martes, 26 de mayo de 2009

Ya puedes hacer lo que quieras con Popeye

Seguro que usted, querido lector, llevaba mucho tiempo queriendo tirarse a Popeye. Tirarse a Popeye figuradamente, en el sentido de abalanzarse sobre su figura, su imagen, sus beneficios, sus derechos de autor. Bueno, pues ya lo puede usted hacer, querido lector.
Ahora voy a dejar de trataros de usted y de querido lector, que era sólo un formulismo para empezar. Y os explico: a lo que me refiero es que los derechos de explotación de Popeye han caducado en Europa, y ya podemos usarlos para lo que queramos. ¿Podemos editar libros de Popeye? Yes, we can. ¿Podemos hacernos una camiseta de Popeye? Yes, we can. Voy más allá: ¿podemos vender camisetas de Popeye? Yes, we can. ¿Podemos tatuarnos a Popeye en el culo, de modo que su ojo tuerto (el “pop eye” que le da nombre) coincida con el nuestro? Yes, we can, pero sería de muy mal gusto. Aunque insisto: eso sólo se puede hacer en Europa. Un estadounidense tendrá que seguir tatuándose a su padre, y si es tuerto, mejor.
¿Por qué esas diferencias? Pues porque los derechos de autor con respecto a la creación de personajes de ficción funcionan de manera distinta allá y acá. En Europa, cuando pasan 70 años desde la muerte de un dibujante, sus creaciones pasan a ser propiedad pública. Es decir, cuando se cumplan 70 años de la muerte de Walt Disney, y siempre que no salga vivo de la mítica nevera en la que se dice que está congelado, podremos usar desde su primera creación, que era un conejo llamado Oswald, hasta la última, que no sé si fue El osito Winnie. En cambio, en EEUU tienen que pasar 95 años desde la creación del personaje. O sea, que si su creador vive 200 años, o si Walt Disney sale de la nevera en 2080 sacudiéndose la escarcha y algunos trozacos de mantequilla, dará igual: si Mickey Mouse cumple 95 años, su creador pierde los derechos, por muy vivo que esté.
Según esto, Popeye ya es de dominio público en Europa (su dibujante, Elzie Crisler murió en 1938). Pero en EEUU no, porque fue creado en 1929. Qué cosas. Yo, como estoy en Europa, puedo usarlo para lo que quiera. Por ejemplo: puedo usar su careto y el de Oliva para ponerlos en una foto en la que mi novia y yo estamos con un moro que toca la flauta y otro que toca un tamborcete, y nadie me puede decir nada. ¿No os parece un chollo? En cambio mis amigos José Luis y Queta, que viven en Chicago, no podrán hacer esto hasta 2024. Qué putada más grande.
Mi chica y yo usando a Popeye y a Oliva como nos viene en gana
En el caso de Popeye hay un tercer agravante: una empresa llamada King Features Syndicate explota los derechos de Popeye como marca registrada. Y las marcas se rigen por otras leyes, pero no estoy seguro de cuáles son. Por si acaso, si se os ocurre lanzar al mercado una línea de bragas de quita y pon, por ejemplo, no las llaméis Popeye. Llamadlas Poyeya, que se parece mucho y creo que la marca no está registrada.

Esto mismo podría pasar en breve con Supermán, El pato Donald, El gato Félix, Mickey Mouse o Betty Boop. Y si nadie lo impide, en pocos años todos podremos sacara al mercados tazas de Mickey, fundas para móvil de Betty Boop y gallumbos de Supermán para llevar por fuera (bueno, los jóvenes ya llevan los gallumbos por fuera, pero yo me refiero a fuera-fuera del todo, por encima del pantalón).
Yo, que soy hiperemprendedor y más listo que el hambre, me voy a aprovechar de esta normativa, al tiempo que os hago un favor a todos vosotros. He creado un personaje cojonudo y lo he registrado allá donde he podido. Se llama Puchi, y os vais a mear con sus aventuras. Puchi queda bien en tazas, posavasos, toallas, polainas, camisetas y preservativos con sabor de pera. Puchi va a ser un éxito en el mercado. 
El muñeco "Puchi". En el año 2104 podrás hacer con él lo que te salga del chisme.
Y ahora viene la parte altruista: dentro de 95 años, en 2104, tenéis mi permiso para ir a EEUU y explotar gratuitamente todo el merchandising de Puchi. Y cuando yo fallezca, Dios quiera que sea dentro de muchos años (os enteraréis por este blog, porque el último post que escriba me lo voy a dedicar a mí y va a ser precioso), sólo tenéis que esperar 70 años y a partir de entonces forraros con mi creación. A no ser que me dé por congelarme en una nevera como Disney y reaparecer de golpe. Pero esto no es posible, porque mi amigo Luis me prometió un día, bastante borracho, que si esa desgracia me sucedía a mí antes que a él me disecaría y me colocaría en el salón de su casa. Se lo pedí yo, que también iba bastante cargado. Dios mío, cómo se puede ser tan gilipollas.

P.D: A muchos de vosotros este post les habrá parecido absurdo. Tiene su lógica: ES absurdo. Pero es que ayer fue el día del Orgullo Friki, y había que estar a la altura. El día del Orgullo Friki se celebra el 25 de mayo porque ese día se estrenó La guerra de las galaxias. Yo pensaba que se conmemoraba el nacimiento de mi amigo Sigfredo, pero po lo visto no es por eso. En cualquier caso, felicidades a todos.