martes, 5 de octubre de 2010

Esas cosas que tiene la tele

Por esas paradojas que tiene la vida, llevo unas semanas que no ando muy pendiente de la tele. ¿Por qué? Porque trabajo mucho en otra tele que no me deja tiempo para estar pendiente de las demás teles. Entonces, en un momento de clarividencia y tontuneo, decido ponerme un poco al día y echar un vistazo a los programas de zapping (leáse SLQH o Surferos), a Youtube y a webs de información televisiva, para llegar a la conclusión de que durante estas semanas no me he perdido nada importante. Pero sí que me encuentro en esete repaso con algunas cuestiones que me inquietan un montón, y no puedo evitar el compartirlas con vosotros. No os voy a engañar: habría preferido compartirlas con Scarlett Johansson, pero por lo visto ya había quedado. Supongo que estaría en el entierro de su marido. Digo, en el estreno.
Por ejemplo, estoy indignado con el tema lo de los 33 mineros chilenos. Ya no son noticia: en cuanto se pasaron de moda las lágrimas, las portadas y la angustia, los mineros han dejado de interesar. Pero de repente aparecen en la tele por dos motivos a cual más surrealsita:
  1. El Real Madrid les va a enviar 33 camisetas para animarles. Esto es genial, yo creo que ver a los 33 mineros chilenos vestidos del Real Madrid es lo que todos, ellos y nosotros, necesitamos en este momento, pero a ver si se van a der de hostias porque todos quieren la camiseta de Cristiano Ronaldo y ninguno la de Mamadou Diarra. Como cunda el ejemplo, El Juli les podría enviar 33 trajes de luces de purísima y oro, y prefiero no pensar lo que podría enviarles Paco Clavel como le entre la vena solidaria.
  2. Linze, una compañía del Grupo Endemol, lleva casi un mes preparando una TV movie sobre los mineros. Hala, sin esperar a ver cómo acaba la historia. Yo alucino con el apetito buitre y carroñero que han adoptado últimamente los formatos para televisión: el secuestro de Anabel Segura, el caso de la niña asesinada en Huelva, el vuelo del Spanair, se está rodando una sobre el 11-M… Qué asco, señor, qué asco.
(Por si a alguien le sigue interesando la situación de los 33 mineros, que están viviendo en su propia carne el argumento de la película Buried, os cuento que las labores de rescate van mejor de lo esperado, y que las últimas informaciones apuntan a que podrían ser rescatados en la segunda quincena de octubre. Buena noticia: al principio se hablaba de diciembre)
La huelga. El día de la huelga tampoco vi mucha tele. Sí que vi los telediarios matinales, donde entre otras cosas pude apreciar a algunos piqueteros dando patadas a la furgoneta de un repartidor de periódicos mientras gritaban “¡democracia, democracia!”. Qué cosas. Respeto por igual (exactamente por igual) a los que hicieron la huelga y a los que no. Pero estas cosas… pues no sé, como que no puedo con ellas. Por cierto: ¿un sindicalista que va a bloquear unas cocheras, está trabajando? Creo que no. Entonces, si no está trabajando, ¿lo hace por hobbie? Dios mío, espero que tampoco. ¿No había ningún sindicalista para insultar al Barça y al Valencia, que jugaron el 29-S, o el fútbol está fuera de las huelgas? ¿Puede hacer huelga general el Guaje Villa? ¿El contrato de Messi es fijo o temporal? ¿Tiene un contrato basura por ser joven e inmigrante? ¿A qué velocidad vuela el somormujo común? No lo sé, bueno da igual.
El caso es que a Berto le pasó algo parecido a lo de los repartidores presionados, pero en vesz de con unos sindicalistas, con unos antisistema. Pero es mejor vérselo contar a él: en el minuto 5:45 de este vídeo tenéis su “altercado” y su maravillosa manera de reírse tanto del altercado como de él mismo.
Eurovisión. Por lo visto, el otro día le preguntaron en el Congreso al Presidente de la Corporación de RTVE, Alberto Oliart, por Eurovisión, por el gasto que supone y por cómo se iban a hacer las fases de clasificación para que no haya escándalos. Vaya, no me imagino a un diputado preguntando: “¿Va a usted a hacer algo para que no salga elegido el Chiki-Chiki?” ,”Señor Oliart, es intolerable que Karmele puede meter una canción en la fase de clasificación”, “¿Es usted consciente de que John Cobra puso muy nerviosa a Ane Igartiburu, Señor Oliart?”  “¿Va usted a aumentar la seguridad de los cantantes para que Jimmy Jump no vuelva a irrumpir en mitad de un temazo como “Algo pequeñito”?” La respuesta de Oliart estuvo muy bien: “Mire usted, si de mí dependiera…”
El espontáneo carente de gracia Jimmy Jump irrumpiendo en la canción "Algo pequeñito".
En cualquier caso, para que os quedéis tranquilos, TVE filtrará este año a los aspirantes que no den un mínimo de calidad. Eso sí, a ver quién es el que decide que Algo pequeñito supera los límites de calidad.
Miss España. El otro día se celebró el certamen de Miss España, en cuyo jurado se encontraban José María Íñigo, Alicia Senovilla y José Luis Uribarri. No, no se me ha ido la olla y sigo hablando de Eurovisión, os hablo de Miss España. Y tampoco os llevéis las manos a la cabeza, durante años Luis María Ansón fue parte de ese jurado, y les decía a las aspirantes cositas bonicas que a mí me sonaban pero mogollón a viejo verde. Eran los tiempos en los que Telecinco retransmitía Miss España con una gala superhortera, con pasarelas y fuentes; los tiempos en los que las misses se hacían superfamosas; los tiempos de Sofía Mazagatos, Esther Arroyo, Eugenia Santana, María Reyes; los tiempos en los que los embajadores de Rusia les preguntaban a las aspirantes lo que sabían sobre su país (que me gustaría a mí haber oído lo que sabía el embajador de, por ejemplo, Teruel). Por cierto, la sede Miss y Mister España está a 30 metros de mi casa,  y de vez en cuando ves a gente muy guapa en el portal. ¿Qué se hará en la sede de Miss y Mister España? ¿Será como una mansión Playboy, pero para ambos sexos y con toques cañís y olés? Pues no lo sé, pero seguramente no.
La gala de 2010 ni siquiera salió por la tele, se retransmitió por Internet. Y ganó Paula Guilló, nacida, mira tú por dónde, en Teruel.
Paula Guilló con una coronica en la que podrías encerrar a un buitre leonado sin que se escape.
TV movies. Decía yo más arriba que me indigna un poco (pero sólo un poco, enseguida se me pasa y me pongo a beber cerveza) el cariz morboso que han ido adquiriendo las TV movies españolas. Una cosa es hablar del 23-F y otra muy distinta del accidente de avión del Spanair. Una cosa es contar la vida de RaphaelMarisol y otra recrear las no muy discretas muertes de Paquirri o el Duque de Cádiz (muy fuerte lo de esta última serie, por cierto). Pues bien, dentro de esta absurda espiral en la que han entrado las TV movies, aún nos falta ver:
  • A Francis Lorenzo haciendo de Ángel Sanz Briz, “el Ángel de Budapest”, el “Schindler español”, el hombre que en 1944 salvó la vida a 4.000 judíos húngaros mandándolos a España. También se dice que es el hombre que informó a Franco del holocausto, con la espectacular y rápida intervención humanitaria del Caudillo que todos conocemos (aquí estaba ironizando, yo).
  • Se rumorea (no estoy de coña) que se está preparando una miniserie sobre el abogado, prófugo y sexy-man Emilio Rodríguez Menéndez. Dice él mismo desde Argentina, donde tiene pendiente una orden de extradición, que está negociando los derechos con una productora. Añado yo que el gremio de los actores españoles de mediana edad están escondidos para que no les llamen para este papel. ¿Quién hará de Nuria Bermúdez? Se me ocurre una candidata insuperable: Nuria Bermúdez.
  • Y como he dicho más arriba, se habla ya de la TV movie sobre los 33 mineros chilenos y de otra sobre el 11-M (Telecinco), en la que, para más INRI, se asegura que no se tomará partido en la guerra política previa a las elecciones del 14-M. ¿Cómo se hace para no tomar partido? ¿Diciendo que Acebes mintió, pero sólo un poco? ¿Diciendo que Zapatero iba a ganar las elecciones igual, aunque no hubiera existido el atentado? ¿Ignorando las palabras en los días previos y posteriores de, por ejemplo, Iñaki Gabilondo y Federico Jiménez Losantos? ¿Diciendo que la teoría de la conspiración nunca existió, o peor aún, que sí existió pero que era cierta?

Nunca lo sabré, porque jamás veré esa TV movie. Tengo otras cosas mucho más importantes que hacer, como por ejemplo morder la tapa de un boli.