viernes, 31 de diciembre de 2010

¡Feliz década nueva! (lo más visto en TV en la década anterior)

Cada vez que empieza o acaba un año que termina en “0?, surgen las mismas polémicas: ¿empieza o acaba una década? ¿Termina un lustrete? ¿El siglo XXI empezó el 1 de enero de 2000 o de 2001?
En mi barrio se montan unas trifulcas horrorosas, y los que hemos sido camareros acabamos pegando, con razón, a las madres de los otros. Pero al final las personas de bien entran en razón y entienden la gran verdad. A ver: el 31 de diciembre a las 12 de la noche, con la duodécima uva que dará Sara Carbonero con su capa y sus nuevos senos, terminará una década y comenzará otra: la de los años diez (o como se diga, porque hay que ver qué bien quedaba lo de “los años cincuenta”, “los años veinte” y qué mal suena “los años diez” o “los años con cerito”).
Así que es el momento perfecto paa recapacitar sobre cuáles son las cosas que más hemos visto en televisión durante la primera década del siglo XXI. No es una clasificación matemática, sino una reflexión maliciosamente seleccionada de los grandes hitos de la década.
El fúrbol. Una década más, ha sido lo más visto de todo de lo que se ha echado en la tele. El récord del mundo mundial desde que se miden las audiencias en España lo batió en junio de 2008 Cuatro, cuando 14.481.000 espectadores vieron el gol de Fernando Torres a Alemania, el que nos hizo campeones de Europa. Pero dos años después, o sea, en junio de éste que ahora se nos acaba, Telecinco re-batió ese récord, que en principio tenía que haber sido para Cuatro, pero ah, se siente, no haberse dejado comprar. Cada partido del Mundial que jugaba la selección batía su propia marca, pero nunca llegaba a la de 2008… ¡ni siquiera en la final! Yo creo que el público de Telecinco estaba desconcertado al ver gritar a Camacho (“¡Iniesssssta de mi vida!”) en vez de a Belén Esteban. El caso es que el partido contra Holanda no batió el récord de Cuatro, pero la prórroga ya sí: 14.582.000 vieron el gol de Iniesta (de la vida de Camacho) que nos hizo campeones mundiales. Del beso de Casillas a Sara Carbonero no tengo datos.
El gol de Billy Elliot a Alemania, el segundo más visto de la década.
Reality chows y Eurovisión. El asombroso filón de los “experimentos sociales” (Mercedes Milá dixit) ya empezó en el siglo XX. Gran Hermano 1 llego a alcanzar un pico de 9.909.000 espectadores. Aun así, la final de GH2 hizo una audiencia de 9.032.000 en 2001. Me pondría superdigno a decir que qué vegüenza, que dónde vamos a parar, pero es que yo vi las dos primeras ediciones completas y no sería honrado criticarlo. La tercera ya no la vi. Bueno, vale, también. El caso es que GH no tiene el récord de los realitys, porque dos años más tarde apareció el fenómeno O.T. Y el primer año (2002), cuando Rosa ganó a Bisbal y a Bustamante (qué gran ojo comercial tuvieron el jurado y el pueblo, por cierto), 12.873.000 espectadores estaban pendientes. La locura llegó meses más tarde, cuando Rosa cantó en Eurovisión con soltura el Europe’s livingbna celebration y la vimos 14.376.551 gañanes. El despiporre llegó en la Eurovisión de 2008: Rodolfo Chikilicuatre reunió a 9.336.000 personas en la segunda edición más vista de la historia. Desde entonces, TVE intenta que a Eurovisión no vayan frikis.
Series españolas. Es uno de los grandes misterios de la humanidad: la gente no va al cine a ver películas españolas, pero prefiere nuestras series a las americanas. La más vista de la década: un capítulo de noviembre de 2004 de Aquí no hay quien viva. José Luis Moreno llevó su serie a los 8.364.000 espectadores. Luego se creció y siguió con La que se avecina, con esa joya del buen gusto y el humor inteligente llamado Matrimoniadas (Escenas de matrimonio) y luego quiso versionar Las chicas de oro, pero por lo visto ya no lo va a hacer más. Nos guste o no, ha sido el líder de la audiencia nacional. Siguiendo la línea de intelectualidad manifiesta, el capítulo final de Yo soy Bea, el de la boda de Bea cuando ya es guapa y don Álvaro, fue vista por más de 8.000.000. Carezco ahora mismo de los datos del programa de Punset.
Series yanquis. Esta década ha sido la del renacer de las series de ficción extranjera, y ahora sabemos que se pueden hacer series mejores que muchas películas, como Los Soprano, A dos metros bajo tierra, Mad men, etc. Pero entre que muchas de ellas se ven en canales de pago, o las generalistas las ponen de madrugada, o que calidad no es igual a cantidad (de espectadores), estas series no hacen nunca grandes audiencias. Y el récord lo tiene CSI, que en marzo de 2007 hizo 6.177.000.
Grissom con la linterna ésa que tiene.
Pinículas. La lista de películas más vistas de la década es muy signifcativa: de las 50 más vistas, 30 son estadounidenses. La más vista fue Pánico en el túnel, con 6,4 millones. La siguen Medidas desesperadas, Un crimen perfecto, El sexto sentido, Parque Jurásico 3, Amor ciego y Ice age. Las películass españolas más vistas fueron Abuelo made in Spain y Torrente 2, misión en Marbella. Paco Martínez Soria y Santiago Segura, a ver si os creíais que iba a ganar Garci. Pues no.  Y el tercer puesto es para Torrente 1, el brazo tonto de la ley. Qué tío, este Santiago.

P.D. Una amiga me ha contestado a un SMS diciendo que al 2011 le ha pedido huevos fritos y cashmere. Es lo más deliciosamente surrealista que me ha hecho reír durante estas fiestas. ¡¡¡Feliz 2011!!!

martes, 28 de diciembre de 2010

El discurso del Rey

Al triste hecho de que ya no vayamos a poder recurrir a CNN+ para informarnos de una manera rápida y medianamente veraz, ayer llegaba el anuncio (de haber sido hoy habría pensado que era una inocentada) de que el espacio que ocupaba CNN+ en las TDTs va a ser sustituído por GRAN HERMANO 24 HORAS. Si alguien tenía dudas de lo que iba a significar la entrada de Telecinco en el Grupo PRISA, ahí tiene parte de la respuesta. Además, esta mañana se me atragantaba el café escuchando la noticia de la muerte de Luis Mariñas. La información eligió un mal día para dejar de fumar.
Dicho esto, vamos a intentar retomar con profesionalidad el espíritu de este blog de cine y supuesto cachondeo. Y a hablar de lo que pone en el título: El discurso del Rey. Y no me refiero al que se cascó Juan Carlos la pasada Nochebuena junto a su nueva foto de cabecera (en la que ha sustituido a Marichalar y Urdangarín por Iniesta y Casillas, que dan menos disgustos), sino a la peli que se estrenó el pasado fin de semana.
El discurso del Rey es una de las películas favoritas para los Oscar de este año, de hecho tiene 7 nominaciones (la que más) a los Globos de Oro. Cuando la veais, o si ya la habéis visto, tenderéis a deslumbraros por las interpretaciones de Geoffrey Rush, Colin Firth y Helena Bonham Carter (¡por fin en una peli que no es de Tim Burton!). Son brillantes. Pero la película tiene muchas más cosas buenas… y algunas malas. Quiero decir, es una gran película, digna de estar presente en los grandes premios (léase: sus recomiendo ir a verla), pero si sus 7 nominaciones la convierten en la mejor película del año, entonces mal vamos.
Colin Firth y Geoffrey Rush.
De qué va. El Duque de York, Jorge VI de Inglaterrra, padre de la actual Reina Isabel II y por lo tanto marido de la Reina Madre aquélla que nunca se moría, es tartamudo. Tras una serie de avatares en la línea sucesoria, Jorge VI se convierte en Rey y tiene que dar discursos, como Juancar, especialmente uno trascendental para que Inglaterra entre en la Segunda Guerra Mundial. Pero Jorge es incapaz de hablar en público. Para superarlo, contrata a Geoffrey Rush, un logopeda australiano que usa unos métodos digamos que curiosos. Lo bueno: que la historia, así contada, mola mucho. Lo malo: que como el final es obvio y previsible, hay que animar la función o aligerar el metraje. Y la película no consigue ni lo uno ni lo otro.
El director: Tom Hooper. Tal vez el nombre no os diga nada, pero en cine nos regaló hace poco una joya futbolística llamada The Damned United,  y sobre todo en tele ha dirigido maravillas como la miniserie Isabel I (con Hellen Mirren) y John Adams (con Paul Giamatti), además de un capítulo de esa otra gran serie detectivesca llamada Principal sospechoso, también con la Mirren. Lo bueno: que dirige a los actores de maravilla. Lo malo: que como decía mi querido Javier Ocaña en El País, le da por abusar del gran angular sin saber por qué, y tú acabas en el cine con los ojos de huéver.
Los actores. Lo dicho: enormes Colin Firth (que tiene toda la pinta de llevarse el Oscar al que Bardem tiene toda la pinta de no ir a optar) y Geoffrey Rush. Grande Helena Bonham Carter como Reina Madre. Bien los secundarios: Michael Gambon como Jorge V, Guy Pierce como Eduardo VIII, Timothy Spall como Winston Churchill y Derek Jacobi como Arzobispo de Canterbury. Me encanta la aparición de Derek Jacobi, porque no sé si es intencionada o no, pero él interpretó al tartamudo más grande de la historia: el emperador Claudio en Yo, Claudio.
Colin Firth con el Ipod puesto a punto de hablar por el micro.
Desvarío 1. Ya me diréis vosotros, pero a mí la película me recuerda mucho a Rocky II. Ya sé que dicho así parece una de mis gilipolleces para hacer chanza, pero os juro que lo digo totalmente en serio. Cambiadme a Geoffrey Rush por el entrenador de Rocky, al Rey Jorge por Stallone y a Helena Bonham Carter por Adriane, y el esquema es el mismo: derrota -  entrenamiento duro - abandono de amistad – reconciliación – pelea final – éxito. Vedla y pensadlo.
Desvarío 2. No sé si Tom Hooper lo hace adrede o si está criticando la a menudo excesiva frivolidad de la realeza, pero a veces el discurso de la película es casi indecente. Quiero decir, lo único que parece interesarle al director (por no decir a los personajes, pero bueno, ellos están a salvo porque son de sangre azul clarito) es que el Rey diga bien su discurso, y no lo que en realidad está diciendo, que es que Inglaterra entra en la Segunda Guerra Mundial. Parece que importa mucho el cómo pero interesa una mierda el qué. Me recuerda a ese vídeo deplorable en el que George W. Bush prometía acabar con el terrorismo mientras jugaba al golf, y a continuación decía: “y ahora, fijaos qué golpe”.

Y dicho esto, repito: la película está bastante bien. Como diría Cándida Villar: vayáis a verla.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Musicales del Siglo XXI

Mira tú por dónde, esta Nochebuena me apetecía a mí poner la tele y ver un musical de estos clásicos tipo Cabaret, Oliver! o Cantando bajo la lluvia. Así que voy y cojo el periódico para ver si hay alguna película para que yo me pueda poner a cantar después de sonreír sobreactuadamente a los suegros y comerme la pata de un pavo. Me gusta mucho la Nochebuena, porque en los periódicos también te dicen lo que hay en la tele el día de Navidad, así que me digo a mí mismo: “Bueno, entre los dos días, algún musical echarán…”. Y me encuentro con esto:
  • Hannah Montana, la película.
  • Tómbola.
  • Especial Raphael.
  • Rocío Dúrcal: una estrella en el cielo.
  • Especial Camilo Sesto.
Os lo juro, incluyo las generalistas, TDTs y canales de pago. Los tres últimos no son musicales, pero es lo que había. Y entonces me digo a mí mismo imitando la voz de Ramón García: “¿Pero es que no hay musicales clásicos que no tengan que recurrir a las voces españolas de los 60? ¿Es que no hay musicales modernos que no sean Hannah Montana?” Y entonces me acuerdo del reciente estreno de la flojísima Burlesque, y decido demostrarme a mí mismo que el musical no está en vías de extinción, y me lanzo a elegir las 10 mejores películas musicales de lo que llevamos de Siglo XXI.
1. Moulin Rouge! Una de las últimas oportunidades de ver a Nicole Kidman sin que dé grimilla. Una exhibición de cómo integrar letras de canciones famosas en un argumento absolutamente coherente (Daniel Sánchez Arévalo lo hace bien en Los 40 el musical, pero es que Moulin Rouge! lo borda). Una delicia.
"Moulin Rouge!" Yo es que es ver a estos dos y ponerme a cantar "I was made for loving you baaaabyyyy!!!"
2. Chicago. El espíritu de Bob Fosse en plena forma, totalmente vivo y respetuosamente rescatado en el siglo XXI. Richard Gere hace el mejor papel de su vida. Renee Zellwegger y Catherine Zeta Jones se salen. El último Oscar a la mejor película ganado por un musical, y uno de los menos discutidos de la década.
3. Bailar en la oscuridad. El autoproclamado mejor director del mundo y al mismo tiempo parodiable Lars Von Trier utilizando a Björk para crear un musical de culto, cultureta, lacrimógeno hasta la saciedad y maravilloso.
4. Once. Un musical pequeñito, irlandés, independiente, diferente… Una genialidad muy agradable de ver con Oscar a la mejor canción, ésa que decía algo así como: “la, la, lalalaa, la”.
5.  Billy Elliot. El nño que se parece a Fernando Torres plantea una preciosa disyuntiva entre padre e hijo con el lujo que supone escuchar las canciones de T-Rex de fondo. Además, es la película que decora el despacho de mi amigo Jaime, así que algo bueno tendrá…
Billy Elliot. Pero mírale, qué nenaza (que no hombre, Billy, que es broma).
6. Dreamgirls. El espíritu de la Motown y de las Supremes llevado a buen puerto por Beyoncé, por esa Jennifer Hudson salida de la O.T. americana y por un Eddie Murphy al que por una vez no mataría con un serrucho. Pero la película ya no es de sobresaliente (por eso está la sexta), sino de notable bajo.
7. El fantasma de la ópera. La película se limita a clonar el musical de Andrew Lloyd Webber, y solamente por eso se deja ver. Ni Joel Schumacher ni el fantasma, que era Gerard Buttler, terminan de cargársela. Pero mejor si puedes ir a verla a Londres…
8. El otro lado de la cama. Metámosla en la lista por ser española y por la valentía de hacer un musical cañí, cosa que se despreciaba desde los tiempos de Joselito. No considero musicales las películas de Parchís. Más valentías: la de los actores, que se atreven a cantar pese a que algunos tienen menos voz que Joaquín Sabina después de un catarro tonto.
9. Mamma mía! Empiezo ya con las películas que aprueban por los pelos. A mi juicio, sobrevaloradísima versión del musical de Abba con Meryl Streep en su nueva vertiente chorra, porque últimamente da igual el papel que le den a Meryl, tú la pones en una película a imitar a Chiquito de la Calzada y la Academia la nomina al Oscar.
9. 8 mujeres. Musical a la francesa de François Ozon. Tiene momentos brillantes pero también sonrojantes, aunque es divertido ver cantando y bailando a las habitualmente superserias Catherine Deneuve y Fanny Ardant.
10. El décimo lugar os lo dejo a vosotros. Podría ser para 8 millas, De-Lovely, Hairspray, Los productores, la propia Burlesque… Y podríais llegar a considerar musicales otras películas del siglo XXI como Ray, La boda del Monzón o Los chicos del coro. Vosotros veréis.
Pero la televisión no ponía en Nochebuena ninguna de estas películas. Así que al final, un año más, opté por La vida de Brian. La canción del final supera con creces la sensación de felicidad que te deja cualquier musical.

Feliz Navidad. 

lunes, 20 de diciembre de 2010

Las mujeres más impresionantes del cine de 2010

Estamos en los últimos días del año, tiempo de hacer recuentos, repasos, listas, balances, ránkings y chuletitas de cordero. Y se me ocurre a mí en esta tesitura hacer un listado da las mujeres más bonitas que han pasado en 2010 por el cine. No me lo toméis a mal, mis queridísimas lectoras, aquí no somos tan básicos y primitivos, no se trata de clasificar a las 10 mujeres más jamonas del año, qué va, noooo por Dios, sino a las 10 interpretaciones femeninas que me han enamorado, las que me encandilaron, me hipnotizaron, me embelesaron… Resumiendo, las 10 mujeres que consiguieron que en 2010 se me pusiera obesa la puchinga en el cine.
De hecho, es tan difícil acotarse (he dicho “acotarse”, no “acostarse”, si acotarse es difícil, acostarse es directamente imposible) a 10, que mis 10 mujeres del año son 13 ó 14. Allá van, no necesariamente por orden: 
1. Elena Anaya en Hierro y Habitación en Roma. La primera no la vio ni Dios, pero Elena asumió el protagonismo absoluto de un thriller nada sencillo, regalándonos además varios desnudos… que se convierten en uno solo, casi permanente, en Habitación en Roma de Julio Medem. Hala, pues te pongo la primera.
Elena Anaya y Natasha Yarovenko. Uf.
2. Natasha Yarovenko. Sería la número 1 si Elena Anaya no hubiera hecho doblete este año. Esta diosa llegada de Ucrania comparte con ella planos, desnudos, cama, bañera y yo qué sé qué más en la bendita y espesa (con perdón) Habitación en Roma.
3. Jessicca Alba en Machete y Ahora los padres son ellos (que se estrena este viernes) . Por hacer doblete y por conseguir que le tengamos envidia a ese tipo llamado Danny Trejo al que en realidad deberíamos tener miedo. Y por cómo se exhibe en Machete.
4. Angelina Jolie en The Tourist, que se estrena el 30 de diciembre. Porque ella siempre estará en una lista confeccionada por mí (igual que Elena Anaya). El director de The tourist (Florian Henckel Von Donnesmarck) se lo explicó perfectamente a mi compañera Raquel Santos: “Ya me gustaría a mí que me sucediera lo que a Johnny Depp en la película: encontrarme a Angelina en un tren y que intente seducirme. Pero estas cosas no pasan”.
5. Eva Mendes en la lamentablemente boba Los otros dos, otra que no sabe esconder el sex-appeal aunque la disfraces de Hitler.
Eva Mendes. Intentad fijar la vista en la botella, chicos. Cuesta, ¿eh?
6. Scarlett Johansson en Iron Man 2. Porque es otra que estará siempre en un ránking hecho por mí aunque interpretara a Carmen de Mairena tras una asombrosa caracterización.
7. Naomi Watts en Caza a la espíaConocerás al hombre de tus sueños. Por demostrarnos que se puede madurar sin necesidad de recurrir a la cirugía y hacernos encontrar en las primeras arruguitas y síntomas de edad una serenidad, belleza y magnetismo que para sí quisieran muchas jovencitas o maduritas operadas.
8. Rebbecca Hall en Ladrones, porque aunque no sé qué le pasa en la boca en esa película, hace que entiendas que Ben Affleck se juegue la vida.
9. Penélope Cruz en Nine. Por conseguir (casi) eclipsar a Sophia Loren, Marion Cotilliard, Nicole Kidman, Kate Hudson… El número de baile que casi le da el Globo de Oro y el Oscar es un canto al erotismo y a la sensualidad. Y a las feromonas, qué demonio.
Penélope en "Nine" invitando a que la miremos a los ojos.
10. Las dos protagonistas colombianas de Una hora más en Canarias: Juana Acosta y Angie Cepeda. Porque hacen que uno quiera irse a vivir a Colombia para siempre, a no ser que ellas decidan quedarse a vivir en Madrid o Canarias. Porque compiten en belleza entre ellas y ninguna sale perdiendo y sí las dos ganando.
11. Anna Kendrick en Up in the air, por nueva, fresca, buena actriz y por conseguir eso tan difícil de no llamarte la atención al principio de la película y tenerte casi enamorado al final. Y por aguantar el duelo con George Clooney.
12. Clara Lago en El mal ajeno. Porque la niña de El viaje de Carol ya se ha hecho mayor (bueno, o veinteañera) y con ella su cuerpo y su belleza. Porque aunque hace de hija de Eduardo Noriega, este pedazo de actriz es ahora un pedazo de pibón que haría pecar a su propio padre (ficticio) (y corroborado in person, aunque en un ambiente de coña, por el propio Noriega).
13. Monica Bellucci en El aprendiz de brujo. Porque no he visto la película y aún así se cuela sin dudarlo lo más mínimo en este ránking…

Dios, qué mal rato. Me voy a dar una ducha. Os dejo a vosotros que alteréis este ranking potque seguro que me he dejado a muchas mujeres de bandera. Felices fiestas.

viernes, 17 de diciembre de 2010

8 razones para llorar a Blake Edwards

Lo decía uno de los comentaristas de este blog, Julio, que en muy pocas semanas se nos está yendo gente muy grande (Berlanga, Nielsen, Laurentis, Alexandre, Monicelli…). El último en hacer las maletas hacia la eternidad ha sido Blake Edwards. Les dejo a los articulistas, necrologistas y blogueros mucho mejor informados y menos perezosos que yo la labor de recordar la vida y filmografía de este grande de la comedia, a veces no demasiado bien valorado si la memoria antepone sus últimos títulos a los enormes aciertos que tuvo su carrera. Y simplemente me limitaré a citar ocho motivos para llorar, hoy y siempre, a un veradero genio llamado Blake Edwards.
1. Elegir a Audrey Hepburn para ponerle cara a la maravillosa Holly Golightly que Truman Capote creó para Desayuno con diamantes. Quien no se haya enmorado de Holly Golightly buscando a su gato, o mirando el escaparate de Tiffany mientras come un croissant, no es humano. No digo “hombre”, no digo “macho”, digo “humano”. Edwards convirtió Desayuno con diamantes en un precioso drama disfrazado de comedia romántica. No sólo George Peppard, sino toda la humanidad debería caer rendida a los pies de Holly oyéndola cantar en la ventana Moon river, del maravilloso Henry Mancini.
2. Volver a contar con Henry Mancini para la banda sonora de La pantera rosa, ésa que ahora mismo ha empezado a sonar en tu cabeza. Hacer del Inspector Clouseau uno de los detectives más hilarantes de la historia, por mucho que Steve Martin se empeñara en destrozar su recuerdo (y el de Peter Sellers) en el siglo XXI.
3. Dirigir Diagnóstico asesinato, la demostración de que los géneros cinematográficos se pueden mezclar si hay talento detrás (sin Diagnóstico asesinato el doctor House no existiría, directamente).
4. Crear en Días de vino y rosas uno de los más crudos retratos de lo que el alcohol puede hacer con la felicidad de una pareja. Decidir contarlo con la presencia de Jack Lemmon, Lee Remick y, una vez más, la música de Henry Mancini.
5. Regalarle a Peter Sellers probablemente el mejor papel de su vida: el del desquiciante actor hindú de El guateque. Lamento no poder seleccionar una escena. ¿Cuál pondríais vosotros? ¿La de la piscina? ¿La de la verja? ¿La del cordón desatado que acaba provocando la demolición del set de rodaje? ¿El principio, seguramente uno de los mejores arranque de una comedia jamás rodados, y la muerte (o mejor dicho la “no muerte”) de un actor más descojonante jamás filmada?
Peter Sellers en "El guateque".
6. Sus películas de los 80-90, tal vez “obras menores” (entendiendo “obra menor” en la misma tesitura que las de Woody Allen, o sea, que muchos cineastas matarían por tener en su filmografía una sola de estas “obras menores”): Víctor o Victoria, 10: la mujer perfecta, Cita a ciegas
7. El Oscar honórífico que en 2004 le otorgó la Academia y que le entregó Jim Carrey. Blake Edwards no pudo contener la guasa y lo recogió creando un maravilloso y tal vez irreverente gag. A algunos les pareció mal que “despreciara” así la importancia de un Oscar. A mí me parecióe un detalle sencillamente genial (si, como a mí, os poner nerviosos Jim Carrey, id directamente el minuto 1.25 del vídeo).
8. Acabar sus días casado con Julie Andrews. Cuando yo era niño, quería casarme con Mary Poppins o con María, la institutriz de Sonrisas y lágrimas. Cuando me hice más mayor, la cambié por otro tipo de musas de celuloide. Pero cada vez te das más cuenta de que cuando más razón tiene uno es cuando es niño, y que las fantasías de adulto no son más que eso: estúpidas y erróneas fantasías de adulto. Pues bien, Blake Edwards se casó con quien yo quería casarme de niño, tal vez porque Blake Edwards siempre fue un niño. Y tal vez por eso fue tan grande.
Hace unos años, Tony Partearroyo, la persona que más sabe de cine que nunca he conocido y por cuyo reencuentro sigo rogando a Billy Wilder (Dios), entrevistó a Blake Edwards. Comenzó la entrevista preguntándole: “¿qué es un gag?”. Blake se quedó pensando… “un gag es… un gag… qué es un gag… pues un gag…”  Y acabó soltando entre risas: “¡Pero qué hijo de perra! ¿cómo puede empezar una entrevista con esa pregunta?”.

Podría ser el noveno motivo para llorarle. Del décimo al infinito os los dejo a vosotros.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Balada triste de trompeta (payasos a muerte)

Por fin llega este viernes a los cines Balada triste de trompeta, una de las películas más esperadas del año por varios motivos:
  • Es de Álex de la Iglesia, el Presidente de la Academia.
  • Salen Antonio de la Torre y Carlos Areces, un grande del cine y otro de la tele que con esta película se empieza a hacer grande en el cine.
  • Es una de las películas a las que más bombo se les está dando últimamente.
Si yo fuera un bloguista normal, me pondría aquí a decir lo que me ha parecido la película y adoctrinaría sobre el cine de Álex de la Iglesia y sobre patatín y patatán. Pero como no soy un bloguista normal (esto quiere decir que soy anormal, incluso tal vez subnormal), voy a dedicarle a mi opinión apenas un par de líneas, tal vez siete. Y el resto del post lo voy a rellenar con palabras de sus protagonistas, porque tenéis la suerte, ah pillastres, de que vuestro bloguista favorito haya hablado con Carlos Areces y Antonio de la Torre con un café (o dos) de por medio. Bueno, Carlos devoró también unos cuantos bolletes, que para eso se los pusimos.
"Balada triste de trompeta". El que está encima del elefante es Antonio de la Torre. El payaso pánfilo de detrás es Carlos Areces. El de rojo es Manuel Tejada, el padre de Bea y Tito en "Verano azul".
Bien: Balada triste de trompeta es la historia de dos payasos, uno triste y otro tonto. En los primeros años 70, se enfrentan por el amor de una mujer, que es Carolina Bang (la chica a la sazón de Álex), y vive DIos que les entiendo. La primera media hora de la película se me antoja excelente, con un planteamiento histórico que nace en la Guerra Civil y en el Valle de los Caídos, para que entendamos el carácter de Carlos Areces (bueno, el de su payaso). Y el resto de la película, a mi insano juicio, es una espiral de desmadre y violencia que se les va a todos de las manos. Grandes amigos con más criterio que yo no opinan lo mismo, pero que se jodan y tengan un blog.
Y hasta aquí el momento opinión. Os dejo ahora con algunas de las grandes frases que Antonio de la Torre y Carlos Areces utilizaron para contarnos su película en nuestro programa de tele.
  • “Carlos y yo nos teníamos que interpretar a dos payasos que se llevan mal, pero no tuvimos que hacer Stanislavsky ni nada, fue muy fácil” (Antonio de la Torre).
  • “Álex me dijo: tu personaje tiene que odiar a los niños. Por eso te he elegido a ti” (Carlos Areces).
  • “Álex me contrató para la peli poniéndome este mensaje en el muro de mi Facebook: Tengo una peli for you(Antonio de la Torre).
  • “Durante la escena en la que corro desnudo por el bosque impregnado en barro, le pregunté a Álex: Oye, ¿esto no lo iba a hacer un doble?  Y él me dijo: Mira, ¿ves a ese tío cachas con el culo de manzana? Es el doble que nos han enviado. No puede ser tu doble porque tú estás gordo y tienes culo de carpeta. Lo tienes que hacer tú(Carlos Areces).
  • “Yo a esta película la echo a pelear con las superproducciones de Hollywood, sin ninguna duda” (Antonio de la Torre).
  • “Un día descubrí a Álex poniendo piedras para disimular la colchoneta sobre la que yo tenía que caer de espaldas” (Carlos Areces).
  • “¿Qué puedes esperar de un tío que engorda 30 kilos para una película? Un tío que se hace eso a sí mismo, qué no se dejará hacer por los demás” (Carlos Areces a Antonio de la Torre).
  • “Tú en cambio ya estás gordo de antes” (Antonio de la Torre a Carlos Areces).
Antonio de la Torre y Carlos Areces en el programa de tele que dirijo con una pericia que si me viera mi padre.
Y sin embargo, se destila un buen rollo entre estos dos tipos geniales, ingeniosos y simpáticos, que da gusto imaginarse el ambiente del rodaje, por muchas perrerías que les hiciera Álex del que, por cierto, los dos hablan maravillas.

Balada triste de trompeta se estrena este viernes.

sábado, 11 de diciembre de 2010

‘Burlesque’ y Cher de cerca

El viernes 17 se estrena Burlesque. Burlesque es un musical que protagonizan Cher y Christina Aguilera. ¿Convierte este reparto a Burlesque en un musical de terror? No, no lo hace.
Os hablo hoy de Burlesque porque el pasado jueves se celebró la premiere en Madrid, a la cual me acerqué para ver a Cher de cerca y comprobar si es verdad todo eso. Bueno, miento, me acerqué porque tenía que trabajar. Pero vayamos por partes: Burlesque es un musical al más puro estilo del género americano, tan al más puro estilo que realmente no aporta nada al género. Y es tan previsible que enseguida prevés lo que les va a pasar a los personajes, lo que va a pasar con el local, lo que va a pasar en las próximas elecciones generales si se presenta Zapatero. Resumiendo el argumento, se podría decir que el Burlesque es un local medio de cabaret que regenta Cher y que está en decadencia. Está en decadencia el local, no Cher. Bueno, no sé. Da igual. El caso es que de repente entra a trabajar ahí Christina Aguilera y enseguida resulta que la tía es una fenómena y que resucita el negocio con una gracia no recordada desde que Lita Claver “La Maña” triunfó en el Paralelo. Para aderezar la historia, Christina Aguilera tiene una rival que no es Britney Spears, sino Kristen Bell, y un noviete que se llama Cam Gigandet y que también apareció en la premiere y sobre el que debo reconocer que es guapo el muchacho. Rencillas, auge del local, éxito de una estrella… en fin, completad vosotros el argumento y acertaréis.
Una imagen del Burlesque, con unos señores detrás haciendo el típico paso de baile que todos hemos practicado alguna vez.
La verdad es que debo felicitar a Sony Pictures y a mis queridos Juan Cordero y Toni Costa de Sony, porque montaron en Madrid una premiere como hacía mucho que no se veía en Madrid. Glamour, bailarinas, una alfombra roja gobernada por un cartel con la palabra Burlesque al más puro estilo de los luminosos de Broadway, una grada para que las niñas pudieran gritarle cosas a gusto a Christina Aguilera, etc. Lástima que no aparecieran demasiados rostros famosos, también hay que decir que no muy lejos estaba teniendo lugar otra premiere con Ed Harris y Colin Farrell, así que la gente se repartiría. Y sólo vi a Boris Izaguirre, Secun de la Rosa, Úrsula Corberó, Nuria Roca, Álex O’Doherty, la pequeña y embutida Natalia de O.T.1, alguna actriz joven de la tele que no identifiqué… y no demasiado más. Y luego el desfile de caras extrañas. Cher está que lo rompe. No, perdón, está que se rompe, los de la organización nos decían: “Quitad ese cable, que como se caiga Cher…” Y yo preguntaba: “Que como se caiga Cher… ¿qué? ¿Se rompe en mil pedazos como un platete?”. No sé, Cher es como una máscara, como una careta, tersa, lisa, sin poder hacer gestos. Hace poco me decía una actriz española que ella nunca quería retocarse porque le daba miedo perder expresividad. A Cher no le debe dar miedo, porque a la pobre ya no le queda casi expresividad que perder. Eso sí, muy simpática ella, aunque por la mañana no concedió entrevistas, a diferencia del resto de actores.
Cher y Christina Aguilera en la premiere de L.A., pero estaban igual que en la de aquí. El del fondo es el guardaespaldas de Christina, un armario ropero al que cualquiera le decía nada.

Pero ojo: no perdamos de vista a Christina Aguilera, es muy difícil saber si está estirada, porque se esconde bajo una capa de maquillaje más espesa que una película de Isabel Coixet. Me pareció bajita, normalita, peculiarcita. Tiene los ojos bonitos, pero me da la impresión de que si me la cruzo sin pintar por el metro, no la miraría. A Cher sí. Y me quito el sombrero ante Kristen Bell, la más guapa, la más natural, la más discreta, la más hermosa. Os hablaría también del director Steve Astin, de su pasado como uno de los Goonies, de su también sospechosamente terso careto, de su rocambolesca historia de amor con un magnate de Columbia Pictures, de las acusaciones de manejar un desproporcionado presupuseto y de conseguir rodar la película gracias a esta relación sentimental… Podría comentar todo esto, pero corro el riesgo de que me echen de GQ y me fichen por el Cuore. Y tampoco busco eso, oye.

martes, 7 de diciembre de 2010

Biutiful… y Bardem otra vez oliendo a Oscar

¿Hay algo peor que escribir un post en mitad de un puente?
Pues sí. Tener hemorroides y que un perrete te muerda el recto. Que el tío abuelo de tu esposa fallezca en una cena familiar y que tú estés en ese momento borracho y con la cola fuera, sin recordar por qué. Ser del Real Madrid el día del 5 a 0. Creer que tu hija está en clase de ballet cuando en realidad está flirteando con Rodríguez Menéndez a cambio de dinero.
Sí, hay cosas peores que escribir un post en medio de un puente. Así que no voy a quejarme.

El caso es que quería yo hoy hablar de Biutuful. Pero como se estrenó el viernes, y ya se ha hablado bastante de ella, prefiero casi responder a las preguntas más frecuentes que me han hecho durante estos días relativas a la película, y que entre todas conforman un perfecto retrato de lo que viene a ser la historia de nos cuenta (esto de “lo que viene a ser” lo pongo de coña, dedicado a mis amigos Fernando y Enrique, a los que les pone muy nerviosos que la gente diga “esto viene a ser” en lugar de “esto es”). Así que allá vamos:
- ¿La película es buena?
- Sí, es buena. Indudablemente es buena, creo que eso es incuestionable. Pero es dura, muy dura, más dura que la pata de un perro. No tienes por dónde huír hacia el optimismo. Un amigo mío dice que es como si te tiraran al barro y te revolcaran en él dos horas y media. Y tiene razón.
- ¿Dos horas y media?
- Sí, amigos, dos horas y media. No se hace eterna, pero dura dos horas y media.
- ¿Tan mal lo pasa el personaje de Bardem?
- A ver: su mujer es drogadicta y se la pega con otro, él se queda con los dos hijos, le diagnostican cáncer de próstata, su padre se muere, su trabajo consiste en explotar inmigrantes… Sí, lo pasa mal el hombre.
Javier Bardem: bueno, biutiful y barato.
- ¿Y es verdad que está tan bien Bardem?
- Está enorme. Ya ganó el premio en Cannes, y yo digo que le van a nominar al Oscar. Ya no sé si lo ganará, porque hay grandes favoritos, como Colin Firth por El discurso del Rey, pero por ahí va a andar la cosa…
- ¿Por qué en el cartel aparece más grande el nombre de Bardem que el de Iñárritu?
- Porque la firma Alejandro González Iñárritu, pero sin Bardem no hay peli, Bardem es el que la hace grande. Y porque si pones muy grande “Iñárritu” te quedas sin cartel.
- Pero dices que la firma Iñárritu… entonces, ¿está contada en desorden temporal?
- Pues no: Biutuful empieza por el principio y acaba por el final, y no entrelaza varias hostorias. Se ve que eso era cosa del guionista Guillermo Arriaga, que en su primera película sin Iñárritu (Lejos de la tierra quemada) también contaba las cosas en desorden y unía al final las historias, como hicieron los dos juntos en Amores perros, 21 gramos y Babel, y como suelo hacer yo con mis ideas.
- ¿Por qué se llama Biutiful, tan mal escrito?
- Por una chorrada: la hija de Uxbal (Javier Bardem) le pregunta a su padre cómo se escribe “Beautiful“, y él responde: “como suena, Biutiful“.
- ¿Y por qué Javier Bardem se llama Uxbal?
- Ay, hija, yo qué sé… ¿por qué Unax Ugalde se llama Unax? ¿Por qué Lina Morgan se llama María de los Ángeles López Segovia? Esas cosas no se saben. Son así.
- ¿Cuanto va a pesar el hijo de Penélope Cruz y Javier Bardem? Lo tienen como en navidades, ¿verdad?
- Pesará 3 kilos 200. No sé la fecha exacta en la que nacerá, la verdad. Éste es un blog de cine, no de chismosos.
Y dejadme ya de preguntar cosas, perillanes, que esto parece una rueda de prensa de Mourinho.


¿Qué fue de Jorge Sanz?

Me he dado cuenta de que llevo unos meses sin recomendar series de televisión. Tanto cine, tanto cine, que a veces parecemos tontos, hijos. Yo creo que desde Modern family, que acaba de terminar su primera temporada, no habíamos vuelto a charlar sobre una serie. Así que hoy procedo a recomendar una de la que estaréis oyendo hablar y viendo sus carteles hasta en la sopa: ¿Qué fue de Jorge Sanz? (¿por qué se dirá ”ver una cosa hasta en la sopa”? Yo en la sopa sólo veo fideos y a veces trocitos de pollo).
Para empezar: situémonos. ¿Qué fue de Jorge Sanz? es la primera serie que produce CANAL+. La segunda llegará en marzo y se llama Crematorio (la tercera aún no lo sé, ¿alguna propuesta?). La dirige David Trueba y la protagoniza Jorge Sanz, que interpreta a un actor que hace años tuvo un enorme éxito y que ahora está prácticamente olvidado. O sea: una historia basada en sí mismo, pero ficcionada. La idea es de ambos, son los dos los que deciden reírse de Jorge, porque David y Jorge son amigos, y ya trabajaron juntos en Belle epoque (David era coguionista), Bienvenido a casa, etc. Quiero decir, que los cabrones con Jorge son los dos, no David sólo.
Eduardo Antuña, David Trueba y Jorge Sanz, el trío artífice de la serie.
Y es verdad que Jorge Sanz lo fue todo en nuestro cine, hubo un tiempo en que todas las películas las hacían él y Maribel Verdú. Recuerdo que la primera vez que vi a Jorge Sanz, a principios de los 90, fue en un bar de Madrid donde bebías en porrones (que no sé si seguirá existiendo). Me llamó la atención que era igual de alto que mi amigo Luis, que incluso se ponía a su lado para demostrarlo. No digo que esto sea ni bueno ni malo, sólo digo que esto es así. Y en efecto, la gente miraba a Jorge como si fuera una aparición, el tío más famoso de España estaba ahí, entre la plebe universitaria, bebiendo en un porrón. En los 90, Jorge desperataba la misma expectación que Benedicto XVI en Santiago de Compostela. Supongo.
El caso es que encuentro por lo menos 7 razones para ver ¿Qué fue de Jorge Sanz?:
  • Por enseñar a reírse de uno mismo. En un capítulo, Jorge achaca que su película más celebrada sea Valentina a que cuando era un niño todavía vocalizaba bien (la crítica que más veces ha recibido es que no se le entiende). En otro, le dicen que si no acepta un papel, se lo ofrecen a Liberto Rabal (Almodóvar llamó a Liberto Rabal para Carne trémula tras “enfadarse” con Jorge). Y siempre flota la resignación de haberlo sido todo y ahora estar olvidado.
  • Porque es el mejor trabajo de David Trueba, con permiso de su debut en La buena vida.
  • Porque el coprotagonista es Eduardo Antuña, que hace de su representante, un ex-vendedor de quesos que ahora “vende” actores (pero como si fueran quesos). Eduardo, para el que he tenido el placer de escribir algunos gags, es una excelente persona y un tío con gracia quiera o no quiera. Y desde su celebrado papel en La comunidad de friki vestido de Darth Vader, parece que nadie se acuerda de su vis cómica. En la serie está gracioso, surrealista, fantástico. Qué alegría, Eduardo.
  • Por los cameos constantes de actores que han trabajado con Jorge. Hacen de sí mismos Antonio Resines, Santiago Segura, Juan Diego Botto, Javier Veiga… Falta Maribel Verdú, que no acabó de entender la valentía de Jorge al aceptar esta serie. Atención al capítulo en el que Jorge tiene que presentar un número musical con Santiago Segura en la gala de los Goya. La coreografía la hace Poty. Es antológico.
  • Porque en cada capítulo se recuerda una película de Jorge Sanz: Valentina, Amantes, Belle epoque, Por qué le llaman amor cuando quieren decir sexo… Y se juega con sus momentos míticos, como esa escena de Amantes en la que Victoria Abril le introduce a Jorge un pañuelo en salva sea la parte u ojete. Qué tiempos. Recuerdo que en esa época la escena me pareció tan erótica que yo mismo lo intenté con una manta zamorana, pero sin éxito.
Jorgito Sancito haciendo de Conancito el barbarito.
  • Por la música de la sintonía, que no consigo quitarme de la cabeza mientras escribo estas líneas.
  • Por lo listo que ha sido Jorge (y David): hacía años que no aparecía tanto en los medios, en las vallas publicitarias, en los periódicos… Jorge Sanz vuelve a estar de actualidad, tal vez haya vuelto a ponerse en el mercado. Seguramente Gabino Diego, Marieta Orozco, Óscar Ladoire, Cristina Marcos, Fele Martínez, Candela Peña y otros grandes y no tan grandes actores a los que no les vemos demasiado en pantalla, agradecerían un David Trueba que se hubiera reído (con todos los respetos) de ellos.


lunes, 29 de noviembre de 2010

Leslie Nielsen: descansa en paz como puedas

Elegi un mal día para dejar de fumar, de beber, de oler pegamento… hoy era un mal día para cualquier cosa, porque esta mañana nos llegaba a la redacción la triste noticia de la muerte de Leslie Nielsen.
Cualquiera que conozca la procedencia del nombre de este blog podrá suponer que aquí se apreciaba mucho a Leslie Nielsen. Porque Leslie Nielsen era uno de esos tipos con gracia innata, de estos que te hacen reír en una mala película, que te hacen creer que un chiste malo es bueno, que consiguen que llores de risa cuando el gag es ingenioso.
Los más frikis del lugar conocerán la película Planeta prohibido (Forbidden planet). El protagonista era un señor con el pelo aún negro, pero que ya se llamaba Leslie Nielsen. Y como tal, intervino en muchas, muchas series de los 50, 60, 70… todo parecía indicar que su chistoso careto se iba a quedar a vivir en la televisión o en papeles secundarios, hasta que en su vida se cruzaron los hermanos Zucker y Jim Abrahams. Y cambiaron su vida, o al menos su popularidad.
Y así nació su médico de Aterriza como puedas, que  supone una de las apariciones más antológicas de un secundario en una comedia. Ese momento en el que la azafata del avión le despierta preguntando “¿es usted médico?” y Leslie responde serio, siempre serio, “así es”, mientras de sus orejas cuelga un fonendoscopio, es impagable.
Leslie Nielsen en la saga de "Agárralo como puedas" (lamentable traducción de "Naked gun"), como el desesperante pero eficaz teniente Frank Drevin.
Igual que los ánimos que transmite al piloto del avión, ése mismo que suda a chorros en la cabecera de este blog, entrando en la cabina y diciendo “sólo quiero desearle suerte, contamos con usted”. Unos ánimos muy de agradecer, pero que se vuelven surrealistas e inefectivos cuando se repiten en el momento más crítico y peligroso del aterrizaje y cuando el avión ya lleva un buen rato a salvo. Pero Leslie anima al piloto serio, siempre serio.
Y ese teniente Frank Drevin que interpretó tres veces en Agárralo como puedas (1, 2 ½ y 33 1/3), un personaje que fue elegido como uno de los100 mejores de la historia del cine, y que nos regaló momentos tontos y maravillosos, como la parodia de Ghost, haciendo vasijas de barro con Priscilla Presley, o el ataque no intencionado a la reina Isabel II de Inglaterra, o el arbitraje sin conocer las reglas de un partido de béisbol.
O su cansino peregrinar por otras comedias repetitivas y menores: Espía como puedas, Scary movie (la 4), Mr. Magoo, etc… Unas spoof movies (películas de parodias) de serie B, todas ellas creadas a la sombra de Aterriza como puedas… y que sólo se sostenían en pie cuando Leslie estaba en pantalla. O al menos eso me parecía a mí.
Quiso el destino que su última aparición en cine fuera en la primera spoof movie española, Spanish movie. Un solo gag, una sola escena, dos días de rodaje… que bastaron para que Spanish movie basara toda su campaña promocional en la aparición Leslie Nielsen, como en esa promo impagable en la que Leslie se encuentra con Chiquito de la Calzada.
Spanish movie me hizo un regalo que nunca habría soñado: la oportunidad de entrevistar dos veces a Leslie Nielsen. Una en profundidad (hace año y medio, ya os lo conté en este blog) y otra más rapidita (hace menos de un año, cuando Leslie ya había dado un importante bajón). La primera vez, en Barcelona, Leslie sólo concedió dos entrevistas, y vete a saber por qué una de ellas fue para mí. Antes de empezar la charla, me pidió permiso para utilizar ante la cámara un aparatito de simular pedos. Cómo negarle esa petición. Y así me concedió la entrevista Leslie Nielsen, fingiendo que cada rato se le escapaban ventosidades porque, como el decía, estaba mayor. Pero siempre serio, muy serio.
Leslie Nielsen. La foto no es buena pero es mía.
Ese día de rodaje de Spanish movie, Carlos Areces dijo que iba a empezar a contar los días de su vida a partir del momento en el que conoció a Leslie Nielsen. Álex de la Iglesia no se creía que hubiera estado con él, y mucho menos que hubiera compartido escena. Me decía: “Es que he estado con Leslie Nielsen. Leslie Nielsen. El de Forbidden Planet”. Silvia Abril, Alexandra Jiménez… todos decían que ese día quedaría grabado en sus memorias. Y el director de Spanish movie, Javier Ruiz Caldera, podrá decir que él dirigió la última película de Leslie Nielsen. Qué honor.

Amigo, descansa en paz como puedas.