miércoles, 1 de junio de 2011

Juego de tronos: para frikis e infrikis

Llevo varias semanas queriendo hablar de uno de los fenómenos televisivos del año, una más de las genialidades de la Eichbió o HBO, y en definitiva una de las series que, te gusten más o menos, harán época. Me refiero a Los quién. No hombre, me refiero a Juego de tronos, que en España emite CANAL+.
Es Juego de tronos una de estas series que provocan seguidores frikis que se lo saben todo. Porque tienes las características perfectas para foros, facebooks, webs, discusiones y memorizaciones. Como pasara en televisión como Perdidos y en cine con El señor de los anillos. Y es que, no en vano, tienen algunas cosas en común:
1. Hay algunos fenómenos sobrenaturales. En un país ambientado en una etapa pseudo medieval hay unas criaturas de la noche que son más peligrosas que Belén Esteban en una reunión de vecinos. Fuera de estas criaturas, la serie va más en la línea de las luchas de poder de dos grandes familias.
2. Hay sagas y árboles genealógicos para aprenderse, recitar y hacer notar que eres más guay que tu rival en la vida. Los Stark contra los Lannister. Como sucedía con los que se sabían los nombres de los elfos, los enanos y los orcos malos.
3. Hay una tierra pretérita y lejana, ambientada no sabes si en la era medieval, en un futuro apocalíptico o en un universo detenido en el tiempo donde aún se usan pieles y espadas y se vive en castillos. Pero no es la época medieval. Como en El señor de los anillos. La tierra se llama Poniente.
4. Está basada en siete libros, con ciertas semejanzas a los de Tolkien pero menos fantasiosos, llamados Canción de Hielo y Fuego y escritos por George R.R. Martin. En EE.UU. se han vendido dos millones de copias, y se han traducido a 20 idiomas.
5. No se ha rodado en Australia, porque los canguros ya estaban hasta las pelotas de hobbits y criaturas fantásticas, pero se han desplazado a Irlanda del Norte y Malta. De hecho, es un placer reconocer escenarios naturales malteses que hoy en día están tal cual. Incluso se ha creado un idioma propio para unos brutos que hay por ahí sueltos y que follan como monetes: el Dothraki.
Y bien, una vez enumerados los motivos por los que esta serie será de culto e incitará al friquismo, dejadme que explique algunas cosas más desde mi punto de vista, yo que no me considero friki pero sí lerdo perdido, dato que tampoco aporta gran cosa pero que ahí dejo.
Sean Bean con su albo équido.
6. La serie huele a buen cine fantástico por los cuatro costados. Aunque a veces me lío con los Stark y los Lannister y con los hijos naturales y el hijo bastardo de Sean Bean (un habitante del mundo de El Señor de los Anillos reciclado para Juego de tronos), está bien hecha, contada y rodada.
7. Aunque reconozco que me dan un poco igual estas historias pseudomedievales donde el honor, la sangre y todo eso es lo primordial, me quedo enganchado a la tele cuando ponen Juego de tronos, y me he descubierto canturreando músicas épicas en algunas escenas.
8. Seguramente por su firma HBO, sólo comparable a las facturas de Showtime o BBC, la serie también me evoca ciertos recuerdos de Los Tudor que me gustan.
9. El todos contra todos, la dirección artística, la fotografía, los duelos entre familiares, las discretas pero explícitas escenas de sexo y la acción en su justa medida, hacen que no me canse yo, que tiendo a agotarme cuando una cabecera tiene más planos que segundos.
10. Y para terminar… hay un personaje, hermano del príncipe, un enano mujeriego, pendenciero y altivo, interpretado por ese pedazo de actor llamado Peter Dinklage y que nos deleitó con sus interpretaciones en Vías cruzadas, Un funeral de muerte y Nip/Tuck, que cada vez que sale en pantalla e hipnotiza y eclipsa todo lo demás.

Llevamos cuatro capítulos. Quedan seis. Aún estáis a tiempo. El juego continúa. O juegas o mueres. Rendío, hijos de perra (huy, lo siento, me he crecido en este mundo de frases promocionales impactantes).