martes, 4 de mayo de 2010

La última cosecha de TV: Karabudjan y Gran reserva

Yo no sé decir bien Karabudjan. Me suena como a Aserejé. Gran reserva en cambio lo digo fenomenal, mirad: Gran reserva. Pero no importa cómo yo lo diga, porque lo importante de las series es que se vean o no, no cómo pronunciemos sus títulos los bloguistas atractivos. Karabudjan y Gran reserva son dos de las grandes apuestas de la ficción nacional de este año, una está saliendo bien y la otra no ha funcionado y se la cepillan prematuramente hoy con la emisión de los dos últimos episodios. Os cuento.
Karabudjan, que no sabemos lo que significa porque es uno de los grandes misterios de la serie y se desvelará al final, comenzó en Antena 3 el 6 de abril, y es una serie cerrada, de seis capítulos. La dirige Koldo Serra, el autor de Bosque de sombras, y está diseñada para mayor (o menor) gloria Hugo Silva, del que leí una entrevista antes del estreno. El pobre decía que Karabudjan parecía cine y que le iba a quitar un poco el sambenito del Lucas de Los hombres de Paco. Pero de momento eso no va a pasar. Porque Karabudjan comenzó con un aceptable 14% y 2 millones y medio de espectadores, pero en 4 capítulos ha perdido más de un millón de fieles y casi 5 puntos. Seguro que es porque la gente no sabía decir Karabudjan y decía Aserejé.
Hugo Silva y la que hace de su hermana en el Metro de Madrid. El cápítulo 3 lo rodaron al lado de mi casa y yo ni me enteré.
Gran reserva ha empezado mejor. Lleva tres episodios, que se han movido entre el 18% y el 21%, liderando siempre la audiencia del miércoles excepto cuando ha habido fútbol. En 3 semanas ha perdido “sólo” 400.000 espectadores, de cuatro millones a tres seiscientos. Va a sobrevivir.
A mí Karabudjan me da mucha risa. Es que no me creo ni media. Hugo Silva está siempre muy enfadado y vestido como con traje, y yo creo que así pierde parte de su atractivo, en Que se mueran los feos sale más vestido de guarreras y yo le veo más mono. Y además, no nos engañemos, Hugo Silva no es Laurence Olivier. Karabudjan trata (o ha tratado) de la desaparición de una muchacha tras una fiesta más falsa que el personaje que interpretaba Risto Mejide. Para buscarla, se entremezclan las indagaciones de Hugo Silva, que es el jefe de una agencia de publicidad (en la que no hay nada mínimamente verosímil) y de una inspectora que interpreta la joven y guapa Marta Nieto, tan joven y guapa que su papel de policía experta es menos creíble que Risto, Hugo y Belén Estaban cuando llora. El otro día me crucé con Marta Nieto en Málaga y me sonaba, pero no caí en que era la de Karabudjan. Me lo tuvo que decir la que siempre me avisa de todo, porque si no yo habría pensado que me sonaba de la agencia de modelos a la que pertenecí en los años 90. Para colmo, Karabudjan tiene muchas escenas rodadas en exteriores, y cuando esto sucede la serie directamente no se oye. Es como si el sonido lo manejara un chico sordo. Qué porra.
Os juro que he seguido viendo Karabudjan por un extraño masoquismo que hace que me lo pase pipa. Se me mezcla una vergüencilla ajena, un querer mirar y no mirar a la tele, una sonrisa incrédula y una placentera sensación de juerguecilla post-cena. Es algo parecido a lo que hacía un amigo mío, que escuchaba a Jiménez Losantos en la COPE como programa de humor.
Gran reserva no es mi tipo, pero está mejor hecha. Es una saga de dos familias y dos bodegas, los Reverte y los Cortázar, una especie de Falcon Crest a la española, con esas luchas entre los Channing, los Agretti y los Gioberti. La serie tiene mucho más claro a quién va dirigida, utiliza mejor la música, no da tanta risa y tiene mejores actores. Cuenta con Emilio Gutiérrez Caba, que aún no ha participado en una película, obra de teatro o serie en la que no esté bien. Algo parecido pasa con Tristán Ulloa, que encima me cae chupilerendi. Ángela Molina está incluso sobrada, por encima de los demás. Y también salen la mujer de Bustamante (la actriz antes conocida como Paula Echevarría), Luisa Martín “la Juani”, no la de Bigas Luna, sino la de Emilio Aragón. El primer capítulo fue magistral, presentando a los personajes de las dos familias y sus relaciones de la manera más sutil que se les ocurrió: follando entre ellos. No he seguido viendo Gran reserva porque la serie va para largo y yo tengo menos tiempo que el cirujano plástico de Nicole Kidman. Pero es un producto bien hecho, y eso hay que admirarlo.
Paula Echevarría y Tristán Ulloa, rivales y ex-amantes, creo. Pues como se entere Busta, va a retar a Tristán en un ring de boxeo, como en el vídeo ése de "Por el amor de una mujer".
El mayor problema ahora mismo para Gran reserva es que la han denunciado porque cuando acaba cada capítulo, en los títulos de crédito que nadie lee nunca, comienzan a aparecer los logos de las marcas que han colaborado con la serie (o sea, los agradecimientos de toda la vida). Pero amigo… en TVE ya no se puede hacer publicidad, y claro, la aparición de estas marcas lo es. El tema está en los tribunales. Porque si esto se prohíbe, TVE lo va a tener chungo para poder producir o comprar series, ya que tal y como están las cosas no se puede hacer televisión sin el apoyo económico de las marcas… y éstas a cambio piden aparecer, con su logo y todo, claro. A mí, por ejemplo, para hacer este blog me patrocinan Mirinda y Filomatic. Yo les hago publicidad y ellos me pagan. Aunque curiosamente, aún no he visto un cheque…