lunes, 15 de junio de 2009

Las consecuencias de la telebasura

En noviembre de 1992 tuvo lugar el terrible crimen de las niñas de Alcàsser, un tremendo episodio de nuestra crónica negra jamás resuelto del todo. Aparentemente, el máximo culpable (un tal Antonio Anglés) se fugó en un barco, o se arrojó al mar, ya no lo recuerdo bien, el caso es que desapareció de la faz de la tierra. El otro culpable, un tal Miguel Ricart, fue condenado a 171 años de cárcel. Mucho antes de esta sentencia, y la misma noche en que se encontraron los cuerpos de las niñas, a la indescriptible Nieves Herrero se le ocurrió montar el escenario de su programa De tú a tú en la plaza de Alcàsser y reunir a los vecinos para que hablaran del tema en caliente y sin demasiado conocimiento de causa. Si llega a ser por ella, la pena de muerte hubiera sido reimplantada en España ese mismo día. Entiendo el dolor de la gente, pero me pareció tan irresponsable y tan bajo de moral ese programa, que para mí ése fue el día en que nació la telebasura en España (aunque ya sé que no es así). De Nieves Herrero os podría contar algunas anécdotas muy divertidas que me regala un amigo al que adoro y que trabajó con ella, como que la primera vez que Nieves decidió “salir a la calle” para vivir de cerca los reportajes, los suburbios, la miseria… le robaron el bolso y ya no volvió a intentarlo. Pero hoy no me apetece, ya otro día os las cuento si eso. 

Fragmento del careto de Nieves Herrerro.
Luego llegó Pepe Navarro con Esta noche cruzamos el Mississippi, y llevó el tema de Alcàsser hasta el paroxismo. Cada noche acudía a su programa Fernando García, uno de los padres destrozados por el crimen y que hacía lo que podía para esclarecer la verdad. Imaginaos (y comprended) en qué estado emocional. También llevaba Pepe a un criminólogo supersiniestro llamado Juan Ignacio Blanco, que hacía por su cuenta una investigación y un juicio paralelos. Y de vez en cuando aparecía en el programa un hermano de Anglés, “El Mauri”, que soltaba perlas como “yo aquella noche no sé dónde estaba, pero estaría drogándome por ahí”, que luego repetían en el programa como si fuera una coña de Juan Jesús, ese friki descubierto por Javier Cárdenas. Y estas “tertulias” se hacían todas las noches. TODAS. Eran el hilo conductor del late night, como ahora lo pueden ser Gran Hermano u Operación Triunfo. Después de esto ya sí, salía Lucas Grijánder y te meabas.
"Esta noche cruzamos el Mississippi". El instigador, la víctima y el aprovechao.
Cuando tuvo lugar el juicio, en 1997, Canal 9 (Valencia) recuperó las figuras del padre y el criminólogo para comentar con ellos cada jornada del proceso. No pude ver estos programas, pero leo que en ellos Fernando García (insisto: en manos de la desesperación y de la búsqueda de justicia) acusó, difamó, calumnió, etc.

Ahora un juez de Valencia ha dictado sentencia contra el programa Juì de Alcàsser, “por alimentar reacciones mentales insanas para aumentar la audiencia”. Canal 9 tiene que pagar unos 210.000 euros (o sea, lo que viene a valer un dedo del pie de Cristiano Ronaldo). Fernando García unos 270.000. El criminólogo 350.000. El director del programa y la presentadora han sido absueltos, no me preguntéis por qué. Y tampoco hagáis mucho caso de estas cifras, las copio de una información de Internet y yo me lío mucho con los números, no sé ni contar hasta cinco, mirad: uno, dos, cuatro, ocho, ¿veis?
Un mapa de Alcàsser.
Y ahora soy yo el que se va a poner visceral, populista e irracional. Allá va mi sentencia: el padre de la niña debería ser absuelto, porque fue manipulado por profesionales de la comunicación para buscar audiencia, tirándole de la lengua y jugando con su desesperación y desgracia. Los de Canal 9 deberían ser condenados a pagar tres veces todo el dinero que exige el juez, a pachas con el director, la presentadora y el criminólogo, al que supongo que la publicidad le vino de perlas porque luego escribió libros y todo. Además, les daría a los tres con una vara de bambú en la cabeza hasta que les picara mucho. Y a lo mejor hasta los metía en la cárcel un rato.

A Pepe Navarro y Nieves Herrero también les metía un multazo ejemplar, es más, donaría las cantidades a las familias de las niñas. Por exhibir públicamente el dolor de un pueblo y de unos padres (los de las otras niñas eran contrarios a la “estrategia” que seguía Fernando García), y por aprovecharse de sus manifestaciones moldeándolas a su gusto con la ayuda del criminólogo chungo. Nieves Herrero, además, ponía cara de mucha pena. Pues 10.000 euros más por sobreactuar, hala. Y además, les obligaría a los dos a ver todos sus programas y les tiraría de los pelos de la nariz tres veces.

Y no les metería en la cárcel porque pobres presos.