lunes, 7 de junio de 2010

De cómo Terry Gilliam fracasó al rodar El Quijote, de cómo desfació el entuerto y de lo que acaesció en otros rodajes malditos

Aviso: este post es muy largo. Pero es porque está maldito. Os cuento:
Resulta que Terry Gilliam va a retomar ya, pero ya-ya, su viejo proyecto de rodar una película sobre Don Quijote. Viejo porque en el año 2000 intentó rodar The man who killed Don Quixote, un proyecto en el que Sancho Panza era Johnny Depp (bueno, más bien un tipo al que Don Quijote confunde con Sancho Panza) y Don Quijote era Jean Rochefort, al que se parecía un montón mi padre, cosa curiosa, porque mi padre era un manchego loco por y como Don Quijote.
Después de diez duros años, Terry Gilliam (otro Quijote) consiguió financiación para su película y comenzó a rodar en España, concretamente en Las Bardenas.
El rodaje duró seis días.
En esos seis días, el equipo descubrió que cada quince minutos un reactor de la OTAN les arruinaba el audio y el vídeo. Los días durante los cuales decidieron esta localización no hubo vuelos. Terry Gilliam declaró el otro día: “sólo volveré a esa localización si la OTAN quiebra, y sospecho que eso o va a ocurrir”.
Terry Gilliam durante el fallido rodaje de "The man who killed Don Quixote"
En esos seis días, Jean Rochefort sufrió una doble hernia discal que le impidió (y aún hoy le impide) volver a subir a un caballo. A ver cómo haces un Quijote sin caballo.
En esos seis días, Las Bardenas sufrieron unas lluvias y unas inundaciones que arrasaron los decorados y estropearon grab parte de los equipos técnicos.
Al sexto día, los productores pararon el rodaje. Y hasta hoy.
Ese desastre nos dejó, al menos, un maravilloso documental llamado Lost in La Mancha y firmado por Keith Fulton y Louis Pepe, los chicos que estaban rodando el “Cómo se hizo” y que acabaron confeccionando el primer “Cómo no se hizo” de la historia.
En ese documental hay dos momentos mágicos: un breve diálogo entre Gilliam y un miembro de su equipo: “¿Cómo vamos de tiempo?” / “Mal” / “Bien” (cuánto me he reído de esas tres líneas con Tony Partearroyo, otro Quijote que también anda lost, no sé si en La Mancha o en Cinelandia. Otro momento maravilloso es la escena final, en la que un Terry Gilliam ya derrotado se asoma a la ventana de su hotel de Plaza de España, Madrid, y la cámara se aleja de él encuadrándole junta al monumento de Cervantes, Quijote y Sancho que comanda la plaza. Por todo esto, es una gran alegría que Terry Gilliam, diez años después, retome “The man who killed Don Quixote”.
Bueno, pues esto es a lo que se le llama un “rodaje madito”. También vale como rodaje madito el día ése que yo estaba grabando en los estudios de Fama, a bailar con Carlitos y Cristina, resbalé en el hielo, me di una ridícula hostia en el culo y en el brazo y me disloqué la muñeca. Ya sé que no es lo mismo, pero para mí fue muy maldito, vive Dios. Pese a ello, recurro a mi enorme legión de documentalistas (que son mi hermana Bea) y les pido ayuda para recordar otros rodajes malditos. Pues resulta que hay un güevo. No sabía si ordenarlos alfabética o cronológicamente. Al final he sumado los años de nacimiento de los miembros del equipo de postproducción de cada película y he dividido el resultado por la cifra de cada presupuesto en rublos. Lo que me ha dado lo he multipiclado por el número pi y al final me han salido este orden:
La semilla del diablo, 1968
Para empezar, esta película está maldita por los traductores españoles: del título original Rosemary’s baby se sacaron de la manga La semilla del diablo, medio jodiéndonos así el final. Putaditas patrias aparte, es curioso saber que la película se rodó en el edificio Dakota de Nueva York, que siempre estuvo considerado como un lugar maldito y sae lo recomendaron a Polanski para conseguir un clima satánico. Sí: es el edificio en el que fue asesinado John Lennon en 1980, co-firmante junto a McCartney de la canción Helter Skelter. Cuando se estrenó la película, varias sectas satánicas se rebotaron con Polanski por desvelar ciertos ritos que resulta que eran supersecretos, y aseguraron que el director pagaría estas indiscreciones con sangre. El resto ya lo conocéis: al año del estreno de la película Charles Manson asesinó brutal y ritualmente a la mujer de Polanski, Sharon Tate, que estaba embarazada de ocho meses, y a cuatro amigos que estaban con ella. Según Manson, la canción Helter Skelter le inspiró para el crimen. ¿Casualidad o destino? Coño, parezco Iker Jiménez hablando de serendipias
Cartel de "La semilla del diablo". Por si el título no os lo deja claro, el hjo de Mia Farrow es del mismísimo Satanás.
El exorcista, 1973
Ya que hablamos del diablo, vamos a seguir con El exorcista, la película más diabólica de la historia si obviamos Los energéticos. Durante el rodaje de El exorcista murieron nada menos que nueve personas relacionadas con el equipo de producción. Eso es mucho: si pasara eso en mi programa de televisión tendríamos que contratar a varas personas para poder morirnos nueve. Un cámara que estaba etiquetando el rollo que acababa de filmar sufrió un repentino ataque cardiaco; tres personas murieron en un incendio, entre ellos un guarda de seguridad que estaba en el mismísimo dormitorio de la niña posesa que vomitaba verde; su abuelo (el de la niña, no el del guarda, o sea el de la actriz Linda Blair) se murió en cuanto empezó el rodaje, igual que el hermano de Max Von Sydow; el hijo del actor que hacía del Padre Karras no se murió, pero tuvo un accidente de moto que casi le deja en el sitio; y otro actor, Jack McGowran, falleció días después de interpretar su muerte en la película. Cómo estarían las cosas que contrataron a un sacerdote (Thomas Bermingham) para que bendijera los estudios, o sea, que los exorcizara.
¿Y en España? Pues en España le propusieron a Pilar Bardem que doblara a la niña cuando hablaba con la voz del diablo. No aceptó, e hizo bien, porque el techo del estudio de doblaje se cayó durante la grabación. No hubo víctimas. Pero digo yo que qué huevos los que se pusieron a rodar El exorcista 2
La profecía, 1976
Acabemos con Satán. En la otra gran película sobre sus posesiones y apariciones, La profecía, Gregory Peck interpretaba al padre adoptivo del niño ése tan inquietante que llevaba el número 666 tatuado en la cocorota. Volando hacia Los Ángeles para rodar, el avión de Gregory Peck fue alcanzado por un rayo, que mira que deber ser cosa difícil. No pasó nada. Pero el guionista David Seltzer tomó el mismo vuelo tres días después y también fue alcanzado por un rayo, no sé sabe si por el mismo. Más adelante, Gregory Peck canceló un vuelo a Israel que sufrió un accidente sin dejar supervivientes. Otro accidente, pero esta vez de coche, fue el que sufrió el director de efectos especiales con su novia en Holanda. La chica murió decapitada, como uno de los protagonistas de la película. Y otro día, el productor Harvey Bernhard acercó a su casa en coche al director Richard Donner. Cuando se iba a bajar, apareció otro coche que golpeó la puerta del copiloto, y Richard Donner casi pierde la pierna. Esta anecdotilla me preocupa especialmente, porque también a mí me lleva a veces a casa la productora del programa que dirijo, y a ver si por una tontería satánica me voy a pillar un día el cencerrete.
Más cosas: hay unas escenas rodadas en un zoológico, en las que los bichos se ponen muy nerviosos porque el niño es Lucifer, y de eso los hombres no nos damos cuenta, pero los rebecos comunes sí. Pues bien: para esas tomas se alquilaron unos leones. Dos de ellos se escaparon una noche y en vez de irse de copas mataron a un vigilante. Las escenas con leones no se utilizaron en el metraje definitivo. Coño, pues para no usarlas ya podrían haber alquilado dos hámsters, y así no habría que achacar todas estas desgracias al satanismo.
Y para colmo, el IRA, que pasaba por allí, colocó una bomba en el hotel y el restaurante que frecuentaba el equipo de la película. Aún así, igual que con El exorcista, aún les quedaron ganas de filmar La profecía 2.
Superman, 1978
A ver de todas formas si el gafe va a ser Richard Donner y no Satán, porque Superman también tiene tela. Bueno, más que la película, el personaje, porque George Reeves, el primer actor que le interpretó en televisión y que parecía que iba en pijama, se suicidó (o eso dijeron, porque las circunstancias fueron extrañísimas) en 1959. Hay una película llamada Hollywoodland que cuenta muy bien su historia. Y qué decir de Christopher Reeve, que tras caer de su caballo quedo tetrapléjico hasta su muerte en 2004, o de Loise Lane (Margot Kidder), que se volvió tararí y llegó a fingir su propia muerte en 1996.
Superman, el superhombre que ayuda a las ancianas pero putea a los actores que lo interpretan.
Poltergeist, 1982
Es la película con las maldiciones más famosas, a pesar de que estaba tocada por la varita de Steven Spielberg. Se cuenta que durante el rodaje hubo varios incendios y desaparecieron varias piezas del set. Bueno. Hasta ahí puede ser normal. Pero una vez se estrenó la película, la actriz que hacía de hermana mayor fue estrangulada por su novio. Aún así, y una vez más, se decidió hacer Poltergeist 2, qué gente más insensata, ¿pero es que no leen este blog? Pues bien, el actor que hacía de sacerdote murió en mitad de rodaje por un cáncer de estómago fulminante. Y el actor que hacía de curandero murió al año por una dolencia cardiaca. Pero también dio igual: se decidió rodar una tercera parte. Pero aquí ya la maldición estaba harta de sutilezas y fue más clara: Heather O’Rourke, la niña protagonista, se levantó un día con dolor de estómago y murió a las pocas horas. El diagnóstico fue una estenosis intestinal, algo que por lo visto es muy raro a esa edad (12 años).

Operación dragón y El cuervo (1973 y 1994)
Bruce Lee murió en 1973 justo antes del estreno de Operación dragón, acaso su película más famosa. Las circunstancias de su muerte en el apartamento de una amiga nunca se aclararon. Parece ser que a él le entró un agudo dolor de cabeza y que ella le dio una medicina que le dejó seco. Seguramente la chica le acercó la pastilla y él le dijo sonriente: “with water, my firend”. Pero esto último me lo he inventado.
21 años después, su hijo Brandon Lee rodaba El cuervo. Tal vez os cuenten que la maldición de esta película se limita a que el equipo hacía chistes y rimas con el apellido del director, Alex Proyas. No lo creáis. Durante el rodaje, un carpintero se sentó en una viga de metal que contactó con un cable y le dio una descarga eléctrica que le dejó fritito pero coleando; un especialista se rompió varias costillas al caer desde una gran altura; un camión del equipo técnico se incendió y un huracán destrozó varios decorados.
Pero esto era un simple aperitivo de la desgracia final: Brandon Lee tenía que rodar una escena en la que le disparaban con balas de fogueo. Nadie pudo explicar nunca por qué en el arma había balas de verdad.
007: Quantum of solace, 2008
La última de James Bond estuvo plagada de accidentes: el Aston Martin de Bond acabó hundido en el lago Varda (Italia). Un especialista sufrió heridas leves durante la grabación de una persecución y en un choque entre un coche y un camión. Y el alcalde de Sierra Gorda (Chile), donde se estaban rodando unas escenas, irrumpió con su coche en el set de rodaje amenazando con echarles si no le pagaban no sé qué. Manda güevos.
Daniel Craig y Olga Kurylenko en "Quantum of solace". Yo entrevisté a Olga Kurylenko. Yo entrevisté a Olga Kurylenko. Yo entrevisté a Olga Kurylenko.
También se consideran malditos los rodajes de Rebelde sin causa (cuatro de sus protagonistas, incluidos James Dean y Natalie Wood, murieron en extrañas circunstancias, pero muchos de ellos bastantes años después) y de El conquistador de Mongolia (91 personas del equipo, entre ellas John Wayne, Susan Hayward y Pedro Armendariz, padecieron cáncer, al parecer provocados por unas pruebas nucleares que se realizaron cerca del rodaje). Pero la última película considerada maldita es también la última película de Batman y la penúltima de Heath Ledger: El caballero oscuro. Un especialista estrelló el Batmóvil durante una persecución, Christian Bale fue detenido por una supuesta agresión a su madre y hermana, y Morgan Freeman resultó herido poco después del estreno tras un accidente de tráfico (sí, el del asunto ese tan chungo del adulterio y la nietastra). Y por supuesto, a esta maldición se achaca la desgraciada muerte de Heath Ledger antes del estreno, muerte que obligó a rediseñar el guión de la película que estaba rodando, El imaginario del Doctor Parnassus, ¿dirigida por quién? ¿eh? ¿eh? ¿por quién? ¡Por Terry Gilliam!
El círculo se cierra.
Qué grande, y qué gafe, Terry Gilliam, el único americano de los Monty Python.
Coño, el próximo día voy a hablar de los Monty Python.