De vez en cuando me despierto sudoroso en
medio de la noche escuchando en mi cabeza la voz de María Jiménez, la persona
que me propuso hacer este blog y a la que nunca se lo podré agradecer lo
suficiente. O tal vez sí, no lo sé. El caso es que, en mis sueños, María se me acerca y me dice con su dulce voz:
“¿Pero este puto blog no tenía que ser de actualidad de cine y
televisión? ¿Qué coño tienen que ver con eso las Mama Chicho, AC/DC y
Eurovisión? Botarate, que eres un botarate”.
Y
luego me arropa y me besa en la frente.
Por
eso, de vez en cuando, me gusta hablaros de las películas que veo antes de que
se estrenen en los cines, sobre todo si después puedo entrevistar a sus
elencos. Me encanta esta palabra, “elenco”. Si alguna vez tengo un hijo le
llamaré “Elenco” o “Gustavo García”.
El lunes vi 7 minutos, una comedia española de Daniela Féjerman que se estrena mañana (Daniela antes dirigía películas con
Inés
París,
y ésta es la primera que hace por su cuenta). Los 7 minutos del título se
refieren al tiempo que te dan en los locales de citas rápidas: tú te sientas 7
minutos con una persona de diferente sexo, charlas, y a los 7 minutos cambias
de mesa y de pareja. Y empiezas otra vez. Y así todo el rato. O sea, es como una
orgía de elocuencia con polvos rápidos y dialécticos, con gatillazos y todo.
Luego votas a las personas que te han gustado, y si alguna te vota a ti, pues
los responsables del local te pueden poner en contacto con ella para que te la
tires. 7
minutos
no es la comedia del siglo pero se deja ver, está por debajo de Gente de mala calidad y por encima de Al final del camino, por citar dos ejemplos del
último año. Tiene buenos golpes, el guión no fracasa estrepitosamente y las
interpretaciones son muy correctas, lo mejor que hace Daniela es dirigir actores. Y hablo
de pesos pesados como Antonio Garrido, Marta Etura, Toni
Acosta, Luis Callejo, Pilar Castro, Asier Etxeandía…
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Un fragmento del cartel de "7 minutos". |
Por ejemplo, con Daniela Féjerman estuve hablando off the record (o sea, fuera del disco) en un ratito en el que se nos fue la luz de los focos. Yo le decía que la iban a criticar porque el guión de su película está co-escrito por la Ministra de Cultura Ángeles González Sinde. Daniela, que es un cielo, lo sabe perfectamente, pero me aclara que cuando escribió 7 minutos con Ángeles, no es que no fuera ministra, es que no era ni Presidenta de la Academia. Da igual, aún así se lo criticarán, pero no será mi caso. También me explicó cómo era eso de dirigir una película con otra persona sin tirarte a la cabeza los platos del cátering, y me lo explicó muy bien. Tras algo más de 7 minutos (realmente fueron 20), yo me podría enamorar un poquito de Daniela Féjerman, pero no mucho porque si no luego mi cuñado sería Andy Chango.
Toni Acosta ganó en Málaga un premio
con esta película. Toni Acosta es un cielo. Antes de
empezar la entrevista nos trató a todo el equipo como si fuéramos personas (lo
digo porque muchos actores no lo hacen, no saludan, no se dan cuenta de que la
cámara la maneja un ser humano, etc). Comentaba Toni que esto de las citas
rápidas le parece genial: tiene un amigo adicto en Nueva York que está
encantado porque allí son 9 minutos en vez de 7, y le va muy bien. Pero le da
pena perder esa etapa de la seducción, las dudas (¿le gustaré yo?) y como ella
dice, el miedo a meter la pata. Estoy de acuerdo: me encanta esa época en la
que estás enamorado de alguien y entonces te conviertes en un ser torpe y patético
que no para de meter la pata (o de pensar que lo hace). Lo que no le pregunté
es cómo son las Navidades de alguien que es la nuera de Raphael. ¿Ven en su casa el
especial de Nochebuena? ¿Se levanta Raphael en los postres y canta el Ropopompom, ropopompom? De ser así, ¿qué cara pone
Natalia
Figueroa? ¿Es negro el pijama de Raphael? Tras algo más de 7 minutos
(serían unos 15), yo me podría enamorar de Toni Acosta, pero pasaría de tener a Andy Chango de cuñado a lidiar con Raphael, que de momento es su
suegro y mío no sé lo que sería.
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Toni Acosta. Es muy buena actriz y muy maja, muy maja. |
Tenía ganas yo de hablar con Marta Etura, porque me parece un pedazo de actriz y porque en el pasado se me frustraron dos entrevistas con ella. Marta es tan dulce, tan agradable, tan sonriente, que te transmite calma y paz, dos cosas que ahora mismo me vienen de perlas. Tampoco es fan de las citas rápidas: ella necesita tocar, sentir, necesita la piel, dice. “Pues tócame a mí, reina mora”, pienso yo, pero no se lo digo porque tengo puesta mi “sonrisa boba de entrevistas de haz como que la escuchas con interés”. Tras algo más de 7 minutos (serían unos 15), yo me podría enamorar de Marta Etura. Y me sobrarían 14:50.
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Marta Etura, qué mona. |
Si habéis tardado 7 minutos en leer este post, podéis votarme y ya si eso pues después nos liamos. Pero si os da cosica, me conformo con un comentario.