Yo no sé decir bien Karabudjan. Me suena como
a Aserejé. Gran reserva en cambio lo
digo fenomenal, mirad: Gran reserva. Pero no importa cómo yo lo diga, porque lo
importante de las series es que se vean o no, no cómo pronunciemos sus títulos
los bloguistas atractivos. Karabudjan
y Gran reserva son
dos de las grandes apuestas de la ficción nacional de este año, una está
saliendo bien y la otra no ha funcionado y se la cepillan prematuramente hoy
con la emisión de los dos últimos episodios. Os cuento.
Karabudjan, que no sabemos lo que significa porque es uno de los grandes
misterios de la serie y se desvelará al final, comenzó en Antena 3 el 6 de abril, y es
una serie cerrada, de seis capítulos. La dirige Koldo Serra, el autor de Bosque de sombras, y está
diseñada para mayor (o menor) gloria Hugo Silva, del que leí una entrevista antes
del estreno. El pobre decía que Karabudjan
parecía cine y que le iba a quitar un poco el sambenito del Lucas de Los hombres de Paco. Pero de
momento eso no va a pasar. Porque Karabudjan
comenzó con un aceptable 14% y 2 millones y medio de espectadores, pero en 4
capítulos ha perdido más de un millón de fieles y casi 5 puntos. Seguro que es
porque la gente no sabía decir Karabudjan
y decía Aserejé.
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Hugo Silva y la que hace de su hermana en el Metro de Madrid. El cápítulo 3 lo rodaron al lado de mi casa y yo ni me enteré. |
Gran reserva ha empezado
mejor. Lleva tres episodios, que se han movido entre el 18% y el 21%, liderando
siempre la audiencia del miércoles excepto cuando ha habido fútbol. En 3
semanas ha perdido “sólo” 400.000 espectadores, de cuatro millones a tres
seiscientos. Va a sobrevivir.
A mí Karabudjan me da mucha risa.
Es que no me creo ni media. Hugo
Silva está siempre muy enfadado y vestido como con traje, y yo
creo que así pierde parte de su atractivo, en Que se mueran los feos sale más vestido de
guarreras y yo le veo más mono. Y además, no nos engañemos, Hugo Silva no es Laurence Olivier. Karabudjan trata (o ha tratado)
de la desaparición de una muchacha tras una fiesta más falsa que el personaje
que interpretaba Risto
Mejide. Para buscarla, se entremezclan las indagaciones de Hugo Silva, que es el jefe de
una agencia de publicidad (en la que no hay nada mínimamente verosímil) y de
una inspectora que interpreta la joven y guapa Marta Nieto, tan joven y guapa que su papel
de policía experta es menos creíble que Risto,
Hugo y Belén Estaban cuando llora.
El otro día me crucé con Marta
Nieto en Málaga y me sonaba, pero no caí en que era la de Karabudjan. Me lo tuvo que
decir la que siempre me avisa de todo, porque si no yo habría pensado que me
sonaba de la agencia de modelos a la que pertenecí en los años 90. Para colmo, Karabudjan tiene muchas
escenas rodadas en exteriores, y cuando esto sucede la serie directamente no se
oye. Es como si el sonido lo manejara un chico sordo. Qué porra.
Os juro que he seguido viendo Karabudjan por un extraño
masoquismo que hace que me lo pase pipa. Se me mezcla una vergüencilla ajena,
un querer mirar y no mirar a la tele, una sonrisa incrédula y una placentera
sensación de juerguecilla post-cena. Es algo parecido a lo que hacía un amigo
mío, que escuchaba a Jiménez
Losantos en la COPE como programa de humor.
Gran reserva no es mi
tipo, pero está mejor hecha. Es una saga de dos familias y dos bodegas, los Reverte y los Cortázar, una especie de Falcon Crest a la española,
con esas luchas entre los Channing,
los Agretti y los Gioberti. La serie tiene
mucho más claro a quién va dirigida, utiliza mejor la música, no da tanta risa
y tiene mejores actores. Cuenta con Emilio
Gutiérrez Caba, que aún no ha participado en una película, obra
de teatro o serie en la que no esté bien. Algo parecido pasa con Tristán Ulloa, que encima
me cae chupilerendi. Ángela
Molina está incluso sobrada, por encima de los demás. Y también
salen la mujer de Bustamante
(la actriz antes conocida como Paula
Echevarría), Luisa
Martín “la Juani”,
no la de Bigas Luna,
sino la de Emilio Aragón.
El primer capítulo fue magistral, presentando a los personajes de las dos
familias y sus relaciones de la manera más sutil que se les ocurrió: follando
entre ellos. No he seguido viendo Gran
reserva porque la serie va para largo y yo tengo menos tiempo que
el cirujano plástico de Nicole
Kidman. Pero es un producto bien hecho, y eso hay que
admirarlo.
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Paula Echevarría y Tristán Ulloa, rivales y ex-amantes, creo. Pues como se entere Busta, va a retar a Tristán en un ring de boxeo, como en el vídeo ése de "Por el amor de una mujer". |
El mayor problema ahora mismo
para Gran reserva
es que la han denunciado porque cuando acaba cada capítulo, en los títulos de
crédito que nadie lee nunca, comienzan a aparecer los logos de las marcas que
han colaborado con la serie (o sea, los agradecimientos de toda la vida). Pero
amigo… en TVE ya no se puede hacer publicidad, y claro, la aparición de estas
marcas lo es. El tema está en los tribunales. Porque si esto se prohíbe, TVE lo
va a tener chungo para poder producir o comprar series, ya que tal y como están
las cosas no se puede hacer televisión sin el apoyo económico de las marcas… y
éstas a cambio piden aparecer, con su logo y todo, claro. A mí, por ejemplo,
para hacer este blog me patrocinan Mirinda
y Filomatic. Yo les
hago publicidad y ellos me pagan. Aunque curiosamente, aún no he visto un
cheque…