Pero esta mañana me he despertado con una noticia que me ha llenado de tristeza: la muerte de Manuel Alexandre. Y a este actor se le tiene tanto cariño, nos ha hecho reír tanto con tan poco, nos ha acompañado durante tantos años (en la mayoría de los casos durante todos los años que marca nuestro DNI), que se me quitan las ganas de ponerme a contar lo que está sucediendo en un festival de cine fantástico, y el cuerpo me pide hablar sólo de él, recordarle, agradecerle, echarle de menos.
Pero esta semana estoy en Sitges, toca hablar de Sitges, así que solamente vamos a darle las gracias a Manuel Alexandre por todo lo que nos ha hecho vivir, y más adelante le recordaremos como él se merece. Perdón: no como él se merece. Desde un blog, éste o cualquier otro, no se le puede recordar como él se merece. Pero vosotros me entendéis. Descanse en paz, pero que jamás descanse en nuestro recuerdo.
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Ya sabéis que yo tengo el don de pasar unos días en un
festival y luego hablar durante semanas de lo que ha pasado allí, dando la
impresión de que he estado en el festival más días de los que ha durado. Me
pasa hasta con el de Eurovisión. Quiero con esto decir que no voy a estar
en el Festival de cine
Internacional de Cine fantástico de Cataluña (así se llama en
realidad el Festival de
Sitges) hasta que se acabe, porque tengo que dar de comer a mis
hijos, si los tuviera. Pero sí tengo la suerte de estar aquí dos días mal
contados (mal contados porque son tres), de ver algunas películas,
reencontrarme con algunos amigos, echar unas risas grandes como una
sandía, trabajar bastante y joderme a mí mismo el puente del Pilar (que
digo yo que se debería decir “de la Pilar”).![]() |
Ambientico en el Hotel Meliá, sede del Festival. Como veis, el cartel del Festival es un homenaje a las niñas de "El resplandor" o a las hijas de Zapatero. |
- Salgo de Madrid en AVE. El productor de mi programa, Alberto,
con el que a veces no se puede trabajar porque te estás descojonando, se
empeña en que salga de la estación para quedar con él que está fuera, así
entramos juntos, pero yo estoy tomando un café dentro, y no entiendo eso
de salir fuera para volver a entrar dentro. Al final creo que no salí, o
sí, no lo recuerdo, pero diez minutos más tarde estábamos los dos
tomando otro café en el vagón del AVE en el que te dan café.
- Llegamos a Sitges, me encuentro con Antonio Frutos, que
ha montado Carne de neón
de Paco Cabezas,
me da un abrazo, yo se lo devuelvo airado, quedamos en vernos en el
festival y no nos volvemos a ver.
- Me encuentro con Paco
Cabezas. Me da un abrazo.
- Vemos Carne
de neón, de Paco
Cabezas. Para mí es un cañón de película. Tiene que estar
Paco harto de que le digan lo de Guy
Ritchie, Tarantino
y Almodóvar,
pero también tiene que saber que son tres comparaciones cojonudas. Con Mario Casas, Ángela Molina, Vicente
Romero (enorme), Macarena
Gómez, Blanca Suárez, Darío Grandinetti, Antonio de la Torre…
Un reparto de órdago. La película, sí, contiene violencia, pero una
violencia coherente con la historia, rodada con asombroso
realismo, esa violencia que a veces te hace apartar la vista de
la pantalla. Y al momento, Paco te mete un volantazo emocional con un
toque de humor, un golpe, una frase, muchas de ellas pronunciadas por un
actorazo llamado Dámaso
Conde que interpreta a “La infantita”. Y en el cine
español se hacen muy pocas cosas así, sobre todo porque las que se hacen
(que ahora mismo no sé cuáles son), se olvidan de la historia. Carne de neón no. Me da
muy buena espina.
- Para mi programa de televisión, obligamos a Paco a exponerse
ante tres de sus actores, y que sea él quién les entreviste,
preguntándoles lo que nosotros le digamos: qué tal les ha dirigido y cosas
así. El experimento resulta muy divertido, bueno, o eso o estaban todos
fumados, pero el caso es que se rieron mucho.
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Blanca Suárez, Mario Casas y Macarena Gómez, riéndose seguramente de alguna barbaridad que habrá dicho Maca. |
- Asisto a una de las surrealistas y deliciosas genialidades de
Macarena Gómez:
me dice que no le gusta nada la Couldina que le han dado (la pobre está
acatarradica), pero porque se la está comiendo como si fuera una galleta,
acompañando cada bocado con un buchito de agua, o sea, efervescencia en la
boca, no en el vaso. Si algún día Ferrán
Adrià crea un plato con Couldinas, seguro que se come así,
deconstruído.
- Hablo un ratito con Blanca
Suárez, que está encantada con el momento profesional que
está viviendo. Acaba de rodar con Almodóvar
(cuatro días), y dice que todavía no se lo cree del todo. Pues que se lo
vaya creyendo, porque Blanca va a ser muy buena actriz. Y también es muy
guapa, no me había fijado. Bueno, en realidad sí, y además hace un
huevo.
- Andá, observo que con Mario
Casas no hablo casi… ¿por qué tendré yo estas preferencias
para hablar según con quién? Que falta de profesionalidad.
- Eduardo, Jaime, Inma, y el resto de mis compañeros de la tele
nos comemos un arroz caldoso en el Restaurante
Posit que no se lo salta un torero, primero porque no hay
ningún torero cerca, segundo porque si lo hubiera no creo que saltara por
encima de nuestro arroz, qué gilipollez, y tercero porque a lo mejor
también está prohibido en Cataluña que los toreros merodeen cerca de los
arroces, por si rematan a las gambas.
- Me encuentro con Paco
Cabezas. Me da un abrazo. Me encuentro con su mujer,
Patri. Me da un abrazo. Me encuentro con la sección femenina del coro de
Alabarderos de San Juan. Me dan un abrazo.
- Vemos Secuestrados,
de Miguel Ángel Vivas,
otra de las sensaciones del Festival. Dicen que es la Rec de este año, y ha
sido premiada como mejor película y director en el Festival de Austin. Y
suena como posible premiada aquí en Sitges.
- Me decepciona. A ver: resulta que unos secuestradores
albanos muy violentos, como los que retuvieron a José Luis Moreno pero
a lo bestia, encierran en su casa a una familia formada por Fernando Cayo, Ana Wagener y Manuela Vellés. El
asunto no es nada refinado, como en Funny
games: éstos quieren la pasta. Pero la violencia va creciendo,
el padre tiene que salir de la casa con uno de los brutos ´setos para
sacar dinero de los cajeros, y la madre y la hija se quedan dentro… Pero
llega un momento en el que la acción no avanza, sólo parece aguardar a que
se termine la película para resolver el asunto. Violencia, claustrofobia y
vale, algo de originalidad formal, pero da la sensación de que la historia
podía durar tres días, dos meses, una hora o siete noches.
- Cristina Teva, presentadora de mi programa, o mejor dicho del suyo, me
dice al salir del cine una frase que me gusta y que ella ya sabía que le
iba a robar: “si te pones
a clavar agujas a un bebé bajo las uñas, también puedes haces sufrir al
espectador”. Se entiende perfectamente, ¿no? Aún así, para no
dejarla mal con nadie, diré que a Cris le gustó la película más que a
mí. Y ojo: no está nada mal hecha (ni la película ni Cris).
- Hablo un poquito con Manuela
Vellés. Qué fijación tienes con las jóvenes actrices
hermosas, diréis. Pues no: es que Manuela es amiga de la hija de una amiga
de mi hermana Susana, que es como de la familia. Bueno, y que tengo cierta
fijación con las jóvenes actrices hermosas, vale.
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Manuela Vellés durante la entrevista que nos concedió, pizpireta y amable. No tiene pájaros en la cabeza: es un efecto óptico. |
- Entrevistamos a Miguel
Ángel Vivas, Ana
Wagener, Fernando
Cayo, Manuela
y a Martijn Kuiper,
que hace del secuestrador más malote. Carlos García, mi
superrealizator-man, me sopla una frase que dijo Martijn y que yo no
escuché: “yo no veo películas
sólo para entretenerme: prefiero tocar un instrumento, leer un libro o
mirar una pared”. No sé, yo sí que veo películas para
entretenerme. ¿Prefiero leer un libro? Pues a veces sí y a veces no,
depende de la película y del libro. ¿Prefiero tocarme el instrumento? Pues
depende de la película: si es porno, sí. ¿Y prefiero mirar una pared? No,
por Dios, eso nunca, qué coñazo.
- Empiezan a pasarme más cosas, pero también empiezo a pasarme
de espacio y de tiempo… así que os lo sigo contando otro día. Voy a ver si
me como otro arroz caldoso con éstos, que me parto de risa con ellos.