viernes, 11 de septiembre de 2009

Venecia loves Sylvester Stallone

Mañana sábado, u hoy sábado, o mañana sábado, el Festival de Venecia va a entregar a Sylvester Stallone uno de sus premios honoríficos. Según ellos mismos dicen, el “directorSylvester Stallone recibirá el Premio Gloria Jaeger LeCoultre. Bueno, para mí Stallone no es un director. No sé si es un actor (aunque le he visto en películas buenas, no olvidemos que “Acorralado”, “Rocky” a secas o “Copland” son buenas). Yo creo Stallone es un personaje.
Hace unos años, cuando estrenó “Rocky VI”, tuve la ocasión (gracias como siempre a CANAL) de entrevistar a Sylvester Stallone. Una revista me pidió un artículo sobre el encuentro. Como el copyright es mío, como homenaje a Sly, y como homenaje a mí mismo, que así de paso escribo menos, os transcribo cómo fue ese artículo y ese encuentro. Fue algo así:
Sylvester Stallone vestido de Rambo. Dios, qué bestia.
Antes de que Sylvester Stallone se levantara de la silla para saludar al entrevistador de turno (que era yo), había imaginado, no sé por qué, que me iba a sacar por lo menos una cabeza, lo cual tampoco es muy difícil. Oye, pues no. Rocky no anda muy lejos de mis aproximados 175 centímetros sin tacones. En cambio, sí que me saca una cabeza de ancho (y dos, y tres, incluso varios cuerpos), pero esta vez debo reconocer que el mérito es exclusivamente suyo. A sus 60 años, Sylvester Stallone está hecho un toro. Yo no creo que llegue así a los 60 años. Sería una asombrosa sorpresa para mí y para todos mis allegados.

Stallone
vino a Madrid a presentar Rocky Balboa, una película que debería haberse llamado Rocky VI. Quienes la vieran en el cine (que no deben avergonzarse, porque la película fue número 1 en la taquilla de España) se encontrarían con un Stallone mucho más mayor y algo más fofo, pero sobre todo con un Stallone mucho más hinchado. Digo de cara. Las malas lenguas hablaron de bótox y operaciones quirúrgicas. No sé. El caso es que después de verle en la película, encararle en persona no impresiona tanto. Digo “tanto”. O sea, que sí que impresiona, pero menos que en Rocky VI, digo, Rocky Balboa.
Que ningún periodista les engañe: en este tipo de entrevistas apenas se puede hablar más de cinco minutos con la estrella. O sea, que no puedes hacerte una idea muy precisa de cómo es, igual que la estrella tampoco tiene tiempo de hacerse una idea precisa de cómo eres tú (aunque según las preguntas que le hagas puede dirimir fácilmente si eres normal o completamente idiota: yo hay veces que en cinco minutos he conseguido transmitir lo segundo sin ningún  tipo de problema). Por otra parte, Adam Sandler me dijo una vez que yo era nice. Y si Adam Sandler puede sentenciar en cinco minutos que yo soy nice, pues yo si quiero puedo dictaminar en cinco minutos que Sylvester Stallone es un tipo afable y profesional. Porque te recibe con una sonrisa, con esa su sonrisa medio torcida tras la que esperas que te vaya a comunicar que no siente las piernas (esta puta frase se me vino a la cabeza más de una vez durante la breve entrevista, qué patético). Te pregunta qué tal estás, te vende bien su película, trata cada una de tus preguntas como si fuera inteligente (la pregunta), es amable, contenta a los periodistas-fans que le piden autógrafos (en este mundo hay muchos periodistas-fans que piden autógrafos)… A mí esto no se me ocurrió, me da una vergüenza terrible, lo de los autógrafos, pero la periodista-fan que le entrevistó antes que yo llevaba un DVD de Rocky (la uno, la buena), para que se lo firmara, y Sly lo hizo amablemente. Igual mientras firmaba el DVD pensó: “claro, me traes la uno, la buena, pero la cinco seguro que no la viste ni bajada del emule”.
Stallone realmente piensa que los personajes que interpreta son paradigmas del héroe, no tanto del americano como del mundial. Casi yo diría que del universal. Siempre me llamó la atención que la mitad de sus películas lleven en su título el nombre de su papel (este dato es falso, aquí la palabra mitad actúa como hipérbole o exageración). Rocky (la I, la II, la III, la IV, la V y la Balboa), Rambo, Rambo III, Rambo IV y la que viene (los expertos en este tipo de cine sabrán que Rambo II no existe, que la II se llama Rambo y que la I se llama Acorralado), Cobra, Get Carter, Tango y Cash, Juez DreddSylvester piensa que “si no interpretas a un personaje fuerte, la película tampoco tiene fuerza”. No sé, según a lo que llames fuerte. Yo pienso por ejemplo en el Atticus Finch de Matar a un ruiseñor y no sé si a Stallone le parecerá un personaje fuerte. Pero a lo mejor me equivoco con este juicio (pre-juicio), porque debo repetir (o enunciar) que a mí este forzudo no me pareció tonto en absoluto. Además, no considero que Stallone haga Rocky pensando que escribe una página imborrable en la historia del cine, ni que se dirija a un público con el que yo me deba identificar necesariamente. Ni usted, si no quiere.
Pero en esto último quizá vuelvo a equivocarme: antes de acudir al pase de prensa de Rocky Balboa o Rocky VI (un pase de prensa es una proyección de la película que nos ponen a los periodistas antes de que se estrene en las salas, para que podamos hablar de ellas y realizar las entrevistas con un mínimo de criterio), hice memoria y me sorprendió descubrir que había visto todas y cada una de las cinco partes anteriores. La primera que vi fue Rocky III, en el cine, con 14 años y con mi amigo Luis. De camino a nuestra casa, nos dio por practicar lo que habíamos visto en la película con Fabián el Cabezón, de lo emocionados que salimos. Como fuera que Rocky III nos pareció a los dos una obra maestra del cine de autor, alquilamos en vídeo la I y la II. La I la he vuelto a ver más adelante, y me sigue pareciendo una buena película. Con la II, como que ya no me apeteció tanto repetir. Unos años más tarde, Luis y yo volvimos al cine para ver la IV. La IV es alucinante. Es ésa en la que Rocky boxea en la Unión Soviética contra una bestia parda, rusa y rubia; la destroza, y se acaba dirigiendo en un discurso pacificador e integrador a unas irritadas masas con banderas de la hoz y el martillo, que le empiezan abucheando como símbolo del capitalismo y le acaban aclamando al grito de “¡Rocky, Rocky!”, pero con esa “R” que ponen los en las películas malas para doblar a espías rusos. Esto fue en el año 1986. Rocky V la vi en Canal +. Me pareció un tostón. Para ver Rocky VI - Balboa, más de 20 años después de ir a ver la IV, invité al pase de prensa a mi amigo Luis. Me pareció un bonito homenaje a lo tontos que fuimos de adolescentes. La verdad es que nos reímos mucho durante la proyección, aunque imaginarán que la película no es ni mucho menos una comedia. No sé por qué he contado esta historia de la saga de Rocky, de mi amigo Luis y de mí. Ustedes disculpen.
Mi mítico cogote saludando a un hinchadete Sly.
Hablando con Stallone, me pareció que Rocky Balboa podía ser como una plasmación de su momento actual. Un boxeador retirado que ya no es lo que fue, y que vuelve al ring para demostrarse a sí mismo que aún puede cumplir un sueño o saldar una cuenta pendiente con la vida, aunque al espectador (del combate) le pueda resultar patético. Cojan esta última frase y cambien boxeador por actor, y combate por película. Creo que de eso trata Rocky Balboa. Stallone no me lo dijo así, porque no me atreví a preguntárselo así por si le daba por celebrar conmigo una prórroga de ese último combate. Pero sí contestó afirmativamente a una encubierta y educada versión de este mismo asunto. Con una sonrisa, como si le hubiera gustado la pregunta o celebrara que me hubiera dado cuenta del detalle, estuvo de acuerdo conmigo en que tanto Sly como Rocky necesitaban “liberar la bestia que tenían dentro” (esta frase la saqué de la película, jamás me atrevería a llamarle “bestia” delante de sus narices como cosa mía).

Tengo la impresión de que ambos la han liberado. Pero durante esta breve entrevista, Stallone me anunció que estaba empezando a preparar Rambo IV. O sea, que consiguió liberar a una bestia, pero me temo que aún le quedan otras dentro. Que Dios nos coja confesados.
Como sabréis,  por supuesto que estrenó “Rambo IV”. Y no descartéis un Vii y un V, respectivamente.

Yo creo que Stallone se merece este premio.