sábado, 18 de junio de 2011

Los Oscar y las extrañas decisiones

El pasado martes tuvo lugar en Los Angeles una reunión de la  Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood, que convocó a sus miembros y a sus miembras, y tal vez también a algún miembrito, pues ignoro si Danny de Vito pertenece a la Academia, supongo que sí.
Una reunión de la Academia puede estar bien o no, porque en principio son miembros todos los cineastas que han ganado algún Oscar, con lo que puedes estar en un despacho reunido con George Clooney, Angelina Jolie, Charlize Theron y Sean Penn, y eso mola. Pero también pueden estar en la reunión Roberto Benigni o José Luis Garci. Bueno.
Aunque más bien yo me imagino estas juntas con “los otros” académicos: los productores, distribuidores y directivos, los que son miembros de la Academia porque han sido avalados y votados por 0tros académicos (y sin los cuales no se podrían organizar etas cosas, porque imaginaos una junta en la que el orden del día lo macaran Jack Nicholson, Cher y Cuba Gooding Jr. De ahí no saldría nada. Ni seguramente nadie.
El caso es que en la pasada Junta se decidió cambiar el actual sistema de nominaciones a la Mejor Película. Algo lógico, pero que se ha hecho muy de una manera muy rara. Os cuento: los dos últimos años, se había decidido que en la categoría de Mejor Película hubiera diez nominadas. Esto provocó aberraciones como que entre las mejores películas del año estuvieran la de The blind side o 127 horas, películas que ni de coña iban a ganar el Oscar, pero que ahí estaban, compitiendo por él. También provocó situaciones como que cada año, aproximadamente 5 de las películas nominadas no obtuvieran premios en ninguna de las veintitantas categorías. Justo las 5 que sobran de la lista de las mejores.
Cierto es que era un truco para ayudar en taquilla a ciertas películas, y eso no está mal. “Habrá que verla, porque es una de las mejores del año”. Pero la cosa no coló, y más bien lo que se decía era: “Voy a ver Winter’s Bone, que está nominada a mejor película pero no gana ni de coña”. El caso es que se ha decidido quitar esa exageración de 10 películas candidatas al gran premio.
Pero se ha hecho raro. Casi toda la vida se han nominado las cinco películas que recibían más votos de los Académicos, igual que se eligen cinco actores, cinco actrices y cinco directores artísticos, igual que en los Goya se decidió que fueran cuatro por categoría. No pasaba lo mismo, y yo nunca lo he entendido, con maquillaje y película de animación, que suelen quedarse en tres candidatas. Como si los académicos sólo supieran valorar tres maquillajes y en cambio tuvieran en la cabeza claramente cinco vestuarios para calibrar. También pasaba con los efectos visuales, pero por lo visto era porque había menos películas que pudieran competir en esa categoría, así que desde ahora estos apartados también serán variables, en función delas películas que se estrenen ese año. Pero la decisión que tomó la Academia, no sé si con la aquiescencia de Danny de Vito, ha sido que en la categoría de Mejor Película haya un mínimo de cinco y un máximo de diez. O sea, que pueden salir nominadas 7, 8, 6 y media… Solamente las que superen un número de votos predefinido, y además, hasta el día de las nominaciones no sabremos de cuántas se trata. Los que tengan un archivo en la cabeza, ya no podrán recordar quiénes fueron las nominadas en 2014, primero tendrán que recordar cuántas fueron ese año.

Es como si en un partido de fútbol pudieran jugar entre 5 y 11 jugadores, pero sólo pueden jugar los que estén en buena forma. O sea, que el Barça jugaría con los 11 y el Madrid con Casillas y Ozil, con lo cual para qué queremos más. Cristiano Ronaldo no notaría nada, porque lleva toda la vida pensando que juega solo. También estaría bien que aplicaran este criterio en el tema presentadores. Si no hay dos que estén a la altura, que presente uno solo. Y así nos libramos de James Franco, Steve Martin y otros. Pero contra eso no lo debatieron.

Y en el mismo pleno, o como se llame, la Academia votó en contra de crear una nueva categoría que premiara a la mejor coordinación de especialistas. Así, drásticamente. Qué rara es la Academia.