Me vais a permitir que hoy os
hable de deportes. Le pido desde aquí permiso a mi blog vecino, La
cinta de McEnroe, de Nico
Abad. Le habría pedido permiso a Nico en persona, porque me lo cruzo muy a menudo
por los pasillos de Sogecable, pero hoy no le he visto porque iba sin gafas.
Gustaríame aclarar que yo no
soy un friki que sólo me gusta el cine y voy con gafas de pasta y veo las
películas subtituladas. El matiz de esta frase es la palabra “SÓLO”, porque
todo lo demás sí que lo soy. Pero también me gusta la ópera, la música ye-yé,
el último concierto que he visto fue de Status
Quo, llevo en el Ipod lo último de Sidonie y de Verdi,
y me gusta ver deportes por la tele. Soy un tío renacentista en sus gustos e
inútil en sus obras.
Pero lo último que he dicho es
que me gusta ver deportes en la tele. Veo fútbol, baloncesto, automovilismo, a
veces motociclismo, tenis… Soy el clásico maromo de fin de semana, sólo que
también se me puede llevar al teatro y me gustaba Sexo en Nueva York. Y he seguido con absoluta
dedicación el Eurobásket de Polonia (mi chica también ha visto los partidos
conmigo, cielos, es la mujer perfecta). Por eso el pasado domingo, a eso de las
23 horas, recibí la mejor noticia que un aficionado al baloncesto puede escuchar.
¿Que España quedó campeona? No, una mejor. Que Andrés Montes abandonaba su puesto como
comentarista de La Sexta.
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Andrés Montes. Iturriaga, que está a su lado, no sale en la foto porque Itu es alto y Andrés es chiquinino. |
La primera vez que comentó un campeonato de baloncesto (el Mundial de Japón), sintonicé la radio para no tener que oírle. Pero la señal de televisión llegaba más tarde, y la radio decía “canasta” antes de que los jugadores la metieran. Y entonces se perdía toda la gracia. Y tenía que volver a escuchar a Andrés. Oh, pero qué mierda.- En Digital+, yo ponía La
Sexta y buscaba a ver si había un segundo canal de audio, como
en CANAL+ (que
puedes oír la SER)
o en CANAL+ Deporte
(que a veces puedes oír el sonido ambiente del campo sin comentaristas).
Pero en La Sexta
no había segundo canal. Maldita sea, pero qué otra mierda tan semejante a
la anterior.
A ver: que conste que no tengo
nada personal contra Andrés
Montes, sino contra su forma de entender la televisión. Y no
quiero hacer leña del árbol caído. Pero Andrés
Montes no es un árbol. Así que a por él.
10 motivos para alegrarse de
la marcha de Andrés Montes.
- Porque pensaba que el silencio es antitelevisivo. Y llevaba
este axioma hasta tal extremo que con tal de rellenar el último segundo,
repetía las mismas frases sin parar. “Ricky
con el balón, con el balón Ricky, Ricky sigue, botando Ricky, Ricky
botando, Ricky con el balón, ahí, ahí”. Dios, no puedo con la
gente que no se calla nunca, ni en la tele ni en el autobús.
- Porque le dio por poner motes a los jugadores. Esto no es
nuevo, en los 70 ya lo hacía el mítico Héctor del Mar. Pero Montes se debía de
sentir tan mediático que pensaba que todo el mundo conocía sus gracias, y
ya ni decía el nombre del jugador. Así que o eras de los suyos (que no era
el caso) o tenías que suponer a quién se refería. “Espartaco con E.T., E.T. ahí, ahí
el tío, otra vez para Espartaco, con el balón Espartaco, Espartaco sigue,
botando Espartaco, Espartaco botando, Espartaco con el balón, ahí, ahí”.
- Porque de repente gritaba y decía ratatatatatatatatatá y me ponía muy
nervioso.
- Porque era la persona que más veces decía “balón” durante un
partido de fútbol. Enrique
Muñoz de Luna lo achaca a que no se sabía los nombres de
los jugadores. “Ahí está
el balón, ahí el balón, sigue el Villarreal con el balón, ahí con el
balón…”. Quique
es comentarista de cine en la Cadena SER, de televisión en Boyero y Cia de CANAL+,
lleva la sección de series en plus.es
y es una enciclopedia con patas y perilla. Así que creed lo que él os
diga.
- Porque de baloncesto, Andrés
Montes al menos sabía algo. Pero de fútbol entendía lo
mismo que yo. Pero yo no lo comentaba, caramba.
- Porque de pronto decía muy alto “¡¡¡jugón, jugón!!!”, con la voz muy
chillona y más como de nena, y yo me creía que lo había dicho otra
persona, y me ponía muy nervioso.
- Porque Wolffo
(ilustre comentarista de este blog) tampoco lo soportaba. Cito una frase
suya en un comentario de hace unos meses: “Lo que no soporto ni p’atrás es al Andresito Montes.
No me hace nada de gracia, aparte de que es el narrador más desastroso que
existe. Solo dice, aparte de sus bromitas (que a mí me estomagan), “ahí…
con la pelota…ahí está….” fíjate y verás”. Amén.
- Porque cuando agarraba una frase hecha (habitualmente hecha
por él), ya no la soltaba, y encima la mayor parte de las veces no tenían
gracia. “La vida puede ser
maravillosa”… “El oro no está en Moscú, está en Polonia”… “Tambores de
guerra, ¡que vienen los sioux! (y se ponía a hacer el tonto
canturreando: “a-a-a-a-a-a-a-a-a”).
- Porque cuando tiraban un triple decía: “¡¡¡¡triiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiple!!!!”,
y encima a veces luego no entraba el triple, y lo decía muy alto, y me
ponía muy nervioso.
- Y el décimo motivo os lo dejo a vosotros, pero estoy seguro
de que vais a poner cada uno un motivo distinto y al final vamos a tener
muchos más de diez.
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Los jugadores de España muy conentos porque han ganado. Digo yo que no será por lo de Andrés Montes. |
Y ahora entra en acción mi yo contradictorio: Andrés Montes me hizo gracia una vez (sólo una). Comentaba un partido de Alemania en el Mundial 2006. Y dijo algo así: “Metzelder con el balón, ahí, el tío, Metzelder con Mertesacker… ¡Salinas! ¿Te imaginas que tu hija llega a casa con su nuevo novio, y te dice que se llama Mete-saque?”
Sí. Ese día me reí.
Para terminar, cito otra frase textual de Quique Muñoz de Luna: “propongo declarar fiesta nacional para los aficionados al fútbol el día que ganó España el eurobasket”. Di que sí. Porque en baloncesto le sufríamos dos semanas al año.