lunes, 31 de octubre de 2011

Pan Am. Volando como ya no se vuela

Ver Pan Am y acordarte de Ryanair y de Easy Jet (incluso de sus familiares) es todo uno. Porque de pronto de tas cuenta de que jamás podrías haber sacado un billete para Pan Am por Internet, las azafatas te tratan bien (en Pan Am), te sirven una copa o un aperitivo (en Pan Am), incluso, oh Dios mío, te sonríen.
Pan Am era esa aerolínea americana que vivió su máximo esplendor en los años 60 y su defunción en los 90. Pero estos días, todo lo que oigan hablar sobre Pan Am se referirá a una estupenda serie de la ABC que en España acaba de estrenar CANAL+ (su primer capítulo está ahora mismo en emisión). Es una serie optimista, preciosista, aparentemente muy happy. Pero no sólo es eso. La serie ofrece muchas más cosas.
Las chicas de PAN-AM por delante.
Para empezar, una perfecta dirección artística que recrea los años 60 con una solvencia y credibilidad maravillosas. Uno se cree que está en los 60, como se lo cree en Mad men, o como se lo creía en Aquellos maravillosos años, pero ahí era más fácil porque casi no salían de la casa. Es como un par de bares que hay ceca de mi casa, que entras en ellos y parece que estás en los 70, aunque no es su intención.
La serie es muy femenina y feminista (pero sin mensaje feminista, porque es un reflejo, no un panfleto). Pan Am habla de libertad, de independencia económica, de lo que aquellas azafatas decidieron hacer con sus vidas en un mundo todavía masculino y misógino. Las mujeres que se hicieron azafatas se independizaban de esta manera, viajando y decidiendo (la serie hace una clara alegoría en la figura de la joven que abandona a su novio en el altar para enrolarse en Pan Am).
Gran acierto el de encabezar el reparto con Christina Ricci, esa otrora niña maravillosa que tiene cara de cualquier época: gótica, decimonónica, futurista… Sí, también tiene cara de los años 60. Y es la sobrecargo ideal para liderar el grupo de sonrientes azafatas. Rossy de Palma, por ejemplo, no.
Pues vaya rollo una serie sobre azafatas, ¿no? Pues no, hombres de poca fe. En Pan Am van a convivir tramas personales (amores y desamores), de espionaje (¡una azafata de altos vuelos que es espía! Interesante…), políticas (veremos como cohabitan con los vuelos las crisis de Bahía Cochinos, Vietnam o Kennedy)…
Las chicas de PAN-AM por detrás.
Se está diciendo mucho que es la Mad men de mujeres, y los creadores del a serie van y se enfadan. Bueno, pónganse como quieran, pero la serie recuerda a Mad men, es una serie retro, bien ambientada, tan femenina como la otra es masculina… eso sí, la una está envuelta en un halo optimista y la otra no tanto. Y la otra está envuelta en una nube de humo y la una en una nube de estas que hay en el cielo. La bloguera Miriam Lagoa, de El País, hizo una precisa definición en el especial de CANAL+ “Series vintage”: “Pan Am es el escaparate y Mad men es lo que hay debajo de la alfombra”.
La última secuencia del primer capítulo es preciosa, casi emocionante. Con una versión de “Mack the knife” como fondo musical, las chicas de Pan Am enfilan el camino hacia el avión por la pasarela, que no es la de un desfile de moda, aunque lo parece. En fila india, totalmente perfectas, el paso acompasado, la sonrisa ideal, el brazo colocado en formación para llevar el bolso… Una de las azafatas gira su cabeza y le dedica una sonrisa a una niña con la nariz pegada al cristal, que con la mirada está diciendo “quiero ser como vosotras”. La sonrisa de la azafata le responde: “pues cuando seas mayor, ser como yo dependerá sólo de ti”. Pero este diálogo se desarrolla sin una sola palabra, Sólo “Mack the knife”.
Viendo la serie es imposible no acordarse de Atrápame si puedes, de Steven Spielberg y Leo di Caprio, en la que éste último interpretaba a un farsante que, entre otras cosas, se hacía pasar por piloto. La coreografía, uniforme, sonrisa y glamour de esas azafatas parecen un antecedente de Pan Am. Y por supuesto, habría que acordarse de las antípodas de lo que debe ser una aerolínea: la de Come fly with me, la descacharrante serie, también emitida por CANAL+, obra y gracia de Matt Lucas y David Walliams, los chicos de Little Britain.

Sólo superada por la realidad: las líneas de bajo coste.

viernes, 28 de octubre de 2011

Tintín y la reconciliación con muchas cosas

Con el cine de aventuras, con el sistema de Motion Capture, con la animación que no proceda de Pixar, con el 3D (que yo no veo, como saben mis cerca de dos seguidores, pero por primera vez intuyo)… “Las aventuras de Tintín: el secreto del unicornio”, desde ahora “Tintín”, te reconcilia con muchas cosas.
Hace unos días, las amables gentes de Sony Pictures organizaron un pase nocturno de Tintín sólo para ilustres periodistas especializados al que, curiosamente, también me invitaron a mí. Al terminar la proyección la sensación era prácticamente unánime: habíamos visto algo distinto, algo nuevo, algo grande. Vamos a ver, que es Tintín, tampoco nos volvamos locos, pero uno se pone a pensar en Astérix (por esto del cómic adaptado), en “Polar Express” (por esto del motion capture), en “Furia de titanes” (por lo del 3D) o en el último Indiana Jones, y entonces la película se convierte en un acontecimiento. Pude contrastar con mis queridos Gonzalo del Prado (A3), Carlos Marañón (Cinemanía) o Jordi Costa (El País), entre los que hay grandes tintinófilos, que esta sensación de euforia era generalizada.
Tintín disparando una bala de fuego grande.
Tintín parece el resultado de una noche de copas entre Hergé e Indiana Jones. Es lo que Spielberg habría hecho hace muchos años con Harrison Ford si la tecnología se lo hubiera permitido. Tintín es un parque de atracciones, una montaña rusa, acción, pura acción, pero con un contenido de fondo: el que te permiten desarrollar los tres álbumes de Tintín que están incluidos en la película. Que es mucho.
Porque nos habíamos acostumbrado a que el 3D fuera sinónimo de fuegos artificiales en la forma y de vacío en el fondo. Incluso sin necesidad de llegar al 3D: uno se acuerda de cuando a George Lucas parecía haberse olvidado de contratar a un guionista para la segunda trilogía de Star Wars, o la primera, yo qué sé cuál es ya. O cuando a los productores de “Furia de titanes” se les pasó por alto leer la historia de la película original y sólo copió los nombres de los personajes. Y eso sucede mucho. Venga acción, venga acción, venga efectos especiales… y al final piensas: “vale, pero ¿de qué coño iba esto?”
Tintín nunca pierde la mirada hacia la historia. Es cierto que en los últimos 20 minutos el castillo de fuegos artificiales explota con demasiado estruendo (tal vez ésta sea la única pega que me atrevo a ponerle), pero el alarde técnico y estético es tal, que uno lo perdona con una sonrisa exageradísima en los labios.
Y el motion capture, esa técnica que consiste en ponerle a los actores sensores por el cuerpo como si fueran a reducir abdomen en una teletienda, para captar los movimientos y aplicárselos a los dibujetes, esa técnica que te hace odiar a Tom Hanks en “Polar express” y a Jim Carrey en “Cuento de Navidad”, alcanza en Tintín cotas maravillosas. Jamie Bell, el ex Billy Elliot, le da una vida intensísima a Tintín (claro, si es capaz de aguantar a Pablo Motos en “El hormiguero”, es capaz de todo), Daniel Craig, al que ni intuyes en su personaje, mueve a un malvadísimo Rackham el Rojo, y Andy Serkis es un entrañable Capitán Haddock, en su cuarto gran papel a través de los sensores: Gollum, King Kong, César (El origen del planeta de los simios) y éste.

Los fans acérrimos de Tintín sólo podrán decir que los cómics eran mucho más pausados, y que el espíritu de Hergé no está respetado al 100%. Pero no podrán decir nada más de la película, y recordemos que antes de morir Hergé (1983), Spielberg adquirió los derechos, y Hergé dijo que era el único director al que veía capaz de adaptar a Tintín. Los amantes del cine de acción se lo pasarán en grande. Los que piensan que la vida es una mierda y odian todo, y no piensan reconciliarse con la vida jamás, pues esos seguirán igual.

martes, 25 de octubre de 2011

Cosas que vimos en el Festival de Series

Este fin de semana se ha celebrado el III Festival de Series de CANAL+, que no son sólo series de CANAL+, sino que lo que antes se llamaba DIGITAL+ ahora se llama CANAL+, así que en el Festival de Series hemos visto lo último de CANAL+, pero también de FOX, AXN, TNT, CALLE 13, CANAL COCINA, etc.
Espectacular salto de calidad el que ha dado el Festival, que llevaba dos años celebrándose en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y con un cierto toque elitista, y que este año ha decidido hacerlo en lugar menos glamouroso, como el Cine Proyecciones de Madrid, pero mucho más cercano a la gente, que entraba sin el miedo o el respeto con el que se entra en el Círculo. La asistencia ha sido grande, muy grande, enorme. La policía confirmó que desde Woodstock y el entierro de Lady Di no se había visto nada igual. Bueno, puede que esté exagerando.
¿Qué se ha podido ver durante estos cinco días? Pues os voy a hacer un resumen, no por orden cronológico porque total, qué más da ya el orden, si no vais a poder ir. Lo voy a hacer por orden alfabético, pero no según las iniciales, sino por el orden que establezca la suma de caracteres de cada palabra dividida por el de sílabas. En efecto: lo voy a hacer en el orden que me salga de los cojones.
THE WALKING DEAD. Uno de los platos fuertes del Festival fue la serie de FOX. El día de la inauguración, el autor del cómic y creador de la serie, Robert Kirkman, charló por videoconferencia con Álex de la Iglesia y con los fans que pudieron coger el micrófono. Alrededor de “The walking…” se organizaron encuentros entre zombis y vampiros, proyecciones y un taller del maquillador de FX Javier Aliaga, que ha maquillado a famosos varios para el calendario 2012  de “The walking dead” para FOX (un trabajazo de mi querida María Fitz-James) y que maquilló de zombie a mi compañera y presentadora en CANAL+ Laia Portaceli, porque ella no es como veis en la foto, ella es bella.
Javier Aliaga y Laia "zombi" Portaceli.
BORGIA. Assumpta Serna ha sido una de las pocas celebrities que se ha pasado por el Festival. Lo hizo para presentar esta serie europea, la más cara de la historia del viejo continente, más cara incluso que “Taller mecánico”, una que hubo de Antonio Ozores y Leticia Sabater. “Borgia” será estrenada por Cosmpolitan, y ojo, que en Alemania ha sido muy criticada. “Borgia” tiene un claro hándicap: en breve se estrenará la segunda temporada de “Los Borgia”, la serie de Neil Jordan y Jeremy Irons, que le da unas cuantas vueltas. Esta convivencia en el tiempo y en el tema le va a hacer mucho daño. Ah, y no olvidemos que ya se hizo antes otra serie sobre los Borgia, la española de María Valverde, Peris Mencheta y Antonio Hernández (artífices estos dos últimos de “Capitán Trueno”).
ÉRASE UNA VEZ u ONCE UPON A TIME. Una de las series más esperadas de la temporada que viene proyectó su primer capítulo en el Festival, llenó la sala y fue recibido con ilusión bárbara. La veremos en SONY, y es una especie de fábula (de dos de los creadores de “Perdidos”) en la que un niño está convencido de que su madre procede de un cuento, y la lleva a una ciudad en la que estos cuentos (pero Blancanieves y los de toda la vida) comienzan a hacerse realidad.
PAN AM. La calle Fuencarral vio como las azafatas de Pan Am (bueno, eran unas modelos monas vestidas de ello) paseaban por sus calles para celebrar el estreno de Pan Am, que tendrá lugar este sábado en CANAL+. Aunque la serie está sufriendo un pelín por el tema de audiencias en EE.UU., es de esperar que salga adelante. Con un look retro, tipo Mad men, muy ambientada en los 50-60, y hablando de una compañía en la que pilotos y azafatas eran casi como estrellas de Hollywood.
THE KILLING: CRÓNICA DE UN ASESINATO. Otra serie que convive con una homónima. Se presentó la varsión danesa, que es la original, y que en realidad se llama Forbrydelsen, y que ya está emitiendo AXN. Lo malo para ella es que convive en FOX CRIME con la versión americana, que es posterior pero que, como siempre, ha tenido más fama que la original. La actriz de la danesa, Sofie Grabol, estuvo en Madrid, pero no se pasó en el Festival porque tenía un ticket de 2X1 para cenar en el Vips.
JUEGO DE TRONOS. Aún no se pudo ver el primer episodio de la T2, pero sí una serie de especiales sobre la serie y el primer capítulo. Y el trono, que fue una de las estrellas del festival, y que estuvo en el vestíbulo del cine para que todo el mundo se hiciera fotos. Incluso algún cretino, como bien puede apreciarse.
El trono.
TALLERES. Esto suena a que te dan unas tijeras y te pones a recortar caretos de los actores de Friends, pero no. Los talleres del festival fueron conferencias sobre temas varios que, en su mayor parte, llenaron hasta la bandera, si es que la había, las salas del Proyecciones. Hubo talleres sobre cómo vender una serie, o sea, sobre autopromoción, no sobre gestión de derechos. Sobre música en series, por ejemplo, nanana nana nanana na. Sobre series de humor, con Javier Coronas, Juan Cruz, Pepe Colubi y mi adorado David Broncano. Sobre webseries.
Hubo un encuentro de bloggers para charlar de Breaking Bad, actividades infantiles durante las mañanas, un actuación de Anthony Blake para presentar “El mentalista”, de TNT, por obra y gracia del gran Juan Zavala…
Y se proyectaron capítulos de Boardwalk empire, Cómo conocía vuetra madre, Reglas de compromiso, Dos hombres y medio, Suburgatory, Fringe, Doctro Who, Haven, Bedlam, Community, Imborrable, Dexter, Lost girl, Castle…

Y… y… y nada más.

sábado, 22 de octubre de 2011

Paranormal Activity 3: tengo fantasmas en casa

Os voy a contar lo que me pasó el otro día. Veréis: vi Paranormal Activity 3,  una tercera versión, casi tan innecesaria como la segunda, de esa película que salió tan barata y que recaudó tanto dinero y que se llamaba Paranormal Activity (1). Por lo que pude entender, es una precuela, o sea, que nos cuenta la anterior historia, en este caso la infancia, de las hermanas protagonistas de la primera parte y de la segunda. Supongo que ya sabéis de qué va esto: una cámara de seguridad o una webcam graba todo lo que pasa en las aparentemente tranquilas noches de una acogedora casa. Una casa que luego es menos tranquila que Pocholo en una plantación de hoja de coca.
Paranormal activity 3.
El caso es que después de ver la película me entraron los nervios, porque a  veces en mi casa, de madrugada, oigo la voz de una señora mayor rezando. Os lo juro. Así que decidí grabar lo que pasaba en mi habitación por las noches, y yo, que todo lo hago a lo grande, llamé a Antonio González, uno de mis cámaras favoritos, para que grabara discretamente mis noches. Antonio dijo que vale, pero que vendría con Mario para sujetar la pértiga y con Elena Pascual de realizadora para que lo montara luego todo con músicas modernas. Cuando ya empecé a llamar a Ruth para que produjera todo esto y a la gente de escenografía y al Ballet Zoom, mi chica me dijo que si estaba imbécil, y que no pensaba dejarme grabar una mierda.
Así que coloqué una webcam. Y cuando al día siguiente me descargué la grabación en QuickTime, vi esto:
0:00. Nada.
0:30. Nada
1:00. Me giro y me quedo dormido con el culete en pompa un rato.
1:15. Adopto una mucho más cómoda postura fetal, pero le doy un codazo a mi chica, que, dormida, me responde con una patada en el coxis. Seguimos durmiendo.
1:30. Aparece en la habitación un niño. Se me acerca. Me susurra: “en ocasiones veo muertos”. Como estoy dormido, sonrío y babeo. Tras él entra Bruce Willis, le toma de la mano y se van de la habitación, sonriendo antes a cámara y diciendo con la voz de Ramón Langa: “aquí huele a perrete”.
1:35. Nada
1:45. Nada
1:50. Entran dos criados y una institutriz. En un primero momento creo que son los de “Los otros”, pero no, deben de ser los de ¡Suspense! (1961, Jack Clayton), porque hablan como se hablaba en los años 60. Se sientan a los pies de la cama. Yo creo que los criados están muertos. En cualquier caso, juegan al bridge.
2:00. Entran otros dos niños. Joder, esto parece una guardería. Ahora sí que son los de “Los otros”, porque están muy blancos y dicen que qué bien se está en mi habitación, sin luz del sol.
2:05. Aparece Nicole Kidman. Apoya la cabeza en mi almohada, se opera las patas de gallo, da un grito desgarrador y me despierta.
2:10. Se van todos los niños y criados  y madres corriendo por la ventana.
Los otros.
2:12. Bebo un vaso de agua.
2:15. Me duermo otra vez.
2:20. Nada.
2:25. Se me escapa un regüeldete.
2:30. Nada.
2:50. Sale del armario una familia medio feliz. Parece el matrimonio de Terror en Amityville (1979, Stuart Rosenberg) con los niños. Se nos meten en la cama. Mi chica dice que me aparte un poco. Lo hago.
3:00. En la habitación empieza a recrearse una matanza. El marido coge impunemente mi Iphone y manda un whatsapp a un exorcista para que venga. A continuación se hace una foto del culo con el Instagram y se mea de risa.
3:10. Aparece el exorcista y se lía la de Dios. Pero de repente se van, no sin antes escribir el susodicho exorcista varios mensajes obscenos desde mi Twitter.
3:15. Me agito inquieto.
3:20. Me inquieto agito.
3:34. Oigo un ruido entre sueños. No me despierto del todo, me quedo en la fase REM. En la grabación se ve claramente que entra Patrick Swayze y monta al lado de la mesilla el kit completo de alfarería.
3:45. Entra detrás Demi Moore y se ponen a hacer junticos varias vasijas y unas jícaras preciosas.
3:50. Se suma Ashton Kutcher y saca fotos de las bragas de Demi y las cuelga en Twitter.
4:00. Entra Whoopie Goldberg y levanta el chiringuito. Cómo pueden hacer tantas cosas de barro por la noche, que se ve en el vídeo, y a la mañana siguiente haber recogido y limpiado todo. Cómo son estos fantasmas.
4:10. Entro en la fase MOR.
4:20. Aparece un compositor. Saluda a la cámara con una reverencia. ¿Pero estos cabrones de fantasmas por qué saben que está ahí la cámara? ¡Si la he escondido perfectamente dentro de un coco!
Al final de la escalera.
4:25. El compositor saca un cubo de cemento y construye una escalera.
4:30. Cae una pelotita de la escalera.
4:35. Vuelve a caer una pelotita.
4:40. Otra pelotita.
4:45. Otra pelotita.
4:50. Me despierto, sin duda hasta las pelotitas del ruido. Justo cuando me incorporo desaparecen el compositor, la escalera y las pelotitas (las del final de la escalera, no las mías).
4:55. No me duermo y sudo un poco.
5:00. Insomnio.
5:05. No parece que vaya a poder dormir ya.
5:10. Caigo como un fardo.
5:20. Nada
5:25. Entra una niña rubita. Se sienta a los pies de mi cama. Mi cama es como el coño de la Bernarda.
5:30. Se acerca a la tele que tenemos en el aparador y empieza a decir “ya están aquiiií”.
5:35. Qué cabrona, la niña.
5:40. Se mete en la tele. No le he visto la cara en el vídeo, igual era Nieves Herrero.
5:50. Aparece otro niño. Esto parece la guardería soñada por Iker Jiménez. Hostias, es el de El orfanato, lo sé por el sombrerete ese tan tonto.
5:55. Aparece Belén Rueda como cansada. Se apoya en el muro de carga y dice: “Un, dos, tres, toca la pared”.
5:57. Un, dos, tres…
5:58. Un, dos, tres…
5:59. Un, dos, tres…
6:00. Me despierto cantando: “¡aquí estamos con usted otra vez!”
6:01. Es hora de irse levantando.
6:02. Se siguen oyendo los rezos de la mujer mayor que me empujaron a montar este tinglado.
………
Pues al final eran las oraciones de una vecina mayor que se despierta a las 6 y pone Radio María. Os lo juro. No era un fantasma.
Despierto a mi chica diciéndole: “buenos días, ¿qué tal has dormido?”
Hay que ver la de cosas que pasan en mi habitación.


miércoles, 19 de octubre de 2011

Un café con Benito Zambrano y María León

Esta semana llega por fin “La voz dormida”, la película española que faltaba por estrenarse del trío que optó a representarnos en los Oscar. La otra película “de la guerra civil” que competía y que salió perjudicada del duelo con “Pa negre” y “La piel que habito”. Qué cosas: la voz, el pa y la piel, era el año de los monosílabos…
Por estas alegrías que me da de vez en cuando mi trabajo (bueno, esto es mentira, cada día me da por lo menos una), coincidí la pasada semana tomando un cafetito con Benito Zambrano y María León, director y protagonista de la película. Venían a Tentaciones, el programa que dirijo en CANAL+ con una pericia rara vez vista desde los tiempos de Prim, y estuve con ellos un ratillo en la salita de espera, como si fuéramos a sacarnos unas muelas.
De la película os voy a contar poco, porque hoy prefiero hablar de lo que me contaron ellos. Puedo decir que es una película de factura impecable, bien hecha, bien rodada, no vamos ahora a descubrir a Benito Zambrano, que con sólo tres películas y una serie se ha hecho u nombre en nuestro cine, aunque tarde seis años entre título y título, como si fuera el Terrence Malick español, como le dijimos luego en el programa. También puedo decir que si bien “no es otra película de la guerra civil”, en parte sí lo es. No sé dónde leí que sólo una de cada 106 películas españolas tocan el tema de la guerra, lo que sucede es que se suelen cuidar más y de ellas siempre oímos hablar, mientras que de las muchas películas que se hacen sobre las tradiciones folklóricas vascas, catalanas o andaluzas (hay unas cuantas al año, creedme, y algunas buenas), ni siquiera nos enteramos.
María León y sus ojos, que interpretan a "Pepita".
Puede reprochársele a la película que cuenta una historia que recuerda a episodios de “Las 13 rosas”, de “Silencio roto”, de “Los girasoles ciegos”… Pero no se le puede negar que está hecha con el alma, con unas magníficas interpretaciones (María León ya es Concha de Plata, supongo que será Goya revelación e Inma Cuesta la acompañará en esta última nominación, también supongo.
Y el resto ya estaba en la novela de Dulce Chacón: la cárcel de mujeres, la hermana detenida y la que va a visitarla y acaba cumpliendo una misión, los maquis, las torturas, los buenos buenos y los malos malos…
Le leí hace poco al gran Juan Zavala un tweet acerca de lo mucho que se tarda en hacer una película y lo poco que se tarda en destrozarla con una mala crítica. Benito está dolido con la crítica. Los principales medios escritos han hablado de “cartón piedra”, “ausencia de ideas” “lugares comunes”, “manipulación”, “teatralidad en el peor sentido”… Es verdad que Carlos Boyero parece últimamente poseído por el espíritu de El Grinch, pero estas críticas no son justas. Las lágrimas que vi en el pase de prensa no eran de cartón piedra, y las críticas que se le pueden hacer a “La voz dormida” creo que se reducen a lo dicho hace dos párrafos. Hacerla pasar por una mala película, me parece definitivamente injusto.
Hablaba con Benito sobre lo fácil que es hundir una película. Decía él que no lee las críticas, pero que cuando le pasan una por algún motivo sí lo hace. Y que le gustaría que fueran buenas, pero que realmente lo que le importa es la reacción del público. Y esto, que parece un tópico que dicen todos los directores, es absolutamente real, preguntadle a Santiago Segura se está triste porque los millonazos que hizo Torrente 4 fueran maltratados por la crítica. Pero lo del cartón piedra…eso le dolió.
María en “La voz dormida”.
En cambio, cuando la película se presentó en San Sebastián, a Benito le emocionaron tanto la asistencia del público, las colas, las entradas agotadas, que la gente esperara fuera para dedicarle un aplauso… por no hablar de la Concha para María León.
Sobre el tema de guerra como tópico del cine español también charlamos. Bueno, él matiza: de la posguerra. Porque son muchos los años que transcurren entre el alzamiento y la democracia, muchas historias que contar. Se quedó con ese dato de que sólo una de cada 106 películas tocan ese tema…
Y apurando estábamos nuestro café, él solo (el café) y yo con leche porque a esas horas suelo llevar unos siete, cuando aparece María León. Viene de la radio, y también necesita un café solo aunque aparece como un torbellino tal que más bien dan ganas de darle una tilita. María es un encanto. La recibo casi con una reverencia, una Concha en su primer papel… Pero María es toda humildad y simpatía. Reconoce que se parece a su hermano Paco León (como para no reconocerlo), y dice que no está acostumbrada ella a verse en la tele. De hecho, confiesa que le hizo una gran ilusión que la llamaran para participar en uno de los pocos programas de televisión que ve ¡el nuestro! (qué honor). Y saluda a toda persona que la mira por el pasillo: sea del programa, de seguridad, un transeúnte cebón… María está viviendo un sueño, y te pone muy fácil formar parte de él.

La voz dormida se estrena en toda España el viernes 21 de octubre.

domingo, 16 de octubre de 2011

“Contagio” y otras películas con virus

Aviso a la población: leer este post puede provocar que tu ordenador, Iphone, Ipad, Imonedero o I-diota contraiga un virus letal que borre toda la información de tu disco duro, te copie los contactos de tu agenda y se zumbe a tu pareja. Espero que tengas un buen antivirus como el mío, que sigo con el que venía con el software del Commodore 64, pues es infalible.
Porque hoy vamos a hablar de películas con virus. La excusa: que se estrena una de las mejores que se han hecho sobre el socorrido tema de las pandemias: Contagion. Yo al principio creía que era “contagión”, o sea, un contagio pero a lo bestia, pero resulta que no, que es en inglés que en español se dice Contagio y que la ha dirigido Steven Soderbergh. ¿Cuál es la novedad que aporta Soderbergh al tema este tan repetitivo de los contagios? Pues que lo cuenta como un verdadero thriller, casi casi policíaco, que pasa de efectos especiales, de ataques truculentos, de sangres y cosas… nos mete el pánico en el cuerpo a base de cine. Y además, cuenta con un reparto excepcional que es una pena que se contagie, como Matt Damon, Kate Winslet, Gwyneth Paltrow, Marion Cotillard, Jude Law, Laurence Fishburne… No quiero con esto decir que me alegraría si se contagiaran Eddie Murphy, Leticia Sabater, Steve Martin, Liberto Rabal, Jim Carrey y Los hermanos Calatrava. Quiero decir lo que he dicho.
Jude Law en “Contagio”.
El caso es que se puede ir al cine a verla. Merece la pena pasar este buen-mal rato. Y sobre todo, se puede ir porque supongo que los amantes del cine deberíamos estar ya inmunizados. Y deberíamos estarlo gracias a:
La amenaza de Andrómeda (1971). Robert Wise, el director de “Sonrisas y lágrimas” nos tenía acostumbrados a sus cambios de género, y nos inmunizó gracias a dos supervivientes, un niño y un vejete, que salvaron la vida después de la colisión de un satélite artificial que propagó en Nuevo Méjico un virus más malo que un  dolor.
Epidemic (1987). Antes de que Lars von Trier se volviera medio loco y se proclamara el mejor director vivo del mundo (sic), interpretó personalmente un guión sobre una epidemia que se expande por el planeta, casualmente mientras un guionista escribe un guión sobre una epidemia que se expande por el mundo. Muy espiralista, todo.
Estallido (1995). Aquí el que nos inmuniza es Wolfgang Petersen, en plena resaca del ébola. De hecho, nos presenta al ejército de EE.UU., muy en su línea, arrasando una aldea de África para silenciar la existencia del virus. Pero un monete infectado se cuela en el barco de vuelta, como Di Caprio en el Titanic, pero en vez de cepillarse a Kate Winslet empieza a cepillarse a media población americana, entre los que se intentan salvar Dustin Hoffman, Rene Russo, Morgan Freeman, Kevin Spacey, Cuba Gooding Jr., Donald Sutherland,  Patrick Dempsey, y otros actores de rimbombante renombre.
Virus (John Bruno, 1999), cuyo nombre no podía ser más explícito, nos cuenta el periplo de un virus que vuelve a viajar en barco, pero esta vez en un barco de rusos, que parece que son como más malos. Volvía a estar de por medio Donald Sutherland, que es muy de hacer películas de virus, Jamie Lee Curtis, que ya empezaba a tener que soportar otro virus, el del descacharrante y extendido rumor de que es hermafrodita, y William Baldwin. Qué pereza.
Exterminio (1999) repite los tópicos del virus que llega en un extraño cometa, que provoca una plaga y que comienza a causar bajas en la población. Y también se acoge al grupo de supervivientes (en este caso eran cazadores de recompensas) que se libran del caos e intentan imponer un orden.
28 días después y 28 semanas después, de Danny Boyle y Juan Carlos Fresnadillo, no nos hablan de zombis, como mucha gente cree, sino de infectados. Un virus propagado tras el ataque de unos ecologistas a un laboratorio lleno de monos (otra vez los monos) deja Londres más vacío que el hotel de El resplandor. Y el que coge el virus, se convierte en un aparente zombi caníbal, al que le gusta más un tartar de carne humana que a un tonto un lapicero. Y ¡ay de ti, como te toque una gota de su sangre!
Rec (2007). Un Jaume Balagueró pre “Mientras duermes” y un Paco Plaza pre “Rec 2 y Rec 3 constataron que el virus español, cuando besa, es que besa de verdad. La enfermedad que se impone en ese edificio en el que Manuela Velasco decide hacer un “España directo”, es realmente terrible, también crea pseudozombis que te muerden en cuanto te pones un poco farruco. En la 2 se les fue un poquito más la olla, pero la 1 es estupenda.
El origen del planeta de los simios (2011) no es exactamente una película de virus, pero como también hay monetes y su desarrollo también empieza por la propagación no de una enfermedad, pero sí de una sustancia, y acaba provocando el caos internacional y la derrota de la raza humana, pues la he metido aquí.
Y luego están las películas apocalípticas post-virus, como “12 monos” de Terry Gilliam (es que los monos dan mucho juego) o “Hijos de los hombres”, de Alfonso Cuarón, también en un mundo apocalíptico en el que las mujeres han perdido la capacidad de procrear…

Pero a estas alturas del post, ya deberíamos estar todos muertos…

viernes, 14 de octubre de 2011

Animación para adultos

Quien bajo este epígrafe espere encontrar recomendaciones mías sobre manga erótico, animación porno japonesa conocida como “hentai”, dibujos de Heidi haciendo realidad el chiste del abuelito, etc, es que no me conoce. Yo esas cosas nunca las comparto.
Pero el hecho de que esté en los cines una delicia como “El ilusionista, de Jacques Tati” (que no es de Jacques Tati, sino de Sylvain Chomet) (que no es una mujer sino un señor con bigote) (creo), me ha hecho pensar en las muchas películas de dibujos que hay por el mundo pensadas para los adultos. No me refiero a “Shrek”, o “Up”, o “Kung-Fu Panda”, o “Ratatouille”, o “Wall-E”… películas infantiles con las que los adultos, a poco listos que sean, también pasarán un gran rato; sino a esas otras que si le pones a un niño, a los pocos minutos girará su cabeza como si fuera la niña del exorcista y dirá “Me abuuuurro”, como si fuera Homer Simpson.
Podría pasar esto con “El ilusionista, de Jacques Tati”, la maravillosa historia de un viejo mago, un guión no rodado del genial Tati que Chaumet ha trasladado a su peculiar manera de sentir la animación. Los dibujos no son amables, la acción es lenta, surrealista, con pocas palabras… Vaya, parece que estoy describiendo a Paquirrín. La película estuvo nominada al Oscar el año pasado, con la mala suerte de coincidir con “Toy Story 3” y “Enredados” (la segunda es muy grande y la primera es inmensa).
Pero es que Chaumet ya había hecho en 2003 una excentricidad llamada Bienvenidos a Belleville, sobre un ciclista prácticamente autista que es raptado por una especie de mafia que quiere aprovechar la energía de sus pedaladas para hacer el mal. Su abuela, su perro, y tres coristas octogenarias van a su rescate. Es tan surreal (y maravillosa) como su argumento indica.
Fantasía (1940) de Walt Disney es quizá la primera gran película de dibujos en la que los niños aparentemente podrían divertirse y luego van y se aburren los cabrones. Disney decidió animar piezas de música clásica, sin más. Sólo “El Aprendiz de Brujo”, con Mickey Mouse, parece entretenerles. Los niños mayores de 18 años deberían disfrutar igual con La consagración de la primavera y el ciclo de la vida, La Pastoral de Beethoven y su mitología clásica, el abstracto Cascanueces de Tchaikowsky… La verdad es que ahora que lo pienso, yo de niño la disfruté bastante, pero yo con cinco años ya llevaba gafas, leía a Ibsen y pronunciaba correctísimamente la palabra “flagrante”.
Si hablamos de Disney, de adultos y de surrealismo, todo el mundo debería echar un vistazo a “Destino”, el corto que se rodó en 1946  basado en dibujos de Salvador Dalí. No hay argumento, sólo sensaciones, imágenes de una bailarina, de un jugador de béisbol, la música… No sé dónde podéis encontrarlo, pero si os pasáis por Figueras, por el Museo de Dalí, podéis quedaros mirándolo durante horas.
También “El muro” de Pink Floyd (Alan Parker, 1982) tiene sus momentos de animación, poco aptos para nenes. Drogas, música y traumas unidos para derribar un muro que no está formado precisamente por ladrillos, sino por la educación, el mero control, y los profesores que dejan a los chicos solos.
Akira (Katsuhiro Ôtomo, 1988) es una de esas películas de manga (anime) futuristas, con toques de violencia física y mucha psíquica que yo no les pondría a mis sobrinos porque se volverían unos autómatas chalados. Claro, que mis sobrinos se volverían unos autómatas chalados viendo un capítulo light de los Teletubbies. Pero el Tokyo de 2019 (que ahora está aquí al lado, pero en 1988 estaba a 30 años vista) post III Tercera Guerra Mundial no es el lugar donde querría yo pasar una infancia feliz.
Si hablamos de japoneses y de animación, habría que hablar de Hayao Miyazaki. Casi todas sus películas son disfrutables por niños y adultos, pero me temo que Porco Rosso (1992) aburriría a la muchachada. Eso de que un gorrino, marrano o suido pilote un avión en el periodo de entreguerras no sé yo si interesa mucho a los lechones. Habría que intentarlo, no obstante…
Porco Rosso. Yo tenía un profesor en EGB que se parecía un huevo.
Y la que ningún niño debería ver jamás es “South Park: Más grande, más largo y sin cortes” (1999). Esta joya del humor irreverente dejaría en sus primeros minutos a un niño cantando aquello de “eres un cabrón hijoputa”. Pero un adulto se partirá la polla (qué pasa, si hablamos mal, hablamos mal) con la relación homosexual entre Saddam y Satán (es que era 1999), ante la humillación a los hermanos Baldwin o ante la poca delicadeza para contar lo que los estadounidenses piensan de los canadienses.
Acabamos con dos joyas: “Persépolis” (2007), de Mariane Satrapi y Vincent Paronnaud, la adaptación en dibujos en blanco y negro de la novela gráfica de Satrapi sobre su infancia en la represiva Irán; y “Vals con Bashir”, una gozada absoluta, uno de los mejores documentales nunca filmados, en el que Ari Folman revive la matanza de refugiados palestinos en el Líbano de 1982. Las entrevistas son reales, pero el look es de animación en falsh. Una delicia obligada.
Me dejo muchas, lo sé. Sé que muchos niños lloran de miedo con la maravillosa “Pesadilla antes de Navidad”, el proyecto de Tim Burton dirigido por Henry Selick, o con “Los mundos de Coraline”, de este segundo. O que se aburren con las primeras horas de “Up” (Dios, qué llorera tan tonta) o “Wall-E”. Y que no entienden “El castillo ambulante”. Lo sé.
Y qué más da que lo sepa. La vida es un absurdo carrusel de dudas y turbulentos dislates.

Perdón, no sé qué me ha pasado en la última frase.

lunes, 10 de octubre de 2011

‘Intruders’: Teoría del miedo

Cada vez que una película española se coloca en el primer puesto de la taquilla nos da una gran alegría, sea la película producida aquí, dirigida allá, hablada en castellano, inglés, catalán, suajili… sea la de Woody Allen, Almodóvar, Urbizu o Fresnadillo.
‘Intruders’, de Juan Carlos Fresnadillo, se ha colocado líder provisional de la taquilla en su primer fin de semana, superando el millón de euros y prácticamente en un empate técnico con ‘Johnny English‘. Eso es bueno para nuestro cine, y sobre todo para el de Fresnadillo. Habrá quien haya ido porque es de miedo y sale Clive Owen; tal vez haya ido gente de la que dice: “yo no veo cine español” porque creyera que era americana o británica; tal vez haya ido gente que pensara “qué gracia, la dirige un tal Fresnadillo, ¡otro mexicano en EE.UU.!”; tal vez haya habido algún alérgico al cine patrio quien se diera un susto de muerte cuando viera aparecer a Pilar López de Ayala... Y tal vez yo esté exagerando.
Pero ese susto de muerte ya estaría en sintonía con la película. Intruders es de miedo, y mantiene una interesante teoría del miedo.
Clive Owen girando su cuello y la niña Elia Purnell, que es muy lista.
La historia que ha recaudado ya un millón de euros trata sobre fantasmas o miedos compartidos: a un niño español se le aparece en los sueños un monstruo (como nos ha pasado a todos, no estamos hablando de apariciones chorras y sanguinarias como las de Freddy Krueger). Mientras tanto, a una niña londinense le pasa algo parecido. Se produce una especie de conexión y aparecen los Intruders (si a estas alturas alguien no sabe que “intruder” significa “intruso” que se vaya de la clase).
Pero lo bueno de la película es que sí, de acuerdo, está contada y rodada como lo que es, un film de género. Pero como dice su guionista, Nico Casariego, es algo más. También es un cuento con elementos de miedo e infancia, como ‘Caperucita roja’, como ‘Juan sin miedo’, como ‘Jacinto Periquín y las asesinas ñoñas’ (éste último creo que me lo acabo de inventar).
Y el cuento del que habla Nico tiene que ver con la historia que se cuenta al principio, con un armario que encierra algo misterioso que tal vez no exista, con una historia colectiva que va sumando sus temores a un miedo global, como las chinchetas que se van clavando en un mapa para saber que países se han visitado o bombardeado, según seas un turista o un genocida. La conclusión, y creo que de eso no cabe ninguna duda, es que los niños imitan a los padres. Que los miedos son hereditarios, que se transmiten, igual que el anuncio aquel de “si tú lees, ellos leen”. Si tú transmites miedo, ellos los tendrán. Si tú te asustas, ellos se asustan. Como dice el productor Enrique López Lavigne, Intruders pretende hablar de los principios del terror.
Como bien sabe el personaje que interpreta Clive Owen, el miedo es inseguridad. Incluso lo sabe el propio Clive Owen, así, sin personaje, porque tiene dos niñas aparte de las de sus ojos, y esas niñas pasan miedo, y se asustan, y lloran, como cualquier niño que no sea un repollo. El propio Clive dice que el miedo es un legado, que por muy buen padre que quieras ser, transmites tus inseguridades como si fuera una cadena Y que en los niños, esos miedos llegan a ser desproporcionados.
Clive Owen girando su cuello y la niña Elia Purnell, que es muy lista. Como veis, esta frase es muy socorrida: vale para cualquier foto.
Y hablando de niños (y tal vez de repollos), la actriz Elia Purnell, que hace de nena mayor, tiene una teoría más que interesante: dice que los niños tienen más imaginación porque conocen menos cosas de la vida, y creen que todo puede ocurrir. Un adulto no lo cree, aunque luego le ocurran cosas mucho más horribles. Un adulto dice: “que no, que en el armario no hay un monstruo, sino unos zapatos y la faja de mamá”. Pero el niño erre que erre con el monstruo Y por eso las pesadillas de un niño son peores, porque no tienen límites mentales. Todo esto lo cuenta Elia Purnell. Esta niña sabe más que muchos adultos.
Este fin de semana les he leído en twitter a Juan Carlos Fresnadillo y a mi querido David Ulloa una preciosa y breve conversación sobre lo que ‘Intruders’ les ha recordado a sus padres, a sus miedos, a las cosas que les contaban… David decía que le habría gustado verla con su padre.

De todo esto va ‘Intruders’.

viernes, 7 de octubre de 2011

Ven, Capitán Trueno

Si el Capitán Trueno pudiera venir, nuestras cadenas saltarían en mil. De él aprendimos que el bueno es el mejor, lo que al pasar el tiempo comprendemos que no.
Y el tiempo pasó, concretamente unos tropecientos años, y el ‘Capitán Trueno (y el Santo Grial)’ se hizo carne. Quiero con esto decir que el cómic se hizo película con seres humanos. Pero es muy difícil llevar a imágenes un tebeo tan nuestro, tan español, es difícil pretender que un héroe en el siglo XXI diga “por el gran batracio verde” o “sapristi”, esos grandes tacos que se podían decir en los tebeos de 1956, cuando Víctor Mora creo al Capitán Trueno, a Crispín, a Goliat y a Sigrid.
El Capitán Peris Mencheta y la vikinga Natasha “Sigrid” Yarovenko.
Monstruos gigantes, princesas encantadas, el malo siempre palma, la chica se salva…
Y gracias a Dios, la chica, o sea la princesa vikinga Sigrid, se salvaba siempre, lo cual permite que Natasha Yarovenko esté todo el metraje en la pantalla, porque si hay que agradecerle a Víctor Mora que creara al Señor Trueno, más hay que agradecerle a Dios (o a quien haya sido) que creara hace muchos menos años a Natasha Yarovenko. Porque para estos ojos que escriben este postito, Natasha es una de lo pocas cosas agradables de la película.
No digo que Sergio Peris Mencheta no sea agradable para la vista (físicamente da muy bien el personaje), ni que no haga un buen Trueno, de hecho el mayor mérito de Peris es contenerse, pero su personaje tiene menos sangre que una víctima de True blood. El gigante Goliath es el ex-lanzador de peso Manolo Martínez. Que no es actor, no. Es como si Usain Bolt interpreta de repente a Martin Luther King. Y cuando he elogiado a Natasha, me refería a su físico (en este caso, en ‘Habitación en Roma’ estaba espléndida, y también estaba muy bien en ‘Pelotas’ (y no es un chiste fácil, bueno sí).
A bordo de su barco subiríamos tú y yo, perseguidos por los años, desde que él los dejó. En océanos de tebeo, con escobas de papel, ¡haríamos a los piratas retroceder!
No sé si los piratas van a querer bajarse de Internet ‘El Capitán Trueno y el Santo Grial‘, tal vez sí, pero desde luego no va a ser un hit en cuanto el boca a boca empiece a funcionar. Antonio Hernández, un tipo estupendo, amable, buen conversador, inteligente, un tío capaz de dirigir ‘En la ciudad sin límites’, salvar con dignidad ese extraño proyecto de Antena 3 llamado ‘Los Borgia’ (con Peris Mencheta de nuevo) o crear productos dignos como ‘El menos de los males’ (e indignos como ‘El Gran Marciano’, un subproducto con la gente del primer GH), hacía esperar algo más de este proyecto. Pero tal vez el hecho de que este proyecto haya pasado por las manos o los despachos de  Daniel Calparsoro, Juanma Bajo Ulloa y Álex de la Iglesia, y por las oficinas de los agentes  de Alex García o Elsa Pataky (Natasha hace que no te echemos de menos esta vez, lo siento, Elsilla), puede haber viciado de antemano las funciones de Antonio Hernández.
Ven Capitán Trueno, haz que gane el bueno, ven Capitán Trueno, haz que gane el bueno, ven Capitán Trueno, haz que gane el bueno, que el mundo está… al revés…
El Capitán Trueno y Sigrid en la versión de cómic: Habría qué discutir si los pesonajes de papel son más o menos planos que los de celuloide…

Al menos mantienen el espíritu de Asfalto, ese grupo de rock duro que en los 70 se marcó esta extraña canción que han actualizado para la película…

jueves, 6 de octubre de 2011

Poderoso caballero es Tom Hanks

El viernes se estrenaba “Larry Crowne, nunca es tarde”. Es una comedia romántica, sin nada nuevo que aportar, con escenas ñoñas de Julia Roberts y Tom Hanks. Da la impresión de que es una comedia caduca, interpretada por dos actores que quisieran regresar al género que les dio tanta pasta con “Pretty woman”, “Novia a la fuga”, “Tienes un email” o “Algo para recordar”. Pero ésta tiene una peculiaridad: está dirigida por el propio Tom Hanks.
Así que el poco respeto que nos puede infundir esta película, y esas frases que se nos pueden venir a la cabeza sobre Tom, del tipo: “la ha hecho por dinero”, “ya no está para estos papeles”, “mira que es mal actor” o “qué chorrada acaba de dirigir”, pueden ser perfectamente contrarrestados por Tom Hanks tirando de currículum, porque ahí donde le veis, Tom Hanks es uno de los capos de Hollywood, uno de los personajes más respetados de la industria. Ojito:
“Larry Crowne, nunca es tarde”, lamentablemente.
Tom Hanks, por parte de madre, desciende de Abraham Lincoln. Ahí queda eso. Es como enterarte de que Liberto Rabal desciende de Prim.
Como en el tópico, comenzó trabajando como botones en un hotel. Eso sí, entre otras maletas, cargó las  de Sidney Poitier o Cher.
Es muy amigo de Bruce Springsteen. Ya sólo por eso tiene todos mis respetos.
Hay un asteroide que se llama “12818 tomhanks”. ¿Acaso hay un asteroide que se llame “16585 Liberto”?
Asistió al funeral de la Princesa Diana junto a Steven Spielberg, Tom Cruise y Nicole Kidman. Casi parecía que los asistentes iban a verles a ellos.
En 2007, la lista Forbes publicó que sus ganancias estaban estimadas en 74 millones de dólares al año. Yo hay días que no gano eso. Unos 365.

Apoyó públicamente a Barack Obama en las elecciones presidenciales de 2008. Este dato ya se ha desinflado un poco como valor en alza, pero en su momento tuvo su importancia.
Es un invitado habitual de “Saturday Night Live” y del show de David Letterman (le ha invitado 20 veces), pero también puede llevar a gala que apareció en “Vacaciones en el mar”, “Taxi” o “Enredos de familia” con Michael J. Fox. Tom Hanks en el barco del amor, qué grande.
Junto a Spencer Tracy, es el único actor que ha ganado dos Oscar consecutivos al mejor actor en 1993 y 1994, por “Philadelphia” y “Forrest Gump”. Además, fue nominado por “Big” (1988), “Salvar al soldado Ryan” (1998) y “Naúfrago” (2000).
“Forrest Gump”, su segundo Oscar.
Con “Ángeles y demonios” (2009) y con un salario de 50 millones de dólares, se convirtió en el segundo actor mejor pagado en la historia del cine, sólo superado por los 55 de Johnny Depp por “Piratas del Caribe: En mareas misteriosas”.
Es el productor de joyas de la televisión como “Hermanos de sangre”, “John Adams” y “The Pacific”.
Y es el tipo que le ha puesto la voz a la V.O. de Toy Story 1, 2 y 3.

Así que un respeto para el director de esta chorrada llamada “Larry Crowne, nunca es tarde”. Porque estamos hablando de Mr. Tom Hanks.