viernes, 6 de noviembre de 2009

La maldición del Goya revelación (hoy sí)

Os quise hablar en el anterior post de un fenómeno científicamente probado, conocido en los ambientes artísticos que frecuento con soltura como “la maldición del Goya revelación”. Pensaba yo hilar este tema con el de Manuela Velasco, pero empecé a hablar de ella y al final se me quedó el post un poco largo. Así que vamos a desarrollarlo hoy.
El punto de partida es que Manuela Velasco ganó el Goya a la mejor actriz revelación en 2007 por [Rec]. Desde entonces, Manuela no trabaja más en el cine hasta que la vuelven a llamar para [Rec]2. Con Manuela no va a pasar esto, porque es una gran actriz y la van a llamar para muchas cosas, pero creo que esta anécdota explica muy claramente lo que significa la maldición del Goyita éste.
Hace unos días, un productor como la copa de un pino que se llama Miguel Balanzategui, con el que estoy teniendo el placer de arrancar un proyecto de TV, se puso a hablar conmigo de este fenómeno. Juntos, empezamos a recordar de memoria algunos nombres, pero este asunto había que documentarlo mucho mejor (por cierto, gracias Bea).
Recapitulemos: el Goya revelación se instaura en 1994. No está pensado para otorgárselo necesariamente a un actor o actriz joven, ni a uno que haga su primer papel. Se le otorga a quien haga por primera vez un protagonista o casi protagonista, tenga la edad y la carrera que tenga. Por eso el Goya revelación lo tienen desde Juanjo Ballesta (El Bola) hasta José Ángel Egido (Los lunes al sol). De todos modos, estos requisitos no son nada objetivos, así que en ocasiones yo no entiendo del todo las nominaciones. Porque algunas veces es como si le dieran a Guti un premio como futbolista revelación, aunque en este caso sí que podrían dárselo por rebelarse, pero con “b”.
Un Goya. A ver, dime tú a mí que no es el de mejor actor revelación.
Veréis que de ejemplos hay.
  • La maldición empezó el primer año, 1994, con Ruth Gabriel  y Días contados. Ruth ha vuelto a trabajar esporádicamente, incluso la pobre consiguió hace poco entrar en una serie importante como El comisario, pero desgraciadamente la quitaron muy poco después. Es una pena, porque se supone que un Goya relanza tu carrera. Pero no siempre es así. Hay quien decía que tuvo los “días contados” como actriz.
  • Rosana Pastor, que lo ganó en 1995 por Tierra y libertad, sí que empezó a ser conocida. Pero con el tiempo ha ido trabajando cada vez menos, o en producciones menos importantes. La última vez que la vi en el cine, en La conjura de El Escorial, pensé: “coño, si se me había olvidado que existía Rosana Pastor, con lo buena que es”. “Clalo”, me dijo un chino rarísimo en el que no había reparado y que estaba sentado a mi lado devorando un plato “hormigas subiendo a un árbol”, “es pol la maldición del Goya levelación”.
  • El caso de Fele Martinez  por Tesis no es igual. Fele trabaja habitualmente. Pero ese año y los siguientes, parecía que Fele se iba a comer el mundo, y ser uno de los rostros habituales del cine. Eso no sucedió, y no vemos  Fele en grandes películas. Es por lo del Goya, seguro.
  • En 1997 el niño Andoni Erburu  lo ganó por Secretos del corazón. Una de dos: o Andoni no quiso luego dedicarse al cine (cosa muy respetable), o su representante debería recurrir a Paco Lobatón para encontrarle papeles (solución: la cierta es la primera premisa).
  • Uno de los casos más claros es el de Marieta Orozco  por Barrio (1998). Marieta ahora vive tan feliz en Ibiza, pero sigue esperando que su carrera se relance igual que un día se reveló.
  • Supongo que casos como los de Saturnino García (Justino, un asesino de la tercera edad) o Carlos Álvarez-Novoa (Solas), son diferentes. Han ganado este Goya en una edad ya madura, así que tampoco creo que esperen ponerse a trabajar a saco en series de adolescentes. Saturnino trabajó en muchos papeles cortos, y en muchas series, como ésa del Fary, y no lo hacía muy bien, pero es que en esa serie no se salvaba ni el torito guapo.
  • Laia Marull tiene un Goya revelación (Fugitivas) y un Goya a la mejor atriz (Te doy mis ojos). ¿No la vemos muy poco en el cine para tener esos dos premiazos?
  • Jesús Carroza  lo ganó en 2005 por 7 vírgenes. Jesús Carroza aparece en After, pero a un actor con un Goya revelación todos le deberíamos poner cara. ¿Se la ponéis?
  • Pasa lo mismo con Jose Luis Torrijo, que lo ganó por La soledad. Tampoco le ha lucido lo que debiera. Torrijo es un pedazo de actor, que destacaba exageradamente en (otra vez) El comisario, en la misma temporada suicida de Ruth Gabriel. Cuando recogió el Goya, José Luis dijo: “pues hala, ya me he revelado, ahora a darme trabajo”. Y habría que hacerle mucho más caso, pero claro, era el Goya revelación… estaba maldito.
José Luis Torrijo con su Goya revelación.
Luego, por supuesto, hay actores a los que este Goya les ha sentado de madre que comercia con su cuerpo. Por citar varios ejemplos: Juan José Ballesta, Paz Vega, Ana Fernández, María Valverde, Fernando Tejero, Belén Rueda, Leonardo Sbaraglia, Santiago Segura

A mí me gustaría que el Goya revelación supusiera un impulso para la carrera de los actores, que sirviera para algo más que para que se cojan una cogorza esa misma noche, o si son niños, que sus padres les dejen esa noche comer cacahués. Aunque claro, también me gustaría ser Spiderman y salvar a la gente buena. Pero amigos, esto es lo que hay.