miércoles, 29 de junio de 2011

“Resacón 2” y 10 comedias adolescentes

Cuando se habla de comedias adolescentes pensamos en un subgénero formado por películas protagonizadas por un grupo de chicos o de chicas que hacen algo juntos, pero no revueltos. Normalmente, de chicos. Es un género que también identificamos con “comedia americana”, según lo cual Fuga de cerebros sería una comedia americana.
Pero luego llega Resacón en Las Vegas o Resacón 2, y lo de “adolescente” se nos cae un poco, porque la primera parte fue a verla y además salió encantado todo tipo de público. Y la 2 lleva ese camino. Y aunque los hombretones de Resacón tenga menos chistes verduscos, las hormonas menos por las nubes y la cara con menos granos que, por ejemplo, los chicos de Porky’s, pertenecen a un mismo género. Que aunque no sepamos denominar, sí vamos a repasar.
Ed Helms y una gallina, lo típico, en “Resacón 2".
Desmadre a la americana (1978), de John Landis. Si alguien pudiera bautizar este género, sería John Landis. Y se llamaría “Landismo”, como en España. Ver a John Belushi organizar una fiesta toga (¡to-ga! ¡to-ga! ¡to-ga!), a Tom Hulce (Amadeus) flipar con el bestia de su amigo aplastando latas de cerveza en su frente y a la gente del Faber College viendo cómo su clasismo se cae por los suelos, es un digno viaje iniciático por este tipo de comedia.
Los incorregibles albóndigas (1979), de Ivan Reitman. Cambien la Universidad por un campamento de verano y a Landis por Reitman, y la cosa no variará mucho. Monitores versus adolescentes y la Olimpiada anual entre los chicos de dos campamentos. Y entre las chicas. Viva la hormona.
Porky’s (1981), de Bob Clark. Un clásico de los primeros 80 y de cómo un tipo de humor es capaz de envejecer muy malamente. Porky’s (y sus secuelas) nos trasladan a Florida, a los años 50, a una escuela y al descubrimiento del amor y básicamente de la pajilla pura y (obviamente) dura. El nombre del local de alterne en el que intentan perder algo más que la vergüenza quedó grabado en la historia del cine.
Aquel excitante curso (1982), de Amy Heckerling. Ésta estaba basada en las experiencias reales del hoy famoso director Cameron Crowe, que cuando era escritor se matriculó en un instituto para preparar mejor una novela protagonizada por jóvenes estudiantes. Que menos mal que la novela no la protagonizaban unos talibanes. Pero los jóvenes y jóvenes del colegio no están precisamente interesados en estudiar. Por ahí andaban Sean Penn, Nicolas Cage y Phoebe Cates.
Escuela privada… para chicas (1983), de Noel Black. Otra con Phoebe Cates, que vuelve a hacer de Estudiante y que se enamora de Matthew Modine. Todo normal, menos que ella está en un instituto sólo de tías y él en uno de tíos, y como tienen amigos y amigas, pues las feromonas, testosteronas y ganasdechingarmonas se disparan.
Despedida de soltero (1984), de Neal Israel. La verdadera antepasada de Resacón, de la época en la que Tom Hanks aún no era el tío tan políticamente correcto que fue luego. Con fiesta, prostitutas, consoladores, y suegros inoportunos. Ah, y sin salir de casa.

American Pie (1999), de Paul Weitz. Otro de los buques insignia del género, muy heredera de Porky’s. Con Jason Biggs saltando a la fama, jóvenes obsesionados con el sexo, con perder la virginidad con educación sexual mal encaminada… Y con franquicia abierta, que en breve culminará con American reunión, una cuarta parte en la que supuestamente se produce un reencuentro de los personajes 8 años después.
Aquellas juergas universitarias (2003), de Todd Phillips. Del creador de Resacón, al que se le ve indagando ya en la vertiente quinceañera de los treintañeros, que en este caso quieren recuperar los años de universidad frecuentando de nuevo el campus.
Virgen a los 40 (2005), de Judd Apatow. Con esta película, Apatow se convirtió en el nuevo gurú de este género y Steve Carell tocó el cielo porprimera vez. El argumento de la película es su propio título, ni más ni menos, pero el éxito de la película generó un repunte de la “comedia adolescente” (o americana).
Supersalidos (2007), de Greg Mottola. Ya de la factoría Apatow, y creando un nuevo ídolo del sector: Michael Cera. Vuelve a ver fiestas, chicas, alcohol y amigos disfuncionales. En España la película se vio lastrada por la lamentable traducción de su título. ¡A quién se le ocurre!

Resacón 2. ¡Ahora en Tailandia! (2011), de Todd Phillips. Y cerramos este repaso con la segunda parte de Resacón en Las Vegas. Los nuevos reyes de esta comedia (Zach Galifianakis, Ed Helms y Bradley Cooper) vuelven a despertarse en otra habitación de otro hotel sin recordar nada para repetir el esquema y el éxito de la primera parte.

sábado, 25 de junio de 2011

La muerte del Teniente Colombo

Ayer por la tarde saltaba la noticia de la muerte de Peter Falk. Las redes sociales se inundaron de despedidas nostálgicas, de trozos de infancia que morían con Peter Falk, de homenajes espontáneos, de recuerdos… Porque ayer moría Colombo, el Teniente Colombo. Ayer se nos moría más un personaje y un icono que un actor.
Porque Peter Falk participó en varias películas de John Cassavettes, y era amigo suyo, claro que sí. Peter Falk hizo varios secundarios (algunos memorables) en los 80 y 90, por supuesto… Pero Peter Flak era Colombo, y ayer el que se murió fue Colombo, igual que cuando murió Christopher Reeve se nos fue Superman, y no Monseñor.
Ayer murió Peter Falk. Colombo.
Peter Falk se convirtió en Colombo en 1971, y estuvo metido en su gabardina hasta 1978. Luego volvió a ponérsela muchas más veces, en telefilmes independientes. Y siempre con su voz ronca (magistralmente doblada en España por Jesús Nieto), con su mirada perdida (no era bizco: tenía un ojo de cristal desde niño), su aire desaliñado y su perspicacia aparentemente imposible. Ayer mismo, cenando en un selecto club gastronómico que frecuento una vez cada 42 años, mi amigo Jaime, me decía: – “Yo veo la serie” / – “Dirás que la veías…” / “No, no: digo que la veo”. Y es que por lo visto la siguen echando en Nova, o Nitro, o Nitris. Porque Colombo es un clásico. Un puto icono.
Para los que tenemos más de 30 años (vale, o más de 40), Colombo está perfectamente definido en las siguientes estrofas.

Se busca, que hay un caso y tiene tongo
al teniente Colombo.
El pobre tiene cara de aburrío
y llega con colilla y encogío,
pregunta por el dueño de la casa
y luego que le cuenta lo que pasa,
no queda convencío.Se pone a rastrear que no se fía
igual que un perro en una cacería,
se mete por el ojo de una aguja,
se fija en una simple tontería
y da con el granuja.
A mí es que este Colombo me empepina,
me gusta, me entretiene y me domina,
y pienso, como muchos ciudadanos,
pa’ verle trabajar sin gabardina
ya llegará el verano.
Meter esta copla en una necrológica es muy poco sentido, lo sé. Su autor es Pepe da Rosa, un humorista que en 1976 nos salió a los españoles por peteneras y por sevillanas, las de “los 4 detectives” (Kojak, Colombo, McCloud y Banachek), que fueron número 1 en las listas de ventas. Era otra época.
Pero los que hayan vivido alguna porción de los 70 y ayer leyeran la noticia de la muerte de Peter Falk, habrán canturreado estas sevillanas, aun sin recordar del todo la letra.
Se ha ido Peter Falk y se ha llevado con él a Colombo. Y esta vez, cuando atraviesen la puerta del más allá, no se girarán para decirnos: “Por cierto, sólo un cosa más…”.


viernes, 24 de junio de 2011

El cine español y la falta de autocrítica

Esta semana ha sido rarísima para el cine español, pero no por sus películas, sino por las noticias que ha generado la industria. Suena a que os voy a soltar un rollo, ¿eh? “La industria”. Pues no. Han sido días divertidos y moviditos.
No me preguntéis por qué, pero la Academia y la FAPAE se han puesto de acuerdo para generar titulares innecesarios esta última semana. La polémica de los niños y los Goyas, de la que se ha hablado mucho (yo el primero), es la que se ha llevado toda la atención, y de manera totalmente innecesaria. Esto de que los menores de 16 años no puedan recibir Goyas se solucionaba con que los propios académicos no perdieran el culo en cuanto un niño hace un papel por encima de lo normal. Es absurdo que quien vota y nomina decida que no está bien que los niños sean candidatos. Coño, pues no les votes. Ahora, si te sale un Juanjo Ballesta, una Ivana Baquero o una Clara Lago, pues sí, nomínales. Pero ¿de verdad que los dos niños de Pa negre eran los mejores actores (revelación) del año? ¿Los dos? Lo dudo. Ayer crucé un par de tweets con Daniel Sánchez Arévalo, en cuya película Primos hay un niño que este año no podrá ser nominado. Lejos de molestare, Daniel no entiende la polémica, dice que el Goya no debe ser un fin, que los niños (y los adultos) deben preocuparse de divertirse y formarse, no de los Goya. Qué sabio es Daniel.


La otra polémica de la semana, algo eclipsada por este embrollo, se generó en las jornadas Madrid de Cine, un evento que reúne a agentes, vendedores, compradores y periodistas en torno al cine español. Y este encuentro evidenció una cosa que a menudo comprobamos en la gala de los Goya: la falta de autocrítica del cine español. Bueno, seamos justos, con Álex de la Iglesia esta autocrítica apareció un poquito, pero enseguida volvió a esconderse. En esas jornadas salió el siguiente dato, la estrella de la jornada:
“El cine español recaudó 90 millones de euros en el extranjero en 2010, mientras que en las salas nacionales se recaudaron 80, 2?.
Pues bien: a mí me habría gustado que alguien dijera: “vale pues hagamos películas que gusten más, o jodámonos”. Aunque haya otras razones. Pero no, el cine español (o los representantes de su industria) reaccionaron así:
- El descenso de recaudación con respecto al año anterior de más de 50 millones de euros se achacó únicamente al efecto Planet 51 en 2009. Conclusión: o hacemos películas de dibujos que parezcan americanas o el cine español no sube fuera ni a tiros.
- Fernando Trueba (padrino de esta edición) dijo que no sabemos vender el cine español. Que hay que recuperar a los medios de comunicación, porque el cine español sólo sale en ellos por las malas noticias. No, si al final esto va a ser culpa de la canallesca. Y no creo que sea así: cuando ganamos Oscars, salimos en todos los medios. El éxito de Celda 211 salió en todos los medios. Hace dos años, cuando las cifras de taquilla subieron, salió en todos los medios. Eso sí, cuando una película no tiene mucho éxito, sale menos (y no me estoy refiriendo a Chico y Rita, que sí que salió).
Luego, Fernado  Trueba añadió algo que debería haberse callado: “leo prensa inglesa y francesa, y muy poca española”. Captada la puya, pero si no lees prensa española no puedes decir que la prensa no apoya nuestro cine. Yo no sé si la prensa rusa apoya o no a su cine porque no leo prensa rusa.
Ahora, para que veais que todos podemos entonar el mea culpa, Nacho Vigalondo criticó el titular de estas jornadas de la página web de la SER:
“Batacazo del cine español en el extranjero”, para a continuación decir. “El cine español sigue interesando más fuera de nuestras fronteras, ya que nuestras películas las ven 16 millones de espectadores extranjeros y sólo 12 millones de españoles”. Es verdad que el titular es demasiado catastrofista.


Pero un poco más de autocrítica, por favor.

martes, 21 de junio de 2011

Kung Fu Panda 2. Segundas partes de su padre y su madre

Con la llegada a los cines de Kung Fu Panda 2, y con su arranque no demasiado prometedor en la taquilla (número 1, pero con cifras inferiores a lo esperado), me ha dado por pensar en el refrán ése de “segundas partes nunca fueron buenas”. Y concluyo que oye, eso no siempre es así. Yo tuve una novia que me dejó y luego volví con ella y la segunda parte no fue mucho mejor, pero la dejé yo. Y luego está la segunda parte de la prórroga de la final del Mundial de Sudáfrica, que fue mejor que la primera. Ah, y si ya os ponéis dignos y queréis hablar de cine, pues está El Padrino 2, que no es mejor pero tampoco peor que la 1, o Toy Story 3, que es la mejor de todas.
Primero de todo: quien piense que Kung Fu Panda 2 (o 1) es sólo para niños, se equivoca. La primera parte era una delicia, una de esas películas ante las que agradeces tener un sobrino o un amigo enano para poner una excusa y verla en el cine. La segunda pierde el factor sorpresa, pero no está nada mal. Lo que sucede es que el factor sorpresa es el 50% o así de la gracia de la 1.
¿Y por qué esa manía del cine de animación de hacer segundas partes? Pues porque los niños son el público más consumista del mundo, capaces de ver en DVD una misma película 100, 200, 300 veces. Un horror. Y esto me ha hecho pensar en otras películas de animación que se animaron (…) a tener una secuela. No me refiero a esas segundas partes cutres en vídeo que saca la Disney desde los 90 sólo para ver en casa: La sirenita 2, Bambi 2, Pocahontas 2, o Blancanieves y los 7 creciditos. No, yo digo películas de cine, películas, eso sí, con las que podréis entretener a vuestros pequeñuelos. O sea:
Toy Story 2 (1999). No tenía Pixar mucha pinta de ir a necesitar una segunda parte de su buque insignia, porque ya en los 90, cada vez que creaba algo tocaba el cielo: Bichos, Monstruos, etc. Pero hizo Toy Story 2, y soportó honrosamente la comparación (¡esa escena en la mansión de las Barbies!). Mucho después llegó Toy Story 3 y superó la 1, la 2 y a casi todas las demás películas de 2010.
Shrek 2 (2004). La Dreamworks aprendió pronto el truco de hacer segundas partes de sus grandes éxitos. Shrek 2 parecía un Torrente del mundo de los cuentos, con cameos de personajes de ficción por todas partes (¡esa boda cubierta por Joan Rivers de E! Enterteinment TV!). Más risa y menos chicha que empezaba a anunciar el posterior declive de la saga.
Ice Age 2: El deshielo (2006). La Fox también se animó a tener su saga y le pasó lo mismo que a Shrek: toda la frescura y originalidad de la primera parte se repetía en la segunda, pero si la frescura y la originalidad se repiten, dejan de serlo. Hay que ser muy Pixar para saber reinventarse.
Los Rescatadores en Cangurolandia (1990). A los que éramos enanos en los 70 nos gustó mucho una peli de Walt Disney de unos ratones que eran unos rescatadores de niñas. En los 90 volvieron sin ninguna necesidad, los pobres, en medio de los éxitos de Sirenitas, Aladinos y Bellabestias. Lo de llamar Cangurolandia a Australia era además como un insulto a la cultura infantil…
Fievel va al Oeste (1991). Algo parecido a lo de Disney pero en versión Universal. Si Fievel y el nuevo mundo era una peli también con ratoncito ruso que tuvo un relativo éxito, su secuela no alcanzó el mismo, más que nada porque nadie la esperaba. Es como si Arévalo y Bertín Osborne no tocan el cielo con su actual espectáculo de gira con España y se proponen hacer una segunda parte.
Madagascar 2 (2008). Otro intento de Dreamworks de estirar un chicle a costa de los niños. Si ya la primera era floja y llena de chistes para chicos muy pequeños, la segunda carecía de sentido. Sólo el económico.

Por eso a los fans de Pixar nos da miedo Cars 2 (2011), que llega el 8 de julio. Porque, aunque esté en las manos de os maestros de la animación, no invita al optimismo: Cars es la película menos valorada de la factoría, aunque eso sí, es la que más merchandising vendió. Su segunda parte no tiene por qué ser buena… como dice el refrán.

sábado, 18 de junio de 2011

Los Oscar y las extrañas decisiones

El pasado martes tuvo lugar en Los Angeles una reunión de la  Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood, que convocó a sus miembros y a sus miembras, y tal vez también a algún miembrito, pues ignoro si Danny de Vito pertenece a la Academia, supongo que sí.
Una reunión de la Academia puede estar bien o no, porque en principio son miembros todos los cineastas que han ganado algún Oscar, con lo que puedes estar en un despacho reunido con George Clooney, Angelina Jolie, Charlize Theron y Sean Penn, y eso mola. Pero también pueden estar en la reunión Roberto Benigni o José Luis Garci. Bueno.
Aunque más bien yo me imagino estas juntas con “los otros” académicos: los productores, distribuidores y directivos, los que son miembros de la Academia porque han sido avalados y votados por 0tros académicos (y sin los cuales no se podrían organizar etas cosas, porque imaginaos una junta en la que el orden del día lo macaran Jack Nicholson, Cher y Cuba Gooding Jr. De ahí no saldría nada. Ni seguramente nadie.
El caso es que en la pasada Junta se decidió cambiar el actual sistema de nominaciones a la Mejor Película. Algo lógico, pero que se ha hecho muy de una manera muy rara. Os cuento: los dos últimos años, se había decidido que en la categoría de Mejor Película hubiera diez nominadas. Esto provocó aberraciones como que entre las mejores películas del año estuvieran la de The blind side o 127 horas, películas que ni de coña iban a ganar el Oscar, pero que ahí estaban, compitiendo por él. También provocó situaciones como que cada año, aproximadamente 5 de las películas nominadas no obtuvieran premios en ninguna de las veintitantas categorías. Justo las 5 que sobran de la lista de las mejores.
Cierto es que era un truco para ayudar en taquilla a ciertas películas, y eso no está mal. “Habrá que verla, porque es una de las mejores del año”. Pero la cosa no coló, y más bien lo que se decía era: “Voy a ver Winter’s Bone, que está nominada a mejor película pero no gana ni de coña”. El caso es que se ha decidido quitar esa exageración de 10 películas candidatas al gran premio.
Pero se ha hecho raro. Casi toda la vida se han nominado las cinco películas que recibían más votos de los Académicos, igual que se eligen cinco actores, cinco actrices y cinco directores artísticos, igual que en los Goya se decidió que fueran cuatro por categoría. No pasaba lo mismo, y yo nunca lo he entendido, con maquillaje y película de animación, que suelen quedarse en tres candidatas. Como si los académicos sólo supieran valorar tres maquillajes y en cambio tuvieran en la cabeza claramente cinco vestuarios para calibrar. También pasaba con los efectos visuales, pero por lo visto era porque había menos películas que pudieran competir en esa categoría, así que desde ahora estos apartados también serán variables, en función delas películas que se estrenen ese año. Pero la decisión que tomó la Academia, no sé si con la aquiescencia de Danny de Vito, ha sido que en la categoría de Mejor Película haya un mínimo de cinco y un máximo de diez. O sea, que pueden salir nominadas 7, 8, 6 y media… Solamente las que superen un número de votos predefinido, y además, hasta el día de las nominaciones no sabremos de cuántas se trata. Los que tengan un archivo en la cabeza, ya no podrán recordar quiénes fueron las nominadas en 2014, primero tendrán que recordar cuántas fueron ese año.

Es como si en un partido de fútbol pudieran jugar entre 5 y 11 jugadores, pero sólo pueden jugar los que estén en buena forma. O sea, que el Barça jugaría con los 11 y el Madrid con Casillas y Ozil, con lo cual para qué queremos más. Cristiano Ronaldo no notaría nada, porque lleva toda la vida pensando que juega solo. También estaría bien que aplicaran este criterio en el tema presentadores. Si no hay dos que estén a la altura, que presente uno solo. Y así nos libramos de James Franco, Steve Martin y otros. Pero contra eso no lo debatieron.

Y en el mismo pleno, o como se llame, la Academia votó en contra de crear una nueva categoría que premiara a la mejor coordinación de especialistas. Así, drásticamente. Qué rara es la Academia.

martes, 14 de junio de 2011

‘Un cuento chino’ con acento argentino

Me ponen enfermo los periodistas que se quejan de los pases de prensa que empiezan a las 10 de la mañana. Llamamos pases de prensa a las películas que nos ponen a los periodistas para que las veamos antes de su estreno y podamos hablar de ellas a nuestros respectivos pichurris, que en mi caso sois vosotros. Y siempre hay quien se queja de que las 10 es muy temprano, pero para mí empezar un lunes viendo una película es una delicia, y se me olvida que es mi trabajo, y los que se quejan de ese “esfuerzo” me ponen nervioso y les cojo manía, porque yo soy un maniático que intenta sentarse siempre en la misma butaca de la fila 8 y que coloca los libros por colores.
Ricardo Darín es también es un maniático en ‘Un cuento chino’. Tanto, que en los primeros minutos de la película, magníficos, puede recordar al personaje de Jack Nicholson en Mejor imposible. Solitario, minucioso, preciso, irritable… El retrato que se hace del personaje de Darín es necesario para entender la trascendencia que en su vida tiene el quiz de la película: que sin poder evitarlo, se le meta un chino en casa.

Todo me funciona en ‘Un cuento chino’: el director Sebastián Borensztein escribe unos chistes muy sutiles sobre el choque de culturas, que podrían ser muchos más y mucho más gruesos, pero que se limitan a cosas que nos pasarían a todos si tuviéramos que explicarnos ante alguien que posee una cultura que no comparte nuestro lenguaje y lo que es peor ¡ni siquiera nuestros gestos! Y tiene algunas frases que podrían sonar xenófobas pero que no lo son. Hay una escena en la que Roberto (su personaje) está despachando en su tienda y alguien le pregunta: “ah ¿contrataste un empleado?”, y el responde: “no, es… un chino”. Y no es despectivo,  tiene razón. Es que no es un amigo, ni un familiar, ni un becario, ni un trabajador. Es… un chino.
Tiene ‘Un cuento chino’ algunos toques de buenismo a lo Frank Capra. Tiene también unas pinceladas maravillosas de un director que también estrena película esta semana: Jean-Pierre Jeunet. Las pequeñas historias que se cuentan de vez en cuando en Un cuento chino y que no van a ninguna parte (excepto una, que es fundamental en la historia) y que pertenecen a un álbum de recortes de noticias absurdas que colecciona Darín, están narradas y filmadas con una gracia, un estilo y un cariño que recuerdan a los personajes independientes que se cruzaban en las historias de Amèlie y de Largo domingo de noviazgo. Tiene quizá algunos minutos de más: llega un momento en el que da la impresión de que la historia ya está contada y que sólo falta concluirla, pero tampoco es una de estas historias que te hacen decir: “habría bastado con un corto”. Y ojo, también tiene personalidad propia, que parece aquí que estamos llamando copiota a Sebastián Borensztein.
Ricardo Darín en su tienda.
El cine argentino que llega a España tiene un porcentaje muy alto de aciertos. Suele ser sencillo, agradable, tremendo cuando es drama, contenido cuando es comedia. Nuevereinas, Elhijodelanovia, Unnovioparamimujer, Laciénaga, Elabrazopartido, Nososvossoyyo, Tiempodevalientes, Elsecretodesusojos y LeoMessi son sólo algunas de las joyas de diferentes quilates que nos han llegado de Argentina en la última década. Y Uncuentochino es la última.


sábado, 11 de junio de 2011

El cine en V.O.

Ayer leía en EL PAÍS un artículo del gran Gregorio Belinchón  (seguirle en Twitter es como estar suscrito a EFE, Europa Press, Reuters y Pronto) sobre el cine en V.O. La conclusión era demoledora: sólo un 1,2% de los espectadores españoles ve películas en versión original subtitulada. Yo sobre este tema tengo mucho que decir. Bueno, en realidad no tengo mucho que decir sobre ningún tema, así que me da de sobra con el espacio de esta entrada para elaborar mi discurso y cincuenta más si quisiera, pero me voy a centrar en éste y lo voy a dividir en 10 puntos: 1) El motivo, 2) Las ciudades españolas, 3) La voz real, 4) Los actores de doblaje, 5) El cine europeo, 6) Europa del este, 7) Los actores españoles, 8) Si doblaran el cine español, 9) Enrique González Macho y 10) Rafa Nadal.
Vamos allá.
1. El motivo. Bueno, todos sabemos por qué se dobla en España. Franco decidió que las películas que llegaran de fuera se tenían que doblar. Con esto se conseguían dos cosas: controlar el contenido a través de la censura y perseverar el sentimiento patrio a través del idioma. Con lo primero consiguió cosas como que en Mogambo no viéramos una infidelidad, que eso está muy feo, y sí  un incesto, que es mucho más bonito. Con lo segundo consiguió que España fuera (y aún sea) unos de los países de Europa donde peor se habla inglés, que en tantos y tantos países se aprendió gracias al cine.
Mogambo, en la que Donald Sinden y Grace Kelly fueron convertidos en hermanos folladores por la gracia de Franco.
2. Las ciudades españolas. Yo, que soy muy de relacionarme con mis lectores y espectadores, que en cuanto puedo quedo con ellos a tomar cervezas o a copular en las eras donde se trillan las mieses, sé de primera mano que en muchas ciudades españolas directamente NO SE PUEDE VER CINE EN V.O. Léase Soria, Palencia, Zamora, Jaén, etc. (ojalá me equivoque en alguna: corregidme si es así). En Madrid y Barcelona es fácil, pero no con todas las películas. Y en San Sebastián, Mallorca, Logroño, Valencia, Sevilla, Pamplona o Bilbao, hay una sala o dos. No más. Cada vez hay más cines en los centros comerciales y menos en los centros históricos, así que no hay sitio para la V.O. No digo que si lo hubiera subiría demasiado ese 1,2, pero tal vez lo hiciera al 2 o al 3… o al 4 de hace 10 años. O eso quiero yo pensar.
3. La voz real de los actores es parte de su interpretación. Ved una película en V.O. de Humphrey Bogart, James Cagney, Orson Welles o Marlene Dietrich… Si a un actor le quitas la voz, le quitas medio trabajo. Es como quitarle los brazos al añorado Agustín González, o el rabo a Nacho Vidal (bueno, igual no tanto). Me hace gracia cuando alguien dice “qué bien está Robert de Niro en Taxi Driver”. “¿La has visto doblada?” “Sí”. “Entonces no sabes si está bien. Lo intuyes”. Y añado de repente: “Pedazo de gilipollas”. Y al final acabamos a hostias, porque yo es que a veces no sé medir mis palabras.
4. Lo cual no quita para reconocer que en España hay grandes actores de doblaje. Por que uno no está pidiendo una dictadura de a V.O. sino un mandato compartido. Negar la maestría de Ramón Langa, Rogelio Hernández, Carlos Revilla, y no enviar desde aquí un abrazo a José María del Río, sería de una injusticia inconcebible. No en mí, porque en mí es concebible todo, lo digo en general.
5. Eso sí, a pesar del punto 4, cuando una película no va a ser un taquillazo o simplemente cuando es europea, el nivel del doblaje baja hasta niveles insospechados. Ver una película europea doblada es un acto de amor a la traducción excesivo.
6. Pero tampoco nos volvamos locos: hay algunos países en los que están peor que nosotros. Recuerdo un viaje a Polonia, así entre vodka y vodka, viendo algunas películas en las que el doblador se encargaba de varios papeles al tiempo (masculinos y femeninos) y en los que decía las frases en polaco encima de las frases en inglés, o sea, oyendo que tú oías ambos idiomas. Esto es una anécdota cuchufletera, no tiene sentido en este post compararnos con Polonia de repente.
7. ¿Qué pasa cuando oímos a Penélope Cruz, Javier Bardem o a Antonio Banderas en películas americanas dobladas? ¿Eh? ¿Eh? ¿Qué decimos? Pues decimos: “qué horror, qué voz les han puesto”. Bueno, pues les han puesto la que les ponen siempre a los actores americanos, sólo que como conocemos las suyas, pues nos suenan mal. Es como si de repente oyéramos a Jorge Javier Vázquez con la voz de Constantino Romero o a José Luis Moreno con la de Rita Irasema. Y lo mismo le pasaría a Bruce Willis si se oyera con la voz, aunque nos parezca maravillosa, de Ramón Langa.
8. ¿Y si doblaran las películas españolas al inglés? ¿Si oyéramos a Pepe Isbert decir con otra voz “I’m your mayor and I owe you an explanation”. O a López Vázquez con una cadencia normal decir: “This is Galindo, a friend, a servant, an slave”? O a Gracita Morales con voz grave decir: “I bring it now, little sirrrr”… o a Fernán Gómez sin su voz cavernosa diciendo: “Go away to hell!!!” No sería lo mismo, ¿no?
Los Renoir de Zaragoza. Cualquier sala Renoir es un oasis en el desierto del cine comercial.
9. Enrique González Macho. El nuevo presidente de la Academia es uno de los héroes del cine en V.O. en España. Él fundó los Renoir, los Princesa de Madrid, compra cine europeo para distribuirlo con Alta Films y nos lo da siempre la opción de verlo en versión original (Alta tiene 83 pantallas y la mitad son en V.O.)
10. Rafa Nadal. No tiene nada que ver con este tema, pero cómo juega el tío ¿no?


miércoles, 8 de junio de 2011

“Nowhere boy” y otros cantantes de cine

Este post lo debería estar escribiendo el gran Fermín Zabalegui. Técnicamente quizá no del todo, porque voy a hablaros de cine, ya veréis, pero honestamente sí, porque también voy a hablar de música, y yo lo único que sé de música es que la quinta de Beethoven la escribió Mozart y que Parchís eran buenísimos.
La cosa es que ha llegado a los cines Nowhere boy, el biopic deJohn Lennon, que no es exactamente un biopic (me encanta esta palabra que viene de BIOgraphic PICture, es como NEO-CON, y WEB-CAM, yo mismo me voy a autodenominar JO-CLE). Es un youthpic, un adolespic, un primeraetapadeunavida-pic. No es la vida de Lennon, es su juventud, hasta que se formaron Los Beatles. Pero su estreno me ha hecho rebuscar en mi interior musical, y no he encontrado nada, y entonces he rebuscado en el interior musical de la historia del cine, y ya sí que me han salido más cosas. Y casi todas ellas eran las vida de verdaderos ídolos de la música, como Lennon.
El actor que interpreta a John Lennon de joven fumando. Qué subversivo, qué yeyé.
- Por ejemplo, al poco tiempo de diñarla Elvis Presley, John Carpenter rodó Elvis (1979), al que dio vida Kurt Russell. Era un telefilm para televisión que estuvo nominado a los Globos de Oro. Más tarde, en 2005, Jonathan Rhys Meyers ganó el Globo al mejor actor por otra miniserie sobre Elvis.
- Jerry Lee Lewis aún no la ha diñado, aunque yo le vi hace dos veranos en un concierto y lo pasé fatal porque parecía que iba a hacerlo ahí en medio, ante el público. Dennis Quaid lo interpretó en 1989 en Gran bola de fuego (qué mal suena en español y qué bien en inglés: “Great balls of fire!”). La película ahondaba en el escándalo de Jerry cuando se casó con una menor de 13 años que interpretaba Wynona Ryder y que robó todo el atrezzo de la película. O no, creo que aquí estoy mezclando datos.
- Jim Morrison tuvo su paso a la inmortalidad del celuloide en The Doors, de Oliver Stone (1991), aunque la inmortalidad ya se la tenía más que ganada. Oliver mostraba su paso (el de Jim) por las drogas, las alucinaciones y los excesos. Y como suele pasarle a Oliver, la película, a ratos, se convierte en eso a lo que los que sabemos de cine denominamos técnicamente como un coñazo.
- Tina Turner también tuvo su doble en la actriz Angela Bassett, que hasta estuvo nominada al Oscar y todo en 1993 por Tina y por aguantar  que Laurence Fishburne la pegara, bueno, no a ella, sino al personaje, o sea que el que la pegaba era Ike, no Laurence. Yo de pequeño vestía unas camisas que también se llamaban Ike, pero que no me pegaban nada.
Angela Bassett versus Tina Turner. Qué listos los directores de ´cásting al elegir a una actriz negra y no pintar por ejemplo a Kathy Bates.
- Ray Charles también le dejó un premio póstumo al actor que le interpretó (es queinterpretar a un cantante da muchos premios y nominaciones, póstumos y no). En este caso, Jamie Foxx se los llevó todos por Ray (Oscar, Globo, Bafta, etc.), y se ponía muy pesado cada vez que recibía uo y hacía cantar al público como si fuera Fofito. La película contaba el período más explosivo de su carrera, y su viaje desde Florida hasta Seattle, pero también contaba su infancia, por qué eligió ser cantante y ser ciego (bueno, creo que esto no se elige), etc.
- Johnny Cash, el hombre de negro, también le dio un Globo de Oro al actor que lo interpretó, Joaquin Phoenix, y un Oscar a Reesee Witherspoon, que hacía de su señora. En la cuerda floja nos contaba la relación de Johnny Cash con Elvis Presley, Carl Perkins, Roy Orbison o Jerry Lee Lewis, el mítico concierto que dieron en el 68, su éxito que le hizo vender más que Los Beatles, etc. Yo les habría pedido cameos Jonathan Rhys Meyers como Elvis y a Dennis Quaid como Jerry, y uno a Jim Carrey para despistar.
- Edith Piaf era fea, pero en La vida en rosa la interpretó Marion Cotillard, que yo no he visto una chica más guapa que ella en Midnight in Paris. También ganó el Oscar, yo creo que si un día Fernando Tejero interpreta a Loquillo, también le dan el Oscar. La película también estaba plagada de otras personalidades como Yves Montand, Jean Cocteau, Charles Aznavour, Marlene Dietrich, Marcel Cerdan, etc.
- A Bob Dylan le hicieron una película más rara en 2007 I’m not there (en algún momento de la proyección me habría gustado decir eso a mí). Lo interpretaron siete actores distintos, entre ellos Cate Blanchett (nominada al Oscar… en fin…). La idea no estaba mal, porque cada actor encarnaba un aspecto de la personalidad de Dylan, pero luego era un poco lío porque si de repente aparecía un actor gordo y negro tú ya no sabías si podía ser Dylan. Qué raro canta Bob Dylan, como sin ganas, ¿no?
- Control es una película menos conocida pero maravillosa sobre Ian Curtis, el líder de Joy Division que  se suicidó en 1980. Sus conflictos amorosos, sus ataques de epilepsia, sus problemas con las drogas y sus increíbles directos estaban contados con absoluta maestría por Anton Corbijn.
Y podría seguir con las vidas de Serge Gainsbourg (Gainsbourg, vida de un héroe), de  Billie Holiday (Lady sings the blues), de Buddy Holly (The Buddy Holly Story), de Little Richard (Ídem), de Las Supremes… hasta están rodando un biopic de la Pantoja con un actor gordote que hace de Paquirrín. Pero claro, eso no es lo mismo.


domingo, 5 de junio de 2011

“X-Men: Primera generación” y la Patrulla X

Yo soy un viejuno. Yo he visto morir a Franco, ese hombre autoritario l según la RAH; he visto jugar a Amancio y Pirri; crecí con los programas de Torrebruno (más  que él) y mías son algunas de las pinturas que se pueden admirar en Altamira (me he inventado uno de los datos para ocultar mi verdadera edad, pues soy coqueto).
Quiero con esto decir que cuando hace unos años Bryan Singer comenzó con las películas de X-Men, a mi cabeza ya se venía “la Patrulla X”, un nombre que hoy me suena a película porno, y me trae recuerdos como a Pedro Guerra, que cantaba aquello de “y la Patrulla X, ganando para miiiií”.
A estas alturas de la semana, ya habréis leído muchas cosas sobre X-Men: Primera generación, alguna de ellas incluso se las habréis leído a ese imbécil que firma por ahí con mi mismo nombre,  habréis visto el magnífico ránking sobre superhéroes y elegancia que ha publicado GQ.com, habréis ido a la típica fiesta temática en la que hay que disfrazarse de X-Men o de frutas… Y yo lo último que quiero hacer en la vida es repetirme. Bueno, miento: lo penúltimo. Lo último que quiero hacer es ver “Mellizos”, el espectáculo de Arévalo y Bertín Osborne.
El Profesor X o Charles Xavier en los tebeos, y James McAvoy, su alter ego con pelo.
Por eso hoy prefiero no hablar tanto de la película como abrir los ojos del público más joven, los vuestros, queridos niños que seguís este blog, a vosotros, bebés lactantes que apenas sabéis balbucear y que aún así consultáis ansiosos estas crónicas, que lo sé, que me lo cuentan vuestras madres. Y quería explicaros que mucho antes de que X-Men: Primera generación llegara a las pantallas para contarnos los primeros años del malote Magneto y del Profesor X, antes de que Matthew Vaughn dirigiera seguramente la mejor película de la saga, antes incluso de que Hugh Jackman (Ju Jáman, como le llama mi amigo Luis) se desmarcara en solitario con Lobezno, y antes aún de que se rodaran las tres películas de X-Men, mucho antes de todo ello, existieron unos cómics (que entonces se llamaban tebeos) de la Patrulla X. 

Magneto, el malo, y Michael Fassbender, que lo interpreta con soltura y pericia.
Y como casi todos los cómics de superhéroes de la época, la Patrulla X nos llegaba de la mano de la Marvel y de un genio llamado Stan Lee, el padre de Spiderman, de Los 4 Fantásticos, de Hulk y de algún hijo normal que tendrá, digo yo. Los X-Men aparecieron en 1963 (yo no había nacido, os lo juro), y ya aparecían Cíclope, Ángel, Bestia o El hombre de hielo. Y desde el primer momento aparecían también el malote Magneto y el Profesor X, inicial de Xavier, que se llama como Xavi el del Barça, porque si fuera Xabier se llamaría como Xabi el del Madrid. En cualquier caso, aparecían los protagonistas de X-Men: Primera generación, pero ya la tenían medio liada, sin contarnos Stan Lee sus inicios desde el primer momento, como en la película.
No penséis, pequeños aspirantes a mutantes, que lo de la Patrulla X fue un éxito desde el principio: la revista fue cancelada por sus bajas compras allá por 1971. Pero en 1975 reaparecieron, y lo hicieron con algunos de los personajes que hemos visto en las películas de Bryan Singer y en la de Brett Ratner: Lobezno, Tormenta, Coloso, etc. Ésa sería la segunda generación.
 Lobezno, que pertenecería a la segunda generación de los X-Men. Y Hugh Jackman con las uñas largas.
Y lo que ha empezado ahora tiene pinta de ser una nueva trilogía, anterior en el tiempo pero posterior en la producción, como sucedió con Star Wars y con Loca academia de policía. Bueno no, con ésta no sé bien lo que pasó. El caso es que la tres primeras películas serían la 2G. La de Lobezno iría por libre. Y ésta es la primera película de una nueva trilogía sobre la 1G. Por eso los productores no quisieron ni siquiera un cameo de Ian McKellen en otro papel, para no identificar una trilogía con otra. Hijos, pues tampoco pasaba nada.

Y esta es la historia de la Patrulla X, niños. Y ahora, a  la cama.

miércoles, 1 de junio de 2011

Juego de tronos: para frikis e infrikis

Llevo varias semanas queriendo hablar de uno de los fenómenos televisivos del año, una más de las genialidades de la Eichbió o HBO, y en definitiva una de las series que, te gusten más o menos, harán época. Me refiero a Los quién. No hombre, me refiero a Juego de tronos, que en España emite CANAL+.
Es Juego de tronos una de estas series que provocan seguidores frikis que se lo saben todo. Porque tienes las características perfectas para foros, facebooks, webs, discusiones y memorizaciones. Como pasara en televisión como Perdidos y en cine con El señor de los anillos. Y es que, no en vano, tienen algunas cosas en común:
1. Hay algunos fenómenos sobrenaturales. En un país ambientado en una etapa pseudo medieval hay unas criaturas de la noche que son más peligrosas que Belén Esteban en una reunión de vecinos. Fuera de estas criaturas, la serie va más en la línea de las luchas de poder de dos grandes familias.
2. Hay sagas y árboles genealógicos para aprenderse, recitar y hacer notar que eres más guay que tu rival en la vida. Los Stark contra los Lannister. Como sucedía con los que se sabían los nombres de los elfos, los enanos y los orcos malos.
3. Hay una tierra pretérita y lejana, ambientada no sabes si en la era medieval, en un futuro apocalíptico o en un universo detenido en el tiempo donde aún se usan pieles y espadas y se vive en castillos. Pero no es la época medieval. Como en El señor de los anillos. La tierra se llama Poniente.
4. Está basada en siete libros, con ciertas semejanzas a los de Tolkien pero menos fantasiosos, llamados Canción de Hielo y Fuego y escritos por George R.R. Martin. En EE.UU. se han vendido dos millones de copias, y se han traducido a 20 idiomas.
5. No se ha rodado en Australia, porque los canguros ya estaban hasta las pelotas de hobbits y criaturas fantásticas, pero se han desplazado a Irlanda del Norte y Malta. De hecho, es un placer reconocer escenarios naturales malteses que hoy en día están tal cual. Incluso se ha creado un idioma propio para unos brutos que hay por ahí sueltos y que follan como monetes: el Dothraki.
Y bien, una vez enumerados los motivos por los que esta serie será de culto e incitará al friquismo, dejadme que explique algunas cosas más desde mi punto de vista, yo que no me considero friki pero sí lerdo perdido, dato que tampoco aporta gran cosa pero que ahí dejo.
Sean Bean con su albo équido.
6. La serie huele a buen cine fantástico por los cuatro costados. Aunque a veces me lío con los Stark y los Lannister y con los hijos naturales y el hijo bastardo de Sean Bean (un habitante del mundo de El Señor de los Anillos reciclado para Juego de tronos), está bien hecha, contada y rodada.
7. Aunque reconozco que me dan un poco igual estas historias pseudomedievales donde el honor, la sangre y todo eso es lo primordial, me quedo enganchado a la tele cuando ponen Juego de tronos, y me he descubierto canturreando músicas épicas en algunas escenas.
8. Seguramente por su firma HBO, sólo comparable a las facturas de Showtime o BBC, la serie también me evoca ciertos recuerdos de Los Tudor que me gustan.
9. El todos contra todos, la dirección artística, la fotografía, los duelos entre familiares, las discretas pero explícitas escenas de sexo y la acción en su justa medida, hacen que no me canse yo, que tiendo a agotarme cuando una cabecera tiene más planos que segundos.
10. Y para terminar… hay un personaje, hermano del príncipe, un enano mujeriego, pendenciero y altivo, interpretado por ese pedazo de actor llamado Peter Dinklage y que nos deleitó con sus interpretaciones en Vías cruzadas, Un funeral de muerte y Nip/Tuck, que cada vez que sale en pantalla e hipnotiza y eclipsa todo lo demás.

Llevamos cuatro capítulos. Quedan seis. Aún estáis a tiempo. El juego continúa. O juegas o mueres. Rendío, hijos de perra (huy, lo siento, me he crecido en este mundo de frases promocionales impactantes).