miércoles, 3 de junio de 2009

Polanski y otros salidillos (escándalos sexuales de Hollywood)

Hace unos meses se estrenaba en las salas de cine (en pocas) un documental producido por Steven Soderbergh llamado “Roman Polanski: se busca”, que en versión original tiene un título mucho más sugerente: Roman Polanski: wanted and desired (al menos han respetado el “Roman Polanski“, porque conociendo a las distribuidoras españolas podían haberla traducido como El romano polaco que quería deseo).
Yo he tenido ocasión de verlo esta semana. Y al acabar te deja una sensación de mal cuerpo, a no ser que, como yo, ya tengas el cuerpo mal por defecto de fábrica. Lo que quiero decir es que se me empezaron a cruzar ciertos cables. Me dio la impresión de que la chica no fue tan forzada como se dice, pero lo cierto es que la chica tenía sólo 13 años. O sea, que veo un delito así de grande, pero no la presunta inocencia (moral, no legal) de la niña. Me estoy metiendo en un berenjenal muy peligroso que no le conviene nada a mi carácter, pero es que ya sabéis que yo dudo de todo, y encima a lo mejor ni sabéis de qué os estoy hablando.
Asín que mejor sus lo cuento desde el principio.
Roman Polanski fue arrestado en 1977 acusado de drogar y violar en casa de Jack Nicholson a una modelo de 13 años que tenía que retratar para una revista (¿por qué siempre tiene que aparecer Jack Nicholson en asuntos tan chungos?). La familia de la víctima no pidió el encarcelamiento de Polanski: sólo que admitiera su culpa y entrara en rehabilitación. Pero Polanski se vio inmerso en un proceso rocambolesco, con un juez con delirios de estrella que deja los de Garzón a la altura del betún. Después de muchos tejes, condenas, pactos y manejes, Polanski no se fió del juez, y en 1978 huyó a Francia, donde por ley no puedes ser deportado a EEUU. Desde entonces no ha regresado, ni siquiera para recoger su Oscar por El pianista, por temor a que en pleno discurso de agradecimiento aparecieran Jack Bauer de “24? y “Horatio Cane” de “CSI” y le detuvieran en público.
Roman Polanski en la entrada de los juzgados, en 1977
Yo no puedo condenar ni absolver a Polanski. No sé lo qué sucedió esa noche ni creo que haber rodado El pianista, Repulsión o La semilla del diablo le libere de toda condena. Pero después de ver este documental da la sensación de que algo olía a podrido en Dinamarca y en el proceso judicial, que se buscaba un castigo que gustara a la prensa y conformara a Polanski, incluso años más tarde se le llegó a ofrecer una condena mínima a cambio de televisar el juicio… De hecho, los abogados de Polanski han pedido el sobreseimiento del caso basándose en datos del documental. Y en este momento yo me planteo: ¿es reflexivo el verbo “sobreseer”? ¿Me puedo yo sobreseer a mí mismo? ¿Yo me sobreseo, tú te sobresees, él se sobresee? No lo sé, no es importante eso ahora.

Pero el “caso Polanski” no es el primer escándalo sexual con acusación de violación en la historia de Hollywood. Oh, no. Hay más.
FATTY ARBUCKLE. Fatty fue una de las primeras estrellas del cine mudo, o del cine cómico, como lo llamaban cuando yo era un niño, allá por los primeros años 90 (este dato sobre mi edad no es muy exacto, pero a vosotros qué más os da y a mí me hace ilusión). Fatty era “el otro gordo” del cine de aquella época, aunque era anterior a Oliver Hardy. De niño, las aventuras de Fatty no me hacían muchas gracia, porque me parecía un tipo duro y desagradable. Sí me encantaban las de Charlot, Harold Lloyd, El gordo y el Flaco o Harry Langdon, un desternillante e ilustre semidesconocido. Años más tarde leí su historia y descubrí que yo no era el único al que Fatty le resultaba desagradable. Resulta que Roscoe Conkling Arbuckle (Fatty) organizó una fiesta en su hotel a la que llevó a unos amigos y unas mujeres. Una de ellas, Virginia Rappe, enfermó gravemente y a los tres días murió por una peritonitis causada por la perforación de la vejiga. Una amiga que se encontraba en la fiesta acusó a Arbuckle de violarla con una botella.
Roscoe Conkling Arbuckle. El de la fotito con el marco amarillo es su alter ego "Fatty".
Fatty estaba tranquilo, muy seguro de ganar el caso. Pero no contaba con el acoso de los periódicos de William Randolph Hearst (el Ciudadano Kane de Orson Welles), que vieron un filón amarillo en el caso y realizaron un juicio paralelo. Arbuckle fue declarado inocente de la muerte de Virginia Rappe. Pero los estudios prohibieron cualquier muestra de apoyo público y el organismo que controlaba la producción cinematográfica retiró todas sus películas. Fatty no volvió a trabajar tranquilo. Murió alcoholizado a los 46 años.

GERARD DEPARDIEU
. Unos días antes de la ceremonia de los Oscar de 1991, la revista “Time” rescató unas declaraciones de hacía 13 años de Gerard Depardieu a una publicación no muy relevante (Depardieu estaba nominado por Cyrano de Bergerac). El actor contaba en francés que de niño “había presenciado” una violación. La revista tradujo que “había participado” en ella. Prensa y asociaciones feministas comenzaron una campaña contra Depardieu, y el actor no ganó el Oscar. Nunca sabremos si fue por este motivo o no, pero unos días antes de saltar la noticia, Depardieu encabezaba todas las quinielas.
Hugh Grant posando, y no precisamente para GQ
HUGH GRANT. Es el de Hugh Grant el único de estos casos que me hace un poco de gracia. Porque se montó un escándalo brutal por algo sobre lo que aquí pensaríamos: ¿bueno y qué? (aunque a lo mejor peco de iluso pensando esto). Pero su detención en 1995 estuvo en boca de todo el mundo, y en especial en la de la prostituta de color (negro) Divine Brown, que le estaba practicando en el coche una… bueno ya sabéis… ji ji ji… a ver cómo lo digo… una… ji ji ji… vamos: que Divine Brown le estaba comiendo a Hugh Grant el tubito del amor. Para mí, el auténtico delito de Hugh Grant fue buscar una prostituta normalita teniendo a Elizabeth Hurley en casa. Hurley le dejó, Hugh Grant tardó en quitarse el sanbenito de putero mayor del reino, y Divine Brown se paseó por platós y revistas dándole a la lengua. Contando la relación, quiero decir.

EDDIE MURPHY.
Pasamos de Málaga a Malagón. El desternillante Eddie Murphy (el adjetivo va con cierta ironía) fue detenido por llevar en su coche a un travesti de 21 años a las 4:45 de la madrugada. Murphy explicó que padecía insomnio, salió a pasear en coche y a la vuelta recogió al travelo para llevarlo a casa (a casa del travelo, en la de Murphy estarían su mujer e hijos). Como no había pruebas de ningún acto sexual, Eddie Murphy fue absuelto. Le salvaron dos cosas: no fue pillado in fraganti y por una vez en su vida no iba vestido de señora gorda.
ROB LOWE. Rob Lowe tiene varios borrones en su currículum o currínabum. Una vez se filtró un video casero (¿¿pero cómo se “filtran” estas cosas, por Dios??) en el que mantenía relaciones sexuales con dos mujeres, una de ellas menor de edad. Años más tarde, la ex-niñera de sus hijos le acusó de abusos sexuales. Después se estuvo tratando la adicción al sexo, como Michael Douglas y David Duchovny. Que a mí lo de la adicción al sexo me encanta: tú le confiesas esto a tu mujer en Hollywood y como es una enfermedad superchunga, pues ella te perdona y te dice comprensiva: “pobrecito, a ver si te curan en la clínica”. Le voy a decir yo a la mía que me estoy tirando a Perenganita porque pobrecito, soy sexoadicto, a ver qué pasa.
Y hablando de hacer pruebas: ahora es donde voy a intentar demostrar que la prensa puede arruinar una carrera brillante con un simple rumor. Ojo, no digo que los casos que he contado sean rumores. Pero sí parece que en algunos de ellos la prensa fue a por el filón de ventas sin reparar en los daños morales a violadas, presuntas violadas, violadores y presuntos violadores.
Voy a lanzar un rumor sobre mí. Si en 7 días he perdido mi empleo en CANAL+, ya no quieren que colabore en radios y Menstyle me pide que clausure este blog, habré triunfado. Veréis:
Hace dos años, tras una fiesta privada en Beverly Hills, acabé en una suite del Hotel Carlton (propiedad del primo del Príncipe de Bel Air) con Angelina Jolie, Elle McPherson, Scarlett Johansson, Monica Bellucci, Charlize Theron, Halle Berry y Fofito. Fofito se fue pronto porque tenía una gala al día siguiente. Los demás nos quedamos haciendo el amor como locos, que si jacuzzi por aquí, que si la postura del caracol por allá (¿¿que no conocéis la postura del caracol?? Pero qué pardillos…). Eso sí: reconozco que una de ellas no quiso practicar el acto conmigo por sexta vez, y tuve que forzarla. No digo su nombre por respeto. Pero lo reconozco: la forcé un poco.

Bueno, ahí queda el rumor. Veréis ahora la que se lía.