Ricardo Darín es también es un maniático en ‘Un cuento chino’. Tanto, que en los primeros minutos de la película, magníficos, puede recordar al personaje de Jack Nicholson en Mejor imposible. Solitario, minucioso, preciso, irritable… El retrato que se hace del personaje de Darín es necesario para entender la trascendencia que en su vida tiene el quiz de la película: que sin poder evitarlo, se le meta un chino en casa.
Tiene ‘Un cuento chino’ algunos toques de buenismo a lo Frank Capra. Tiene también unas pinceladas maravillosas de un director que también estrena película esta semana: Jean-Pierre Jeunet. Las pequeñas historias que se cuentan de vez en cuando en Un cuento chino y que no van a ninguna parte (excepto una, que es fundamental en la historia) y que pertenecen a un álbum de recortes de noticias absurdas que colecciona Darín, están narradas y filmadas con una gracia, un estilo y un cariño que recuerdan a los personajes independientes que se cruzaban en las historias de Amèlie y de Largo domingo de noviazgo. Tiene quizá algunos minutos de más: llega un momento en el que da la impresión de que la historia ya está contada y que sólo falta concluirla, pero tampoco es una de estas historias que te hacen decir: “habría bastado con un corto”. Y ojo, también tiene personalidad propia, que parece aquí que estamos llamando copiota a Sebastián Borensztein.
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Ricardo Darín en su tienda. |