Os quise hablar en el anterior
post de un fenómeno científicamente probado, conocido en los ambientes
artísticos que frecuento con soltura como “la maldición del Goya revelación”. Pensaba
yo hilar este tema con el de Manuela
Velasco, pero empecé a hablar de ella y al final se me quedó el
post un poco largo. Así que vamos a desarrollarlo hoy.
El punto de partida es que Manuela Velasco ganó el
Goya a la mejor actriz revelación en 2007 por [Rec]. Desde entonces, Manuela no trabaja más en
el cine hasta que la vuelven a llamar para [Rec]2.
Con Manuela no va a pasar esto, porque es una gran actriz y la van a llamar
para muchas cosas, pero creo que esta anécdota explica muy claramente lo que
significa la maldición del Goyita éste.
Hace unos días, un productor
como la copa de un pino que se llama Miguel
Balanzategui, con el que estoy teniendo el placer de arrancar
un proyecto de TV, se puso a hablar conmigo de este fenómeno. Juntos, empezamos
a recordar de memoria algunos nombres, pero este asunto había que documentarlo
mucho mejor (por cierto, gracias Bea).
Recapitulemos: el Goya revelación se
instaura en 1994. No está pensado para otorgárselo necesariamente a un actor o
actriz joven, ni a uno que haga su primer papel. Se le otorga a quien haga por
primera vez un protagonista o casi protagonista, tenga la edad y la carrera que
tenga. Por eso el Goya revelación lo tienen desde Juanjo Ballesta (El Bola) hasta José Ángel Egido (Los lunes al sol). De todos
modos, estos requisitos no son nada objetivos, así que en ocasiones yo no
entiendo del todo las nominaciones. Porque algunas veces es como si le dieran a
Guti un
premio como futbolista revelación, aunque en este caso sí que podrían dárselo
por rebelarse, pero con “b”.
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Un Goya. A ver, dime tú a mí que no es el de mejor actor revelación. |
- La maldición empezó el primer año, 1994, con Ruth Gabriel y Días contados. Ruth ha vuelto a trabajar esporádicamente, incluso la pobre consiguió hace poco entrar en una serie importante como El comisario, pero desgraciadamente la quitaron muy poco después. Es una pena, porque se supone que un Goya relanza tu carrera. Pero no siempre es así. Hay quien decía que tuvo los “días contados” como actriz.
- Rosana Pastor, que lo ganó en 1995 por Tierra
y libertad, sí que empezó a ser conocida. Pero con el tiempo
ha ido trabajando cada vez menos, o en producciones menos importantes. La
última vez que la vi en el cine, en La
conjura de El Escorial, pensé: “coño, si se me había olvidado que existía Rosana
Pastor, con lo buena que es”. “Clalo”, me dijo un chino rarísimo en el
que no había reparado y que estaba sentado a mi lado devorando un plato
“hormigas subiendo a un árbol”, “es
pol la maldición del Goya levelación”.
- El caso de Fele
Martinez por Tesis
no es igual. Fele trabaja habitualmente. Pero ese año y los siguientes,
parecía que Fele se iba a comer el mundo, y ser uno de los rostros
habituales del cine. Eso no sucedió, y no vemos Fele en grandes
películas. Es por lo del Goya, seguro.
- En 1997 el niño Andoni
Erburu lo ganó por Secretos del corazón. Una de dos: o Andoni
no quiso luego dedicarse al cine (cosa muy respetable), o su representante
debería recurrir a Paco
Lobatón para encontrarle papeles (solución: la cierta es
la primera premisa).
- Uno de los casos más claros es el de Marieta Orozco por
Barrio (1998).
Marieta ahora vive tan feliz en Ibiza, pero sigue esperando que su carrera
se relance igual que un día se reveló.
- Supongo que casos como los de Saturnino García (Justino, un asesino de la tercera
edad) o Carlos
Álvarez-Novoa (Solas),
son diferentes. Han ganado este Goya en una edad ya madura, así que
tampoco creo que esperen ponerse a trabajar a saco en series de
adolescentes. Saturnino trabajó en muchos papeles cortos, y en muchas
series, como ésa del Fary, y no lo hacía muy bien, pero es que en esa
serie no se salvaba ni el torito guapo.
- Laia Marull tiene un Goya revelación (Fugitivas)
y un Goya a la mejor atriz (Te
doy mis ojos). ¿No la vemos muy poco en el cine para tener
esos dos premiazos?
- Jesús Carroza lo ganó en 2005 por 7
vírgenes. Jesús
Carroza aparece en After,
pero a un actor con un Goya revelación todos le deberíamos poner cara. ¿Se
la ponéis?
- Pasa lo mismo con Jose
Luis Torrijo, que lo ganó por La soledad. Tampoco le ha lucido lo que
debiera. Torrijo
es un pedazo de actor, que destacaba exageradamente en (otra vez) El comisario, en la
misma temporada suicida de Ruth
Gabriel. Cuando recogió el Goya, José Luis dijo: “pues hala, ya me he revelado, ahora
a darme trabajo”. Y habría que hacerle mucho más caso, pero
claro, era el Goya revelación… estaba maldito.
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José Luis Torrijo con su Goya revelación. |
A mí me gustaría que el Goya revelación supusiera un impulso para la carrera de los actores, que sirviera para algo más que para que se cojan una cogorza esa misma noche, o si son niños, que sus padres les dejen esa noche comer cacahués. Aunque claro, también me gustaría ser Spiderman y salvar a la gente buena. Pero amigos, esto es lo que hay.