Tradicionalmente, las
televisiones emiten en Navidad muchos programas que son para mearse de la risa,
algunos a propósito y otros no. Sobre todo en Nochebuena y Nochevieja, fechas
en las que históricamente hemos visto desde las maravillas de Martes y Trece hasta las
ordinarieces de Los
Morancos. Y a mí, desde que era así de pequeñito, me ha gustado
estar pendiente de estos programas autocalificados “de humor”, y por segundo
año voy a proceder a contaros mis impresiones, para ver si coinciden con las
vuestras o si por el contrario pensáis que soy un gilipichis y que en Menstyle me deberían retirar
este blog.
Para mí el humor de las
Navidades empieza el día 24 a
las 21:00 horas, con el Mensaje
de S.M.
Juancar. Este año ha estado menos sembrado, porque lo ha
repetido casi todo, aunque le dio más por la unidad de España. Eso sí, me partí
con la coña socarrona de que para salir de la crisis tenemos que trabajar todos
juntos. Je, je, je… “trabajar
juntos”… qué jodío… Lo mejor de su programa fue el dato de que la
televisión autonómica que más lo vio fuera la del País Vasco, en el debut de
ETB retransmitiendo el mensaje. Yo creo que muchos vascos ni sabían como era el
Rey, y por eso pusieron la tele.
El programa que TVE1 puso a
continuación fue el de Josema
y Flo. ¿Y ahora qué?, se llamaba otra vez. Que dan ganas de
contestarles: lo que queráis menos más programas vuestros, por Dios. El
especial fue peor que el del año pasado, si esto es posible. Josema Yuste sigue sin
recuperar ni un ápice de la maestría que exhibía con Millán, y Florentino Fernández sigue
como siempre: es un buen humorista de acompañamiento, un colaborador, pero no
una estrella que pueda llevar el 50% de un programa de gags, y mucho menos el
99% al que le obliga Josema.
Las presentaciones que hicieron en plató fueron terribles, el gag de Falete
(Filete) muy flojo y mil veces visto, la pareja de Papá y Mamá Nöel previsible
y facilona…
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Florentino Fernández y Josema. Yo creo que quedaría más gracioso Josema con Florentino Pérez. |
Me hizo gracia la idea de un
gag de Instinto básico en la que era Lina
Morgan la que cruzaba las piernas con su absurdo estilo de
retorcerlas, y el detective era Paco
Martínez Soria. Me hizo gracia la idea, pero el gag era
malísimo. Y también sonreí en el gag de una concursante de OT10 que se cree que
es famosísima, pero el empleado de una tienda no tiene ni idea de quién es.
Pero me hizo gracia porque hace poco me pasó a mí lo mismo con Tessa, de OT2.
Estuvo bien la entrevista de Jesús
Quintero (el de verdad) riéndose de sí mismo y ya de paso de Aznar (del de mentira), y
fueron espeluznantes los villancicos que cantaron con temas de actualidad, y un
gag de Gila y Eugenio en el cielo, en
el que Eugenio
parecía un catalán cualquiera, pero ronco… ¿dónde quedaron las dotes de
imitador de Josema Yuste?
Antes era buenísimo imitando, ¿verdad?
La Sexta se ha dedicado todas
las Navidades a emitir refritos de Wyoming
y Buenafuente.
“The very best de El intermedio”
y “BFT, el montaje del becario”.
No me gustan los programas de refritos, pero hay que reconocer que los dos
showmen tienen gracia y que había muchos momentos en los que me tenía que reír,
las cosas como son.
Al que nunca le he cogido el
punto es a Pablo Motos.
En Nochebuena se marcó el especial “El
hormiguero Flashforward”. Los invitados eran Luján Argüelles, Paula Vázquez y Jesús Calleja. Se ve que
nadie que no fuera de Cuatro se prestaba a pasar la Nochebuena con Motos y
Flippys. Porque en El hormiguero,
la palabra “invitado” significa “personaje que
está de promoción por algún motivo y que pasa a convertirse en una puta
marioneta para que Pablo
Motos se
ponga delante de él y le obligue a hacer experimentos y a bailar como Marron”.
Y claro, así gratis, sin una promoción de por medio, pues no se presta
cualquiera. Ante sus tres colegas de cadena, Pablo lo pudo hacer todo el
prímer: representar una escena de no sé qué película, hacer un desfile de moda
en el que había que andar hacia atrás… Yo creo que Cuatro se ha fusionado (o lo
que sea) con Telecinco para tener más sitio donde guardar el ego de Pablo.
También se metieron en una piscina de pirañas y pescaron pilas con estropajo.
Es posible que algo de lo que os cuento no tenga sentido, pero es que no puedo
con El hormiguero y
a veces no atiendo del todo.
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Trancas y Barrancas tienen que ir siempre de invitadas a El Hormiguero por contrato. |
La gran sorpresa (agradable)
de las Navidades me la dio José
Mota, con el especial de fin de año que lleva ya varios años
haciendo, solo o en compañía de otros. Hace dos años ya me sorprendió (porque
vaya por delante que a mí Cruz
y Raya nunca me hicieron gracia), pero el pasado, con un
monográfico de la crisis, volvió a dejarme claro que no me gusta, porque hizo
un especial más deprimente y repetitivo que gracioso.
Pero este año no ha sido así.
El especial Con el
vértigo en los talones debe de ser lo mejor que ha hecho Mota en su vida. No se
puede comparar a lo que hacían los maestros Martes y trece, pero fue digno, muy digno.
Magnífica la parodia de mi admirado Bear
Grylls (El
último superviviente), que encontraba en el bosque una hamburguesa
de Burguer y resultaba ser lo más asqueroso que había probado en su vida, o el
sketch del Rey antes de dar el mensaje de Navidad, que en la complicidad con el
equipo de televisión comenzaba a imitar a Gila y Pajares, pero pidiéndoles silencio, no se
enterara la Reina. Y genial el Collejeros:
Enganchados al libro, una recreación de Callejeros en el que los jóvenes se escondían y
no querían que sus padres se enteraran de que por las noches salen a pillar
libros y a leerlos, podéis verlo en Youtube. Echadle también un
vistazo a de Larry King
entrevistando en un inglés inventado “a bulto” a Michelle Obama (Edu Soto), porque éste sí
que estuvo a la altura de los de Martes
y Trece. También coló José
Mota sus típicas canciones subtituladas, cansinas como siempre
(menos una de Carlos Baute),
pero en general, y al contrario que el año pasado, le doy un notable alto.
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José Mota imitando al Rey imitando a Gila. Gracioso gag. |
Y termino ya con el festival
del humor que soltaron en Nochebuena: especial homenaje a Nino Bravo (¿Nino Bravo? ¡qué actual!
¿para cuando una serie conmemorativa de Bruno
Lomas o Cecilia?),
un concierto de Raphael
desde Las Ventas (al menos no hizo duetos con Bisbal, Bunbury o Alaska) y el show del Papa, que este año fue el
despiporre. A mí el show del Papa me encanta desde siempre, porque me hace
mucha gracia ver a un señor hablando tan en serio con un sombrero tan enorme.
Pero es que este año, además, hizo el infalible número de la caída: una extra
vestida de rojo saltó de entre el público para tirarse al Papa (en el buen
sentido) (mejor dicho, en el malo) y el Papa respondió al gag arrojándose al
suelo, no se ve claro si motu propio, si le tira la mujer o si se engancha con
el guardaespaldas. Pero el detalle de meter slapstick en la misa del gallo me
pareció buenísimo. El año que viene a ver si se anima alanzarle un tartazo a
algún cardenal. Todo sea por la audiencia. O por la parroquia.