viernes, 9 de enero de 2009

Año nuevo, series nuevas

Pues vamos a seguir hablando de televisión, pero ahora en positivo. O sea, que después de poner a caer de un burro las bufonadas que pudimos ver en las cadenas en abierto durante estas Navidades, vamos a echar un vistazo a esa especie de edad de oro (o segunda edad de oro) que están viviendo las series de TV. Y en estos primeros días de 2009 se han asomado a las pantallas nuevas cabeceras y nuevas temporadas de viejas cabeceras.
Antes quería señalar una cosa: muchas de las series de las que más se ha hablado en los últimos años no las hemos podido ver en las teles en abierto, sino en las de pago. Pero ojo: hablar de estas series que no puede ver “todo el mundo” (como algunas de las que os voy a recomendar) no supone ningún elitismo: es que hoy en día las buenas series o las ves en los canales de pago, o te las compras un año después en DVD, o te las bajas del Emule. Así de claro. No es concebible ver Los Soprano como pretendió emitirla La Sexta en sus inicios: interrumpida por bloques de pubicidad al estilo CSI (o al estilo Matrimoniadas, que no sabes si hay anuncios dentro de la serie o trozos de serie entre los anuncios). La 2 respetaba un poco más los horarios con, por ejemplo, Perdidos o Mujeres desesperadas, que no eran del todo deseperantes de seguir… pero ¿pudiéndolas ver en Fox?  ¿pudiendo comprarlas o alquilarlas en DVD? ¿pudiendo bajártelas? Que no, que no. Que no hay color.
Fringe. Es una nueva serie que acaba de comenzar en CANAL+. Tiene unos buenos genes: es la última creación de J.J. Abrahams, el idolatrado papá de Perdidos (serie a la que no he conseguido engancharme, a pesar de conocer a adictos como Nacho Valcárcel o Jorge Ortiz, dos profesionales de la tele de los que me debería fiar en el tema series). “Fringe” significa “flequillo”, pero también es un término que se utiliza para describir fenómenos a los que no se les encuentra explicación, como los flequillos de Hermida, el doctor Cabeza o el mío en los 80 y 90. Fringe es una serie policiaca pero con toques científicos y fantásticos. Me explico: una investigadora se encarga de casos casi paranormales (pero sin llegar a ser Expedientes X), con la ayuda de un profesor que, lamentablemente, estuvo 20 años encerrado por estar mal de la chaveta. Y juntos se enfrentan, por ejemplo, a un virus que en unas horas se come tu cuerpo y te deja la piel transaparente, que se te ven los huesos y las tripillas a través de ella, como si fuera el envoltorio de un Burmar Flash; o a casos de niños que nacen y que enseguida ya son viejunos, o sea, que en un par de horas sufren el proceso de envejecimiento de 80 años. Y cosas así. Pero lo bueno que tiene es que lo hace de una manera creíble, te lo explica científicamente (bueno o pseudo científicamente), pero con una sencillez que hace que te creas que todo lo que sucede es creíble. No sé, puede ser que canse, pero a mí los primeros capítulos me ha enganchado.
"Fringe", casos raros, raros nacidos de la mente del creador de "Perdidos"
House. Qué decir a estas alturas del doctor cojo, borde y con ojos-bola (y sin embargo atractivo) más famoso de la tele. Cuatro ha empezado a emitir su quinta temporada (igual que Fox), tras el ya casi olvidado traumático final de la cuarta (que fue la temporada ésa tan rara, la que se detuvo por la huelga de guionistas). Las cosas ya no siguen igual en el Hospital (por si acaso no habéis visto los últimos capítulos de la cuarta, diré sólo que hay una muerte, pero no de quién), su único amigo (de House, o sea Wilson) está cabreado y le culpa de dicha muerte (a House)… Y mientras todo esto sucede, siguen apareciendo casos médicos tremendos, como el de una enferma con alucinaciones bestiales, o un montón de gente que se va muriendo porque, al parecer, han tenido a un mismo donante de órganos. House es una de las mejores series que se pueden ver en la televisión en abierto, pero 5 años después, a mí se me repite y ya me cansa un pelín. Mi chica sabe de sobra que si un día me sucede algo grave no me tiene que llevar al hospital de House, porque entonces me harán pruebas erróneas hasta que a las 10:25 aproximadamente, entraré en convulsiones y me reanimarán con el desfibrilador, luego la insultarán un rato (a mi chica) y finalmente descubrirán aliviados y un poco por casualidad que lo que en realidad me pasaba es que tenía ladillas, pero que se estaban complicando con una hipermetropía rectal. Siempre es así.
Mad Men. Otra serie que emite CANAL+. Atención a los que no hayan oído hablar de ella (que no es el caso de mi leído y leyente Wolffo, al que hice opinar sobre esta serie en un programa de tele que hago, no sé si lo hice por lo de “Mad” o porque la serie trata de Publicidad, y de eso Wolffo sabe un rato): esta serie ganó en su primer año 6 premios Emmy y 2 Globos de Oro, que es como si una película ganara 4 Oscar, 2 Goya, la Palma de Oro y una muñeca Chochona. Porque no sólo habla de Publicidad: habla del nacimiento en Nueva York , en los años 60, de la Publicidad moderna. Habla del machismo indisimulado de esa época de EE.UU., en el que los hombres eran los que trabajaban y las mujeres eran las secretarias (para qué hablar del machismo de esa época en España, por ejemplo). Habla de la relación entre sexos, de los jóvenes que llegan a las oficinas y desplazan a los no jóvenes (ah, cabrones, yo antes era uno de los vuestros!). Y además, en Mad men se fuma. Con dos cojones. Se fuma mucho, como se fumaba antes. El ginecólogo fuma. La embarazada fuma. La serie lo muestra y a mí me gusta, porque no ha sufrido la paranoia ésa de retirar del mercado carteles de Humphrey Bogart porque ¡horror! fumaba. La nueva temporada empieza con la llegada de Kennedy a la Casa Blanca y con la sensación de envejecimiento creativo del protagonista (un actor llamado Jon Hamm, recientemente elegido el segundo hombre más sexy vivo después de Hugh Jackman). Dice Hernán Casciari, un blogger de TV de verdad, no como el que estáis leyendo, que Mad men es como Cuéntame, salvando las distancias. Abismales distancias, añado yo.
Don Draper (Jon Hamm), un publicitario atractivo al que le ponen la pierna encima para que no levante cabeza

Y ya se me está yendo este post de duración… así que si os parece, otro día os hablo de más series que me están enganchando. A todo esto, mientras yo me enganchaba a Fringe, Tele5 aprovechaba para quitarme, a traición y por la espalda, la serie a la que más años llevaba siendo fiel, a pesar de que no es la mejor de la historia. La verdad es que no creo que esté ni entre las 1000 mejores de la historia. Pero yo qué sé, a mí me gustaba. Desde aquí, un absurdo réquiem por El comisario. Y mi pésame a Ruth Gabriel, que después de años sin trabajar de seguido, encuentra una serie de éxito y ¡zas! en su primera temporada se la quitan. En fin, siempre nos quedarán otros productos españoles, como la nueva temporada de Pocoyó.