lunes, 21 de septiembre de 2009

Acerca del Festival de San Sebastián

Yo hace un año era alguien. Hace un año yo acudía al Festival de San Sebastián, la vida me sonreía de oreja a oreja, las mujeres polinesias me recibían en chozas con guirnaldas de flores y luego andaban juguetonas en mis partes bajas… Un año después, todo esto ha cambiado.
Bueno, en realidad no ha cambiado tanto. Simplemente ha cambiado que este año no he ido al Festival de San Sebastián. Lo de las mujeres polinesias nunca me sucedió, si os soy franco. Y la vida no me sonreía tan claramente, sólo de vez en cuando me hacía una mueca, pero igual se estaba riendo de mí.
Por suerte, tengo en San Sebastián dos de las mejores espías que uno puede enviar a un festival: Raquel Matahari Santos y Cristina Matahari Teva, las dos de Cinexprés, de CANAL+ (ya sé que me repito en lo de “Matahari”, pero es que no me sé el nombre de ninguna otra espía con fama de inteligente y guapa). Y las dos me están contando algunas cosas de esta edición que yo, como no me puedo callar, pues os las cuento a vosotros, que sois otros cotillas.
Brad Pitt firmando autógrafos en la donostiarra y encarnada alfombra.
Como por ejemplo, que el Festival se inauguró el viernes con una película de Atom Egoyan. Ayer mismo hice la prueba con gente que no es experta en cine pero que si está conectada con el mundo de la cultura, y no le ponían cara. Yo les dije que no se preocuparan, que ya la tenía puesta. Poco glamour debió de parecerle a los del Festival, porque poco después consiguieron que el día de la inauguración aparecieran también Brad Pitt y Quentin Tarantino a animar un poco el cotarro o el catarro, porque me chivan que esa noche estaba lloviendo asaz. El guapo de cara y el raro de ídem presentaban Malditos bastardos fuera de competición. ¿Abrir Donosti con una película que ese mismo día está en los cines de toda España? No sé, no sé, yo creo que esto con Diego Galán no pasaba. Y con Franco no lo sé. Pero por lo menos Brad Pitt queda bien en las primeras fotos y en las alfombras rojas (que también han animado Robert Duvall y Maribel Verdú, que cada día me gusta más).

Por lo visto Tarantino se pasó medio rodaje sacando fotos con un consolador a quien se dormía. O sea, se las sacaba con una cámara, el consolador se lo ponía al lado. Por eso, durante la rueda de prensa, un periodista comenzó a blandir un vibrador rosa de 37 centímetros (bueno, el color y el tamaño me los he inventado), tan sólo unos minutos antes de que Berta Collado, de Sé lo que hicisteis… formulara una pregunta chorra vestida de Uma Thurman en Kill Bill. Es que últimamente, las ruedas de prensa de cine consisten en que los actores soporten cien mil gilipolleces de estos programas tan graciosos, y cuando acaban, algún periodista despistado pregunta algo sobre la película. Esto lo sé porque mis espías acudieron a la rueda de prensa vestidas respectivamente de Rocco Torrebruno y José Luis Rodríguez “El Puma”, pero por órdenes mías y para pasar desapercibidas, no para preguntar chorradas.
Precisamente Raquel y Cristina (las Mataharis) me cuentan que también han estado por allí Juan José Campanella y Ricardo Darín, que son prácticamente pareja de hecho desde antes de El hijo de la novia. Presentaban una película que se llama El secreto de sus ojos, que se estrena este viernes y que es una preciosidad. Darín aprovecha que está en Donosti para presentar también El baile de la victoria, de Fernando Trueba, al que no sé qué le parecerá que su actor le comparta con una película que se llama El secreto de sus ojos. De los ojos de Trueba hablaremos más tarde. Mis espías, camufladas en esta ocasión bajo los disfraces de Manolo Orantes y Raffaella Carrá, me confirman que Ricardo Darín es un encanto (yo ya lo comprobé hace un año y pico, en una de las entrevistas más agradables que he realizado en mi corta vida) (vale, en mi mediana vida). Tengo con Darín cuatro cosas en común: los ojos, el atractivo físico, la personalidad arrolladora y que se quedó fascinado con Cristina Teva. Releo estas cuatro características y descubro que en realidad sólo compartimos una.
Fernando Trueba con dos de los actores de "El baile de la victoria".
De El baile de la victoria de Fernando Trueba oigo opiniones dispares. O sea, que no son pares, vamos que oigo tres. Y una la pone bien y dos regular. Con Trueba tengo un problema: nunca he tenido ocasión de entrevistarle, y me da miedo hacerlo. Imaginad que os toca entrevistar a Rossy de Palma y acudís a la cita con una nariz postiza de coña. Seguramente se molestaría. Pues bien: el día que yo entreviste a Fernando Trueba puede suceder esto mismo, sólo que lamentablemente lo que yo estaré haciendo con los ojos no será de coña. Por cierto, un aplauso para Trueba por esa promo para La Sexta en la que dice: “Yo veo El Intermedio, pero con este otro ojo veo Telecinco”. Si Dios te obsequia con un sistema de polivisión en la mirada, lo mejor es tomárselo a coña. Tiene sus ventajas: gente como Fernando Trueba y yo entendimos mucho mejor La soledad, de Jaime Rosales.

Espero que mis espías me cuenten más cosas del Festival. Anoche habrán cenado en el Aldanondo, mi restaurante-taberna favorita de San Sebastián (no cuento a Arzak y a otros grabndes restaurantes de otro nivel, que para eso os los cuenta ya Menstyle). Yo mismo les reservé una mesa desde Madrid…