sábado, 14 de enero de 2012

Respetando a Álex de la Iglesia

Acaba de estrenar “La chispa de la vida”, ahí donde le veis. Es pronto aún para calcular su éxito, pero después de unas horas en las salas su película va 5ª en la taquilla, superada por títulos “lógicos” como “Millenium”, “Sherlock Holmes”, “La dama de hierro”, y un poco menos prevesibles como “La hora más oscura”. Acostumbrados como nos tiene a organizar ciertos circos y montañas rusas emocionales y visuales en películas como “Balada triste de trompeta” (nunca mejor dicho lo de  circo), “Los crímenes de Oxford” o “El día de la bestia” (sin duda su mejor trabajo, aún no superado), Álex de la Iglesia acaba de rodar su película más contenida, al menos en lo meramente espacial. De la contención en otros aspectos, se podría hablar mucho. Y “La chispa de la vida” está despertando opiniones diversas, y eso siempre es bueno en el cine. Yo en este sentido soy tibio. No me parece la obra maestra que algunos están elevando a un altar, ni el desastre que otros están intentando augurar. Entiendo que sólo tenga dos nominaciones a los Goya, aunque no sé si son las de José Mota y Salma Hayek las que yo habría esperado. Técnicamente, en la terminología que utilizamos los verdaderamente expertos en cine, se diría me ha parecido comsí-comsá.
José y Salma en "La chispa de la vida".
Pero si creo  que, sin declararme precisamente un fan de su cine (realmente, y perdonadme por el sacrilegio, creo que solamente tiene dos películas MUY BUENAS), me parece que Álex de la Iglesia tiene que ser respetado por varios motivos:
- Tener la personalidad suficiente como para soportar la presión de ser producido en su debut por un Pedro Almodóvar en plena forma mediática. “Acción mutante” (1993) fue la primera película no de Pedro que producía El Deseo.  Recuerdo un reportaje (creo que de “Magacine“) en el que visitaban el rodaje de la película en el que un todavía hiperactivo Almodóvar no dejó prácticamente hablar a un todavía delgado Álex. Pero Álex acabó imponiendo su estilo, su guión, su proyecto. Olé.
- Haber rodado antes el corto “Mirindas asesinas” (1991), creando un estilo narrativo de cortometrajes y después de cine que mucha gente ha seguido. Y a veces, para mal. Ese corto es el que llamó la atención de Almodóvar.
- Elegir bien a sus maestros. Antes del corto y de Pedro fue director artístico de Pablo Berger y Enrique Urbizu (“Todo por la pasta”, 1991). Ahí se tienen que aprender muchas cosas, caramba.
- Rodar “El día de la bestia” (1995). Insisto, su mejor película. Rodó secuencias poderosísimas como la del anuncio de Schweppes, la aparición del diablo en forma de cabra, el cura empujando al mimo, de las Torres Kio… Creó una historia sólida, entre la comedia, el terror y el esperpento. Consiguió 6 Goyas – entre ellos del de Mejor Director – y 14 nominaciones, su mejor cosecha hasta la fecha (aunque obtuvo 15 nominaciones con “La comunidad” y “Balada triste de trompeta”).
- Por no cortarse un pelo a la hora de dirigir estrellas de Hollywood como Elijah Wood, John Hurt o Salma Hayek.
- Por convencer a Tarantino y al jurado del Festival de Venecia y conseguir el premio al mejor director por “Balada…”, una película en la que se habla de cosas muy españolas: nuestra guerra y posguerra, nuestro Valle de los Caídos, nuestro atentado de Carrero Blanco… cosas que no creo que pudieran entender en Venecia, pero que comprendieron gracias al lenguaje del cine.
José Mota y Álex de la Iglesia en el AVE, en una imagen robada del Twitter de Álex. ¿Será legal eso?
- Y sobre todo, mi enorme respeto por Álex crece enteros tras su labor como Presidente de la Academia entre junio de 2009 y abril de 2011. Su enfrentamiento a la sinrazón de imponer de una manera trasnochada los intereses de la industria ante el avance de las tecnologías fue maravilloso. El darse cuenta de que Internet ha abierto una nueva manera de entender la distribuión del cine, que el público ya no va a aceptar pagar 10 euros por ver la película una sola vez, que el cine está ahora mucho más cerca al espectador que antes… le hace ser no un visionario, sino un hombre de su tiempo, de su época. Ojalá sus lecciones en los dos discursos que dio en las galas de los Goya que presidió tengan algo de continuidad.
- Precisamente estas dos galas que dirigió son otro motivo para respetarle. En la primera se salió literalmente. Andreu Buenafuente fue el mejor anfitrión que se recuerda desde Rosa María Sardà. La gala fue amena y divertida. Consiguió que Pedro Almodóvar entregara un premio ante una Academia a la que casi odiaba y de la que se desmarcó en 2005 (con Garci no lo consiguió). La segunda gala le salió peor: fue la del desencuentro con la Ministra Sinde, la de los twitters, la de las reuniones paralelas para arreglar el tema de las descargas, la del rebote y dimisión al ver que la nueva Ley había obviado sus esfuerzos… pero aún así acercó a las estrellas del cine español al centro de Madrid, al Teatro Real, con una alfombra roja digna de otros premios mayores…
- Su actividad en twitter. Su cuenta @AlexdelaIglesia, con casi 202.000 seguidores, ha podido twittear y retwittear unos 20 mensajes mientras yo escribía estas líneas. Es una ventana abierta al mundo del cine y al suyo propio.
- Y el hecho de que sus actores le quieran, le sigan, le alaben…

Te puede gustar más o menos La chispa de la vida. Pero sin duda, no queda más remedio que admirar a Álex de la Iglesia.