1. Por ser una de las primeras estrellas infantiles de Hollywood. Por enseñar a muchos niños a amar a los animales, como al caballo de National Velvet o a la perra más famosa del cine, Lassie.
2. Por ser una adolescente adorable, por ser la Amy de Mujercitas, por ser la hija de Spencer Tracy en El padre de la novia.
3. Por ser Cleopatra. Puede decirse que no interpretó a Cleopatra, sino que FUE Cleopatra. Es difícil pensar en Cleopatra y no ver a Liz Taylor. Es imposible.
4. Por Gigante, Una mujer marcada, De repente el último verano…
5. Por hacer que cada vez que miremos un tejado y advirtamos que es de zinc, pensemos en una gata. Y que esa gata no sea precisamente un felino.
6. Porque nunca se le cayeron los anillos y dio lustre a películas como Los Picapiedra y a series de televisión como Hospital General u Hotel con sus breves intervenciones.
7. Por guardar en sus vitrinas Oscars, Globos de Oro, BAFTAS, David de Donatellos… Las vitrinas de Liz Taylor son la historia del cine, del gran cine.
8. Por casarse 8 veces con 7 hombres muy diferentes, por hacernos una especie de guiño a los demás hombres que la adorábamos, un guiño que algunos ilusos quisimos interpretar como un “bueno, tal vez lo nuestro también habría funcionado”.
9. Por su labor solidaria. Por encabezar la lucha contra el SIDA tras la muerte de su amigo Rock Hudson, por participar en el concierto tributo a Freddy Mercury, por recoger el Príncipe de Asturias a la Concordia en 1992, por tener un corazón capaz de acoger al de Michael Jackson por amistad, por una vez en la vida de Jacko sin más interés que el de la amistad…
10. Por no dejar que la olvidemos. Por dejarnos un legado con tantas y tantas películas que hará que su recuerdo nunca descanse en paz.
Y ahora descansa tú, querida Liz.