lunes, 16 de noviembre de 2009

Triage y Paz Vega en versión original

Si preguntáis a la gente qué película han visto este fin de semana, probablemente el 80% os dirá que 2012. Ha tenido una campaña promocional magnífica. Pero para eso estoy yo, criaturas imberbes, para hablaros de las pequeñas cosas en las que nadie se fija, como por ejemplo un pato. Otro ejemplo es una película que se estrenó también el viernes, y en la que a lo mejor no os habéis fijado porque ha hecho menos ruido. Se llama Triage, y es la que he visto yo.
  • ¿Quieres decir que, pese a ser más modesta, Triage es la mejor opción que ha llegado esta semana a la cartelera?
  • No. Quiero decir que Triage es la que he visto yo.
  • Ah. Pues justo lo que habías dicho.
  • Sí.
  • Y por cierto, ¿qué coño es Triage?
  • Buena pregunta, Vicentín.
Pues triage, así, con minúsculas, es un método utilizado en la medicina de emergencia, según el cual se intentan optimizar los recursos para conseguir el mayor grado de supervivencia posible. Dicho a lo bestia: si tienes a un hombre herido de muerte al que parece que no vas a poder salvar, al lado tienes a un tipo con una herida en una pierna, y sólo tienes cinco minutos para curarles, y una tirita, pónsela al de la herida y no pierdas el tiempo con el otro, que total se va a morir igual. Suena duro, pero es así.
Con mayúscula, Triage es la película que se estrenó el viernes. No tengo clara su nacionalidad, porque es una coproducción entre varios países, entre ellos España y olé, donde se ha rodado parte de la historia y que coloca a Paz Vega en el reparto, así, como quien no quiere la cosa. El elenco (me encanta la palabra “elenco”, si alguna vez tengo un hijo o una llama macho, les pondré de nombre “Elenco”) lo completan Colin Farrell y Christopher Lee. Sí, Drácula o Saruman. Y también otros actores, pero menos estelares.
Colin Farrell y Paz Vega en "Triage". Hacen de esposos.
Iba yo muy ilusionado a ver Triage, porque la dirige un tipo que se llama Danis Tanovic que hace unos años dejó perplejo al mundo del cine, porque ganó el Oscar a la mejor película extranjera dejando con dos palmos de narices (o tres, no sé ahora mismo cuántos son) a la favoritísima Amélie y a El hijo de la novia (también estaba nominada una joyita noruega llamada Elling. ¡Vaya año!). Pero cuando por fin se estrenó y la vimos, lo entendimos todo: En tierra de nadie era un peliculón sencillísimo en el que un soldado serbio y otro bosnio se quedaban aislados en una trinchera entre los dos ejércitos. Dos enemigos condenados a entenderse… o a matarse.

La primera parte de Triage me entusiasmó. No me puse en pie a aplaudir como una perra porque no tendría sentido, en mi vida he hecho eso en un cine. La historia comienza con Colin Farrell y un compañero suyo haciendo su labor de fotógrafos de guerra en el Kurdistán, en una de sus cien mil guerras, pobres kurdos. Colin Farrell, que otrora me pusiera nervioso (si tengo una hija o una llama hembra, les pondré “Otrora”), cada vez me parece mejor actor, gracias a Cassandra’s dream, Escondidos en Brujas y Triage.
La primera parte me entusiasmó porque Tanovic rueda la guerra con un realismo y una sencillez que acojonan. Y en una de éstas, Farrell y su amigo fotógrafo asisten a la triage de un médico contada con un dramatismo y una frialdad tremendas. O sea, a un crudo reparto de la vida o la muerte. El médico es Dios. Y una simple tarjeta que te colocan encima es la vida. Según su color, merece la pena atenderte o no. Qué personaje, el médico. No os cuento más cosas de su papel por si la veis. Pero las pocas secuencias de ese médico son duras, tremendas… y terriblemente comprensibles.
Colin Farrell y su amigo fotógrafo.
Pero de pronto llega una segunda parte, después de la guerra, con sus traumas y un supuesto misterio enterrado por la amnesia. Y aparece Paz Vega, que a mi me sigue dando mucha risa cuando la oigo hablar en inglés (igual doblada da menos risa, pero en España las películas europeas se suelen doblar fatal). Y Christopher Lee, que hace de psiquiatra y que se marca un speech sobre cómo trató los traumas de algunos generales franquistas en la posguerra que está escrito con el mismo conocimiento que exhibiría yo si me pusiera a divagar sobre los traumas de los soldados de las guerras púnicas sin leerme previamente ni un libro. Y la película cae en picado.

Me alegró mucho coincidir en la opinión de la primera parte con Cristina Teva, mi presentadora favorita después de la mítica Doña Adelaida, y en la de la segunda parte con Daniel Rodríguez, un periodista de CANAL+ que dará que hablar, de hecho, yo estoy hablando de él (echadle un vistazo a Ilustres ignorantes y me entenderéis: parte de su éxito se debe a las ideas de Dani).

Por cierto, el pasado viernes Triage inauguró el Festival de Cine Europeo de Sevilla. Me ha contado un pajarito, concretamente un somormujo, que Paz Vega no se detuvo ante la prensa de la alfombra roja del festival de su ciudad, y que no permitió entrar en su set de entrevistas a cámaras secundarias. Colin Farrell, por ejemplo, sí lo hizo. Bueno, cada uno entiende el estrellato como quiere. Yo tampoco he permitido nunca que me hagan preguntas en la alfombra roja de mi ciudad.