martes, 30 de agosto de 2011

Arranca el Festival de Venecia

Si mañana no tenéis nada que hacer, irse a Venecia todos. Esta premisa tan peregrina vale para cualquier día del año, si bien esta semana cobra un poco más de valor. Lo malo es que si durante los próximos días sí tenéis cosas que hacer y tenéis que volveros, os perderéis uno de los Festivales de Cine de Venecia (aka Mostra) más interestelar de los últimos tiempos.
Como siempre, Venecia es el primer gran encuentro cinematográfico internacional de la temporada (si entendemos “temporada” a la manera del fútbol, es decir, empezando el curso después de que, por ejemplo, Soderbergh le meta un dedo a Cronenberg en la Supercopa). Venecia nos pilla recién llegados de vacaciones, sin tiempo apenas para adaptarnos al ritmo laboral, a muchos de los que trabajamos en televisión nos pilla sin programa todavía y a mi tío Ludovico le pilla siempre en bata.
Y Venecia suele cumplir con un papel muy específico en el ránking de los 4 grandes certámenes: Berlín es el más sesudo, San Sebastián pelea siempre por mantenerse en la élite, es el más alternativo, Cannes es el glamouroso, que mezcla estrellas de Hollywood con premios a Apitchapong, y Venecia es el comercial. En Venecia se ven películas americanas que rara vez aparecen en las quinielas de los Oscar.
Y atención al plantel que va a desfilar este año por la alfombra roja de la 68 edición del Festival de Cine de Venecia, desde mañana 31 de agosto hasta el sábado 10 de septiembre. No tiene desperdicio, y si lo tiene, yo ya no sé en qué cubo hay que tirarlo.
1. George Clooney, que siempre entra en Venecia por el agua, en una motora y con más glamour en su dedo meñique del que jamás tendremos tú y yo juntos por todo el cuerpo, inaugura el Festival con su tercer largometraje, The ides of march. Después de Buenas noches y buena suerte, hay muchas ganas de ver este drama político con dos pedazo de actores como Ryan Gosling y Philip Seymour Hoffman.
George Clooney inaugura la cosa con “The ides of march”.
2. Roman Polanskipresenta ‘Carnage’. Escribió este guión durante su arresto en Suiza, con la colaboración (artística, no autoral) de Kate Winslet, Jodie Foster y Christoph Waltz. Se espera que todos estén en Venecia, excepto el director, que no creo que se arriesgue a salir por ahí de festivales muchas más veces.
3. David Cronenberg compite con ‘A Dangerous Method’, en esa última línea más alejada de la fantasía y las idas de olla y que dio como fruto las maravillosas ‘Una historia de violencia’ o ‘Promesas del Este’. La película cuenta la rivalidad entre Carl Jung y Sigmund Freud por culpa de una mujer (la mona y sosa Keira Knightley).
4. Thomas Alfredson, uno de los directores europeos más prometedores (y cuyo discurso y conversación, momento ególatra, más me ha decepcionado en la vida), presenta ‘Tinker, Tailor, Soldier, Spy’. Es prometedor porque dirigió la magnífica ‘Déjame entrar’. Ahora el sueco tendrá que confirmarse de la mano del poseedor del título mundial de pesos pesados de la actuación (o sea, el Óscar): Colin Firth, y con Gary Oldman y John Hurt.
5. Y luego otros ilustres y tal vez menos mediáticos nombres, como Todd Solondz (‘Dark Horse’), Abel Ferrara (4:44 Last day on earth, con la despampanante Paz de la Huerta) o el griego Yorgos Lanthimos (el de ‘Canino’, esa película tan excesiva y rara y que, no sé por qué, tanto éxito de crítica tuvo).
6. Ya fuera de competición, Steven Sodeberg presenta ‘Contagion’, con Matt Damon, Kate Winslet, Marion Cotillard, Jude Law, Gwyneth Paltrow y Laurence Fishburne. Más estrellas que en el cielo. Más figuras que en la vitrina de la abuela. Más astros que en las bolas de Rappel (las de cristal). Bueno, basta.
‘Contagion’, de Steven Soderbergh. De un virus, va.
7. Raro es, pero en Venecia se presentará una serie, ‘Mildred Pierce’, dirigida por un clásico de los festivales de cine, Todd Haynes, y protagonizada por Kate Winslet. Acaba de recibir 21 nominaciones a los Emmy y, atención, en breve podremos verla en CANAL+.
8. Y también se presentarán los nuevos proyectos de  Al Pacino, que se autorretrata en ‘Wilde Salome’; el de Madonna, que va a Venecia con ‘W.E.’, una personal visión de la relación entre Eduardo VIII de Inglaterra y Wallis Simpson; la última película de Jonathan Demme, ‘I’m Carolyn Parker: the good, the mad and the beautiful’; y un documental sobre las últimas horas de vida de Sal Mineo (ese actor al que vimos en ‘Gigante’, ‘Éxodo’ o ‘Marcado por el odio’) firmado por James Franco, qué hombre más activo en vida y qué soso cuando presenta los Óscar.
9. El jurado lo preside Darren Aronofsky. Y tendrá que ver otras películas en las que aparecen Carey Mulligan, Paul Giamatti, Viggo Mortensen, Vincent Cassel, Maria de Medeiros, Matthew McConaughey o Isabella Rossellini.

10. Conclusión cinéfila final: hay que ver cómo va a ser de fuerte lo de Venecia este año.

martes, 23 de agosto de 2011

El cine italiano no está tan mal

La pasada semana se dio un caso curioso en la cartelera española, un caso único en el mundo, extraño, casi diría que esotérico, inédito, nuevo, fresco, reciente, estrenado, virgen (se me acaba de ir la olla con los adjetivos, pero es porque he consultado el diccionario de sinónimos de Word). El caso es que coincidieron en la pantalla dos productos totalmente comerciales como Super 8 y Conan, el bárbaro. Instantáneamente se colocaron en los números 1 y 2 de la taquilla (eso sí, con Super 8 casi doblando a Conan). Cuando llegan a los cines productos así, o cosas tipo Harry Potter, Spiderman, etc, se produce un efecto acojone en la cartelera y se estrenan muy pocas películas más, guardándoselas las distribuidoras (y hacen muy bien) para otras fechas en las que puedan competir mejor. Y esas semanas en las que hay un película “estrella”, las demás que se atreven a ser estrenadas son documentales, películas iraníes, historias orientales y cosas así.
Esta semana, con Conan y Super 8, han llegado a la cartelera Le quattro volte, de Michelangelo Frammartino y Manuale de Amore 3, la nueva entrega de la exitosa (en Italia) franquicia de Giovanni Veronesi, en cuya historia inicial aparecen Robert de Niro y Monica Bellucci, a la que Dios la guarde en su seno y ojalá ella me guardara en los suyos.
“Le quattro volte”, extraña película.
Y este es el fenómeno ése que tanto me ha chocado, porque en España se estrenan muy pocas películas italianas al año (se podrían contar con los dedos de la mano, incluso la niña de Pa negre los podría contar con los dedos de su mano), y el hecho de que en una semana se estrenen dos, pues me parece extraordinario. “Vaya mierda de cosas te parecen extraordinarias, tu vida debe de ser un sopor”, os diréis. Bueno y qué. Yo soy muy de celebrar las pequeñas cosas, a ver si os creéis que organizo un JMJ cada vez que quiero celebrar un poco la vida.
El caso es que no voy a hablar de estas dos películas italianas porque sólo he visto la mitad, aunque cuehto con una opinión muy fiable para la otra mitad. Y podemos decir sin ningún temor que no son las dos mejores películas italianas de la historia. La una es demasiado extraña, quizá pretenciosa. La otra es tópica, predecible, prescindible.
Se dice, se habla, se comenta, que el cine italiano está de capa caída. Que no sea vuelto a repetir el cine que se hacía en el neorrealismo. Que no hay sucesores para Bertolucci, Antonioni, Visconti, Pasolini, Fellini, Rossellini, Tortellini… Que no volveremos a ver películas como Roma ciudad abierta, Amacord, 8 1/2, Ladrón de bicicletas, La dolce vita, o incluso Cinema Paradiso. Pero tampoco hay que ponerse esas tan altas miras. Tampoco habrá otra Nouvelle Vague, ni habrá más Berlangas, ni Buñueles, ni Bardemes, tal vez no vuelva a surgir un actor como Liberto Rabal.
Pero si te fijas, buscas o tal, encuentras verdaderas joyas, algunas de ellas de muchos quilates, en el nuevo cine italiano, si bien es cierto que no despunta un talento, que no hay una generación de directores o que no tienen un Almodóvar o un Amenábar (pero tienen un Nanni Moretti maravilloso). Hoy os recomiendo, con una repugnante sonrisa condescendiente en los labios, 14 películas italianas de los últimos diez años. Seguro que habéis visto algunas. Y si no, todas se pueden encontrar en DVD. Y merecen la pena. Las iba a colocar en orden alfabético, pero siempre me lío entre qué letra va antes, si la M o la U. Así que os las enumero en orden cronológico.
1. La habitación del hijo (Nanni Moretti, 2001). Nanni Moretti es sinónimo de calidad, si tiráramos del 2000 hacia atrás, entrarían más películas suyas. Quizá la mejor de su filmografía sea este desgarrador canto al dolor por la pérdida de un hijo.
"La habitación del hijo", quizá lo mejor de Moretti.
2. La mejor juventud (Marco Tullio Giordana, 2003). Una de las grandes gozadas que nos ha dejado el cine, italiano y no italiano, en los últimos años. Planteada como una miniserie en 4 partes, La mejor juventud se estrenó en dos partes de tres horas, fue un éxito en los cines minoritarios (en Madrid llegó a estar un año en cartelera), funcionó de maravilla en DVD… de verdad, si no la habéis visto, hacedlo. Ah, cuenta la historia reciente de Italia (unos 40 años, más o menos) a través de la vida de dos hermanos. Una delicia.
3. Buenos días, noche (Marco Bellocchio, 2003). Otro grande, Bellocchio. Capaz de mezclar una historia de amor con el tremendo asesinato en 1978 del Primer Ministro italiano Aldo Moro por parte de las Brigadas Rojas. Y que la cosa funcione.
4. No te muevas (Sergio Castellitto, 2004). Sin ser una gran película, algo más convencional que las que hemos mencionado hasta ahora, la película es muy pasable y además es muy importante para Penélope Cruz, porque gracias a su papel empezó a ser tomada un poco más en serio, ganó en los David de Donatello y en los Premios del Cine Europeo y se quitó la vitola de actriz para papeles tonticos que estaba asumiendo en Hollywood. El resto ya se conoce. La película merece una oportunidad.
5. Las llaves de casa (Gianni Amelio, 2004), otro grande, Amelio, y se hace más grande con esta historia sobre la minusvalía, la superación y los reencuentros emocionales, y con Charlote Rampling, que siempre se agradece. Qué párrafo más sesudo, no parece mío.
6. Después de medianoche (Davide Ferrario, 2004), más conocida como Dopo Mezzanotte. Una maravilla, un canto da amor al cine así de grande, a través de un joven que intenta conquistar a una chica a través de lo único que conoce: el cine. Cada vez que me acuerdo de esta película me acuerdo (una vez más) de la persona que mejor sabía transmitir su amor por el cine que yo he conocido en mi vida, Monsieur Tony Partearroyo, un abrazo, maestro. 
“Dopo Mezzanotte”. Deliciosa.
7. Manuale d’amore (Giovanni Veronesi, 2005). Aunque la franquicia ha degenerado, la primera parte parecía una bocanada de aire fresco en el ñoño mundo de la comedia romántica. Cuatro historias de amor con mucho humor. La segunda parte, en la que aparecía Elsa Pataky, me permitió entrevistar a la diosa Monica Bellucci, con una disfuncional entrevista que le hice íntegramente en italiano. Sólo que yo no hablo en italiano. La tercera parte es la que se estrena esta semana.
8. El caimán (Nanni Moretti, 2006). De nuevo el maestro Moretti, que esta vez mete una película dentro de su propia película. La que va dentro es una crítica descarnada y mordaz al Primer Ministro Silvio Berlusconi, lo que convierte a la de fuera en lo mismo. Muy grande.
9. No mires atrás (Andrea Molailoi, 2007). Interesante porque es un género poco utilizado en Italia, un thriller con policías, asesinatos y lío familiares. Interesante.
10. Caos Calmo (Antonio Luigi Grimaldi, 2008). Ora gozada que no es de Nanni Moretti pero lo parece, tal vez porque el protagonista es Nanni Moretti, que tras perder a su esposa decide volcer su vida en su hija, pero sin abandonar del todo su trabajo, lo cual crea situaciones preciosas, como verle atender sus negocios sentado en un banco del parque desde el cual ve el colegio de su hija.
11. Il divo (Paolo Sorrentino, 2008). Desde un punto mucho más políticamente correcto (y nunca mejor dicho) que Moretti, Sorrentino hace un gran retrato del ex-primer ministro Giulio Andreotti. Los italianos también saben hacer biopics.
12. Vacaciones de Ferragosto (Gianni Di Gregorio, 2008 ). Otra película imprescindible, absolutamente imprescindible. Su director y protagonista, un señor madurito y con menos fuerza de voluntad que el estilista de King Africa, ve como su única habilidad, cuidar a su anciana madre, se convierte casualmente  en el único trabajo remunerado de su vida. Insisto: imprescindible.
13. Gomorra (Matteo Garrone, 2008). Aunque en mi humilde opinión de erudito estuvo un poco sobrevalorada, el retrato que se hace de la mafia, basado en la novela del amenazado Roberto Saviano, es valiente, precisa y muy interesante.
14. Bienvenidos al Sur (Luca Miniero, 2010). El problema de Bienvenidos al Sur es que es un remake a la italiana de la estupenda y francesa Bienvenidos al Norte, pero es un buen remake, adaptando los tópicos gabachos a la cultura siciliana y napolitana. Gana enteros si no has visto la original.
 E insisto: toda esta cosecha en tan sólo 10 años, de 2000 a 2010 (- “Son once” / – “Calla, Antoñito”).

Pues eso, que no está tan mal la cosa… si se rebusca.

sábado, 20 de agosto de 2011

Quién es J.J. Abrams

A ver, que con esta entrada no pretendo contaros a estas alturas quién es este tío. Supongo que ya lo sabéis. Y el que no lo sepa que no se sonroje, que lea y que diga “patata”.
Lo que pasa es que el título del post me parecía precioso, en la línea de esas especies de vademécums personales que se llaman “Quién es quién en el cine español” o “Quién es quién en la diputación de Ávila”. Pero como “Quién es quién J.J. Abrams” no tenía ningún sentido, pues lo he titulado así. Pero sí me vais a hacer perder seis líneas explicando el título de cada post, no vamos a acabar nunca, mis queridos lisonjeros. Así que vamos allá.
J.J. Abrams es el director del taquillazo mundial del verano, y se supone que también lo será en España: Super 8. La película es una especie de retorno a ese cine de los 80, ese cine de aventuras paranormales (que no “para anormales”) en los que había efectos especiales, tal vez algún monstruote y niños-adolescentes. Del estilo de E.T., Los Goonies, Los Gremlins, Los bicivoladores, Sueca bisexual necesita semental (perdón, en ésta no había adolescentes: la vi con adolescentes). Y es un gran retorno a ese género, un género que se asocia irremisiblemente con Steven Spielberg que, por cierto, es el productor de la película. O sea que se han unido dos Reyes Midas: Spielberg y Abrams. Y ahora sí: ¿quién es quién J.J. Abrams? ¿qué es qué lo que deberíamos saber de él? ¿cuándo es cómo que se convirtió en un gurú del cine y la televisión?
Spielberg y Abrams, esos gurús o guruses.
  • Todo el mundo le conoce como “Jota Jota Abrams” (España) o “Yei Yei Abrams” (resto del mundo), como a otros ídolos como M.C. Hammer o Pedrojota Ramírez. En realidad se llama Jeffrey Jacob Abrams.
  • Tiene 45 años y es de Nueva York. Su cumpleaños es el 27 de junio, pero no creo que os invite: es muy suyo.
Antes de convertirse en un Midas del cine, se convirtió en un gurú de la tele.
  • La primera serie que produjo fue Felicity. Cuando la pusieron en España, me decían que Felicity se parecía a mi chica. Esto debería importaros un pepino, pero a mí me hacía ilusión. Por cierto, cuando la actriz se cortó su melena, larga y rizada como la de un león loco, los índices de audiencia bajaron. Desde entonces, la Warner decidió que los actores sólo podrían cambiar su aspecto con permiso de la productora.
  • Alias ya la produce el solito. La idea original procedía de un capítulo nunca filmado de Felicity: una joven que es espía internacional durante el verano que vuelve a sus estudios en septiembre. Como si James Bond se fuera de Erasmus. El resultado: un éxito mundial superior al de mi chica. Digo, al de Felicity.
  • Y entonces llega… Perdidos. La serie más seguida de la historia, o al menos la seguida con mayor intensidad, la serie que creó otra manera de ver las series, con fans, “hosties”, foros, quejas, etc. No se puede resumir lo que significó Perdidos en un párrafo. Es la serie que consagró a J.J. Abrams como lo que hoy es: un enano. No hombre, es broma. Lo consagró como un genio de la imagen, de la captación de espectadores. Lo consagró como el puto amo
“Perdidos”, la obra maestra de J.J.
  • Fringe, su siguiente éxito, también tuvo un gran éxito, pero no el de Perdidos. Es difícil que ninguna serie alcance el éxito de Perdidos. A ver si llego, de José Luis Moreno, estuvo cerca, pero la quitaron al tercer capítulo. Bueno, en realidad tampoco estuvo tan cerca. Por cierto, en Fringe se puede comprobar lo friki que es Abrams mirando las matrículas de los coches del FBI: 1R2D21 y 1C3P01. Si quitamos los unos, son los nombres de los robots de La guerra de las galaxias.
Y una vez se demostró a sí mismo que en la tele era algo así como Dios, Abrams decidió demostrar que en el cine podía ser más todavía: que podía ser como l Papa (a lo mejor me estoy haciendo un lío con los cargos y deidades, pero es que vivo en Madrid y estos días me cuesta pensar que ni siquiera Dios aglutine más gente que el Papa).
  • Mision Imposible III fue su primer trabajo como director, y lo aceptó porque se lo ofreció el mismísimo Tom Cruise, al que le gustaba Alias. Automáticamente, M:I:III se convirtió en la película más cara de la historia dirigida por un debutante.
  • Monstruoso (Cloverfield) era más pocha. Se le ocurrió a Abrams promocionando en Japón Misión: Imposible III, cuando vio el apabullante merchandising de Godzilla. Pero la película no fue su mayor éxito. Era su menor.
  • Star Trek XI. Abrams ha sido toda su vida un trekkie. Un trekkie y un frikkie. Vio toda la serie original, La Nueva Generación y las otras 10 películas. Con ella sí consiguió un gran éxito, además los Trekkies se pusieron muy contentos porque incluyó papeles para los actores de las películas clásicas, incluído el Señor Spock, aka Leonard Nimoy
Podríamos hablar más de Abrams. Podríamos recordar que produjo A propósito de Henry o Eternamente joven, podríamos decir que fue el guionista de Armageddon, que compuso las sintonías de Felicity, Alias, Perdidos o Fringe… Y como podríamos decirtlo, pues lo decimos.
¿Algún lunar? Pues sí: tiene un Premio Razzie (anti-Oscar) por el guión de Armageddon. Y creo que tiene otro lunar en un glúteo, pero no estoy seguro.

Y esta semana es el rey de la taquilla mundial.

martes, 16 de agosto de 2011

“El origen del planeta de los simios” y otros monetes

Ahora me vendréis con que si he estado fuera mucho tiempo, con que qué morro, que menudas vacaciones, con que qué blanco estoy para los días que he estado fuera, pues qué pasa, es que mi piel es fina como la de las princesas. Y además no he estado tanto tiempo fuera, Si os fijáis, en el post de hoy pone “día 16”, y en el anterior “día 15”. Y si vamos a reparar en el mes, es que somos unos tiquismiquis, hombre (por cierto, me encanta que tiquismiquis esté en el diccionario de la RAE).
Retomo entonces este blog hablando de la película que se ha colocado número uno en la taquilla de esta semana, con merecimiento, lógica y destreza. Se trata de El origen del planeta de los simios. Una precuela de un clásico, de uno de los mejores clásicos de la historia de la ciencia ficción. Y normalmente cuando se tocan los clásicos para versionarlos, la cosa sale mal, ya sea para precuelearlos, secuelearlos o remakearlos (estos verbos me los he inventado, y se los dedico a una jefa que me tenía tanta estima que decía que “precuela” también me la había inventado yo). No es el caso de El origen del planeta de los simios.
El planeta de los simios (1968) de Franklin J. Shaffner posee uno de los mejores finales de la historia del cine, esos finales de los que recuerdas hasta la frase (Charlton Heston: “¡Maniáticos! ¡Os maldigo a todos! ¡Maldigo las guerras! ¡Os maldigo!”). Yo la uso mucho en casa, porque está a la altura de “A Dios pongo por testigo que nunca volveré a pasar hambre”, de “Éste es el principio de una gran amistad” o de “Ay, chatina, pero qué rica estás” (ésta es de una de Esteso, no recuerdo cuál). Pero también posee un planteamiento inquietante que voy a decir por si alguien está subido en un guindo y está a punto de caerse: en un futuro no muy lejano los simios han evolucionado y dominan el planeta y, por ende, a los seres humanos.
"El planeta de los simios", la original. "¡Maniáticos!"
El planeta de los simios, que cerraba perfectamente, tuvo cuatro secuelas: Regreso al planeta de los simios, Huída del planeta de los simios, La rebelión de los simios y Batalla en el planeta de los simios. Según donde busquéis la información, encontraréis la última como “La conquista del planeta de los simios”, pero yo juraría que en los 70 las vi con los nombres que he citado, pero también juré una vez que sólo había tres secuelas y perdí una apuesta con mi amigo Luis, al que adoro pero cuya imagen en los 80 explicaba por sí sola el origen del planeta de los simios.
En ninguna de estas secuelas se basa esta nueva película, aunque podría incorporar algunos aspectos de Huída del planeta de los simios y sobre todo de La rebelión de los simios. Del remake (no secuela) de Tim Burton sobre la primera parte, es mejor no hablar demasiado aquí. No aportó nada a la saga, casi diría que ni siquiera a la historia del cine y menos a la interesante filmografía de Burton.
También hubo una serie, creo que estrenada en España en 1978, y sustítuyó en la parrilla de TVE a otra gran serie (y kitsch) de ciencia ficción: Espacio 1999. En ella eran dos los astronautas, uno moreno y otro rubio (Peter y Alan, juraría que se llamaban), que huían por el planeta con el monete bueno, un tal Galen, que interpretaba Rody McDowall. La serie duró muy poco, pero fue entretenida y en mi recuerdo sabe a pan y chocolate.
Con Rody McDowall pasa un poco como con Andy Serkis (el actor que “interpreta” al mono en El origen del planeta de los simios): que se especializó en hacer de monete güeno. Interpretó a Aurelio en la primera, la segunda y la tercera, a César en la cuarta y la quinta, y a Galen en la serie. Pero era distinto: lo hacía con maquillaje, casi con una careta (El planeta de los simios ganó un Oscar especial al maquillaje porque esa categoría aún no existía). 
“El planeta de los simios”, la serie. Nunca la he visto repuesta, y mira que me gustaría, oye…
Y por fin aterrizamos en la película que nos ocupa (sí: hasta aquí era sólo la introducción).  Y empezamos precisamente con el debate sobre el actor Andy Serkis. El mono César es por sí solo un espectáculo en la película. Qué gestos, qué miradas, qué interpretación. Se comenta que Andy Serkis podría estar nominado al Oscar (algo que ya se rumoreó cuando hizo de Gollum en El señor de los anillos). Porque Serkis  fue Gollum, fue King Kong, va a ser el Capitán Haddock de Tintín y es el mono César. Pero su careto nunca sale. Interpreta a estos personajes a través de ese sistema llamado Motion Capture que Peter Jackson utiliza tan bien y del que Zemeckis y Spielberg abusan cosa mala: al actor se le llena de una especie de electrodos como si quisieran reducir abdomen por todo el cuerpo, se capturan informáticamente sus movimientos y gestos y luego se le aplican al personaje animado. Si me preguntáis, yo diría que Serkis no debería competir por el Oscar. No le oigo, n le veo, no sé qué es suyo y qué del ordenador, aunque Gollum y César sean sublimes. Yo le daría un premio especial, yo soy muy de dar premios especiales. Y si no me preguntáis, pues nada.
César, el mono que hace los gestos de Andy Serkis.
La mayor virtud de “El origen del planeta de los simios” es que explica perfectamente lo que pudo pasar antes de la de Franklin J. Shaffner. Es una buena precuela. Lo que cuentan es lógico. Y me gustan James Franco y John Lithgow, ese actor magnético que actúa como detonante y como elemento sensible de la película, un tipo maravilloso al que los seguidores de Dexter vamos a tardar un tiempo en desasociarle del asesino Trinity. Y me gusta mucho, como no, Freida Pinto, qué chica más guapa ¿eh?, muy mona, más mona que las monas que salen en la película. Su papel es un poco de mujer florero, vale, pero qué guapa es, tú.
Los efectos especiales de la película son los necesarios: los que hay que aplicar a los simios. Como decía mi querido y sin embargo admirado Javier Ocaña en El país, los saltos y brincos que dan estos monetes son un poco falsos, como falsos eran algunos movimientos de Gollum. Pero se hacen perdonar, como se hacían perdonar los inocentes efectos de Ray Harryhausen cuando la película de aventuras en la que se integraban merecían la pena. Y digo esto porque normalmente las precuelas y secuelas no salen bien. Es un prejuicio, pero muchas veces se hacen sólo para lucir los efectos especiales que los originales no tuvieron, olvidando las ideas y los guiones.


Pero no es el caso de El origen del planeta de los simios. Estos monetes molan.
Mi siguiente post será más corto.