miércoles, 31 de diciembre de 2008

¡Feliz 2009! (Mira el lado bueno de la vida)

No es la primera vez que felicito un año enviando esta secuencia a modo de christma, ni seguramente será la última. Y lo hago por varios motivos:
  1. Porque si algún día creo en un dios, será en uno que haya sufrido una pasión como la de La vida de Brian, y no como la de Mel Gibson.
  2. Porque Monty Python son un poco Dios.
  3. Porque el mensaje, aunque utópico, es alentador: Mira siempre el lado bueno de la vida.
  4. Porque la forma ideal de acabar un año y empezar otro es sonriendo. Y aunque no siempre es posible, o no siempre apetece, a mí esta secuencia me provoca una sonrisa, sea cual sea mi estado de ánimo.
También vosotros me habéis hecho un poco más feliz durante el tramo final de 2008 con vuestras visitas, ocurrencias y comentarios. Gracias a todos.

¡Feliz 2009! 

lunes, 29 de diciembre de 2008

The Spirit y Australia

El pasado jueves se estrenaron varias películas en España, pero de entre ellas destacan dos. Bueno, no sé si destacan, las destaco yo y por eso ya me creo que destacan. Son The Spirit y Australia. En este blog ya había hablado de sus actores/trices, pero no de las películas en sí, así que allá voy. Ah, y voy a ir insertando fragmentos de villancicos para que este post me quede supernavideño.
Cuando me invitaron al pase de prensa de THE SPIRIT (hace ya casi un mes), nos pidieron a todos los asistentes que no publicáramos críticas de la película hasta por lo menos el 18 de diciembre. Esto no es una crítica, porque yo no soy un crítico, pero nadie podrá decir que no he esperado hasta el día 18. Si me descuido me dan las uvas, y nunca mejor dicho. Pero hicieron bien en pedírmelo, porque yo no puedo hablar bien de The Spirit. Puedo hablar regulín regulán e incluso mal. Porque tiene varios problemas.
  • Está basada en uno de los mejores cómics de la historia, el creado en los años 40 por Will Eisner, “el Orson Welles de la historieta”. En los años 40, The Spirit revolucionó el mundo de las viñetas con su luz y sus encuadres. The Spirit ni siquiera tenía ni un logotipo fijo: Will Einser lo escribía de una manera distinta en cada aventura (en la ilustración de más abajo, por ejemplo, la valla en la que está apoyado es la que dibuja su nombre). Pues bien: la película no se acerca a la calidad del cómic ni de lejos. Ya vienen los Reyes con el aguinaldo.
The Spirit, de Will Eisner, que si levantara la cabeza...
  • Está dirigida por Frank Miller, otro gran dibujante… pero no tan gran director. Frank Miller codirigió maravillosamente con Robert Rodríguez la versión en cine de su novela gráfica Sin City. Pero se ve que sin Robert al lado la cosa no resulta tan fácil.
  • El principal problema de la película es que si la comparas con el cómic, sale perdiendo. Si la comparas con Sin City, sale perdiendo. Y si no has visto Sin City ni conoces el cómic, que es lo más probable, te aburres como una mona (y esta afirmación me la corroboró Isabel Lapuerta, directora del programa de CANAL+ Boyero y Cia, con quien tuve el gran placer de verla). Pero mira cómo beben los peces en el río.
  • Eso sí, gracias a la película y a SONY Pictures, días más tarde tuve otro gran placer: el de entrevistar a las “chicas Spirit”: Scarlett Johansson, Eva Mendes y Paz Vega. Aún me depierto sudoroso algunas noches recordando ese día en el que, por una vez, creí en Dios. Y Dios era mujer.
Si mal no recuerdo, fue esa misma noche cuando me invitaron a ver AUSTRALIA. Fui solito con mi chica, a la que la película le gustó menos que a mí y Hugh Jackman bastante más que a mí (por cierto, Menstyle ha publicado un especial sobre el actor cuya visita recomiendo). Pampanitos verdes, hojas de limón. A mí Australia me pareció que no iba a ganar muchos Oscar (de hecho, la han obviado en los Globos de Oro), pero me gustó que pareciera una película hecha a la antigua usanza. Quiero decir, rodada a la manera clásica en el mejor de los sentidos, y eso que el director, Baz Luhrmann, no fue precisamente clásico en Moulin Rouge!  Australia es de aventuras, de acción, de amor, sale un niño que es medio héroe, un héroe que es medio niño, una heroína (o sea, un héroe hembra, no estoy hablando de droga ahora mismo), un malo que es malísimo y un malísimo que ya pasa a ser un hijoputa, dura dos horas y media que se te pasan volando, la musica es bonita, la fotografía también… ¿qué más se puede pedir? Ya sé, que sea una película sublime. Vale, pues no lo es. Y que Hugh Jackman salga de la pantalla en plan La rosa púrpura del Cairo y bese a las espectadoras. Bueno, pues eso tampoco pasa. Pero para mí no le hace falta. Me lo pasé pipa con Australia. María, María, ven acá volando, que el chocolatillo se lo están fumando (esto igual no es así).
Por cierto, Hugh Jackman (de quien también hablé en este blog, y de una manera tal que muchos de vosotros me tachasteis de ser un poco gay) va a presentar la gala de los Oscar. Qué raro ¿no? No es un humorista, ni un showman… es un actor que se aprenderá un guión, lo soltará y difícilmente improvisará si hay algún imprevisto. Es raro, pero seguro que funciona mejor que humoristas como Chris Rock o David Letterman. Y es tan guapo y está tan mazas… No sé, ya lo veremos y aquí lo hablaremos. Fum, fum, fum.

P.D. Hace unos años, en CANAL+ hacíamos un programa maravilloso que se llamaba Código Cine. Lo presentaba Juan Zavala, y comenzaba siempre con un editorial que escribía Tony Partearroyo y montaba Jorge Ortiz. A Tony le perdí la pista hace dos años y pago recompensa a quien me dé alguna noticia de él, incluso se la pagaría a él mismo. Pocas veces he admirado tanto a una persona. Y Jorge sigue trabajando conmigo, de hecho es mi jefe, a pesar de lo cual también le admiro y además le aprecio. Ambos explicaron en el siguiente “editorial” quiénes eran Will Esiner y The Spirit mucho mejor que yo. Disfrutadlo.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Historias de la radio (y de la Navidad)

Resulta que yo colaboro en dos programas de radio, dando por teléfono desde casita, o desde donde esté, unas recomendaciones cinematográficas semanales muy breves para los (muchos) oyentes que tienen Javier Cárdenas (Atrévete, Cadena Dial) y Tony Aguilar (Internight, 40 Principales). Sí, ya sé, qué dos cadenas más poco cinéfilas, pensaréis. Pues ahí están los dos, abriendo un rinconcito al cine en sus programas, y sobre todo haciendo la obra benéfica de acogerme unos minutos a la semana, que ya hay que ser buenos amigos, ya.
El caso es que un día de la pasada semana ambos coincidieron en la misma idea, y en unas horas recibí sus dos llamadas para que, con motivo de su(s) último(s) programa(s) del año, me personara en sus sendos programas para, por una vez, hablar en vivo y en directo (que era el título de un programa de Emilio Aragón, fíjate, se me acaba de venir a la cabeza su sintonía, que friki que soy). Su sola llamada me hubiera bastado para acudir como un perrico, porque anda que no me gusta a mí ni nada entrar en un estudio de radio (al de Cárdenas ya lo había hecho alguna vez, y bueno, hace algunos años lo hacía semanalmente, no digo cuántos para que no calculéis mi edad) (venga va, desde 1987 hasta 1991 y desde 1994 hasta 1998). Pero no sólo es que los dos me llamaran. Es que los dos me argumentaron unos motivos irrechazables.
A las 19:00 estaba sentado en un auditorio que Javier Cárdenas, MJ Aledón, Roberto Alcaraz e Isidro Montalvo habían convertido en un enorme estudio de radio con público, en el Hospital La Paz de Madrid. Cómo vas a negarte a ir a un programa que hacen para que los niños enfermos del hospital pasen un rato entretenido viéndoles hacer radio en vivo, disfrutando de Sergio Dalma, Amaral, Carlos Baute, actuaciones infantiles, etc. Ver las caras y las sonrisas de esos niños durante el programa-show te compensa cualquier cosa, y te quita malos y absurdos rollos de la cabeza. Mi misión ahí arriba fue contarles a todos qué películas pueden ir a ver al cine, con papás o sin papás. Ojalá todos los niños que estaban allí esa tarde pudieran ir estas Navidades a ver una película. Por programas como éste, Atrévete tiene un Premio Ondas a la innovación radiofónica. Aunque lo del otro día me parece que tiene mucho más valor.
Javier Cárdenas con Amaral y Sergio Dalma en el Hospital de La Paz.
A las 22:00 estaba sentado en el estudio McCartney de 40 Principales, en Gran Vía (se llama así porque Paul McCartney lo inauguró en 1989), con Tony Aguilar, compañero de juergas, viajes y otras chorradas, aunque también alguna vez hemos puesto en marcha alguna cosa productiva, con sus escuderos David, María y con… ¡Iker Casillas! También era el último programa de Tony antes de las fiestas. Iker ponía en cierto modo el toque solidario del programa, y no porque nos solidarizáramos con él por la marcha del Real Madrid y de su portería, que también, sino porque Iker y Tony hablaron de ese partido contra la malaria que organizaron la semana pasada el cancerbero y Rafa Nadal (me encantan los términos que usan los periodistas deportivos para no repetir otros: “cancerbero”, “ariete”, “esférico”…), y en el que Tony participó en el apartado musical. Qué raro, yo ahí pidiéndole autógrafos a Iker Casillas como una adolescente en celo, la última vez que estuve tan cerca de un futbolista yo creo que fue de Amancio. Pues es un tío muy majete, Casillas, le echó un partidico a Sergio Alcover de Fama ¡a bailar! en la X-Box (que no sé muy bien lo que es) y todo. Y ahí estuve yo, hablando de cine y de todo aquello sobre lo que me dejaron meter baza. Nos hicimos una foto con el equipo de “Internight“, del que Tony es el capitán, Iker el portero y yo debo de ser el utillero.
El equipo de Internight al completo, con Iker Casillas, Tony Aguilar, Sergio Alcover, Joseba, David, María y Servidora.
Y como se supone que este blog está para hablar de cine (o tele), y no de radio y de mí (y esto último es lo que más hago, es lo malo que tiene darle un blog a un tipo que no escribe un diario íntimo), pues voy a aprovechar algunas de las recomendaciones cinematográficas que di en Internight (algunas para bien y otras para mal) para informaros aquí de algunos de los títulos que llegan estas fiestas. Son:
  • Di que sí
  • Australia
  • Pérez, el ratón de tus sueños 2
  • The Spirit
  • Desperaux
  • El lince perdido
  • Personas (la película)
  • Rockanrolla
Hala, a elegir una/s película/s para esta/s fiesta/s, y a pasarlo/s bien/es.

P.D. Ya que le he puesto un título tan pretencioso a este post, os dejo con uno de los mejores sketches de la maravillosa Historias de la radio, que además es uno de los favoritos de mi amigo Ignacio Giménez-Rico. Feliz Navidad.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Los Goya: me gusta / no me gusta

Hace 17 años, Jean Pierre Jeunet, uno de los directores de Delicatessen, rodó un corto que se exhibía precisamente antes de Delicatessen: Foutaises (en España, Tonterías). En él, Dominique Pinon, uno de los tíos con la cara más extraña que he visto en mi vida junto con Joe Rígoli, enumeraba cosas que le gustaban y cosas que no. Así de sencillo y así de genial. No viene mucho a cuento, pero yo ahora voy y os casco el corto, ni ídem ni perezoso, por si lo queréis ver. Pero este post no va de Jeunet.
¿Por qué me he acordado de Foutasies? Pues porque el viernes pasado la Academia de las Artes y de las Ciencias Cinematográficas de España (¿os he dicho ya que me encanta decir entero este nombre?) hizo oficial la lista de Nominados a los Goya. Y a mí me han empezado a venir a la cabeza cosas que me gustan y cosas que no me gustan de esa lista. Igual que a Dominique Pinon, y no se crean que con una cara mucho más ortodoxa. Y así de paso, entronco con los dos últimos posts del blog (yo antes no hablaba así, os lo juro), que iban dedicados al Goya de Honor de este año, Jesús Franco.
Antes, eso sí, tal vez queráis echar un vistazo a la LISTA OFICIAL DE LOS CANDIDATOS A LOS GOYA. En fin, allá voy:
  • Me gusta Manuela Velasco, que fue quien leyó la lista de nominados con José Luis Torrijo, que también me gusta, pero en otra dimensión.
  • No me gusta cómo habla la presi Ángeles González Sinde, ni la chorrada ésa de eliminar este año la palabra “nominados” y sustituirla por “candidatos”, porque la primera es un anglicismo. También es un anglicismo “condemor”, y se usa en el cine español (este dato tengo que verificarlo). Además, justo este año la RAE ha aceptado la palabra “nominado” con el significado de “candidato”. Qué cosas.
  • Me gusta que Los girasoles ciegos tenga 15 nominaciones. No es la mejor película española de la historia (¿cuál es la mejor película española de la historia?), pero sí creo que es la mejor del  año. Me caen bien Cuerda, Javier Cámara y Raúl Arévalo, es increíble el trabajo de Maribel Verdú y adoro al desaparecido maestro Azcona (un día le di la mano y de los nervios casi se la disloco).
  • No me gusta que Los crímenes de Oxford tenga tantas nominaciones (6) . No entendí la película, como para entender que la nominen tanto.
  • No me gustó nada que Elijah Wood se comiera unos espaguetis con tomate sobre las perolas de Leonor Watling. Las perolas de Leonor Watling son sagradas, y Elijah Wood para mí siempre será un jodido gnomo, hombre. Sólo por eso deberían no nominar a Los crímenes de Oxford.
Leonor Watling a punto de permitir que Elijah Wood cree en mi mente una imagen erótica lamentable
  • Me gusta que nominen a Agustín Díaz Yanes porque me cae bien.
  • Pero no me gusta que Sólo quiero caminar tenga 11 nominaciones, porque si ésta es la segunda mejor película del año, mal vamos.
  • Me gusta que nominen mucho a Camino (7) por Javier Fesser Emilio Gavira, que es uno de mis amigos más grandes y porque así el Opus está nominado a algo bonito en su vida. Hay que tocarle los huevos al Opus de vez en cuando, que en esta vida no hay nada sagrado (y nunca mejor dicho), excepto las perolas de Leonor Watling.
  • No me gusta que Raphael tenga un especial en Nochebuena y que Josema Yuste y Florentino Fernández tengan otro en Navidad.
  • Me gusta que nominen como directores noveles a Nacho Vigalondo, porque es un cachondo, y a Belén Macías, proque es amiga de Javier Ocaña y los amigos de mis amigos digo yo que algo bueno tendrán.
  • Pero no me gusta que Los cronocrímenes y El patio de mi cárcel le estén quitando el puesto a otras buenas películas noveles, como El rey de la montaña o Aparecidos, que no figuran en la lista. Qué porra.
  • Me gusta que Retorno a Hansala tenga 3 nominaciones. Es una película sencilla, pequeña, solidaria y bonita.
  • Me gusta que Rafael Azcona opte al Goya al mejor guión adaptado. Lo siento por sus contrincantes, porque este año no tienen nada que hacer.
  • No me gusta que Sangre de mayo y La conjura de El Escorial sumen 12 nominaciones entre las dos, aunque la mayoría sean técnicas.
  • Me gusta que Alberto Iglesias opte al Goya por enésima vez. Es el mejor músico que tenemos, y además es el más majo. Los habrá quienes prefieran a Bebe, pero no es lo mismo.
  • Me gusta que ésté nominada 3 veces Mortadelo 2, pero otra vez porque sale Emilio Gavira. La película me pareció un horror, o casi.
  • No me gusta la lombarda, y mi madre la pone siempre en Nochebuena.
  • Me gusta que esté nominada Verónica Echegui. No creo que tenga mucho que hacer este año ante Maribel Verdú, pero es un pedazo de actriz con mucho futuro.
  • No me gusta el criterio de selección de los actores revelación. No lo entiendo. El año que lo ganó, José Ángel Egido me explicó que era porque, aunque ya era mayorcito, había abordado su primer papel de peso. Ana Wagener, gran actriz, está nominada este año, pero su papel en El patio de mi cárcel no me parece que tenga mucho más peso que los de, por ejemplo, El bola o Los años desnudos, creo. Me lo reexpliquen, por favor, que si no el año que viene voy a proponer a Fernando Chinarro para esta categoría.
  • Me gusta que cuatripita como nominada Elvira Mínguez, una actriz capaz de salir airosa del mayor desastre jamás filmado.
  • Porque no me gustó nada Cobardes. No es el mayor desastre jamás filmado, pero no me gustó nada.
  • Y me gusta mucho que haya vuelto la categoría de Mejor Película Europea. Y que este año no haya habido dudas ni polémica con los cortometrajes. Y escribir este blog. Y que lo leáis. Y los polvorones de toda la vida. Y los panchitos con cerveza antes de comer.

En fin, que esto es todo, que no es poco. Abrazos y felices fiestas, prosperidad, y paz y amor a los hombres y a las mujeres de buena voluntad, jou jou jou. Pero qué poco espíritu navideño tengo, Dios mío.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Un café con el Tío Jess (y II)

Decíamos ayer… muchas cosas de Jesús Franco Manera, el Goya de Honor de este año. Pero no citamos algunas de sus películas, tal vez porque son demasiadas (cerca de 200). Si queremos recordar las más importantes, podríamos hablar de Gritos en la noche, Rififí en la ciudad, Killer Barbys, Sexo caníbal, Vampiresas 1930, Justine, Maciste contra la reina de las Amazonas, La hija de Drácula, Drácula contra Frankenstein, El sexo está loco, El castillo de Fu Manchú, Justine, El secreto del doctor Orloff…
Si queremos echar unas risas con el sentido del humor con el que tituló su etapa erótica (bueno, no fue una etapa, es una constante), podríamos citar Falo Crest, Phollastía, Las chicas del tanga, Las chuponas, Entre pitos anda el juego, El mirón y la exhibicionista, El Ojete de Lulú (y El chupete de Lulú), Para las nenas leche calentita, Un pito para tres, Una rajita para dos, Mil sexos tiene la noche, Macumba sexual, Gemidos de placer, La casa de las mujeres perdidas, Confesiones íntimas de una exhibicionista, La noche de los sexos abiertos, La chica de las bragas transparentes, Aberraciones sexuales de una mujer casada o Experiencias eróticas de Frankenstein. Genio y figura. Él solito se hace un ranking como los dos que ya hemos publicado en este blog (uno y dos). 
Jesús Franco. Pero firmó películas como Jess Franco, Jess Franck, Joan Almirall, Rosa Maria Almirall, Clifford Brown, Juan G. Cabral, Betty Carter, Candy Coster, Terry De Corsia, Rick Deconinck, Raymond Dubois, Chuck Evans, Toni Falt, Dennis Farnon, A.M. Frank, Adolf M. Frank, Anton Martin Frank, Jeff Frank, Wolfgang Frank, Manfred Gregor, Jack Griffin, Robert Griffin, Lennie Hayden, Frank Hollman, Rick Deconinck, James Lee Johnson, David Khune, Lulu Laverne, Franco Manera, Jeff Manner, Roland Marceignac, A.L. Marioux, John O'Hara, Preston Quaid, P. Querut, Dan L. Simon, Dave Tough, Pablo Villa, Joan Vincent, Robert Zinnermann, Cole Polly y un largo etcétera
Pero también decíamos ayer que Jesús Franco era un magnífico contador de anécdotas, para lo cual ha tenido que ser antes un gran vividor de las mismas. De anécdotas como éstas que os avancé en el anterior post:
  • Orson Welles llegó a España buscando un ayudante para el rodaje de Campanadas a medianoche. El productor, Emiliano Piedra, le mostró una lista de candidatos, entre los que se encontraba un joven Jesús Franco, pero sólo se lo mencionó de pasada, en plan “éste no, que es un cutre”. Pero Orson Welles insistió, vio Rififí en la ciudad  y el Tío Jess fue el ganador de esta especie de Operación Triunfo de cine.
  • Orson Welles hablaba castellano como tú y como yo”, dice Jesús. “Pero lo hacía con un terrible acento de Córdoba, que es donde lo aprendió”. Eso sí, con Jesús Franco hablaba en francés, primero porque era un idioma más distinguido y segundo, para que no se enterara el resto del equipo de lo que hablaban. Vaya dos.
  • Orson Welles se cabreó porque el montaje del último rollo de Campanadas a medianoche (que supervisaron Jesús y Emiliano Piedra) no le gustó nada. No quería que la película viera la luz. Pero los dos la presentaron de estrangis al Festival de Cannes, y allí ganó el Premio Especial. Entonces Orson dijo que qué era su opinión al lado de la de todo un jurado, y permitió que la película se estrenara. A todo esto, Jesús Franco habla de Orson Welles con tal admiración, que se emociona y se le humedecen los ojos. Y a mí, que soy medio idiota, también, pero de escucharle.
  • Un día estaba Jesús Franco tomando café con Miguel Mihura y Antonio de Lara “Tono”, dos de los más grandes genios del humor que ha dado el teatro en particular y la vida en general (como bien saben mi hermana Bea y Enrique y Sergio Catá, bueno, y mucha más gente, pero son ellos los que se me han venido a la cabeza). Unas mesas más para allá, se encontraba el actor José María Rodero charlando con un autor de teatro famoso por escribir obras con un solo personaje (Jesús no me supo decir su nombre ni yo deducirlo). Mihura les dijo: espera, que les voy a tocar un poco la moral. Se les acercó y les dijo: “Hola, cómo estáis. Qué, ¿planeando entre los dos una obra para medio personaje?”. Jesús Franco admira más a Mihura que a Tono. Pero sólo con mencionarlos le entra la risa, igual que a Neville y a Azcona. Qué envidia haberlos conocido.
  • Dice que le dan el Goya porque el año pasado, la Mediateca francesa le dedicó una retrospectiva parcial de su obra, compuesta por… ¡¡¡69 películas!!! ¡¡¡Parcial!!! Es que según la IMDB, Jesús Franco ha dirigido 189. Récord mundial. Yo creo que por eso le dan el Goya. No por la calidad, sino por la cantidad, que aquí se traduce en tesón y amor al cine. Cuando le digo que al final la Academia se ha rendido a su antiacademicismo, se ríe como un niño, hace un gesto con cierta y mano y cierto dedo y dice por lo bajinis: “Siiií… ¡¡¡¡Tooooooma!!!!”. Pero al momento aclara que le hace mucha ilusión.
El Tío Jess me siguió contando algunas anécdotas para mi deleite, que no sé muy bien lo que es, y después mantuvo esa charla que veremos en televisión con Pedro Temboury, en la que hablaron del cine español, del cine que hacen los dos, de las subvenciones, de los nuevos y viejos directores… Yo estoy seguro de que el discurso de Jesús Franco el día que recoja el Goya de Honor será mejor y más divertido que el surrealista (¿o dadaísta?) que pronunció su antecesor Alfredo Landa, gran actor pero que lamentablemente ha sacado a relucir una especie de vena “Aquí hay tomate”.
Una maravilla de café, ése al que invitamos a Jess Franco, por eso lo quería compartir con vosotros. Fue en Casa Manolo, frente a ese Teatro de la Zarzuela en el que he visto unas cuantas óperas, y algunas zarzuelas también.

Ya me voy con mantón de Manilaaaaaa.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Un café con el Tío Jess (I)

Ya sabéis, el Tío Jess, o sea, Jesús Franco, o sea, el Goya de Honor de este año. Una decisión que honra a la Academia, sobre todo por lo poco académico que es y ha sido toda la vida don Jesús. La pasada semana, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España (me encanta decir este nombre entero) anunciaba en rueda de prensa que él era el nuevo Goya honorífico, para lo cual se lo trajeron en un viaje relámpago desde Málaga a Madrid. Esa mañana tuvo entrevistas con todos los medios de comunicación. Y por una de esas maravillosas razones que te hacen amar esta profesión (esta profesión es la del periodismo especializado en cine, lo digo porque igual a estas alturas todavía hay alguien que piensa que soy churrera), y por ciertas influencias que ahora mismo os cuento, Jess Franco nos dedicó la comida, el café y la tarde exclusivamente a nosotros, o sea, al programa de tele por el que me pagan (Cinexprés, CANAL+, momento publicidad).
Tengo el placer de trabajar muy cerca (física y químicamente) de Pedro Temboury, un cineasta también malagueño, un cachondo mental, un amigo y heredero artístico del Tío  Jess, y director de las películas Ellos robaron la picha de Hitler y Kárate a muerte en Torremolinos. Por eso, cuando le propuse que en lugar de un redactor de nuestro programa fuera él quien charlara con Jesús ante nuestras cámaras, ambos aceptaron gustosamente. Pero Jesús Franco nos puso una única condición para retrasar su tren de vuelta a Málaga: que le invitáramos a comer.
Por ciertas y cutres razones que no vienen al caso, no pude asistir al grueso de esa comida, que compartieron Pedro, Jesús y Lina Romay, su actriz, su mujer, su apoyo, su musa. Pero sí llegué a tiempo de tomarme un café con el Tío Jess, casi una hora antes de que empezáramos a grabar el programa. Y fue una hora deliciosa. Porque Jesús Franco, de cuyo cine no me declaro fan (aunque sí de lo que significa), tiene una vitalidad, una gracia, una retranca y una lucidez a sus setentaypico años - aunque aparenta unos pocos más - que para mí hubiera querido a los veinte, y no os cuento ya ahora. Y no para de contarte anécdotas. Como por ejemplo:
  • Por qué cree que le han dado el Goya.
  • Por qué Orson Welles le eligió como ayudante para Campanadas a medianoche.
  • Por qué Orson Welles, que hablaba español perfectamente, se dirigía a él en francés.
  • Cómo Campanadas a medianoche ganó un premio en Cannes sin que Orson Welles supiera  que se presentaba.
  • Su relación con Miguel Mihura, Tono o Edgar Neville. Las coñas que se traían estos caballeros.
  • Etcétera.
Como esto se me empieza a ir de espacio, tiempo y otras coordenadas, me vais a permitir que os cuente mañana todas estas cosas que me contó el Tío Jess. Eso sí: allá va una foto de Jesús Franco, Pedro Temboury y un servidor (yo sólo salgo bien en las fotos cuando me tapan un poco). Lo de que Temboury y yo vayamos de uniforme fue fruto de la casualidad. Lo de posar echando un pulso “a tres” fue idea de Jesús.
Jesús Franco con Pedro Temboury y yo. Qué monos.

P.D.: Sergio Catá, un viejo amigo (que no un amigo viejo), ha vuelto a ganar en un certamen con su corto Esto no es un western: Primer Premio del Festival de Almería. Sergio ha escrito un comentario en este blog en un post de hace unos días. Como ese comentario es un diagnóstico perfecto de la situación de los cortometrajistas (pero de los buenos, no de todos) y como a lo mejor no os lo leéis porque hay que retroceder varias semanas, aquí os lo dejo.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Los vampiros salen del armario (True Blood)

Hace unos diez días, CANAL+ estrenaba TRUE BLOOD (SANGRE FRESCA), una de esas series que lamentablemente sólo llegan a las televisiones cada cierto tiempo. Porque es verdad que desde hace unos 8 años el mundo de las series ha experimentado un subidón de calidad espectacular, y desde entonces se dice eso de que “el talento ya no está en el cine, sino en la tele” (bueno, yo no estoy de acuerdo con esto, creo que el talento sigue estando en el cine y que ahora, además, también está en la tele). Pero ojo, que desde que tuvo lugar ese “subidón de calidad”, nos venden cada nueva serie americana como la última genialidad de no sé quién o la nueva maravilla de no sé cuántos, y tampoco es eso. Pero True Blood sí que es de las buenas-buenas.
Anna Paquin muy guapa con otro chico que también es muy guapo pero que es un vampiro
Este subidón de calidad de las series americanas comenzó en 1999 y 2000 (más o menos) con dos producciones de la HBO: Los Soprano y A dos metros bajo tierra. Las dos eran (y lo serán siempre) muy grandes. Pues bien: True Blood es del creador de la segunda, Alan Ball, un señor que además tiene en su currículum el puntazo de haber escrito el guión de American Beauty (¿veis como en el cine también surge talento?). El punto de partida de True Blood es sencillo pero genial: en Japón inventan una bebida consistente en sangre sintética (llamada True Blood), y eso permite que los vampiros se puedan alimentar sin necesidad de matar a la gente o a las vacas. Entonces, comienzan a aparecer vampiros que vivían en la clandestinidad, y es más, pretenden integrarse en la sociedad y tener los mismos derechos que el resto de los humanos.
La protagonista es Anna Paquin, que hace de una joven estadounidense que se enamora de uno de esos vampiros, lo cual no es demasiado bien visto por su círculo personal y laboral. Anna Paquin es la niña de esa joyita de 1993 llamada El Piano, por la que ganó un Oscar que agradeció con un discurso en el que se quedó sin palabras, protagonizando uno de los momentos más auténticos y bonitos de las ceremonias de los Oscar (años después Isabel Coixet fingió quedarse también sin palabras en un discurso, protagonizando uno de los momentos más falsos y patéticos de los Goya. No lo he encontrado en Youtube, seguramente nadie lo ha colgado porque le dio vergüenza ajena. Pero esto no tiene nada que ver con True blood… o sí).
Anna Paquin ya no es la niña de El piano, sino una chica con poderes telepáticos (escucha lo que piensan los demás) y que además está bastante buena. Tanto, que un vampiro se enamora de ella y viceversa. Pero la verdadera gracia de True Blood no está en esta historia de amor, sino en los que la contemplan desde fuera. Porque el resto de los “humanos” no quieren que los vampiros se integren en la sociedad así como así. Porque es que estos vampiros que hasta ahora estaban metidos en su armario particular (o en su sarcófago, no sé), además de ser vampiros, resulta que son mejores amantes que los humanos, que tienen más fuerza, que disfrutan con alegría de la vida (eterna) y que tienen unos poderes que nosotros ni imaginamos.
Es como cuando, por ejemplo, se les permitió a los negros participar en las Olimpiadas, y de pronto descubrimos que corrían más que los blancos y que ganaban más medallas. O que ellos (los negros masculinos, digo), horror, la tienen más grande. Y que ellas (las negras femeninas) tienen un cuerpazo felino, unas voces y un ritmo musical de no te menees (con perdón de la expresión). O cuando de repente los gays colonizaron un barrio y éste resurgió con cierto estilo y buen gusto. Y de repente parece que se lo pasan mejor que los demás, y que tienen dinero, y cierta sensibilidad artística, y son mucho más promiscuos, dicen. Y entonces nos dan envidia, y siempre hay quien intenta que sus derechos no sean iguales que los de ”los demás”, por si acaso.
Porque de esto va True Blood. Esos vampiros en realidad no son vampiros: son negros, son gays, son cualquier grupo social víctima de la discriminación. Y cuando quieren mezclarse con nosotros, nos dan miedo. Intentad ver True Blood. La forma más legal sería verla en CANAL+, pero bueno, ya sabéis como funciona esto.

P.D: Hoy no he hablado de cine porque mi blog vecino Mil maneras de matar al D.J. lo ha hecho magistralmente mezclando cine y música, así que si queréis cine, lo mejor es que me pongáis los cuernos un ratito con él. No me importa, vosotros y yo formamos una pareja abierta. Gracias, Fermín.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Aparecidos (los fantasmas de Argentina)

Esta noche voy al preestreno en Madrid de una película española de la que me gustaría hablar aquí, y como me gustaría hablar de ella y éste es mi blog, pues hablo y ya está. Es lo que tiene esto de tener un blog, hay que ver qué suerte poseo.
La película que voy a ver hoy se estrena en los cines mañana, se llama Aparecidos y es el debut en el largo del director Paco Cabezas (Paco tiene un corto muy bueno que se llama Carne de neón, y que en breve va a rodar en su versión larga). Yo ya he visto Aparecidos, pero esta noche voy a repetir por tres motivos:
  1. Porque me apetece.
  2. Porque me ha invitado Paco.
  3. Porque Paco y Patri (su señora) son amigos míos.
Dicho esto último, os dejo diez segundos para que penséis: “o sea, que nos la está recomendando porque la ha hecho un amiguete suyo”.

Ya están los diez segundos.

Bueno: pues no, no es por eso. Tengo más amiguetes (más de uno y más de dos) que han hecho películas que no recomendaría aquí ni loco, si bien tampoco las pondría a caldo, yo creo que las obviaría y ya está, porque uno no es crítico de cine, no tiene obligaciones morales y tampoco es cuestión de ir por ahí desperdiciando amigos. Os recomiendo Aparecidos porque es buena y punto. Os juro que yo no vería dos veces una película que no me haya gustado ni por amistad. Seguramente sí lo haría por sexo, pero no me refiero a la tuya, Paco, no nos hagamos líos.

Ruth Díaz, en una escena de "Aparecidos"
Aparecidos es de terror, y el terror no es precisamente mi género favorito. Pero el terror de Aparecidos me gusta por las cosas que tiene y por las que no tiene.

No tiene:
  • Sustitos colocados estratégicamente (aunque te asustas).
  • Sangre gratuita y matanzas injustificadas (aunque hay sangre y muertes).
  • Adolescentes chillonas y asesinos en serie con traumas infantiles (aunque hay jóvenes, verdaderos hijos de puta y algunos antiguos traumas… que no os cuento).
Sí tiene:
  • Muertos que se aparecen, llamémosles fantasmas (con esto no desvelo gran cosa). Puede recordar a El sexto sentido, pero no se le parece.
  • Unos actores convincentes. Unos efectos especiales discretos pero muy buenos. Un guión sólido.
  • Y sobre todo, tiene la osadía de mezclar una historia de fantasmas (historia con minúscula) con un delicado momento de la Historia de Argentina (Historia con mayúscula). Y ambas cosas encajan a la perfección.
Otro punto a favor de Paco Cabezas: hace un mes, en el Festival de Cine de Tánger, se proyectó Aparecidos, y a Paco se le ocurrió meter en la sala a un puñado de actores españoles (Fernando Tejero, Kira Miró, Manuela Velaso, Macarena Gómez)…, y grabar sus reacciones con unas cámaras de éstas que ven en la oscuridad, como las gafas del asesino de El silencio de los corderos. Éste fue el resultado (aunque os avanzo que se cagaron de miedo). 
Aparecidos se estrena el viernes 12 de diciembre, y no la vais a encontrar en demasiadas salas. Pero yo os la recomiendo, y lo cierto es que me encantaría que funcionara bien, pero os juro que las opiniones que os he contado son absolutamente objetivas. Si no pensara así, me habría callado y habría escrito un post sobre alguna otra cosa totalmente inútil, como por ejemplo las pésimas traducciones al castellano de los títulos de las películas extranjeras.

Qué gran idea, por cierto.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Cosas que se quedaron en el tintero (complementos para un puente)

Durante estos días de puente (o mal llamado puente) me he estado acordando de muchas cosas que en algunos posts, o en algunos comentarios, hemos acabado zanjando con la frase “…pero ya hablaremos de esto en otro momento”. Como se me van acumulando demasiadas, este día festivo me ha parecido una buena fecha para rescatar y explicar algunas de ellas. Muchos de vosotros no sabréis de qué hablo, pero no os preocupéis lo más mínimo, nadie pretende que os acordéis ni que seais incondicionales de este blog. Pero por ejemplo…
  • En el Festival de Cine de Marrakech conocimos a una mujer marroquí de nombre Abdellaoui Bouchra (ver post, horas 43 y 44). A pesar de la cultura en la que vive, la religión que la atenaza (aunque ella no lo crea así) y el machismo que la rodea, alojaba en su interior una chispa de rebeldía. Pero de rebeldía valiente. Aunque nos hablaba (a Cristina Teva y a mí) de algunos temas con cierto miedo, como si temiera que la estuvieran escuchando, nos explicó cómo piensa que es tratada la mujer en su país, y qué poca importancia se la da a la mujer en el Festival en el que estábamos todos trabajando. Tiene una hija, Imane Jenbari, que ha montado una asociación en la que, desde fuera, intenta concienciar a las mujeres marroquíes de lo que puede ser su papel en la sociedad (este es su blog). Imane es fan del cine indio de Bollywood, y hace dos años consiguió traer al Festival de Marrakech a algunas estrellas de la India. Pero tampoco la hicieron demasiado caso. Ambas siguen luchando por la igualdad de la mujer en un país donde ésta parece imposible. Abdellaoui me pidió que hablara de ellas dos, y me dio una dirección de correo electrónico que, lamentablemente, me da error. Ella sí tiene la mía.
  • Mi amigo Sergio Catá ganó finalmente el Premio del Público en el Festival de Alcalá de Henares con Esto no es un western (ver penúltimo párrafo de este post). Me dio mucha alegría, por él, por Ignacio Giménez-Rico (fotografía) y por Jorge Artajo (dibujos), pero también por mí, porque es la primera vez que voto como público en un Festival de cine y ¡toma ya! acerté. Si es que tengo un buen ojo… Lamentablemente, Tres en playa, un corto que puse a caer de un burrillo, ganó el premio al mejor guión. Y One goal!, a la que tampoco loé demasiado, el Premio Especial del Jurado. Eso quiere decir que tengo buen ojo y mal ojo a la vez. Algo muy habitual en mí, como bien sabe mi oculista. 

Joaquim de Almeida en el Festival de Marrakech. Desde entonces, os debía esta foto.
  • Esta semana, en silencio y discretamente, se nos fue el actor argentino Ulises Dumont. Ulises Dumont era uno de esos grandes intérpretes a los que les ponemos mejor la cara que el nombre. Era habitual verle destacar sobre el resto de secundarios en las películas de Adolfo Aristarain o Juan José Campanella, con algunos momentos inolvidables como su detonación  en Tiempo de revancha (del primero) o su jubilación obligada en El mismo amor, la misma lluvia (del segundo). Fue Concha de Oro en 1983 en el Festival de San Sebastián por Los enemigos. Descanse en paz y en nuestras videotecas.
  • Hablando de todo un poco: el Festival de San Sebastián debería replantearse el nombre de sus premios cuando lo recibe un actor o director argentino. Hace poco, Tristan Bauer ganó un premio en Donosti. Para estos casos, la organización debería tener en la reserva un Urgull de Plata, un Urumea de Honor o un Pintxo de Oro, me da igual. Pero si no, es como si tú vas a Argentina y te premian con el Potorro de Bronce. No es serio. 
Barry Levinson en el Festival de Marrakech. También os la debía.
  • Uno de estos días de puente, recién levantado, pongo la televisión y me encuentro con una película tremenda con la que tardo bastante en reconocer a algunos de mis referentes televisivos de los 80, todos ellos con unos 30 años más (si ellos me vieran a mí también se sorprenderían). Miro el teletexto: la película se llama Trampa a Santa Claus y la protagonizan Shelley Long, la camarera Diana Chambers de Cheers; Corbin Bersen, el abogado matrimonialista y ligón de La ley de Los Angeles: Stacy Keach, o sea Mike Hammer; y Robert Hays bastante más gordo pero no demasiado envejecido. Robert Hays es el señor que un poco más arriba, en la cabecera de este blog, suda como un pollo en una imagen de Aterriza como puedas. Qué grandes los cuatro.
  • Se quejan mis amigos Eva, Nacho y María de que no les cito en este blog. Claro, porque cuando les veo me sacan de copas como el otro día, y luego no me acuerdo de nada y no sé con qué frases citarles. Eso sí, me dijeron que escribo algunos posts muy largos. Y como yo les hago caso en todo lo que me dicen, pues lo tendré en cuenta.

Y mañana, a currar de nuevo.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Como un ceporro

Hace unos días leí en el periódico que, una vez detenidos sus famosos agresores, José Luis Moreno declaró: “Ahora duermo como un ceporro”. Así, a bote pronto, me inquieta que José Luis Moreno duerma bien. Lo del ceporro lo entiendo mejor, porque hace poco vi unas fotos suyas en bañador y, dormido o no, lo de su ceporrismo me pareció algo inevitable. Pero de ahí a que duerma bien… no sé. Yo no podría.
Y lo digo porque el otro día, mientras esperaba para ver la repulsiva entrevista de Telecinco a Julián Muñoz (no me lo tengáis en cuenta, lo hice por vosotros), vi una de las series de mayor audiencia de la televisión. Confieso (con cierto orgullo) que nunca había visto una tanda completa. Pero el otro día sí. Lo lamento, pero hoy os voy a hablar de…
¡¡¡Las matrimoniadas!!!
(Este título habría que leerlo con el tono de Ernesto Sevilla cuando gira la cabeza de una cámara a otra en sus números de “Marcial” o “El Gañán”)
Mar Saura en "Escenas de matrimonio". He elegido una foto de ella porque es la que está más buena y para compensar las de José Luis Moreno en bañador
Hace algunos años, los sábados en los que Teresa y yo nos quedábamos a cenar en casa, nos solía coincidir la hora de fregar los cacharros con un programa que tenía José Luis Moreno y que se llamaba Noche de fiesta. Como ya habrán comprobado, soy un poco propenso a hacer el lelo, así que, si ella estaba en la cocina y yo en el salón, la llamaba alarmadísimo como si en la tele estuvieran retransmitiendo el fin del mundo en directo. Cuando llegaba corriendo, lo que había en la tele eran unos sketches deplorables ante los que yo le decía: “¡Mira, Tere, las Matrimoniadas!”. Festival del humor. Pero es que ya en esa epoca las Matrimoniadas nos parecían tremendas. Quién iba a imaginar que con los años se iban a convertir en una de las series españolas de mayor éxito. Ah, la serie se llama Escenas de matrimonio, pero nadie la llama así: se ha quedado con “Las matrimoniadas”.
La verdad es que hace tiempo que me autoimpuse la obligación de ver una tanda completa de la serie, y nunca me encontraba con fuerzas. Pero el otro día estaba superanimado porque había merendado un Donuts Fondant, así que la vi. Y podría decir muchas cosas de ella, o pocas, o casi mejor ninguna; podría criticar sus guiones, sus chistes, sus situaciones; podría tildarla de machista, de homófoba, de fomentar el odio entre parejas… Pero no hace falta. La serie se define por sí sola mucho mejor de lo que la podría definir yo. Veréis: simplemente me voy a dedicar a transcribir unos cuantos chistes (o presuntos chistes) de la serie. Sé que son chistes porque cuando acaban suenan unas risas. Si no, no lo sabría ni de coña. Así que os recomiendo que mientras leéis las siguientes frases ecuchéis de fondo este sonido porque si no, no va a haber manera. Y juzgad vosotros mismos:
  1. Romerales a Mari Carmen Ramírez: “El punto G lo tengo yo, G de gilipollas por haberme casado con una loca como tú”.
  2. Santiago Urrialde a su mujer: “No, el divorcio no te lo puedo dar porque no lo tengo yo, pregunta en el Juzgado a ver si lo tienen ahí”.
  3. El gordito que no se afeita, hablando de villancicos, a la de Las Virtudes que no se quedó delgada: “¿Hacia Belén va una burra? Pues para ir de España a Belén la burra llevaría un GPS”.
  4. Diálogo entre los vejetes que se fueron de la serie pero que siguen saliendo (Avelino y la otra): ”- ¿Tú me has cogido la cuchilla de afeitar? - No sé, pregúntale a mis axilas. - ¿Pero tú que tienes en los sobacos? ¿Champiñones?”
  5. Diálogo entre Manuel Galiana (¿qué hace un actor como tú en una serie como ésta?) y señora: “¿Has pedido una pizza? - Sí. - ¡Pero mira que tienes morro! - No tengo morro, lo que tengo es una pizza”.
  6. Diálogo entre Santiago Urrialde y su mujer: “- ¿Por qué me das un beso? - Porque eres mi marido. - Esa no es una razón. Las mujeres no quieren ver a sus maridos ni en pintura”.
  7. Diálogo entre Mari Carmen Ramírez y Romerales: “- Tenemos que hacer el amor, me lo ha dicho el ginecólogo - Yo paso, que te querrás poner encima y luego empiezas a sudar”.
Estos 7 chistes salieron a emisión en menos de 25 minutos. Os juro que no he omitido ni uno sólo que me hiciera gracia. Pero ojo, que hay público para todo, y concretamente para esto son casi de cerca 4 millones de personas diarias. Así que quién sabe, a lo mejor el equivocado soy yo, pero… si vosotos fuerais José Luis Moreno, ¿domiríais como un ceporro?

¿Y tranquilos?