viernes, 6 de enero de 2012

No me ha gustado “Sherlock Holmes 2” (y doy 6 motivos)

Ha llegado a los cines Sherlock Holmes 2: Juego de sombras, la segunda parte de las aventuras del detective de Sir Arthur Conan Doyle pasado por el delirante tamiz de Guy Ritchie. La película tiene muchas virtudes, como todas las películas de este señor: realización espectacular, efectos impactantes, estética filigranera o filigranosa, recreación magnífica de ciertos lugares de Europa, escenas de acción como para parar un tren (en este caso un par de trenes)… De ese lado bueno de la película vais a oír hablar en tráilers, programas de cine y espacios patrocinados por Sherlock Holmes. Pero eso ya se sabía. Yo vengo hoy a hacer del malo de la  película. A contaros el lado oscuro de Sherlock Holmes 2. Y es que yo, ante estos motivos para elogiarla, tengo 10 para, si no denostarla, por lo menos no alabarla.
Noomi Rapace, Robert Downey Jr. y Jude Law. Que se comportan como Catwoman, Batman y Robin
1) Salí de verla con la sensación de haber sido zarandeado bruscamente por alguien más fuerte que yo. O sea, por cualquier persona. Así que no quiero ni pensar en el zarandeo que ha debido de sentir (por segunda vez, y las que te rondaré, morena) Sir Arthur Conan Doyle, haciendo que el espectador que esperara utilizar sus dotes deductivas salga más mareado que un tertuliano de Garci de una trifulca del “Sálvame”.
2) Ritchie utiliza a Holmes para sacarlo de su leyenda y convertirlo en casi un superhéroe, pero da la impresión de que podría haber hecho lo mismo con Tom Sawyer, Hercules Poirot o el duende Pumuky. Vale, no voy a decir ahora que esperaba ver una película pausada en la que tuviéramos que adivinar si el asesino es el mayordomo o el Profesor Moriarty, pues todos sabemos que el Holmes de Ritchie es un héroe de acción más cercano a Spiderman que a Basil Rathbone. Y sí, ya sé que el Holmes de Doyle también boxeaba y se disfrazaba y cosas así, pero Ritchie exagera estas características hasta límites insospechados.
3) Lo malo de “Sherlock Holmes 2: Juego de sombras” no es que el espíritu de Holmes sea zarandeado, ese es un problema para los puristas y si acaso para los herederos de Conan Doyle (que no sé si poseerán todavía los derechos de autor, porque Teddy Bautista no tiene mano en Gran Bretaña, por suerte para los derechos y sobre todo para el tesoro público). Lo que da más rabia es que hayan convertido al personaje en un cretino. Robert Downey Jr. no se comporta como un detective, ni siquiera como un héroe de acción, sino como un dibujo animado que pretende hacernos reír en cada plano. Si hay un tiroteo peligrosísimo, Sherlock enciende una pipa mientras está en el suelo esquivándolo. Si va a golpear a alguien, antes le hace un chiste graciosísimo. Si le persiguen, pone caras y dice cosas ingeniosas, aunque tenga la muerte en los talones.
4) Su arte en los disfraces llega hasta tal punto que a veces parece que estás viendo a Mortadelo en lugar de a Sherlock. Con este pretendido sentido del humor, Guy Ritchie merma muy mucho la eficacia de las escenas de acción (perfectamente rodadas, como siempre), porque no te deja entrar en ellas, porque sabes que Holmes va a salir airoso de cada peligro, porque si un personaje enciende una pipa durante un tiroteo es porque no le van a matar. Imaginaos la cara de imbécil que se nos quedaría si Indiana Jones se enciende un cigarrillo en medio de un ataque zulú y de repente van y le matan de un flechazo. No hombre, eso en el cine no pasa. Aunque bien pensado, algún día habría que rodarlo…
Sherlock Holmes con un catalejo guay.
5) Y encima, tampoco podemos buscar intriga: aquí no hay nada que descubrir. El malo es el malo, y ya está. Y los métodos para descubrirle son tan inverosímiles e impredecibles que el espectador no puede jugar a los detectives, incluso a veces se pierde en la trama… ¡y eso ya es humillante! (claro, también tened en cuenta que yo soy torpe, y que si me cuentan las cosas demasiado rápido, me pierdo. Yo por ejemplo, era incapaz de seguirle el hilo a Raquel Sánchez Silva cuando resumía el día a día de la granja).
6) Así que lo confieso: el argumento no me ha interesado demasiado, el carácter de Holmes me ha puesto nervioso y los árboles de la acción no me han dejado ver el bosque del contenido. Aunque me temo que si talas los árboles (y en la película se talan muchos, ya lo veréis), a lo mejor no hay ni bosque…

Eso sí, el que solamente busque “cine-espectáculo”, que no me haga ni caso. Es más, que no me haga ni caso nadie. Pero en mi opinión, Sherlock Holmes nos trae mucha forma y poco fondo. Un espectacular castillo de fuegos artificiales, pero un guión demasiado elemental (querido Watson).