viernes, 23 de abril de 2010

Festival de Málaga 2: Unax Ugalde, Irene Escolar y tres chicas (señoras) Almodóvar

Lunes 19
9:00. Comienzo el día con una ilusión bestial, porque en el buffet del desayuno del hotel hay Frosties de Kellogs y ayer no había y a mí me gustan mucho los Frosties.
9:05. Me los como. Mierda, si los Frosties no son los que me gustan, los que me gustan son los Krispis. Qué lío es todo.
11:30. Me persono en el Teatro Cervantes con Gonzalo Cabrera y mi señora, que os pensaréis que se está pegando un fin de semana de aúpa en Málaga a mi costa, pero qué va, la teníais que ver sujetando el reflector de luz, recogiendo acreditaciones o llevando cintas de acá para allá. Gonzalo del Prado, de A3, opina que deberíamos pagarla.
El Teatro Cervantes, para que veais que es verdad que existe.
12:00. Proyección de Bon appétit, película de David Pinillos de cuyo guión es coautor mi amiguete Paco Cabezas. Justo antes del inicio de la película me lo encuentro con Patri y su niña Marina, que es lo mejor que han hecho nunca estos dos juntos, y mira que han hecho guiones y programas buenos. La película me parece sólo normal. Es una historia de amor y desamor con el telón de fondo de la gastronomía, algo que últimamente veo con demasiada frecuencia en el cine. Se desarrolla en Zurich, Munich y Bilbao, así que ahora no habrían podido rodarla por la nube de ceniza. Creo que Paco ha escrito mejores guiones y supongo que David dirigirá mejores películas, pero Bon appétit, a medida que avance el Festival, se me va a ir revalorizando, porque está por encima de la media de lo presentado en Málaga.
14:00. Entrevisto al protagonista de la película, Unax Ugalde, y a su director, David Pinillos. Los dos la defienden muy bien. Unax me cuenta que estuvo un tiempo practicando en un restaurante la manera de enfrentarse a los platos, y que un día le vio salir de la cocina Manuel Gutiérrez Aragón y se quedó perplejo como pensando: “pobre chico, cómo le está golpeando la crisis en el cine”.
15:30. Con tanta tontería me entra hambre y en estos casos procuro comer. No es una perogrullada, quienes me conocen saben que puedo aguantar 80 días, e incluso menos, sin comer ni dormir. Es lo que pasa cuando eres intelecto puro.
17:00. Mi chica dice que ya está bien y se vuelve a Madrid. Es en AVE, así que no hay problema de nubes de ceniza a no ser que el maquinista fume a escondidas. Ahora tendremos que llevar nosotros las cintas de acá para allá.
19:00. Rato libre. Aprovecho para revisar el correo, teñirme el pelo como una cebra y pintarme las uñas de los pies. Me queda todo fatal y vuelvo al look original.
20:00. Vaya, el look original también me queda fatal.
21:30. Llamo a Antonio, mi supercámara y dire de foto, para quedar a cenar. Le despierto. No son horas de siesta, así que accede a salir a cenar. Mola que te despierten para darte de comer, como a los bebés.
22:00. Cenamos en el Mariano, un lugar muy recomendable si te gusta el buen pescado fresco (qué lubina, qué rodaballo) y si eres rico. Vemos en la mesa contigua a Imanol Uribe y Ángela Molina. Ayer cenamos al lado de Kiti Manver y Jorge Roelas. Es lo que tiene el Festival de Málaga, que vas andando y viendo famosos, como si estuvieras en el Sálvame
Mira, la playa.
Martes 20
7:30. Levantarse a estas horas, salir de la habitación del hotel, que se abra la puerta del ascensor y que esté dentro Carlos Pumares con cara de pocos amigos no es la mejor manera de comenzar el día. La mejor manera de comenzarlo es despertar al lado de una mujer negra, joven, de cuerpo escultural y brillante piel de ébano, que sonriente y sensual te acaricie los pómulos y la cara interna de los muslos. Pero desgraciadamente eso nunca pasa, y lo de Pumares sí.
9:00. Me voy al Teatro Cervantes con Miguel Balanzategui a ver El idioma imposible. La veo. Habla de los 80, la heroína, el enganche a la droga, el enganche al amor. La protagonizan Irene Escolar, la yonqui más guapa y lozana que he visto nunca, y Andrés Gertrúdix. Me parece un cortometraje alargado, arriesgada y demasiado personal. Ojalá me equivoque, pero dudo que las distribuidoras se peleen por estrenarla.
11:00. Hablo con el director, Rodrigo Rodero, que me hace una interesante defensa de la película. Cuando un director me explica su película, suele cambiarme un poco la percepción inicial, pero el 99% de la gente que va al cine no puede hablar con el director, no sé si me explico. Juntos recordamos las pelis del cine quinqui de los 80 de Eloy de la Iglesia o José Antonio de la Loma, que trataron en vivo el tema que hoy ha recogido Rodrigo.
11:20. Encantador Andrés Gertrúdix, con el que me volveré a encontrar y a charlar varias veces en el Festival, y encantadora Irene Escolar, que dijo que yo hago unas entrevistas cojonudas. Pero las cojonudas fueron sus respuestas, porque ha madurado muchísimo como actriz y mujer desde que la entrevisté por Los girasoles ciegos. O sea, quiero decir que ha madurado por su cuenta, no porque la entrevistara yo. Y qué piernas, amigo, dicho esto con el tono de Astérix cuando hablaba de la nariz de Cleopatra.
12:00. Segunda película del día, El dios de madera, de Vicente Molina Foix, con Marisa Paredes de prota y dos inmigrantes, uno negro y otro moro. O un subsahariano y un sobresahariano, como os suene mejor. La película habla de inmigración, racismo, homosexualidad y homofobia. Tiene frases y escenas para la antología del humor no pretendido, como un solemne “qué negro eres” en boca de Marisa Paredes. Vicente Molina Foix está preciosista en la forma y evidente en el fondo, justo lo contrario que yo en la vida.
14:30. Hablo con Marisa Paredes, que en la entrevista es menos solemne de lo que me esperaba, aunque me cuentan una frase suya genial declamada a su jefe de prensa como la dama de la escena que es: “Acaso… ¿Acaso he perdido el bolso?”. Marisa defiende como nadie su papel, aunque me da la razón en que se nota que está escrito por un literato (tiene un complicadísimo monólogo de 5 minutos). Y le encanta hablar de la situación del cine español, y lo hace muy bien, no olvidemos que fue la Presi durante casi 4 años. Vicente Molina Foix me enumera las escenas de las que está más orgulloso, pero no me mira cuando me habla, cosa por la que tampoco puedo culparle: yo procuro mirarme lo justito al espejo cuando me hablo.
16:00. Comemos algo y me pido un café con leche caliente. Me quemo la lengua. Si es que estoy gilipollas, a mí como me gusta el café es con la leche templada.
Ana Belén, Irene Escolar y Marisa Paredes en la alfombra roja.
18:00. Nos vamos a las alfombras rojas del Teatro Cervantes. Mario vuelve a hacerme las fotos que ilustran este post. Antonio vuelve a grabar las imágenes para televisión, en las que saca guapos a los que lo son  y a los que no lo son, yo no sé cómo hace esto, Antonio. Los demás bebemos cerveza y discutimos de política. A Mario y Antonio les damos cerveza antes. Nos hemos juntado 5 personas que si no toman cerveza se caen al suelo de la pena.
20:00. Desfilan por al alfombra Assumpta Serna vestida del siglo XIV (os lo juro), Jorge Roelas, Pilar López de Ayala, Alberto Amman, Miguel Ángel Muñoz, Antonio Dechent, Ana Belén y todos los de las películas ya mencionadas. Los malagueños les gritan mucho.
21:30. Me vuelvo al hotel porque estoy durmiendo una media de un rato al día y no puedo ni con mi alma. Me pongo a leer y me da la una. Todavía me quema la lengua.
Miércoles 21
Me levanto de nuevo a las 7:30, lo cual, queridos amigos, es una mierda.
9:00. Otra vez al Teatro Cervantes para ver La vida empieza hoy, de Laura Mañá, una comedia sobre el sexo en la tercera edad con Pilar Bardem, María Barranco y Rosa María Sardà. Por fin una película que me convence. Yo le daría la Biznaga de Oro del Festival si estuviera seguro de lo que es una biznaga.
10:30. Me encuentro con Begoña y David, de TV3, y con Carlos Alonso de Fotogramas, y volvemos a decirnos que tenemos que quedar a cenar un día, pero es que no es tan fácil encontrar el momento cuando estás en un festival. Todos coincidimos en que La vida empieza hoy es de lo mejorcito de la sección oficial.
12:00. Tengo el privilegio de hablar con Pilar Bardem y María Barranco de la película. Les transmito mi entusiasmo a las dos, cosa que, como es normal, les importa un pito. Pero coinciden conmigo en que la película es delicada, sensible, tierna, divertida y que nos reímos “con” estos personajes que viven el sexo en la madurez, pero no “de” ellos. Con Pilar Bardem me iría a tomar unas cañas y a hablar de política. Con María Barranco quedamos mañana para una entrevista personal de 30 minutos.
12:30. Hablo con Laura Mañá y le digo que va a ganar el Festival. Estoy desatado. Qué inteligente y atractiva es Laura Mañá. Qué buena película ha hecho. Qué buena entrevista me da. Qué patético soy, cómo se me nota cuando me gusta alguien.
13:00. Completo la ronda con la encantadora Mariana Cordero y con el listísimo Fernando Tielve. Estos horarios se me solapan con la otra película del día, Rabia, así que no puedo ir a verla, pero mi realizador Gonsalo Cabrera dice que también es muy buena, y yo de Gonsalo me fío totalmente, pero nunca le dejaría las llaves de mi casa porque tiraría dos tabiques y me la reformaría completa.
17:00. Después de comer tomamos el café con Antonio Rubial, el representante de, agarraos, Penélope Cruz, Elena Anaya, Goya Toledo, Lola Dueñas, Clara Lago, Najwa Nimri, Angie Cepeda, María Botto, Leticia Dolera, Manuela Velasco, Natalia Verbeke, Marta Etura… Nos cuenta cosas interesantísmas (y discretísimas) de sus chicas. Yo no os las cuento porque no soy esa clase de hombre chismoso.
19:00. Con Antonio y Mario elaboro nuestros clásicos ránkings de maromos de Festival. Nos gustan las piernas de Irene Escolar, el rollo de Laura Mañá, la sonrisa de Ingrid Rubio y el cerebro de todas ellas (esto último lo he puetso para no parecer un machista, que esto es un blog, no la barra de un bar).
20:00. Acudimos a un encuentro de Ángela Molina con el público. Infiltrados como tal, Gonsalo y yo le hacemos varias preguntas de interés profesional. Ángela es magistral y surreal contando anécdotas de Almodóvar, de su padre (del suyo, Antonio Molina, no del de Almodóvar), de Buñuel, de Victoria Abril“¡Cómo me cansa hablar de mí!… pero son cosas de la vida”, “No recuerdo esa anécdota con Paco Cabezas, pero me gusta. Igual se la ha inventado él”, “Estoy acostumbrada a llenar los teatros, pero qué pocos habéis venido hoy”. Es buenísima, la Molina.
Ángela Molina entrevistada por Luis Alegre, que estuvo un poco serio.
22:00. Cenamos en Casa Vicente. Qué gambas. Me lo paso pipa oyendo otras anécdotas de cine, las de Miguel Balanzategui, un productor con el que cubriría incluso al Festival de la OTI.

0:00. Dos copazos (o tres) en el Tolouse. Aparece Dani Rodríguez, un redactor con el que curré estos últimos años y seguro que curraré otra vez en breve. Aparece Laura Mañá en el local y me saluda muy simpática, aunque igual esto no sucedió porque luego también se me apareció en sueños.