lunes, 11 de mayo de 2009

La Historia de Eurovisión II: 1973 - 1989

Segundo lunes que comenzamos hablando del Festival de Eurovisión (y último, que no cunda el pánico). Esto empieza a parecerse a “los lunes frikis” de mi blog vecino “Mil maneras de matar al DJ”. No importa, es un buen referente al que parecerse, y no creo que mi querido Fermín me acuse de plagio, aunque podría, pero en tal caso me declararía insolvente. Este sábado se celebra Eurovisión, y hace una semana Jaime Morey me quitó las ganas de seguir hablando del festival. Así que retomemos la historia tal y donde la dejamos, a principios de los 70.
1973 - 1975
España empezó el último trienio de Franco enviando a Luxemburgo una de las pocas canciones que han pasado a la Historia de nuestra música más así. Eres tú, de Mocedades. Quedó segunda, algo que sólo hemos conseguido cuatro veces. La canción era bonita, las voces encajaban bien, Amaya se volvía loca al final haciendo filigranas con la voz, allí puesta, tan mona, tan buena, tan obesita. 1973 Mocedades - Eres tú, finale.
Mocedades y Peret. Dos años, dos estilos, dos puestos, un gañán.
Un año después, en 1974, España envió a Peret. Peret interpretó Canta y sé feliz, se conoce que ya intuía que sólo quedaba un año de franquismo. Salió a cantar superlolailo, con su grupo de palmeros, su enorme corbata, su guitarra y unas patillas más grandes que mi tupé de los 90. Enrique Catá, en el programa de radio que compartíamos, solía decir que cuando los espectadores ingleses les vieron salir al escenario, se guardaron mejor las carteras. Peret quedó el 9º por dos frases de su canción. La primera demostraba poca confianza en la victoria: “Si la canción que yo canto no te llena de alegría, por más cosas que te diga, no sirve de ná”. Y en la segunda, despreciaba el propio concepto de Eurovisión: “…decir que estás en Europa no sirve de ná”. 1974 Peret - Canta y sé feliz, frases desafortunadas. Pero a quién se le ocurre, querido Pedro Calaf Pubill… Este año fue mítico: ganó Abba con Waterloo y participó Olivia Newton John por Reino Unido, 4 años antes de Grease y del famoso “Chuguaririguón, chuguaririguón, uh, uh, uh”.

El año en que murió Franco, España mandó a Estocolmo a un esqueje de Mocedades, a ver si también quedaban segundos: Sergio y Estíbaliz. Estuvieron supersosos, con una canción supersosa también: Tú volverás. Estíbaliz siempre cantó mejor que Sergio, y se demuestra en el inicio de la canción, en el que Sergio no aparecía ni por asomo. Luego ya le utilizaban como segunda voz, pero debajo de Estíbaliz. Debajo de Estíbaliz musicalmente hablando, claro. 1975 Sergio y sobre todo Estíbaliz - Tú volverás.
1976 - 1979
España inicia su nueva vida ya sin Franco. Sobran las palabras. Quiero decir que Sobran las palabras es la canción que cantó el “famosísimo” Braulio (a ver quién es el guapo que le pone cara). Quedó el 16º de los 18 que cantaron en La Haya. Braulio no tenía mucha voz y seseaba porque era canario. E igual que Peret, él mismo se encargaba de airear sus defectos, y eso no hay que hacerlo nunca. Decía Braulio: “a nada suena en mi voz (…) a mí me falta el interés…”. Así no hay quien gane, carajo.
Pero en 1977 fue Micky. Micky es un poco pesado y guiñaojos, pero la canción era simpática y pegadiza, y mejoró un montón el resultado de Braulio. Que tampoco era tan difícil: quedó el 9º, pero porque una vez más España iba pregonando sus propios defectos. Micky pedía a gritos: Enséñanme a cantar. “Pues cuando aprendas, vuelves, calvorota”, cuentan que dijo el jurado de Alemania. El mismo resultado, 9º puesto, obtuvo José Vélez, con su fama de gafe y todo, en París. Pero esta vez España inauguró otro defecto en sus canciones que nunca ha funcionado bien: hacerle la pelota al país anfitrión. Como Eurovisión se celebraba en Francia, pues José Vélez se cascaba un estribillo en francés. Vaya, no debería incluir las palabras “cascar” y “francés” en la misma frase. Bailemos un vals, se llamaba el tema.
Otra cosa fue 1979. En 1979 España envió a Betty Missiego con Su canción, que cantaba con unos niños que luego formaron un grupo llamado Caramelos, caramelos que no duraron ni medio asalto en el mercado porque coincidieron con el éxito de Parchís. Betty Missiego quedó la 2ª, pero protagonizó un final de votaciones al estilo del gol de Iniesta al Chelsea, sólo que aquí España sería el Chelsea. Éramos los últimos en votar, y en ese momento estábamos por delante de Israel. La votación fue superlimpia (creo que no podía ser de otra forma porque se votaba unos minutos antes, que si no…) y en el último instante le dimos a Israel no sé cuántos points que la hicieron ganar con una canción preciosa que se llamaba Hallelluja. Pero a pesar de toda esta historia, cuando recuerdo la canción de Betty, lo que visualizo es un número de Martes y Trece a cuatro manos, que por cierto colocaban igual que las de Betty (o sea, que me pasa igual que a ti, Alejandro).
Por edad, estos años de Eurovisión son los que mejor recuerdo. Para mí, Eurovisión son estos cuatro años. Soy mayorzote, ¿eh?
1980 - 1985
La movida de los 80 no se reflejó en Eurovisión. En esos años de locura y creatividad, España envió su repertorio más soso. Fijaos como empezó la década: con una canción de Trigo limpio que se llamaba Quédate esta noche, y que musicalmente era un puto bucle. La música no variaba. El estribillo tampoco. Cuando se callaban, la melodía seguía igual. Cuentan que hoy en día, los de Trigo limpio siguen musitando esa frase entre dientes. 1980 Trigo limpio - Quédate esta noche, puto bucle. Quedaron los 12º. Puesto que empeoró en 1981 el mítico José María (bonito nombre) Bacchelli. Pero este año la cosa fue a peor: encima de que Y sólo tú era una canción bastante caca, la acusaron de plagio de una de Julio Iglesias (pero qué humillante, por Dios), que se llamaba A veces tú, a veces yo. Juzgad vosotros mismos. José María Bachelli - Y sólo tú versus Julio Iglesias - A veces tú a veces yo.
En 1982 España se desmarca del peloteo ése que pretendió José Vélez con Francia y elige otra estrategia: tocarle los cojones a la organización. El Festival se celebra en Reino Unido y era el año de Las Malvinas. ¿Qué envía España para tocarle los güevos a la Thatcher? Un tango. Lucía: “Él”. Quedó la 10ª. Está fenomenal ser la 10ª. Sobre todo porque en 1983 el socialismo de Felipe González se estrena con la mayor debacle nunca vista: Remedios Amaya y ¿Quién maneja mi barca? Salió al escenario descalza, sola, sin un perrillo o un gatico, o algo. Llevaba puesta una manta zamorana al estilo andaluz, creo. La pobre parecía una pobre. 0 puntos y último puesto.
Así que en 1984, volvimos a la táctica más sensata: enviar una canción buena. Para la época que era, a Lady, lady no se le pueden poner muchas pegas. La cantaba Bravo, y la cantante (Amaya Saizar) ya estuvo en Eurovisión recitando aquél estribillo desquiciante de Trigo limpio. Quedaron los terceros. No como Paloma San Basilio en 1985, que retomó el espíritu soso y romántico que nunca triunfa en Eurovisión. Hizo el puesto 14 con La fiesta terminó. Cualquier canción de El hombre de La Mancha hubiera superado la posición. Qué rollo, por Dios. En el vídeo creo que la atropellaba un coche. Normal.
1986 - 1989
No os creáis que en la segunda legislatura del PSOE Felipe metió en vereda a Eurovisión. En 1986, Cadillac inauguró una nueva moda: meter unas castañuelas en la canción, sea cual sea su estilo. Valentino era un tema modernillo, techno, pop, no sé qué coño era… Pero con castañuelas. Hala, los 10º, a mitad de tabla, como casi siempre. Pero no como siempre, porque en el 87 la hija de Alfredo Kraus, Patricia, nos dejó los 19º… La canción se llamaba No estás solo, pero si escucháis el estribillo, yo creo que el jurado se molestó porque Patricia les trataba con poca educación, les decía mucho “oye”, yo me la imagino además dándoles toquecitos impertinentes en el hombro con el dedo. Y más bien, la canción debió llamarse No estás sordo. 1987 Patricia Kraus - No estás solo (o sordo).
Así que en el 88 volvemos a la táctica del peloteo y las castañuelas. Como el Festival era en Dublín, pues el estribillo de La década prodigiosa era en inglés. El título era Made in Spain (la chica que yo quiero) (traducción digna de nuestro cursillo de inglés), y llevaba castañuelas, claro. Quedó la 11ª. A mí me gustaba, de lo puramente horteras que por aquel entonces éramos la canción y yo. Mucho mejor que la de Céline Dion, que ganó el Festival, dónde va a parar. Y para terminar la Década (la de los 80, no la prodigiosa), España le hace una putadita al destino. Envía a Nina con una canción sosa como el pollo seco que se llama Nacida para amar (el título parece una apología de la prostitución). Y queda la 6ª, no gana ni nada. Entonces… ¿con qué cara, por Dios, iba a formar esta mujer en el futuro a los participantes de Eurovisión de O.T.? Pues con la que años después lo hizo: sonriendo con falsedad y con la boca muy grande. No puedo con Nina. Y si ella me conociera, sé que tampoco podría conmigo.

Sólo queda un capítulo de esta historia. Ánimo.