viernes, 19 de diciembre de 2008

Un café con el Tío Jess (y II)

Decíamos ayer… muchas cosas de Jesús Franco Manera, el Goya de Honor de este año. Pero no citamos algunas de sus películas, tal vez porque son demasiadas (cerca de 200). Si queremos recordar las más importantes, podríamos hablar de Gritos en la noche, Rififí en la ciudad, Killer Barbys, Sexo caníbal, Vampiresas 1930, Justine, Maciste contra la reina de las Amazonas, La hija de Drácula, Drácula contra Frankenstein, El sexo está loco, El castillo de Fu Manchú, Justine, El secreto del doctor Orloff…
Si queremos echar unas risas con el sentido del humor con el que tituló su etapa erótica (bueno, no fue una etapa, es una constante), podríamos citar Falo Crest, Phollastía, Las chicas del tanga, Las chuponas, Entre pitos anda el juego, El mirón y la exhibicionista, El Ojete de Lulú (y El chupete de Lulú), Para las nenas leche calentita, Un pito para tres, Una rajita para dos, Mil sexos tiene la noche, Macumba sexual, Gemidos de placer, La casa de las mujeres perdidas, Confesiones íntimas de una exhibicionista, La noche de los sexos abiertos, La chica de las bragas transparentes, Aberraciones sexuales de una mujer casada o Experiencias eróticas de Frankenstein. Genio y figura. Él solito se hace un ranking como los dos que ya hemos publicado en este blog (uno y dos). 
Jesús Franco. Pero firmó películas como Jess Franco, Jess Franck, Joan Almirall, Rosa Maria Almirall, Clifford Brown, Juan G. Cabral, Betty Carter, Candy Coster, Terry De Corsia, Rick Deconinck, Raymond Dubois, Chuck Evans, Toni Falt, Dennis Farnon, A.M. Frank, Adolf M. Frank, Anton Martin Frank, Jeff Frank, Wolfgang Frank, Manfred Gregor, Jack Griffin, Robert Griffin, Lennie Hayden, Frank Hollman, Rick Deconinck, James Lee Johnson, David Khune, Lulu Laverne, Franco Manera, Jeff Manner, Roland Marceignac, A.L. Marioux, John O'Hara, Preston Quaid, P. Querut, Dan L. Simon, Dave Tough, Pablo Villa, Joan Vincent, Robert Zinnermann, Cole Polly y un largo etcétera
Pero también decíamos ayer que Jesús Franco era un magnífico contador de anécdotas, para lo cual ha tenido que ser antes un gran vividor de las mismas. De anécdotas como éstas que os avancé en el anterior post:
  • Orson Welles llegó a España buscando un ayudante para el rodaje de Campanadas a medianoche. El productor, Emiliano Piedra, le mostró una lista de candidatos, entre los que se encontraba un joven Jesús Franco, pero sólo se lo mencionó de pasada, en plan “éste no, que es un cutre”. Pero Orson Welles insistió, vio Rififí en la ciudad  y el Tío Jess fue el ganador de esta especie de Operación Triunfo de cine.
  • Orson Welles hablaba castellano como tú y como yo”, dice Jesús. “Pero lo hacía con un terrible acento de Córdoba, que es donde lo aprendió”. Eso sí, con Jesús Franco hablaba en francés, primero porque era un idioma más distinguido y segundo, para que no se enterara el resto del equipo de lo que hablaban. Vaya dos.
  • Orson Welles se cabreó porque el montaje del último rollo de Campanadas a medianoche (que supervisaron Jesús y Emiliano Piedra) no le gustó nada. No quería que la película viera la luz. Pero los dos la presentaron de estrangis al Festival de Cannes, y allí ganó el Premio Especial. Entonces Orson dijo que qué era su opinión al lado de la de todo un jurado, y permitió que la película se estrenara. A todo esto, Jesús Franco habla de Orson Welles con tal admiración, que se emociona y se le humedecen los ojos. Y a mí, que soy medio idiota, también, pero de escucharle.
  • Un día estaba Jesús Franco tomando café con Miguel Mihura y Antonio de Lara “Tono”, dos de los más grandes genios del humor que ha dado el teatro en particular y la vida en general (como bien saben mi hermana Bea y Enrique y Sergio Catá, bueno, y mucha más gente, pero son ellos los que se me han venido a la cabeza). Unas mesas más para allá, se encontraba el actor José María Rodero charlando con un autor de teatro famoso por escribir obras con un solo personaje (Jesús no me supo decir su nombre ni yo deducirlo). Mihura les dijo: espera, que les voy a tocar un poco la moral. Se les acercó y les dijo: “Hola, cómo estáis. Qué, ¿planeando entre los dos una obra para medio personaje?”. Jesús Franco admira más a Mihura que a Tono. Pero sólo con mencionarlos le entra la risa, igual que a Neville y a Azcona. Qué envidia haberlos conocido.
  • Dice que le dan el Goya porque el año pasado, la Mediateca francesa le dedicó una retrospectiva parcial de su obra, compuesta por… ¡¡¡69 películas!!! ¡¡¡Parcial!!! Es que según la IMDB, Jesús Franco ha dirigido 189. Récord mundial. Yo creo que por eso le dan el Goya. No por la calidad, sino por la cantidad, que aquí se traduce en tesón y amor al cine. Cuando le digo que al final la Academia se ha rendido a su antiacademicismo, se ríe como un niño, hace un gesto con cierta y mano y cierto dedo y dice por lo bajinis: “Siiií… ¡¡¡¡Tooooooma!!!!”. Pero al momento aclara que le hace mucha ilusión.
El Tío Jess me siguió contando algunas anécdotas para mi deleite, que no sé muy bien lo que es, y después mantuvo esa charla que veremos en televisión con Pedro Temboury, en la que hablaron del cine español, del cine que hacen los dos, de las subvenciones, de los nuevos y viejos directores… Yo estoy seguro de que el discurso de Jesús Franco el día que recoja el Goya de Honor será mejor y más divertido que el surrealista (¿o dadaísta?) que pronunció su antecesor Alfredo Landa, gran actor pero que lamentablemente ha sacado a relucir una especie de vena “Aquí hay tomate”.
Una maravilla de café, ése al que invitamos a Jess Franco, por eso lo quería compartir con vosotros. Fue en Casa Manolo, frente a ese Teatro de la Zarzuela en el que he visto unas cuantas óperas, y algunas zarzuelas también.

Ya me voy con mantón de Manilaaaaaa.