlo. Y es el libro el que es así. Ni de coña es un
cuento para niños, es un cuento genial y surrealista con el que te puedes
partir de risa (y también se lo puedes contar a un niño). Los grabados de John Tenniel son
maravillosos. Y ciertos capítulos inéditos en cine, como el de la Duquesa que
tiene un bebé que estornuda porque hay mucha pimienta en la cocina, y que al
final se convierte en un cerdo (el niño), son sencillamente alucinantes. Pues
bien: en unos meses me compré cuatro traducciones diferentes, la versión
original, el tomo de las obras completas de Lewis Carroll y su versión en inglés. Esta
obsesión por un libro sólo me ha entrado dos veces en mi vida: con Alicia y con las memorias de Pipi Estrada.
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Uno de los grabados de John Tenniel para "Alicia..." de 1864. ¿A que el señor gordo (Father William) se parece un huevo al último Marlon Brando? |
Dicho lo cual, la película de Tim Burton me parece que
está bien. Podría ponerme purista y criticar el alejamiento del libro original,
pero no sé muy bien lo que significa “purista”. Y aunque creo que los que no
estén trastornados con el libro como yo (o sea, el 99% de las personas físicas)
se perderán muchos guiños de Burton
a Carroll,
me gusta la idea de que la historia no sea la de Alicia en el país de las maravillas, sino que Alicia, unos 10 años después,
regrese a ese mundo y se reencuentre con todos los personajes del libro, pero
viviendo con ellos otras aventuras. Y aunque no me gustan todas esas aventuras,
en general la película me parece más que pasable. La estética de Burton, como siempre, es
preciosa y preciosista, el diseño del careto de la Reina de Corazones,
deformando el de su actriz y musa Helena
Bohnam Carter hasta dejarle una cabeza tipo Carlos Hipólito, me
parece brillante. Algo parecido hace también con los gemelos Twidledee y Twideldum y el careto de Matt Lucas, el gordito de
Little Britain.
Y respecto al 3D… pues no sé
qué decir. Os lo he dicho mil veces: no veo en 3D. Pero aún así, no tuve las
sensaciones de mareo que en Avatar,
y la gente con la que hablé al salir del preestreno (Tere, Cristina,
Jaime, Carol, otra Cristina, Jorge, Carlos, Irene, Iván, otra Cristina…) me
dijeron que la 3D está bien, pero que no es una maravilla. Claro, está rodada
en 2D y adaptada luego a 3D, y no rodada en 3D como Avatar. Al salir del estreno, me encontré con Joaquín Reyes (que por
cierto, dio en el clavo: “es
como una secuela de la Alicia de Disney”) y me hizo mucha ilusión
saber que él también tiene un ojo vago y que no ve bien en 3D. A ver, me
explico: no me hace ilusión que Joaquín
Reyes tenga el ojo vago, sino compartir esa tarilla con un tipo
tan gracioso. Mi ojo no es que sea vago, es que se prejubiló a la edad de un
becario.
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Joaquín Reyes en el preestreno de "Alicia" haciendo tontunas a nuestra cámara. |
Ah, es que no os he dicho que
estuve en el preestreno de este martes, por eso me encontré con Joaquín Reyes. Y charlé
con muchos famosos más, ah, claro que sí. Y pude saber que esto de las 3D no le
vuelve especialmente loco a Javier
Fesser, o que
Norma Ruiz no ha visto Avatar.
Nadie es perfecto, yo sigo sin confesarle que la mentí cuando le dije que Tensión sexual no resuelta me
hizo gracia. Por cierto, hubo alguien que me dijo que no le había gustado
demasiado “Avatón”.
¿Cómo puede alguien que no sea Cándida
Villar llamar “Avatón”
a “Avatar”? El caso
es que Norma Ruiz
vivió su primera experiencia de cine en 3D, igual que Daniel Guzmán, Fran Perea o Natalie Poza, que cuando
me ve se pone contenta y me da dos besos, y yo me pongo más contento todavía y
se me derrama un poco la babica. Pero en general, a los actores y directores les
mola lo del cine en 3D, pero sobre todo porque lo ven como un arma para llevar
a la gente al cine y luchar contra la piratería, como me explicó Álex de la Iglesia.
También me reí con Antonio
Garrido y Pepón
Nieto de las gafas surrealistas y cutres de los años 80,
que nos regalaban con el TP para que pudieras ver pelis en 3D, pero en rojo y
azul.
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Álex de la Iglesia muy pendiente del actor Antonio Velázquez y pasando bastante de mí. |
Al salir del cine llovía
mucho. Si no, me hubiera ido con
Carmen Lomana a una fiesta para que me explicara por qué.
Pero me fui a casa con mi chica, que no me tiene que explicar nada.
PD1. ¿Cómo se puede escribir
una crónica sobre Alicia
y no mencionar a Johnny
Depp?
PD2. Gracias, Carlitos, por
las fotos. Que Dios te lo pague con una conexión ADSL de máxima velocidad.