sábado, 6 de diciembre de 2008

Como un ceporro

Hace unos días leí en el periódico que, una vez detenidos sus famosos agresores, José Luis Moreno declaró: “Ahora duermo como un ceporro”. Así, a bote pronto, me inquieta que José Luis Moreno duerma bien. Lo del ceporro lo entiendo mejor, porque hace poco vi unas fotos suyas en bañador y, dormido o no, lo de su ceporrismo me pareció algo inevitable. Pero de ahí a que duerma bien… no sé. Yo no podría.
Y lo digo porque el otro día, mientras esperaba para ver la repulsiva entrevista de Telecinco a Julián Muñoz (no me lo tengáis en cuenta, lo hice por vosotros), vi una de las series de mayor audiencia de la televisión. Confieso (con cierto orgullo) que nunca había visto una tanda completa. Pero el otro día sí. Lo lamento, pero hoy os voy a hablar de…
¡¡¡Las matrimoniadas!!!
(Este título habría que leerlo con el tono de Ernesto Sevilla cuando gira la cabeza de una cámara a otra en sus números de “Marcial” o “El Gañán”)
Mar Saura en "Escenas de matrimonio". He elegido una foto de ella porque es la que está más buena y para compensar las de José Luis Moreno en bañador
Hace algunos años, los sábados en los que Teresa y yo nos quedábamos a cenar en casa, nos solía coincidir la hora de fregar los cacharros con un programa que tenía José Luis Moreno y que se llamaba Noche de fiesta. Como ya habrán comprobado, soy un poco propenso a hacer el lelo, así que, si ella estaba en la cocina y yo en el salón, la llamaba alarmadísimo como si en la tele estuvieran retransmitiendo el fin del mundo en directo. Cuando llegaba corriendo, lo que había en la tele eran unos sketches deplorables ante los que yo le decía: “¡Mira, Tere, las Matrimoniadas!”. Festival del humor. Pero es que ya en esa epoca las Matrimoniadas nos parecían tremendas. Quién iba a imaginar que con los años se iban a convertir en una de las series españolas de mayor éxito. Ah, la serie se llama Escenas de matrimonio, pero nadie la llama así: se ha quedado con “Las matrimoniadas”.
La verdad es que hace tiempo que me autoimpuse la obligación de ver una tanda completa de la serie, y nunca me encontraba con fuerzas. Pero el otro día estaba superanimado porque había merendado un Donuts Fondant, así que la vi. Y podría decir muchas cosas de ella, o pocas, o casi mejor ninguna; podría criticar sus guiones, sus chistes, sus situaciones; podría tildarla de machista, de homófoba, de fomentar el odio entre parejas… Pero no hace falta. La serie se define por sí sola mucho mejor de lo que la podría definir yo. Veréis: simplemente me voy a dedicar a transcribir unos cuantos chistes (o presuntos chistes) de la serie. Sé que son chistes porque cuando acaban suenan unas risas. Si no, no lo sabría ni de coña. Así que os recomiendo que mientras leéis las siguientes frases ecuchéis de fondo este sonido porque si no, no va a haber manera. Y juzgad vosotros mismos:
  1. Romerales a Mari Carmen Ramírez: “El punto G lo tengo yo, G de gilipollas por haberme casado con una loca como tú”.
  2. Santiago Urrialde a su mujer: “No, el divorcio no te lo puedo dar porque no lo tengo yo, pregunta en el Juzgado a ver si lo tienen ahí”.
  3. El gordito que no se afeita, hablando de villancicos, a la de Las Virtudes que no se quedó delgada: “¿Hacia Belén va una burra? Pues para ir de España a Belén la burra llevaría un GPS”.
  4. Diálogo entre los vejetes que se fueron de la serie pero que siguen saliendo (Avelino y la otra): ”- ¿Tú me has cogido la cuchilla de afeitar? - No sé, pregúntale a mis axilas. - ¿Pero tú que tienes en los sobacos? ¿Champiñones?”
  5. Diálogo entre Manuel Galiana (¿qué hace un actor como tú en una serie como ésta?) y señora: “¿Has pedido una pizza? - Sí. - ¡Pero mira que tienes morro! - No tengo morro, lo que tengo es una pizza”.
  6. Diálogo entre Santiago Urrialde y su mujer: “- ¿Por qué me das un beso? - Porque eres mi marido. - Esa no es una razón. Las mujeres no quieren ver a sus maridos ni en pintura”.
  7. Diálogo entre Mari Carmen Ramírez y Romerales: “- Tenemos que hacer el amor, me lo ha dicho el ginecólogo - Yo paso, que te querrás poner encima y luego empiezas a sudar”.
Estos 7 chistes salieron a emisión en menos de 25 minutos. Os juro que no he omitido ni uno sólo que me hiciera gracia. Pero ojo, que hay público para todo, y concretamente para esto son casi de cerca 4 millones de personas diarias. Así que quién sabe, a lo mejor el equivocado soy yo, pero… si vosotos fuerais José Luis Moreno, ¿domiríais como un ceporro?

¿Y tranquilos?