viernes, 2 de enero de 2009

2009 no será lo mismo sin…

No quería que el primer post del año fuera triste, pero tampoco quería comenzar 2009 sin despedirme de unas cuantas personalidades del cine y la televisión que se nos fueron en los últimos días de 2008. Que se marche gente siempre es triste, pero estos cuatro grandes se habrán ido con la seguridad de que los que nos quedamos aquí abajo (o arriba) esbozaremos una sonrisa de admiración cada vez que les recordemos. Porque en las últimas semanas del año se nos han marchado:
  • Robert Mulligan, o sea, el genio que dirigió Matar un ruiseñor, el tipo que convirtió al abogado Atticus Finch (Gregory Peck) en el personaje de la historia del cine más querido por el público americano según una encuesta de la AFI. Robert Mulligan, cuyas películas nos hacen pensar que era mucho mayor de lo que era (pasa lo mismo con Sidney Lumet porque también dirigió muy temprano su primera obra maestra, Doce hombres sin piedad), también es el autor de Verano del 42, El otro o El próximo año a la misma hora. Además, tenía un hermano que se llamaba Richard que, para los que devorábamos series en los últimos 70 y primeros 80, siempre será el Burt Campbell de Enredo, uno de los vecinos de Las chicas de oro o el patriarca de Nido vacío. Ya no hay comedias como éstas de Susan Harris. Y muy pocas filmografías como las de Robert Mulligan.
Atticus Finch (Gregory Peck) y el pobrecito señor negro al que defendía en "Matar un ruiseñor"
  • El nombre de Elsa Fábregas no dice gran cosa. Pero ella pronunció frases como “A Dios pongo por testigo de que nunca volveré a pasar hambre”, o “Ya todos saben lo que soy”, o “Él nunca te amará, asi que ¿para qué seguir viviendo?”. En efecto: Elsa Fábregas era la actriz de doblaje que puso la voz en español a Scarlatta O’Hara, a Gilda y al ama de llaves de Rebecca, pero también fue la dobladora habitual de Katharine Hepburn, Judi Dench, Doris Day, Anne Bancroft, Sofia Loren, Anouk Aimée, Julie Christie, Jeanne Moreau o Shelley Winters. No soy un gran fan del cine doblado, pero voces como la de Elsa Fábregas (pincha aquí: ¿a que la has oído mil veces?), Rogelio Hernández (Paul Newman, Michael Caine, Jack Nicholson, Marlon Brando, Gene Wilder…) o José María del Río (Tom Wilkinson, Dustin Hoffman, Billy Bob Thornton…) me hacen disfrutar del difícil arte de ponerle la voz a un actor que no eres tú. Elsa Fábregas también apagó su voz estas Navidades.
  • También se ha ido Robert Prosky, que sólo nos sonará a los que veíamos Canción triste de Hill Street (qué lamentable traducción de Hill Street Blues, título original en el que “blues” era un juego de palabras entre la música y el color de los uniformes de los polis, ¿veis por qué defiendo en general las versiones originales?). Prosky era el Sargento Jablonsky, o sea, el jefe de Furillo, pero no el que decía “tengan cuidado ahí fuera”, sino el otro, el soso. Pero también fue un eterno secundario que aparecía en Matrimonio de conveniencia, El mejor, Gremlins 2, Pena de muerte, Hoffa, El último gan héroe, Señora Doubtfire papá de por vida… Amigo Prosky, tenga cuidado ahí arriba (o abajo).
  • El último en irse ha sido Harold Pinter, Premio Nobel de Literatura en 2005, dramaturgo excepcional, activista político y mosca cojonera del poder establecido. Pero este Premio Nobel también dejó su improntita en el mundo del cine con guiones como La huella (versión de 2007), La mujer del teniente francés, El sirviente, El último magnate (de Elia Kazan, una película grande, grande, grande)…

2009 no será lo mismo sin ellos. Pero habrá que seguir adelante, ¿no?