martes, 26 de octubre de 2010

¿De verdad hacen falta tantos remakes, señora?

La primera vez que fui consciente de que los remakes no son necesarios fue al salir del cine de ver El cabo del miedo con mi hermana Mepi. Yo por aquel entonces era joven, necesitaba el dinero y me arrrastraba por las esquinas mendigando drogas de diseño y esnifándolas vía rectal, como hacía Camilo José Cela con las palanganas de agua (o al menos eso decía). Y como yo estaba en esa etapa tan dura de mi vida, pues era un poco menos cinéfilo que ahora y había visto mucho menos cine. Tal vez había visto menos cine porque de esto que os cuento empieza a hacer 20 años, pero es mejor no plantearse esas cosas.
El caso es que El cabo del miedo (Martin Scorsese, 1991) me pareció una película excesiva, sobreactuada y exagerada en fondo y forma. Hay escenas y frases que luego se han convertido en celebradas coñas televisivas, como cuando de Niro busca al “abogadoooooo“, o ese final en el que Robert de Niro no fenece a pesar de que Nick Nolte le ha estampado varias veces en la cara una piedra del tamaño de Lanzarote. Y en mi juvenil e inocente edad, ignoraba que El cabo del miedo era un remake de El cabo del terror. Pero el hecho de que en la película aparecieran Robert Mitchum y Gregory Peck de viejunos, me hizo investigar en la Wikipedia (que en aquellos años tenía forma de enciclopedias de cine), y descubrí que existía una película de 1962 que en España se llamaba El cabo del terror y que protagonazaban Robert Mitchum en el papel de Robert de Niro y Gregory Peck en el papel de Nick Nolte. O viceversa. Y la busqué, y la encontré, y la vi, y descubrí una película sensiblemente más inquietante, sutil y aceptable que El cabo del miedo.
Robert de Niro y Nick Nolte en "El cabo del miedo".
Esto es mentira, yo ya sabía de antes lo que era un remake y no tomaba drogas supositóricas. Pero la historia bien pudo ser así. Lo que sí es cierto es que al año siguiente me pasó lo mismo con Esencia de mujer (Al Pacino) y Perfume de mujer (Vittorio Gassman), aunque esta vez ni siquiera la película original me pareció gran cosa.
Me viene esto a la cabeza porque la pasada semana se estrenaba en los cines Déjame entrar, versión EE.UU. Hace año y medio, esa película llegó a los cines en su versión original sueca, en sueco, con actores suecos que hablaban en sueco, con técnicos suecos y con chocitas suecas. La película era (es) estupenda, habla de vampiros, pero muy alejada de las modas de Crepúsculo o True blood. Porque en realidad habla de la amistad, del acoso infantil, de la lealtad entre amigos, del amor a través de los años y del primer amor de un niño (no así del de una niña). Los vampiros aquí no vuelan, no les salen colmillos como navajas de bolsillo, no follan como Nacho Vidal y no son adolescentes paliduchos que vuelven locas a las adolescentes taradas (ojo: que yo soy fan de True blood, aunque más de las temporadas 1 y 2 que de la 3). La versión americana es sorprendentemente fiel a la sueca. Casi se diría que la respeta plano a plano. ¿Y por qué la hacen, entonces? Pues porque en EE.UU. no van a ir a ver una película sueca en sueco, por muy buena que sea. Y no nos pongamos estupendos, que aquí en España el cine en V.O.S. sigue siendo una cosa minoritaria, y el público que va a verlo habitualmente es tildado de “gafapasta” o “cultureta”. El caso es que como ven una buena historia, pues la hacen igual. Es como cuando Haneke calcó plano por plano su Funny games pero con Naomi Watts y Michael Pitt en lugar de dos señores alemanes que hablaban en alemán. O cuando Tom Cruise clonó Abre los ojos (Vanilla sky) pero con él en vez de Eduardo Noriega, y Cameron Diaz en vez de Najwa Nimri. Bueno, también lo hizo para calzarse a Penélope Cruz, o lo que quiera que hiciese con ella.
Tom Cruise, contenido como siempre, en "Vanilla sky".
¿Hacen bien con todo esto? Yo qué sé. Yo estoy para contar cosas y hacer coñitas, no para juzgar al mundo, hombre.
El caso es que yo, en general, prefiero las versiones originales, y no hablo de las V.O.S., sino de las películas que se hacen primero. ¿Era necesario que Josema Yuste, Iñaki Miramón, Neus AsensiElsa Pataky rodaran Atraco a las tres y media, o habría sido mejor rodar con ese presupuesto una película nueva y dejar que las nuevas generaciones se descojonen un día en casa cuando vean por la tele Atraco a las tres, como homenaje de paso a Manuel Alexandre? No hace falta responder a esto, ¿no?
El problema, digo yo, es la falta de ideas y de dinero. ¿No hay ideas nuevas? Pues cogemos las viejas. ¿Los buenos guionistas son caros? Pues cogemos a unos normalitos y que adapten una historia ya escrita. Pero da miedo pensar que en Hollywood, ahora mismo, se estan rodando, montando o produciendo los remakes de Los inmortales, Robocop, Los siete samurais, Los Goonies, Los pájaros, Doce del patíbulo, 39 escalones, Conan, el bárbaro
Y así, este último año hemos visto cosas como Furia de titanes, una película en 3D del falso que yo definiría como un espanto, y que se basa en una historia de 1980 con efectos de Ray Harryhausen, y que aunque no es una maravilla (Javier Ocaña me decía que también era malísima, pero aun así yo la defiendo), tenía un encanto que en la versión nueva no se atisba ni por asomo. Y lo que sorprende es que se metan a hacer remakes de películas que ni en su versión original fueron un éxito.
He puesto en Google Images “Las chicas de oro” para ilustrar este párrafo y me ha aparecido esta foto de David Hasselhoff. Y no he buscado más, lo siento.
Y el caso es que esto se ha desplazado peligrosamente a la televisión. Y así vemos como, semana tras semana, se desinfla la audiencia de Las chicas de oro en versión José Luis Moreno (ha perdido más de un millón de espectadores), como el público no muestra demasiado interés por los remakes de “V” (la de los lagartos), como El coche fantástico (la versión moderna) tuvo que estrenarse en verano, como la nueva Sensación de vivir no causó tal sensación, o como lleva años aparcada una nueva versión de Verano azul. Yo creo que no cuaja porque, con el paso del tiempo, lo de Chanquete y Julia no puede abordarse sin denucias por pederastia.

Dentro de 20 años, tal vez encontréis un remake de este blog que se llamará “Elegí un mal día para dejar de fumar 3D”. No lo leáis: seguramente sea una mera copia. Eso sí, si veis lo firmo yo, hacedme el favor de seguirlo: se deberá a que estoy viejo, falto de ideas y que necesito tirar de mis antiguas chorradas.