sábado, 25 de junio de 2011

La muerte del Teniente Colombo

Ayer por la tarde saltaba la noticia de la muerte de Peter Falk. Las redes sociales se inundaron de despedidas nostálgicas, de trozos de infancia que morían con Peter Falk, de homenajes espontáneos, de recuerdos… Porque ayer moría Colombo, el Teniente Colombo. Ayer se nos moría más un personaje y un icono que un actor.
Porque Peter Falk participó en varias películas de John Cassavettes, y era amigo suyo, claro que sí. Peter Falk hizo varios secundarios (algunos memorables) en los 80 y 90, por supuesto… Pero Peter Flak era Colombo, y ayer el que se murió fue Colombo, igual que cuando murió Christopher Reeve se nos fue Superman, y no Monseñor.
Ayer murió Peter Falk. Colombo.
Peter Falk se convirtió en Colombo en 1971, y estuvo metido en su gabardina hasta 1978. Luego volvió a ponérsela muchas más veces, en telefilmes independientes. Y siempre con su voz ronca (magistralmente doblada en España por Jesús Nieto), con su mirada perdida (no era bizco: tenía un ojo de cristal desde niño), su aire desaliñado y su perspicacia aparentemente imposible. Ayer mismo, cenando en un selecto club gastronómico que frecuento una vez cada 42 años, mi amigo Jaime, me decía: – “Yo veo la serie” / – “Dirás que la veías…” / “No, no: digo que la veo”. Y es que por lo visto la siguen echando en Nova, o Nitro, o Nitris. Porque Colombo es un clásico. Un puto icono.
Para los que tenemos más de 30 años (vale, o más de 40), Colombo está perfectamente definido en las siguientes estrofas.

Se busca, que hay un caso y tiene tongo
al teniente Colombo.
El pobre tiene cara de aburrío
y llega con colilla y encogío,
pregunta por el dueño de la casa
y luego que le cuenta lo que pasa,
no queda convencío.Se pone a rastrear que no se fía
igual que un perro en una cacería,
se mete por el ojo de una aguja,
se fija en una simple tontería
y da con el granuja.
A mí es que este Colombo me empepina,
me gusta, me entretiene y me domina,
y pienso, como muchos ciudadanos,
pa’ verle trabajar sin gabardina
ya llegará el verano.
Meter esta copla en una necrológica es muy poco sentido, lo sé. Su autor es Pepe da Rosa, un humorista que en 1976 nos salió a los españoles por peteneras y por sevillanas, las de “los 4 detectives” (Kojak, Colombo, McCloud y Banachek), que fueron número 1 en las listas de ventas. Era otra época.
Pero los que hayan vivido alguna porción de los 70 y ayer leyeran la noticia de la muerte de Peter Falk, habrán canturreado estas sevillanas, aun sin recordar del todo la letra.
Se ha ido Peter Falk y se ha llevado con él a Colombo. Y esta vez, cuando atraviesen la puerta del más allá, no se girarán para decirnos: “Por cierto, sólo un cosa más…”.