domingo, 5 de junio de 2011

“X-Men: Primera generación” y la Patrulla X

Yo soy un viejuno. Yo he visto morir a Franco, ese hombre autoritario l según la RAH; he visto jugar a Amancio y Pirri; crecí con los programas de Torrebruno (más  que él) y mías son algunas de las pinturas que se pueden admirar en Altamira (me he inventado uno de los datos para ocultar mi verdadera edad, pues soy coqueto).
Quiero con esto decir que cuando hace unos años Bryan Singer comenzó con las películas de X-Men, a mi cabeza ya se venía “la Patrulla X”, un nombre que hoy me suena a película porno, y me trae recuerdos como a Pedro Guerra, que cantaba aquello de “y la Patrulla X, ganando para miiiií”.
A estas alturas de la semana, ya habréis leído muchas cosas sobre X-Men: Primera generación, alguna de ellas incluso se las habréis leído a ese imbécil que firma por ahí con mi mismo nombre,  habréis visto el magnífico ránking sobre superhéroes y elegancia que ha publicado GQ.com, habréis ido a la típica fiesta temática en la que hay que disfrazarse de X-Men o de frutas… Y yo lo último que quiero hacer en la vida es repetirme. Bueno, miento: lo penúltimo. Lo último que quiero hacer es ver “Mellizos”, el espectáculo de Arévalo y Bertín Osborne.
El Profesor X o Charles Xavier en los tebeos, y James McAvoy, su alter ego con pelo.
Por eso hoy prefiero no hablar tanto de la película como abrir los ojos del público más joven, los vuestros, queridos niños que seguís este blog, a vosotros, bebés lactantes que apenas sabéis balbucear y que aún así consultáis ansiosos estas crónicas, que lo sé, que me lo cuentan vuestras madres. Y quería explicaros que mucho antes de que X-Men: Primera generación llegara a las pantallas para contarnos los primeros años del malote Magneto y del Profesor X, antes de que Matthew Vaughn dirigiera seguramente la mejor película de la saga, antes incluso de que Hugh Jackman (Ju Jáman, como le llama mi amigo Luis) se desmarcara en solitario con Lobezno, y antes aún de que se rodaran las tres películas de X-Men, mucho antes de todo ello, existieron unos cómics (que entonces se llamaban tebeos) de la Patrulla X. 

Magneto, el malo, y Michael Fassbender, que lo interpreta con soltura y pericia.
Y como casi todos los cómics de superhéroes de la época, la Patrulla X nos llegaba de la mano de la Marvel y de un genio llamado Stan Lee, el padre de Spiderman, de Los 4 Fantásticos, de Hulk y de algún hijo normal que tendrá, digo yo. Los X-Men aparecieron en 1963 (yo no había nacido, os lo juro), y ya aparecían Cíclope, Ángel, Bestia o El hombre de hielo. Y desde el primer momento aparecían también el malote Magneto y el Profesor X, inicial de Xavier, que se llama como Xavi el del Barça, porque si fuera Xabier se llamaría como Xabi el del Madrid. En cualquier caso, aparecían los protagonistas de X-Men: Primera generación, pero ya la tenían medio liada, sin contarnos Stan Lee sus inicios desde el primer momento, como en la película.
No penséis, pequeños aspirantes a mutantes, que lo de la Patrulla X fue un éxito desde el principio: la revista fue cancelada por sus bajas compras allá por 1971. Pero en 1975 reaparecieron, y lo hicieron con algunos de los personajes que hemos visto en las películas de Bryan Singer y en la de Brett Ratner: Lobezno, Tormenta, Coloso, etc. Ésa sería la segunda generación.
 Lobezno, que pertenecería a la segunda generación de los X-Men. Y Hugh Jackman con las uñas largas.
Y lo que ha empezado ahora tiene pinta de ser una nueva trilogía, anterior en el tiempo pero posterior en la producción, como sucedió con Star Wars y con Loca academia de policía. Bueno no, con ésta no sé bien lo que pasó. El caso es que la tres primeras películas serían la 2G. La de Lobezno iría por libre. Y ésta es la primera película de una nueva trilogía sobre la 1G. Por eso los productores no quisieron ni siquiera un cameo de Ian McKellen en otro papel, para no identificar una trilogía con otra. Hijos, pues tampoco pasaba nada.

Y esta es la historia de la Patrulla X, niños. Y ahora, a  la cama.