martes, 15 de septiembre de 2009

Obesos

Llevo varios meses, muchos meses, unos 300 (y puede que exagere), esperando que se estrene Gordos, de Daniel Sánchez Arévalo. La verdad es que acabo de echar la cuenta y en realidad la llevo esperando desde el 3 de junio de 2008, fecha en la que nos invitaron a visitar el rodaje a mí y al equipo de televisión con el que trabajo (Cinexprés de CANAL+, hagamos publicidad sin rubor). O sea, hace 1 año, 3 meses y 8 días. La película se estrenó el pasado viernes, y yo la vi el pasado jueves, si es que siempre he sido un tío precoz. Absténganse de hacer picantes juegos de palabras con la palabra “precoz” y conmigo.
¿Y por qué tenía tantas ganas de ver Gordos?
  • Porque en el rodaje se desprendía muy buen rollo y muy buenas ideas.
  • Porque Azuloscurocasinegro, la primera película de Daniel Sánchez Arévalo, me pareció un debut prometedor. Ojo, que luego ha pasado a la historia reciente del cine español como si fuera Ciudadano Kane, y no lo era, sólo era una ópera prima por encima de la media. Vale, bastante por encima.
  • Porque Daniel Sánchez Arévalo, por lo poco que he hablado con él, por cosas suyas que he leído, y por lo que le he escuchado, me cae especialmente bien.
  • Porque ese día, en el rodaje, estuvimos con Antonio de la Torre (con él he hablado más tranquilamente y también me cae muy bien). Bajó a que le entrevistara nuestra presentadora, y estaba gordísimo, ha engordado 33 kilos para rodar la película, y le pillamos en el momento álgido de su obesidad. Yo le llamé el “Robert de Niro español”, pero él no quiere que le digan eso y entonces le llamé la “Bridget Jones española” y le pareció mejor. En la película está fantástico.
  • Y porque la propuesta es diferente a lo que suele verse en nuestro cine, muy diferente.
Mi invitación para el preestreno de "Gordos". TIene punto rojo, lo que da derecho a verla en el patio de butacas, a un centímetro de la pantalla y con la cabeza torcida.
Dicho esto, y como suele sucederme en estos casos, Cristina Iglesias, mi productora favorita de Canal +, me consigue una invitación para el preestreno, esos saraos a los que van los famosos, las famosas, Yola Berrocal y yo (y además con la mejor compañía posible). ¿Y qué es lo que me encuentro allí? Pues varias cosas.
  • Para empezar a Gracia Querejeta, Eduardo Noriega, Lucía Echevarría, Iván Sánchez, Elia Galera y a muchos niños que me dicen que son de Física o química y que vieron la películas sentados en el suelo y hablando a veces por el móvil. Volviendo a casa, también vimos en un semáforo muy solito a Víctor Manuel, pero no sé si venía del cine o de visitar al abuelo Vítor el de la mina y ahora le esperaba en casa Ana Belén. Vivir en el centro de Madrid te genera estas dudas.
  • A un equipo artístico que acudió en pleno al estreno, y que al acabar la película recibió la mayor ovación que recuerdo después de una proyección de éstas. Y he estado en muchas, concretamente en unas tres.
  • Una película entretenida pero irregular. Daniel se maneja mucho mejor en la comedia que en el drama, y ha elegido un estilo narrativo (igual que en Azuloscuro…) que los mezcla. Daniel escribe bien, dialoga bien, dirige bien… Con lo cual arrancó muchas carcajadas del público en sus momentos cómicos. Debo decir también que el público de los preestrenos es mucho más agradecido que el que paga la entrada, tal vez porque ha ido gratis o tal vez porque como está el equipo artístico delante, pues le quieren agradar. Bueno no, porque en el preestreno de Gitano, de Manuel Palacios, el público se descojonaba de risa con el equipo delante, con el detalle de que la película era un drama o incluso una tragedia. Recuerdo que ese día Eva Díaz (de Cuatro) y yo nos portamos fatal.
  • Y en los momentos en los que Daniel gira al drama… pues patina, o a mí me lo parece porque pierde la credibilidad y la frescura que tiene cuando las situaciones son cómicas. Yo a la película le hubiera puesto una terapia con el endocrino para adelgazar veinte minutos, y casi todos de la parte final (es que dura dos horas y cuatro capítulos).
  • Lo mejor: que Antonio de la Torre y Raúl Arévalo cuentan sus apariciones por carcajadas del respetable. Yo, que no soy de carcajada fácil, permanecí casi toda la película con una sonrisa lela. Eso quiere decir que me agradó o que me dio un rictus paralizante causado por unas pastillas que estoy tomando. Y también hay que hablar de Leticia Herrero, que adelgazó un montón durante el rodaje (en el proceso inverso a Antonio), que ha hecho su primer papel y que se va a llevar su primer Goya. Nuestro programa de televisión, hace más de un año, tuvo el honor de hacerle la primera entrevista de su vida (se la hizo Cristina Teva y la preparamos entre ella y un servidor). 
Dos queridas compañeras haciendo el tonto durante el rodaje de "Gordos", en la cocina de la película. No saco sus caras porque igual no quieren salir en este blog. Pero ellas no están gordas: están buenas.
Bueno, y no os he contado que antes del preestreno nos tomamos unas croquetillas y unos trozos de queso. Yo lo regué todo con coca-cola y una cerveza a medias con Tere. Y no os lo he contado porque, como veis, no tiene ningún interés.

En definitiva, que
Gordos merece la pena. ¿Es la mejor película de la Historia? No. Pero tampoco lo era Atanarjuat, la leyenda del hombre veloz y fue todo dios a verla. Ah no, que me dicen por el pinganillo que ésa no fue a verla nadie porque estaba en un dialecto esquimal, subtitulada y duraba tres horas. Bueno, pues pensad vosotros otro ejemplo, que yo estoy ya cansado de decir memeces.