viernes, 9 de octubre de 2009

Woody Allen sí que funciona (al menos a mí)

¿Qué hago yo hablando hoy de la película de Woody Allen? ¿Acaso no sé que lleva ya una semana en cartel? ¿Acaso desconozco que el estreno de esta semana es Ágora, de Alejandro Amenábar?
Pues no, aunque ambas cosas podrían suceder perfectamente, no nos pongamos estupendos. Pero es que de Ágora hablé hace unas semanas, en un ataque de precipitada ansiedad, y de Woody no hablé hace una, en un ataque de inexplicable amnesia.
Antes que nada, os aviso de que yo soy fan de Woody Allen. Tengo en DVD todas sus películas excepto las 3 que no están editadas, pero me las bajé de Internet en un inexplicable momento de debilidad e insolidaridad con la industria del cine. Que los ángeles (González Sinde) me perdonen. Woody Allen fue el tema que me hizo perder la virginidad en este blog, figuradamente hablando. Y en todas sus películas, en todas, encuentro algo que me compensa el precio de la entrada o del DVD en sí. Así que, aunque lo intente, puede que no sea objetivo con él.
Si la cosa funciona. A mí, desde luego, sí que lo hace.
Así que igual no os fiáis de mí si os digo que su última película, Si la cosa funciona, vuelve a ser un prodigio de diálogos, monólogos, ingenio, cinismo, ritmo y crítica. Es una película que hace diez años hubiera protagonizado él propio, pero su guión le demandaba un tipo unos diez años más joven que él. Pero Larry David, un comicazo, hace de Allen, habla como Allen, gesticula como Allen, es hipocondriaco como Allen y, eso sí, tiene el triple de la mala leche que nunca han tenido los personajes de Allen. Básicamente, os diré que Woody Allen plantea que las relaciones amorosas empiezan por casualidad. Que rara vez las buscamos, más bien nos las encontramos. No se refiere a enamorarse previamente o no, si no a que aparecen donde menos las esperamos, y desde luego, no con las personas que corresponden a los cánones físico-psíquicos que podamos tener. Y la duración de éstas, depende del título de la película: “si la cosa funciona”… No sé vosotros, pero yo estoy totalmente de acuerdo con él.

Bueno, esto os lo dice un fan de Woody Allen al que le encanta que una vez al año este viejecillo le haga pensar en algo, cosa que el 85% de las películas que se estrenan no consigue. Para los que no sois fans, os diré que creo objetivamente que Woody Allen ha subido el listón de Cassandra’s dream y Vicky Cristina Barcelona (una película algo aborrecida, por las cosas que oigo de ella, pero que yo la defiendo bastante).
Más cosas sobre Woody Allen: hace unas semanas, un diario nacional regalaba Toma el dinero y corre (1969), la primera película que Woody dirigió, escribió y protagonizó. Yo ya la tenía, pero se la presté una vez a mi amigo Patxi, aproximadamente el mismo año en que la rodó Allen, pero Patxi no acababa de devolvérmela, así que me quedé con el DVD del periódico y le regalé definitivamente a Patxi la película (y lo hice encantado porque le regalaría cualquier cosa mía, igual que haríais vosotros si le conocierais).
"Toma el dinero y corre", el primer triplete (dirección, guión e interpretación) de Allen.
Toma el dinero y corre, en las antípodas de Si la cosa funciona en cuanto a época, estructura y humor, es otra delicia. Tiene algunas de las secuencias más divertidas del imaginario de Allen. La escena en la que se acicala para salir con la chica es hilarante. La de sus padres disfrazados de aquella manera para que nos les reconozcan al hablar de él, es mítica. Y tiene algunos gags tan sencillos, tan tontos (en el buen sentido), tan divertidos, que hacen de ella una de las mejores comedias puras, viscerales… vis cómica con patas. Porque Toma el dinero y corre es una película casi de gag tras gag. Cada uno funciona por sí solo como chiste individual. Si no la habéis visto, intentadlo. Compraos el ABC o pedídsela a Patxi.

Y acabo ya con Allen: al revisar este blog para ver si, en efecto, mi memoria no fallaba y el primer post se lo dediqué a él, me encuentro con esta frase: “Ah, y si podéis, echadle un vistazo al diario de rodaje de Woody Allen [de Vicky Cristina Barcelona] en The New York Times, no tiene desperdicio. Si no podéis, me lo decís y os cuento algún día”. Nunca lo hice. Bueno, pues lo voy a hacer hoy. Pero como este tema ya me suena obsoletísimo, simplemente os cito tres frases de este diario:
  • Le he ofrecido un papel a Scarlett Johansson. Antes de aceptar, me dice que el guión debe ser aprobado por su agente y por su madre. Luego tendrá que aprobarlo el agente de su madre. En plena negociación, cambia de agentes. Tiene talento, pero da mucho trabajo.
  • Scarlett ha venido hoy con una de esas preguntas que hacen los actores. “¿Cuál es mi motivación?”. He dado un respingo: “Tu salario”.
  • He rodado una tórrida escena de amor entre Scarlett y Javier. Hace unos años hubiese interpretado yo su papel. Cuando se lo he dicho a Scarlett ha soltado un enigmático “uh-huh”.

¿No es un genio?