Silvio Berlusconi es un maestro. Un genio. Un
vividor. Un machista. Un golfo. Un salido. Un cerdo. Vaya, me he ido calentando
(con perdón de la expresión). Pero es que toda la información que ha salido
estos días sobre Villa Certosa (desde este momento “Villa Cerdosa”) me tiene atónito. No por Berlusconi, del que ya me espero
cualquier cosa, sino por QUIÉN es Berlusconi. Las fotos que hemos visto
estos días, esas chicas semidesnudas bailando o peleándose (no lo distingo),
ese ex-ministro checo con su pistolita cargada, esas jóvenes paseando en bolas
por el jardín… todas esas fotos las puedo ver sin escandalizarme en casa
de un empresario, constructor, magnate, editor, y me gustaría verlas en casa de
una empresaria, constructora, magnata, editora… Y ojo, que a mí me la suda lo
que haga un primer ministro de puertas para adentro, lo que no me la suda es
que un país elija al anfitrión de esas fotos como máximo mandatario para que
luego les dicte clases de moral sobre la eutanasia, por ejemplo. Y que sus
votantes le perdonen, incluso le rían, ciertas declaraciones sobre inmigrantes,
chistes sobre mujeres violadas (“es imposible tener tantos soldados como chicas italianas
guapas”),
propuestas de presentar modelos a las eLecciones (con “L”, no con “R”), relaciones con chicas de
18 años antes de que tengan 18 años.. y por supuesto su Villa Cerdosa. En fin, pues que los
italianos le voten. Allá ellos.
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Las Mama Chicho. De ellas hablo más abajo, pero pongo ahora la foto para subir la audiencia. |
La
Teleteta
Así se bautizó en 1990 y 1991 a la recién nacida Telecinco. Telecinco era “Teleteta”. En esa época la dirigía Valerio Lazarov, y había gente que pensaba
que Valerio era el artífice de este despelote televisivo. No. Era Berlusconi. En 1990, Berlusconi era uno de los máximos
accionistas de Telecinco (con un 25%), que nació a imagen y semejanza de su Canale Cinque. Meses más tarde, Telecinco mostraba su primera teta. Y
no era en un programa español, sino en uno italiano que se emitía doblado (pero
doblado al español por encima de lo que se oía en italiano, era horrible, pero
qué más daba), y que se llamaba Colpo Grosso. Mi amigo Luis y yo nos
sabíamos la canción, aunque nos inventábamos un poco la letra. Lo presentaba un
señor algo gordo y bigotón (o sea, un adonis, no era muy feminista el programa,
no), y si los concursantes ganaban o acertaban, las chicas Cin Cin les enseñaban las tetas. Suena un poco básico, pero era
así.
Más tarde se hizo una
versión española, que era más horrorosa si cabe. Se llamó Ay, qué calor, lo
presentaba Luis Cantero,
un mítico periodista de Interviú, y copresentaba la ex Miss España Eva Pedraza. Los dos lo
hacían fatal, pero las chicas Chin
Chin seguían enseñando las tetas, que era de lo que se trataba.
Aunque Ay, qué calor era como en un barco, el
verdadero buque insignia de la Teleteta
fueron las Mama Chicho (atención al ingenioso
juego de palabras “barco-buque”). Las Mama
Chicho salían en un programa delirante de humor llamado Tutti Frutti. Se emitía
los sábados por la noche, pero también los domingos por la tarde. Y como era
horario de protección infantil, las chicas no podían extraerse las peras, así
que se paseaban por la plaza simplemente en tanga. En Tutti Frutti salían genios del humor como Cruz y Raya (que creedme,
mejoraron con el tiempo), Raúl
Sénder, Juanito
Navarro,
Farsantes fingidos, Fedra
Lorente, Jordi
LP… Era muy fuerte. Y las Mama
Chicho cantaban eso de, “Mama, Chicho me
toca… me toca cada vez más…”
Así que la Teleteta se fue convirtiendo en Teleculo, porque se conoce que las bailarinas
preferían mostrar el cachete en tanga que ir con los senos al tuntún. Y el
siguiente que se apuntó al carro fue Emilio
Aragón en su programa VIP
Noche, donde aparecieron las Cacao Maravillao. Las Cacao eran como las Mama Chicho, pero en negro. Presentaban a un
supuesto patrocinador del programa, y creo que todas eran brasileñas. Por
supuesto también tenían una canción y un baile. Y VIP Noche era un programa que se llamaba así
para distinguirlo de VIP (a secas, que
era diario), VIP Corazón, VIP Guay, VIP Mar y
VIP Vaporub. Que me corrija Enrique Catá (el oráculo
televisivo de Hachette), pero creo que
nunca llegó a haber un VIP Pressing,
palabra con la que Telecinco despachaba
en esa época cualquier cosa que tuviera que ver con deportes.
“Claro” – replicaréis con voz de niño preguntón de telefilme
estadounidense –, “pero Emilio Aragón sacó a estas chicas semidesnudas
porque le obligaban Telecinco y Berlusconi, si Emilio Aragón es supersanto y no es nada
machista, pero mírale en Médico de familia”. Sí, ya. Los cojones (con
perdón). Emilio se fue años más tarde a Antena 3, a presentar El gran juego de la oca. ¿Y quién salía en la
cabecera del concurso? Pues las Oquettes, unas chicas ligeras de
ropa que cantaban y bailaban cosas tan profundas como “Di cua-cua y así una oca serás”. Entre ellas, por cierto,
estaba Paloma
Gómez,
que era la niña de Valentina, aquella película de Jorge Sanz, con el que tiene un hijo,
creo. En El
gran juego de la oca también había una
luchadora de barro. Muy feminista también, todo.
Después llegarían más tetas,
más bailes, más chicas… Pero la mítica Teleteta
Berlusconiana se basó en estos
cimientos. Algunos nos conformábamos con ver a esas esculturas por la tele,
aunque luego nos quejáramos de lo zafio que era todo. Claro, porque no teníamos
una Villa Cerdosa. Si no, de qué íbamos
a necesitar un canal de televisión…