sábado, 11 de junio de 2011

El cine en V.O.

Ayer leía en EL PAÍS un artículo del gran Gregorio Belinchón  (seguirle en Twitter es como estar suscrito a EFE, Europa Press, Reuters y Pronto) sobre el cine en V.O. La conclusión era demoledora: sólo un 1,2% de los espectadores españoles ve películas en versión original subtitulada. Yo sobre este tema tengo mucho que decir. Bueno, en realidad no tengo mucho que decir sobre ningún tema, así que me da de sobra con el espacio de esta entrada para elaborar mi discurso y cincuenta más si quisiera, pero me voy a centrar en éste y lo voy a dividir en 10 puntos: 1) El motivo, 2) Las ciudades españolas, 3) La voz real, 4) Los actores de doblaje, 5) El cine europeo, 6) Europa del este, 7) Los actores españoles, 8) Si doblaran el cine español, 9) Enrique González Macho y 10) Rafa Nadal.
Vamos allá.
1. El motivo. Bueno, todos sabemos por qué se dobla en España. Franco decidió que las películas que llegaran de fuera se tenían que doblar. Con esto se conseguían dos cosas: controlar el contenido a través de la censura y perseverar el sentimiento patrio a través del idioma. Con lo primero consiguió cosas como que en Mogambo no viéramos una infidelidad, que eso está muy feo, y sí  un incesto, que es mucho más bonito. Con lo segundo consiguió que España fuera (y aún sea) unos de los países de Europa donde peor se habla inglés, que en tantos y tantos países se aprendió gracias al cine.
Mogambo, en la que Donald Sinden y Grace Kelly fueron convertidos en hermanos folladores por la gracia de Franco.
2. Las ciudades españolas. Yo, que soy muy de relacionarme con mis lectores y espectadores, que en cuanto puedo quedo con ellos a tomar cervezas o a copular en las eras donde se trillan las mieses, sé de primera mano que en muchas ciudades españolas directamente NO SE PUEDE VER CINE EN V.O. Léase Soria, Palencia, Zamora, Jaén, etc. (ojalá me equivoque en alguna: corregidme si es así). En Madrid y Barcelona es fácil, pero no con todas las películas. Y en San Sebastián, Mallorca, Logroño, Valencia, Sevilla, Pamplona o Bilbao, hay una sala o dos. No más. Cada vez hay más cines en los centros comerciales y menos en los centros históricos, así que no hay sitio para la V.O. No digo que si lo hubiera subiría demasiado ese 1,2, pero tal vez lo hiciera al 2 o al 3… o al 4 de hace 10 años. O eso quiero yo pensar.
3. La voz real de los actores es parte de su interpretación. Ved una película en V.O. de Humphrey Bogart, James Cagney, Orson Welles o Marlene Dietrich… Si a un actor le quitas la voz, le quitas medio trabajo. Es como quitarle los brazos al añorado Agustín González, o el rabo a Nacho Vidal (bueno, igual no tanto). Me hace gracia cuando alguien dice “qué bien está Robert de Niro en Taxi Driver”. “¿La has visto doblada?” “Sí”. “Entonces no sabes si está bien. Lo intuyes”. Y añado de repente: “Pedazo de gilipollas”. Y al final acabamos a hostias, porque yo es que a veces no sé medir mis palabras.
4. Lo cual no quita para reconocer que en España hay grandes actores de doblaje. Por que uno no está pidiendo una dictadura de a V.O. sino un mandato compartido. Negar la maestría de Ramón Langa, Rogelio Hernández, Carlos Revilla, y no enviar desde aquí un abrazo a José María del Río, sería de una injusticia inconcebible. No en mí, porque en mí es concebible todo, lo digo en general.
5. Eso sí, a pesar del punto 4, cuando una película no va a ser un taquillazo o simplemente cuando es europea, el nivel del doblaje baja hasta niveles insospechados. Ver una película europea doblada es un acto de amor a la traducción excesivo.
6. Pero tampoco nos volvamos locos: hay algunos países en los que están peor que nosotros. Recuerdo un viaje a Polonia, así entre vodka y vodka, viendo algunas películas en las que el doblador se encargaba de varios papeles al tiempo (masculinos y femeninos) y en los que decía las frases en polaco encima de las frases en inglés, o sea, oyendo que tú oías ambos idiomas. Esto es una anécdota cuchufletera, no tiene sentido en este post compararnos con Polonia de repente.
7. ¿Qué pasa cuando oímos a Penélope Cruz, Javier Bardem o a Antonio Banderas en películas americanas dobladas? ¿Eh? ¿Eh? ¿Qué decimos? Pues decimos: “qué horror, qué voz les han puesto”. Bueno, pues les han puesto la que les ponen siempre a los actores americanos, sólo que como conocemos las suyas, pues nos suenan mal. Es como si de repente oyéramos a Jorge Javier Vázquez con la voz de Constantino Romero o a José Luis Moreno con la de Rita Irasema. Y lo mismo le pasaría a Bruce Willis si se oyera con la voz, aunque nos parezca maravillosa, de Ramón Langa.
8. ¿Y si doblaran las películas españolas al inglés? ¿Si oyéramos a Pepe Isbert decir con otra voz “I’m your mayor and I owe you an explanation”. O a López Vázquez con una cadencia normal decir: “This is Galindo, a friend, a servant, an slave”? O a Gracita Morales con voz grave decir: “I bring it now, little sirrrr”… o a Fernán Gómez sin su voz cavernosa diciendo: “Go away to hell!!!” No sería lo mismo, ¿no?
Los Renoir de Zaragoza. Cualquier sala Renoir es un oasis en el desierto del cine comercial.
9. Enrique González Macho. El nuevo presidente de la Academia es uno de los héroes del cine en V.O. en España. Él fundó los Renoir, los Princesa de Madrid, compra cine europeo para distribuirlo con Alta Films y nos lo da siempre la opción de verlo en versión original (Alta tiene 83 pantallas y la mitad son en V.O.)
10. Rafa Nadal. No tiene nada que ver con este tema, pero cómo juega el tío ¿no?