Al rato, mi hermana cinéfila me envió un SMS: “Se ha muerto Manolo Alexandre“. Porque nosotros nos avisamos por SMS cuando muere gente a la que no conoces pero le tienes cariño de verdad, yo creo que lo hacemos para irnos suavizando la noticia.
Porque cuando se va gente como Manolo Alexandre, esa gente que lleva toda la vida haciéndote reír, alegrándote la existencia, entreteniendo tu infancia, juventud y madurez… pues uno ya no sabe si se va un actor, un amigo o un familiar, y te acabas creyendo que Manolo era tu abuelo, igual que te creías que Paul Newman era tu tío de Ámérica. Y cuando se van, pues se te humedecen los ojos, o directamente lloras.
Porque a Manuel Alexandre, Alejandre de nacimiento, porque la “X” se la puso él mismo (y luego había gente que le ponía también una “i” de “Aleixandre“), hay muchos motivos para llorarle. Pero también los hay para recordarle con una sonrisa.
- Por ejemplo, su voz. Peculiar, inconfundible, como las de sus
hermanos Fernando
Fernán-Gómez y José
Luis López Vázquez. Ese tembleque tan cómico, tan
personal, tan entrañable. Manuel les decía a los directores: “¿Te lo hago con trémolo o sin
trémolo?“
- Sus secundarios, porque casi todos sus papeles eran
secundarios. Algunos tan secundarios como los de Muerte de un ciclista, El verdugo o
Los jueves, milagro. Tres papeles mínimos, pero que
definen la importancia de este secundario de lujo: Manuel era el ciclista
atropellado, el reo ajusticiado y el infeliz visionario que creía ver a
San Dimas. Fijaos qué tres papeles: si los elimináis, no hay
historia.
- El maravilloso cuñado cojo de Plácido. Ése que
anima las Navidades con un trino en la voz: “¡Déjese de besugo! Perdiz escabechada, foie gras,
jamón en dulce… ¡Hoy vamos a comer a la moderna, como los
americanos!”
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Plácido. |
- Benítez, uno de los cómplices del Atraco a las 3. Ese galán frustrado
que por la calle aborda a las mujeres: “Estoy
disponible, guapa” “No me extraña nada, joven”… Ése que
intenta seducir a Gracita
Morales en la oscuridad… “¡Benítez… que le sacudo!” (y le sacude)…
Ése que cuando todos dicen lo que se quieren comprar con el dinero del
atraco, culmina la espiral de optimismo: “¡Y un cortijooo! ¡Con torooos!”.
- Sus apariciones en clásicos imprescindibles como Bienvenido Mr. Marshall,
Historias de la televisión
y Calabuch (él
era el pintor surrealista, y no surrealista en cuanto a estilo, sino
surrealista en cuanto a carácter).
- El pobre hombre que pierde la memoria a ratos, y siempre
cuando menos conviene, en ¡Vivan
los novios!, en esa ciudad tan cinematográfica y
maravillosa que es Sitges…
- Su inolvidable y televisivo Estupiñá de Fortunata y Jacinta; el maravilloso abuelo
anarquista de El año de
las luces, casado con, pero no enamorado de, Rafaela Aparicio.
- El homenaje que le rindió hace doce años en el teatro al gran
José Orjas,
interpretando en Atraco a
las tres al director jubilado del banco por el que todos se
unen para dar el golpe. Manuel
Alexandre fue Don
Felipe casi 40 años después que Pepe Orjas.
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Manuel Alexandre. |
- Su aportación a la serie de los primeros años 90 Los ladrones van a la oficina,
una serie horrorosa, pero que reunió a Fernando Fernán-Gómez, Agustín González, José Luis López
Vázquez, Manuel Alexandre… Todos tan grandes y todos ya
desaparecidos…
- Su primer papel protagonista (o uno de los primeros) con casi
80 años, el abuelo militar y ya demente de El ángel de la guarda, una buena película
de Santiago Matallana casi
olvidada.
- Franco, su último papel para una miniserie de televisión. Qué
paradójico. Tan distintos como eran y tan creíble lo que vimos… ¿Se
imaginan a Franco con el trémolo y la bondad de Alexandre? “Españoooleeees…” La
historia de España habría sido otra.
- Lo agradable que hacía Manuel
Alexandre el simple hecho de pasar por la puerta del Café Gijón de Madrid.
Allí, junto a la ventana, tenía su tertulia con su inseparable Álvaro de Luna. Si
los sábados, sobre las 7 de la tarde, pasabas por la puerta del Gijón y
mirabas dentro, veías a Alexandre
allí. Y si otro sábado volvías a pasar y decías: “voy a mirar hoy también, a ver si
está”… pues oye, estaba. Y así fue hasta hace sólo unos
meses.
- El otro día, CANAL+ emitió el programa Epílogo dedicado a Manuel Alexandre. Epílogo es un programa
espeluznante en el que Begoña
Aranguren entrevista a gente famosa pactando con ella que
no se emitirá nada hasta que ellos hayan muerto, dejándoselo además muy
claro: “Manuel, esta
entrevista se emitirá cuando usted se haya ido“. Y por si
acaso no ha entendido lo de “cuando
usted se haya ido”, añade. “O
sea, cuando usted se haya muerto”. Esta entrevista fue hecha
hace 12 años (Alexandre
habla de la reciente muerte de Rafael
Alonso), y aunque carece absolutamente de ritmo, conforta
escuchar algunas de las cosas que cuenta Manolo. Y entre ellas, dice que
le gustaría ser recordado como un hombre leal y bueno. No creo que le
cueste demasiado conseguirlo.
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Atraco a las tres. |
Y ahora Manuel Alexandre habrá tomado ese rumbo que inició el pregonero de Amanece que no es poco, ese pregonero que levitaba sin saber por qué, ese pregonero que le decía al cura. “¿Y no seria mejor que le dieras a los pobres lo que no te comes tú?”. Manuel Alexandre sabía levitar, así que esta vez no habrá parado hasta llegar al cielo de los genios, o donde sea que le estén esperando Fernán-Gómez, López Vázquez, Gracita, Cassen, Orjas, Isbert, Agustín, Rafael Alonso, etc, etc, etc.