Seguro que usted, querido lector, llevaba mucho tiempo queriendo
tirarse a Popeye. Tirarse a Popeye figuradamente, en el sentido de abalanzarse sobre su figura, su
imagen, sus beneficios, sus derechos de autor. Bueno, pues ya lo puede usted
hacer, querido lector.
Ahora voy a dejar de
trataros de usted y de querido lector, que era sólo un formulismo para
empezar. Y os explico: a lo que me refiero es que los derechos de explotación
de Popeye han caducado en Europa, y ya
podemos usarlos para lo que queramos. ¿Podemos editar libros de Popeye? Yes, we can. ¿Podemos hacernos una
camiseta de Popeye? Yes, we can. Voy más
allá: ¿podemos vender camisetas de Popeye?
Yes, we can. ¿Podemos tatuarnos a Popeye
en el culo, de modo que su ojo tuerto (el “pop eye” que le da nombre) coincida
con el nuestro? Yes, we can, pero sería de muy mal gusto. Aunque insisto: eso
sólo se puede hacer en Europa. Un estadounidense tendrá que seguir tatuándose a
su padre, y si es tuerto, mejor.
¿Por qué esas diferencias?
Pues porque los derechos de autor con respecto a la creación de personajes de
ficción funcionan de manera distinta allá y acá. En Europa, cuando pasan 70
años desde la muerte de un dibujante, sus creaciones pasan a ser propiedad
pública. Es decir, cuando se cumplan 70 años de la muerte de Walt Disney, y siempre
que no salga vivo de la mítica nevera en la que se dice que está congelado,
podremos usar desde su primera creación, que era un conejo llamado Oswald,
hasta la última, que no sé si fue El
osito Winnie. En cambio, en EEUU tienen que pasar 95 años desde
la creación del personaje. O sea, que si su creador vive 200 años, o si Walt Disney sale de la nevera en 2080
sacudiéndose la escarcha y algunos trozacos de mantequilla, dará igual: si Mickey Mouse cumple 95
años, su creador pierde los derechos, por muy vivo que esté.
Según esto, Popeye ya es de dominio público en Europa (su
dibujante, Elzie Crisler
murió en 1938). Pero en EEUU no, porque fue creado en 1929. Qué cosas. Yo, como
estoy en Europa, puedo usarlo para lo que quiera. Por ejemplo: puedo usar su
careto y el de Oliva para ponerlos en
una foto en la que mi novia y yo estamos con un moro que toca la flauta y otro
que toca un tamborcete, y nadie me puede decir nada. ¿No os parece un chollo?
En cambio mis amigos José Luis y Queta, que viven en Chicago, no podrán hacer
esto hasta 2024. Qué putada más grande.
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Mi chica y yo usando a Popeye y a Oliva como nos viene en gana |
Esto mismo podría pasar en breve con Supermán, El pato Donald, El gato Félix, Mickey Mouse o Betty Boop. Y si nadie lo impide, en pocos años todos podremos sacara al mercados tazas de Mickey, fundas para móvil de Betty Boop y gallumbos de Supermán para llevar por fuera (bueno, los jóvenes ya llevan los gallumbos por fuera, pero yo me refiero a fuera-fuera del todo, por encima del pantalón).
Yo, que soy hiperemprendedor
y más listo que el hambre, me voy a aprovechar de esta normativa, al tiempo que
os hago un favor a todos vosotros. He creado un personaje cojonudo y lo he
registrado allá donde he podido. Se llama Puchi, y os vais a mear con sus aventuras. Puchi queda bien en tazas, posavasos, toallas,
polainas, camisetas y preservativos con sabor de pera. Puchi va a ser un éxito en el mercado.
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El muñeco "Puchi". En el año 2104 podrás hacer con él lo que te salga del chisme. |
P.D: A muchos de vosotros este post les habrá parecido absurdo. Tiene su lógica: ES absurdo. Pero es que ayer fue el día del Orgullo Friki, y había que estar a la altura. El día del Orgullo Friki se celebra el 25 de mayo porque ese día se estrenó La guerra de las galaxias. Yo pensaba que se conmemoraba el nacimiento de mi amigo Sigfredo, pero po lo visto no es por eso. En cualquier caso, felicidades a todos.