Hoy me vais a permitir que utilice este blog como el diván de un
psiquiatra, y a vosotros como psiquiatras. Porque tengo que manifestar tres
frustraciones: una relacionada con el cine, otra con la televisión y otra con
la telefonía, tres de las pantallas que rigen nuestros designios vitales (esto
tan inteligente de las pantallas se lo he copiado al maestro Juan Cueto). Las dos primeras quejas
me duelen especialmente porque se refieren a Majadahonda. Majadahonda es un
pueblo de Madrid en el que no he nacido, pero en el que he vivido casi 20 años
y al que sigo yendo todas las semanas.
FRUSTRACIÓN 1: JAVIER FESSER, CENSURADO
Nos guste o no, Camino, de Javier Fesser, es la película española del
año. No lo digo yo, que también, sino la Academia de cine: mejor película,
director, actriz, actor de reparto, actriz revelación… Eso es así. También
fueron la película del año La vida secreta de
las palabras y ¡Ay, Carmela!,
son hechos objetivos que pasan a la historia de nuestro cine.
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"Jesús te ama, niña, pero la Casa de la Cultura de Majadahonda no mucho". |
FRUSTRACIÓN 2: EL ALCALDE TELEADICTO
Mi segunda frustración con
Majadahonda es más absurda y arbitraria. Majadahonda ha tenido alcaldes
ilustres, como Ricardo
Romero de Tejada, “el hombre de las fotocopias”, o Guillermo Ortega,
uno de los implicados en el caso Gürtel. Pero eso no importa ahora, de verdad.
Lo que voy a decir a continuación no tiene nada que ver con la política, ni con
el PP, ni con el PSOE, ni nada, porque en todos los partidos cuecen habas. El
caso es que leo que durante su mandato, Guillermo
Ortega empleó 30.000 euros de las arcas municipales en que
una productora le entrevistara periódicamente en dos teles locales. Supongo que
eso no está bien, y que es un detalle super corrupto, no lo sé. Lo que a
mí me soprende es que Guillermo
Ortega quisiera salir tanto en la tele. Porque, queridos
amigos, si yo tuviera el careto de Guillermo
Ortega no querría que me sacaran ni en la foto del DNI.
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Guillermo Ortega se gusta. |
Esta última frustración os la cuento ya en plan amigos. Resulta que he tenido una serie de averías en mi teléfono fijo que, misteriosamente, me arreglan siempre “a distancia”, es decir, sin que un técnico venga a mi casa. Como esta reiteración me resulta extraña y, sobre todo, como era fin de semana y tenía más tiempo, me animé a llamar a mi compañía para pedirle explicaciones. Mi compañía es Telefónica.
Marco el 1004 (atención personal). Lo primero de todo, una máquina
me pregunta si conozco el SISI PC con TFT (que va a ser que no) y que mi ADSL
va a 3 Mb. Genial. Después de estos trascendentales datos, me pasan con una señorita
que, tras escucharme, me dice que estoy en el 1002 (averías), y que tenía
que haber llamado al 1004 (atención personal). Respondo que yo he llamado al
1004, y que le he dicho a la máquina que quería “explicaciones por reiteración
en averías”, y entonces la señorita me regaña por haberle dicho a la máquina la
palabra “avería”, porque entonces me pasa con el 1002, hombre. Para mí que
no se cree que he llamado al 1004, pero por si acaso me regaña más, cuelgo y
vuelvo a marcar el 1004. Esta vez (después de lo del SISI PC y el ADSL) no le
digo a la máquina la palabra “avería” sino cualquier otra, no sé si “patata”,
pero cuela y me pasa con una COMERCIAL. Le cuento mi historia y me
dice que para esas dudas tengo que llamar al 1002, averías. Vaya por Dios. La
informo de que allí mismo me han remitido al 1004, y entonces me dice que
entonces no puede darme una solución, que lo siente, pero que… ¡no cuelgue! que
me van a preguntar si estoy satisfecho con la atención recibida. Me parece un
gesto tan absurdo y suicida que espero. De nuevo una máquina (por supuesto) me
pregunta si me he quedado contento, y entonces marco el 2 (= NO). La máquina me
responde: “en ese caso espere, le pasamos con un COMERCIAL“. Cuelgo y desisto. Es fin
de semana y tengo tiempo, pero no tanto.
¿No
os pasan a vosotros cosas así? En cualquier caso, gracias por escucharme.