viernes, 24 de julio de 2009

Amanece, que no es poco

Hay una película que en 2009 cumple 20 años. Bueno, qué chorrada, hay un montón de películas que en 2009 cumplen 20 años, concretamente todas las que se estrenaron en 1989. Pero hay una en concreto que merece la pena destacar, recordar y ver o volver a ver. Se llama Amanece, que no es poco, es de José Luis Cuerda, y si dejamos a un lado a Luis Buñuel, es la mayor muestra de surrealismo que se ha hecho en el cine español. Y si hablamos de humor surrealista, yo diría que la mayor.
Cartel de "Amanece, que no es poco".´De acuerdo, el cartel es feo.
La primera vez que la vi me quedé perplejo, descolocado, y con agujetas en el estómago de reírme (es que no tengo abdominales). Era incapaz de explicar de qué trataba eso que había visto, pero me había gustado, como el rock’n’roll a los Rolling. Después empecé a descubrir a mucha gente a la que también le había encantado esa marcianada. Amanece, que no es poco es una película de las denominadas “de culto”. De hecho, hace dos semanas la han liado parda (guiño al anterior post) en Albacete con fastos, celebraciones conmemorativas y tal, de donde es José Luis Cuerda. Han organizado un concurso de cortos (Amanece que no es corto), han invitado al director y a actores del rodaje y se ha creado una ruta turística por los lugares en los que se rodó la película: en la Sierra del Segura, Ayna, Liétor, Molinicos y Albacete capital (donde tendrán que estar ambientados los cortos del certamen). En Madrid, la Academia de Cine organizó un pase al que se podía asistir disfrazado de personaje de la película. Yo, por llevar la contraria, fui vestido de Heidi y no me dejaron entrar.

Pero aparte de ser una película “de culto”, existen muchas razones para amar (y ver o volver a ver) Amanece que no es poco:
  • Por el nivel cultural de ese humilde pueblo. Cuando un grupo de americanos le piden indicaciones a un labrador, éste les responde: “Yo no puedo contestarles, yo soy un hombre muy primario, estoy sujeto terriblemente a las pasiones”. Al salir de misa, dos niños vestidos con traje regional comentan: “¿Tú crees que los conocimientos que adquiramos ahora en la escuela serán de rango inferior a los bienes espirituales que nos han sido dados en la misa?” Y la niña, más gañancilla, le responde: “¡Pues probablemente sí!”.
  • Porque Cuerda se toma la santa misa a cachondeo, pero sin herir más sensibilidades que aquellas que se empeñen en sentirse ofendidas. Los pregones de Manuel Alexandre no son en nombre del señor alcaldeeee, sino del señooor curaaaa: “Se hace saber que Dios es uno y trino”. Luego le confiesa al cura: “Yo he pregonado lo de uno y trino, pero creo que la gente no se ha enterado bien”.
Cassen y Saza. La autoridad divina y la autoridad terrena.
  • Porque hablando de esta pareja clerical, hay una frase genial que le dice Manuel Alexandre al cura durante el ayuno voluntario: “¿Y no seria mejor que le dieras a los pobres lo que no te comes tú?”.
  • Porque a Tito Valverde, cuando piensa en una mujer, le sale un fogonazo del culo. Precisamente hay una mujer (muy mayor) que cada vez que goza en la cama con Tito, da a luz a unos gemelos a los diez minutos, de lo que disfruta.
  • Porque Wolffo, un tipo que visita este blog y que escribe libros de cocina (dentro del género de los rece-relatos o las rela-recetas, no sé calificarlo bien), y que es una especie de genio renacentista, dice que es una de sus películas favoritas. Por algo será.
  • Porque Quique San Francisco quiere cambiarle el papel a cualquiera que pasa por su lado. Es el único que parece saber que está dentro de una película.
  • Por la música que se canta en este pueblo. Los labradores vuelven a casa entonando canciones a capella y a cuatro voces dignas de los Hilliard Ensemble. Y en el bar del pueblo, donde se entran de uno en uno a emborracharse hasta que la Guardia Civil te permite irte ebrio y dar paso al siguiente, una soprano canta Lascia la spina, una bellísima pieza de Händel, perteneciente a un no muy famosos oratorio (El triunfo del tiempo y del desengaño). Qué pueblo más culto, qué gozada.
  • Porque de hecho, aquí plagiar a Faulkner es un delito más grave que matar a tu mujer “porque era muy mala”. Claro, que a Luis Ciges, con esa carita y esa voz, yo también le perdonaría todo.
  • Por el maestro del pueblo. En la puerta de la escuela, recibe a cada niño con una frase exclusiva: “Buenos días, Jaime, de poderosas piernas… Mari Carmen, bella hija de hermosísima madre… Hola Rafaelito, veloz con el tirachinas… ¿Qué tal has dormido, Sixto? Teórica imaginación…” A mí me encantaría recibir así a mis compañeros de trabajo: “Buenos días, Paquita, de trato insoportable… Cómo estás, Juanito, de ego incontrolado… Hola Elenita, de enormes pechos…” Las clases de este maestro son un musical de godspel. Los niños acaban agotados, pero aprenden perfectamente geografía y anatomía.
  • Porque el borracho del pueblo (Miguel Rellán) se desdobla y es capaz de estar a la vez delante y detrás de la gente. “Será una de las cosas que hacen los borrachos sin darse cuenta”, dice. A la mujer del borracho se la tira el negro del pueblo, así que Rellán practica este desdoblamiento para ver si la impresiona y la recupera.
  • Porque algunos hombres brotan de los bancales como si fueran una coliflor. Y luego crecen y salen del todo o se atascan. Pastora Vega se enamora del suyo.
  • Porque a las atracciones de feria (caballitos) sólo pueden ir los mayores. Los niños tendrán que esperar a cumplir 29 años.
  • Porque los sudamericanos exiliados que viven en el pueblo tienen dos buenas costumbres que van alternando: unos días van en bici y otros huelen bien.
  • Porque en ese pueblo, las elecciones no son para elegir al alcalde. También son para elegir a la puta del pueblo, a las adúlteras, al tonto del pueblo o a la marimacho.
  • Por Luis Ciges, Antonio Resines, Manuel Alexandre, Cassen, Miguel Rellán, Aurora Bautista, María Isbert, Fernando Valverde, Quique San Francisco, Chus Lampreave, José Sazatornil

Se me podían ocurrir muchas más razones para amarla, pero me parece que ya os la he destripado lo suficiente. No lo puedo evitar: adoro esta película, que no es poco.