viernes, 24 de abril de 2009

Rudo, cursi e internacional

Os hablo hoy de las dos películas más importantes que se estrenan este fin de semana, bueno, o al menos dos de las más importantes, quién soy yo para decidir qué es lo más importante y lo que no.
- Pues eres un bloguista, que no es poco.
- Mierda, ya está mi autoestima aflorando, tal y como le ha recomendado mi psiquiatra. Ignoradla, hacedme el favor.
La primera de estas dos películas es Rudo y cursi. La he visto en las oficinas de Universal Pictures, que están en un edificio muy bonito y muy alto de Madrid, en una sala en la que sólo estamos un servidor y cuatro periodistas del sexo “hembra”, seguro que todas ellas sedientas de mi amor, ah, por fin, el sueño de todo cinéfilo sátiro. Aunque al final da igual de qué sexo que sean, porque el resultado siempre es el mismo que si me pones a ver la película con cuatro berenjenas.
- Ya será menos, con lo guapo que tú has sido de joven.
- Cómo se ve que me conoces desde hace poco, autoestima.
Rudo y cursi la dirige Carlos Cuarón, la producen “los tres amigos” de la productora Cha, cha, cha (su hermano Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro y Alejandro González Iñárritu) y la protagonizan sus sucesores en esto de relanzar el cine mexicano: Gael García Bernal y Diego Luna (que junto con Pablo Cruz tienen otra productora: Canana). Trata de dos hermanos que juegan al fútbol y que son descubiertos por el mismo ojeador de talentos, aunque con suertes muy diferentes. La película habla de amistad, rivalidad, azar, sueños… Rudo y cursi no es una gran película, pero es agradable de ver. Quiero decir que dentro de unos meses habré olvidado el argumento, pero durante la proyección no sentí la necesidad de salirme del cine.
- Claro, pero por lo de las cuatro muchachas ésas.
- Eso no viene a cuento ahora, autoestima, zorra.
Unos días después de verla, tengo un encuentro con los hermanos Cuarón. Lamentablemente, sólo me dan cinco minutos de entrevista con los dos a la vez. O sea, que entre lo que habla Alfonso, lo que habla Carlos y lo que hablo yo, que cuando entrevisto a veces me lío y hablo más que el entrevistado, tocamos a 1:40, tal vez algo más. Pese a todo, se sorprenden porque les saludo estrechando a cada uno su mano y diciendo su nombre. “Carlos…”, “Alfonso…” Me dicen que algunos periodistas les han preguntado quién es cada uno. ¡Pero qué incultura! ¿Es que esta gente no tiene Google imágenes? Qué barbaridad, qué barbaridad…
Diego Lune es el rudo y Gael García Bernal es el cursi. De ahí que Diego se sopese con delicada pericia sus cojones.
Me cuentan que entre ellos, también hermanos como los de la película, no hay esa rivalidad, que el uno produce y el otro dirige, o el uno dirige y el otro escribe, pero sin malos rollos. Aunque se nota que entre los dos hermanos Alfonso es un poco más como el mayor. De edad y de autoridad, digo. Y se pusieron muy contentos porque les hice una pregunta inteligentísima y supercinéfila, de niño gafotas que se ha preparado un cuestionario concienzudo. Y es que Carlos Cuarón rueda varios partidos de fútbol, pero no nos enseña las jugadas: las vemos en las caras del público. Yo me alegré de que utilizara ese recurso y se lo digo, porque todavía nadie ha sabido rodar bien un partido de fútbol, ni siquiera John Huston. Dice Alfonso que el día que su hermano tomó esa decisión, se convirtió de escritor en director.

Cuando terminan nuestros 5 minutos, nos despedimos y me dicen:
- “Gracias por no preguntarnos cuál de nosotros es rudo y cuál cursi, por el momento fuiste el único que no lo hizo, güey”.
- “¡Ja, ja, ja, ja! Noooo, ¡jamás se me hubiera ocurrido esa obviedad!”
Iba a ser mi siguiente pregunta.
The International, dinero en la sombra, es la otra película. Su traducción para españoles tontitos (ver el post anterior) me pone de los nervios, pero Clive Owen me gusta, y encima la veo en las oficinas de Sony Pictures, que tienen el cine más cómodo de todas las distribuidoras del mundo mundial. No la veo con cuatro chicas, sino con alguien mucho mejor: Javier Ocaña de El País (bueno, y un poco de Cinexprés, el programa que dirijo y en el que colabora, y en el que juntos hacemos unos reportajes preciosos, mirad alguno de estos tres: http://www.youtube.com/watch?v=NPiaEJuLeIw, http://www.youtube.com/watch?v=H1Vw3ZnDIvo, http://www.youtube.com/watch?v=xws3X4qWYxg).
- Huy, has dicho “el programa que dirijo”. No pareces tú, Jose Mari. Muy bien.
- Bueno, autestima, lo dirijo pero a veces me salen las cosas fatal.
- Eso ya está mejor, así eres mucho más tú.
Me gusta ver películas con Javier, pero no para que me cuente lo que le han parecido, para eso me gusta más leerle en el periódico los viernes, sino por las cosas que me cuenta de otras películas, por las recomendaciones que me hace y porque me cae bien. Y porque no va de crítico superlisto, y no te suelta su opinión categóricamente, como si cuando acabara de hablar fuera a aparecer su firma (y no digo nombres, pero el 99% de los críticos y/o periodistas de cine sí que hacen eso). El caso es que hoy leeré con curiosidad lo que le pareció The international, porque no lo hablamos al salir.
A mí me parece un entretenimiento digno (esta frase se la he copiado a otro crítico sobre otra película), bien hecha, con oficio, Tom Tykwer es un buen director. Pero parece que de pronto se da cuenta de que está creando una trama de bancos, dinero sucio y armas demasiado enrevesada y entonces rueda dos secuencias de acción que dejarían en ridículo a Daniel Craig. Atención a la escena del Guggenheim de NY. No cuela, pero mola un huevo.

Y no puedo hablaros de más estrenos, porque es que no quiero. Pero si este fin de semana vais al cine a ver cualquiera de estas dos películas, no estaréis tirando el dinero. O al menos no del todo.