viernes, 29 de octubre de 2010

Los ojos de Julia y la ominpresencia de Belén Rueda

Hay veces que una película se mete en mi vida casi sin darse cuenta, porque si se diera cuenta se metería en cualquier otra vida mil veces más apasionante que la mía, como por ejemplo la de Sánchez Dragó. Me pasa con muchas películas españolas, que por cuestiones laborales las veo nacer, asisto al rodaje, hablo entre medias con alguien que la está haciendo, me la encuentro mucho antes en un festival y acabo yendo al preestreno. Y para rematar la faena, encima las veo. No sé, últimamente me ha pasado con Spanish movie, Carne de neón, Hierro, El butanero la tiene de acero (bueno, de esta última no víví el rodaje)…
Y me acaba de pasar con Los ojos de Julia, que se estrena este viernes. Os cuento.
Hace ya casi diez meses me invitaron al rodaje en Terrassa, Barcelona. Por aquel entonces se hablaba de una película producida por Guillermo del Toro, con Belén Rueda de protagonista absoluta y que podía tener ciertas semejanzas con El orfanato. Ya os conté por aquí cuánto dio de sí esa visita al rodaje. Pero desde luego, hablando sólo un ratito con Belén, con Lluís Homar y con el director Guillem Morales, enseguida llegabas a la conclusión de que cuando la terminaran no iba a tener demasiado que ver con El orfanato. Por cierto, en la película Belén interpreta a Julia y a su hermana gemela (aunque sólo en la primera escena). Y el día del rodaje, estuvimos con la verdadera hermana de Belén, Chus, que no es su gemela pero que se le parece un huevo.
Belén Rueda haciendo de Julia.
Pasan los meses y Sandra Ejarque y Ainhoa Pernaute, que llevan la prensa de la película, reaparecen en mi vida (bueno, llevaban sin reaparecer una semana) para proponerme que Belén Rueda visite el plató del programa que dirijo con un acierto sólo visto en los jefes de tribu guaraníes del Mato Grosso. Acepto con una sonrisa de oreja a oreja, pero de la mía a la de ellas.
Total: que me invitan a ver la película. La veo en una sala vacía, porque nos hacen un pase exclusivo para Cristina Teva, la presentadora del programa, y para mí, porque os pondréis como queráis, pero esta chica y yo somos importantísimos, así que hala, toda la sala para nosotros solos. Eso está muy bien porque nadie habla, ni come palomitas ni hace ruidos. Pero también es una lata, porque de repente se para el poyector y no puedes esperar a que algún pringado salga a llamar al proyeccionista. Y como la sala está a oscuras y uno ve menos que la hermana ciega de Belén Rueda, pues no encuentra la puerta fácilmente y protagoniza una escena patética palpando el aire, pero como se está a oscuras y no hay nadie, pues sufro este ridículo en silencio, como si fuera una molesta hemorroidita.
Ah, lo de la hermana ciega de Belén Rueda es de le película, no hablo de la que conocí en el rodaje. Sinopsis: la hermana de Julia, que es ciega, se suicida aparentemente. Pero Julia, que está perdiendo la vista poco a poco por la misma enfermedad que su hermana, no cree que haya sido un suicidio y se pone a investigar la muerte como si fuera una detective loca. Y van saliendo cosas a la luz, en este caso a la oscuridad, ante la desesperación de Lluís Homar, otro que últimamente está metido en todos los fregaos.
Debo decir que la película es entretenida. Pero en mi caso, partió con un enorme lastre: los diálogos. En la primera media hora hay una cuantas frases que a mí me provocaron la risa: una que  dice el detective y gran Francesc Orella, otra que dice Lluís Homar y un par de cosas que dice Belén. También hay dos situaciones, una en un vestuario y otra en un restaurante, que me sacan totalmente de la historia. Y a mí cuando me sacas fuera, ya es muy difícil meterme de nuevo, soy como un perrete chico. Si fuera crítico de cine, o si tuviera un poco más de autoestima, o directamente algo de autoestima, me crecería y me basaría en mi opinión, y diría que la película es floja como una monja mayor que no hace gimnasia. Pero como soy un tío abierto, que le gusta oír las opiniones de los demás, que comparte sus ideas, o sea, un inseguro de los que van quedando pocos, pues no me atrevo a cargarme la película. Porque hay gente como Carlos Alonso, de Fotogramas, que sin salir entusiasmado me rescató varios aspectos positivos, entre ellos la capacidad de generar tensión que tiene una cada vez más grande Belén Rueda; o Cristina Iglesias, productora del Plus y de donde se empeñe en serlo, que me contó que en la sala de cine se gritó, se sufrió, se pasó mal (aunque hubo quien también se rió)… Y todo eso, que a mí no me sucedió, es lo que se busca de un thriller psicológico como éste. Así que algo bueno tendrá.
Belén Rueda en el plató de mi programoncio de CANAL+, con mis compañeros y a pesar de ello amigos Cristina Teva y David Broncano.
Y ahí la tenéis, a Belén con Cristina y David, el día que vino a nuestro plató de esta temporada. Pude tomarme un café con Belén antes de la entrevista, y comprobar que es tal y como como parece que va a ser, a no ser que en cuanto torciera la esquina empezara a gruñir, esputar y a estrangular ardillas con los dientes. Pero no lo creo. Totalmente encantadora ella, me hablaba de lo satisfecha que estaba con su trabajo en La princesa de Éboli, que ganó en audiencia en esa absurda batalla de contraprogramaciones que Telecinco ha iniciado estas semanas contra Antena 3. La princsa de Éboli, que no está nada mal, superó a C.S.I. y no sé a qué más, me contó. Y desde Los Serrano, decía tener muy olvidada esa ansiosa frase de cada mañana: “¿Cuánto hemos hecho ayer?”, y le daba envidia que en CANAL+ no estemos pendientes de las audiencias. Pero hay otras cosas que nos tienen siempre al borde de un ataque de nervios, Belén, bonita tú.
Hablando de lo mucho que trabaja últimamente, le decía yo poniéndole ojitos (ella no se dio cuenta, porque cuando yo pongo ojitos parece que me ha entrado una mosca en el iris) que me gustó más El mal ajeno que Los ojos de Julia. Y aunque ella no puede decirlo porque está promocionando su película y es una gran profesional,  juraría que a ella también, aunque su personaje fue víctima de los ajustes del montaje. Es que el guión de El mal ajeno (de Daniel Sánchez Arévalo) está muy bien, decía yo. Sí, sí, pero déjame ya tomarme el café en paz, hombre, pensaba ella.
Y para acabar los días de overdose de Los ojos de Julia, el martes me invitaron a la premiere. Como ya he visto la película, pues decido no ir. Entonces mis jefes me invitan de nuevo a ir, pero a trabajar. Y esta vez acepto, porque yo es que las cojo al vuelo. Y allí me encuentro con las chicas de UIP, Rocío Ester y María Clemente (qué gracia me hace esta chica que se llama casi igual que yo y viceversa), que aunque estaban controlando el preestreno, no tienen ninguna culpa de que la convocatoria de la premiere fuera la más sosa de la historia del cine reciente. Si mal no recuerdo, fueron Álex O’Doherty, María Reyes y Mabel Lozano que no se pierden una, el nuevo director de la Academia y marido de Mabel Eduardo Campoy, María Jurado, un actor secundario negro que no sé cómo se llama, Roberto Enríquez al que no vi, pero me lo soplo Cristina, unos niños de FoQ, Norma Ruiz… y ya está. Y los de la peli, claro. Nadie más.
Belén Rueda y Lluís Homar en la premiere de "Los ojos de Julia", con David Broncano. ¿Es posible sacar tan feos en una foto a dos actores que no lo son? Si la hago yo, sí.
Yo creo que si llego a posar en el photocall y grito: “¡Que yo soy el que escribe un blog de cine en GQ.com!”, los periodistas me hacen fotos y hasta lo agradecen. Pero si hasta la gente se hacía fotos con David Broncano, que es famoso, claro que sí, pero esa noche estaba haciendo labores de reportero con un micrófono en la mano.

David es un cachondo, cada vez vais a oír hablar más de él…